About Cherry
Sinopsis de la película
Angelina (Ashley Hinshaw) es una atractiva joven de 18 años, a punto de terminar el instituto, que accede a la sugerencia de su novio de hacerse una sesión de fotos por dinero. Con las ganancias decide marcharse con su mejor amigo (Dev Patel) a San Francisco. Allí conoce al abogado Frances (James Franco), que le enseña un mundo de glamour, fiestas y drogas, al tiempo que comienza a introducirse en la industria del porno de la ciudad californiana de la mano de Margaret (Heather Graham), una antigua actriz porno reconvertida en directora. Angelina en la industria del cine X se hará llamar Cherry .
Detalles de la película
- Titulo Original: About Cherry
- Año: 2012
- Duración: 102
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Opinión de la crítica
4.3
56 valoraciones en total
La acabo de ver, y aún me estoy descojonando.
Confieso que durante la primera media hora o así (no llevé la cuenta, porque la vi a ratos), no paré de pensar: Pero qué hago viendo esa peli, menuda pérdida de tiempo . Y es que toca todos los tópicos y clichés que se suelen tratar en una típica película sobre una chica que se dedica a la pornografía: familia más que disfuncional, traumas infantiles, tío guapo sin escrúpulos que engatusa a niñita tonta, amigo inmigrante pagafantas (¡y cuánto!, no sabes si es gay o qué hasta que le ves haciéndose una paja con ella), orgullo puritano inicial que luego se queda en nada cuando, alegremente, empieza en la industria porno…
Sin embargo, aguanté. Un lema que intento seguir a rajatabla es: Cuanto menos prejuicios tengas, más ganarás . Y así fue. A medida que iba viendo la película, me iba dando cuenta de que los diálogos se hacían cada vez más elaborados (y es que es increíble lo sosos y estúpidos que son al comienzo, te parece estar viendo una mala copia de una novela de Federico Moccia), que a los clichés se les iban dando una vuelta de tuerca bastante inteligente, que existe verdaderamente una evolución en la protagonista… en definitiva, acabas cayendo en la cuenta de que la película en realidad es diferente e imprevisible.
Acabé pensando que esos clichés que yo creía que eran, verdaderamente no eran tales. ¿Por qué algo se vuelve cliché? Porque es repetido hasta la saciedad. Por lo tanto, lo que nos narra la película es lo que ocurre en la realidad. Una joven de dieciocho años rara vez puede mantener diálogos inteligentes y chispeantes (hasta que la vida la hace madurar). Muchas chicas que se dedican al porno vienen de familias disfuncionales (es sólo una realidad, no significa que estén determinadas por dicho factor, si acaso, eso es lo que la lleva a buscar un trabajo fácil y a huir a San Francisco). Los chicos guapos necesitan ganar dinero, y si pueden convencer a chicas de posar mientras sacan comisión por ello, pues mejor que mejor. Los pagafantas, bueno, ¿quién no lo ha sido alguna vez? Y así podría seguir.
Lo bueno es que, cuando la película te empieza a mostrar todo eso que no te esperabas por no ser lo más habitual en una película que trata de clichés, lo hace de la misma manera que hacía con los supuestos clichés. El mismo ritmo, el mismo formato, yo qué sé… Te presenta algo raro, pero tratándolo como si fuera un cliché.
(Sigo en spoiler)
Como ver una película en la que la protagonista va madurando estupidez y retromonguerismo a escalas repulsivas consiguiendo incluso que hasta el novio drogadicto resulte lo más interesante del basurafilm de relleno que se podría haber ahorrado el hijo de puta que quería realizar un documental de una adolescente estúpida que se inicia en el porno e inusualmente por un par de mamadas y penetraciones acaba triunfando y convirtiéndose en la hostia del porno.
Y ya podéis darme las gracias por haberos ahorrado en tan simple descripción casi dos horas de broza infumable 😀
Stephen Elliott falla de inicio a fin. Esta película pudo ser cruda, morbosa, trágica, desesperanzadora, más real, pero se torna en el sueño de una niña de secundaria que quiere escapar de su casa, con puras quimeras.
¿Debut en el cine porno con un solo de masturbación? ¿Es en serio? ¿Qué diría Sasha Grey que en su primera escena tragó semen y tuvo anal? Bueno, ¿productores y actrices todas lesbianas? ¿A quién se le pudo ocurrir esto? En fin… Y lo peor de todo es que la rubia actriz se mete al mundo de la pornografía y todo le salió de maravilla, un cocainómano se enamora de ella y la deja por puta, las actrices le querían hacer tijeritas y la productora aparte de invitarla a vivir a su casa le deja su trabajo y esta pequeña niña buena de la mala vida, deja de ser actriz porno teniendo un video de masturbación y otro de misionero… joder, estos bodrios molestan. El final es aborreciblemente estúpido.
