A vida o muerte
Sinopsis de la película
El aviador británico Peter Carter, en su avión en llamas y a punto de estrellarse se enamora de la voz femenina que contesta a su mensaje de socorro. Parece que se ha salvado milagrosamente y encuentra a su interlocutora. Pero un enviado del más allá le notifica que está entre la vida y la muerte y que si quiere sobrevivir, tendrá que defender su caso ante un tribunal celestial. Simultaneamente a esta situación sobrenatural, un equipo de médicos lucha en el quirófano para curar a Peter una lesión en el cerebro.
Detalles de la película
- Titulo Original: A Matter of Life and Death (Stairway to Heaven)
- Año: 1946
- Duración: 104
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Opinión de la crítica
Película
7
24 valoraciones en total
Obviamente este encargo político para mejorar las relaciones USA-Reino Unido después de la II Guerra Mundial no es la carta de presentación ideal de Los Arqueros Powell y Pressburger, aunque el guión del segundo fuera el comienzo de un filón que con su variantes dió y sigue dando mucho juego en el celuloide. Lastrada pues con el imperativo de glosar todo aquello que une y no separa a estas dos naciones, con la escusa del juicio y del amor humano que todo lo puede, la historia que al final funcionó, queda entonces y ahora muy ingenua y rayando la cursilería. Se puede destacar su prometedor inicio, los juegos con el color, y la discutible puesta en escena de ese paraíso donde abundan los uniformes militares y no están todos los que debieran. Por supuesto el toque siempre elegante de Los Arqueros se deja ver en una narración atípica y falta de ritmo en la que Niven sobresale haciendo muy bien lo que siempre hace muy bien y una Kim Hunter recomendada por Hitchcock que no prefigura ni de lejos sus encarnaciones posteriores como Stella en Un tranvía llamado deseo o la científica simia Doctora Zira en El planeta de los simios .
Una película imaginativa, con una historia interesante y una puesta en escena de la que se puede aprender mucho visualmente. Hay escenas y encuadres realmente soberbios y solo por eso ya merece la pena. Sin embargo, y aunque mantiene el interés hasta el final, termina recordando a un capítulo de The Twilight Zone , aquella serie de TV que presentaba historias fantásticas y cuyo fin último era más sorprender que profundizar en los problemas que trataban (en este caso, la vida, la muerte y la vida como sueño o truco de la mente).
Por desgracia, el guión fracasa por su estilo demasiado anclado en ocasiones en las fechas en que se produjo, al manejar conceptos propios de la sociedad de mediados de los años 1940 que hoy nos resultan anticuados, y sobre todo por un debate entre cultura americana y cultura británica que carece de interés para un público no anglosajón.
A pesar de esos defectos se mantiene como una película interesante (de esas que proporcionan tema para debatir durante horas), visualmente excepcional y entretenida sobre todo para los que somos aficionados al género fantástico. Debería ser más conocida.
Como ya lo hicieran en Vida y Muerte del Coronel Blimp, en esta quinta película a dúo, Michael Powell y Emeric Pressburger, vuelven a plantar un eficaz y positivo alegato en favor de la integración y del respeto por la diferencia, y la pluralidad cultural lucirá, en todo momento, como lo que es: una oportunidad favorable al crecimiento humano, intelectual y material de cualquier sociedad.
Los directores dan la grata impresión de saber ya acerca de la Unicidad, y a riesgo de ser tildados de mojigatos, moralistas o cualquier otra detracción que pueda escapar de boca de los más escépticos intelectuales, se disponen a arriesgar su fama de personas serias con los pies puestos en tierra (¿?), sirviéndose además de una preciosa y exigente puesta en escena que, en su momento, dejó boquiabiertos a más de uno.
La trama, se me antoja que surge como una suerte de contrapartida de A Guy Named Joe (Victor Fleming,1943) película en la que, otro piloto, tras padecer un accidente se convertirá en una suerte de ángel para la chica que ama, y la contrapartida surge cuando, en vez de poner a Dios al servicio de la guerra y de los estadounidenses como ocurre en la película de Fleming, aquí la Corte Celestial, estará del lado del amor incondicional que es lo que, debería, gobernar en la tierra, mientras las leyes gobiernan en el universo.
Desde la entrada de los EEUU en la II Guerra Mundial – aunque ya venía desde la Guerra Civil Estadounidense- se agudizó una piquiña entre ingleses y americanos que no convenía para nada a la labor aliada, y alimentarla, también iba -a futuro- a empantanar las relaciones comerciales y colonialistas de las dos naciones. Así que, sirviendo a este propósito unificador, el filme se juega su propósito edificante dejando que sea un piloto inglés el que se enamore de una joven estadounidense… un romance que acaso se sostenga con los mayores sacrificios.
De nuevo, los toques de comedia estarán bien horneados, la recreación del cielo será demasiado terrenal porque muchos creemos que, el paraíso está aquí y sólo hay que re-descubrirlo, y un buen puñado de efectos visuales y especiales, darán cuenta de los singulares artilugios que pueden efectuar los seres de otras dimensiones… ¡Ah, y miren la manera como, en 1946, los directores-guionistas demuestran que el cielo no está vedado para la comunidad LGBT!
El reparto lo encabeza el siempre simpático David Niven, como el comandante que, tras un último vuelo en tiempos de guerra, ahora es esperado con preocupación en el cielo, porque, insólitamente, lleva ya 20 horas de retraso. Kim Hunter (June), es la chica de la que, el piloto Peter Carter, queda prendado… y es ella la causa del retraso porque, el nuevo pasajero, no quiere dejarla ¡ni por el p….araíso!
Junto a ellos, Roger Livesey -el memorable Clive Candy de Vida