Dejó de ser niña para convertirse en actriz porno… ese es el resumen de los 100 minutos de bucólico soft-porn y traumas de guardería que propone About Cherry. Reducida a una vomitiva suma de clichés como James Franco drogándose o Ashley Hinshaw enseñando tetas, la película de Stephen Elliott se simplifica en un diálogo: «¿Cuál es tu tarifa para una doble penetración?». ¿Cuál es nuestra tarifa para soportar una previsible y alargadísimo guión que no daría para más allá de un cortometraje? Ver al personaje que interpreta Heather Graham, Margaret —la directora enamorada de ‘Cherry’—, ponerse con los brazos en jarra y cambiar la posición de cámara antes de indicar al actor que prepare su ‘orgasmo’ (que no corrida) es demasiada poca chicha si quería plantear la frialdad del mundo del porno divisado en documentales emitidos hace más de una década en C+ (Porno al desnudo) o cintas como Boogie Nights.
Y es que la suma de tópicos provoca vergüenza ajena sobre la ficción y mitos del porno únicamente existentes entre mamadas, penetraciones y eyaculaciones. Ella no es ella, eso nos quedaba claro desde el postureo de la primera sesión de fotos… pero que todo acabe siendo tan superficial como la superficialidad con la que trata de entablar un diálogo, se reduce a un simple resumen videográfico de cuatro minutos para la masturbación compulsiva del espectador y la sección hot de cualquier página dedicada a las glándulas mamarias de actrices de cine. Todo huele a relleno y si About Cherry deseaba contar el escape de una joven atrapada en una familia de mielda que huye a buscar la fama junto a su amigo gay (enamorado platónicamente de ella en secreto) y que acaba siendo una actriz porno en una empresa dirigía (que no gobernada) por lesbianas infieles calientes, debería recibir de su propia terapia. No sé qué pensarán aquí esas lesbianas indignadas por La vida de Adèle… ¿Se tragarán su lengua hasta dejar de respirar?
Cocaína aparte, en la película no se diferencia el anticlímax del clímax, la comedia del pretendido drama y, lo peor de todo, aburre más que el interminable previo de un clip pornográfico. Y es que en About Cherry no se sabe si se quiere dar un sermón (jóvenes americanas, no hagan topless remunerados) o emprender un discurso para destapar y separar el mundo artificial de la pornografía que crea mitos de las personas que tienen una vida propia. El guión está coescrito por la actriz porno Lorelei Lee y se entiende que ha aportado veracidad al asunto, aunque esa mirada valiente y desafiante empapada de voyeurismo tan cacareada brilla por su ausencia. Ni el punto de vista aporta nada y todo es tan banal como porno/cinemato/gráficamente aburrido. No es de extrañar que el ilusorio orgasmo acabara siendo una de las peores películas de 2012 para público y crítica. ¿About Cherry? No, perdón, Absolut BODRIO.
Siempre hay cientos de razones para, huyendo de uno mismo y de las circunstancias asfixiantes, terminar por complicarnos la vida, aún más, allende las tierras de grandes oportunidades .
De eso va esta About Cherry , de seres ingenuos que sin haber navegado deciden adentrarse en aguas procelosas, atracan por la noche en desconocidas playas, queman las naves para no regresar y avanzan sin conocer la condición de los seres que habitan aquellos extraños lugares. Avanzada la historia conoceremos sus hábitos antropofágicos.
Contada la aventura existencial de Angelina desde la estereotípica visión norteamericana del éxito y el fracaso, pudiera parecer por momentos que lo que no mata engorda y que no importa cuánto pierdas en el camino si al final consigues alcanzar unos mínimos objetivos de estabilidad emocional y, sobre todo, una desahogada cuenta corriente que alivie los estigmas con los que la hipócrita y puritana sociedad USA castiga a quienes hacen negocio del sexo, mientras compra sus películas.
El glamour y la naturalidad con los que la protagonista afronta su nueva etapa vital se me antoja poco creíble, a menos que la mutación avance más deprisa en los países más avanzados tecnológicamente, y los cíborg sean ya una realidad por aquellos lares.
Lo que sí queda claro es que la sensibilidad, la honradez y el compañerismo son auténticas rémoras en un hábitat colonizado por el individualismo.
No queda muy claro qué quiere transmitir Stephen Elliot, y esta indefinición tal vez sea lo mejor de una película muy mejorable que, aún así, me ha permitido elucubrar este amplio comentario.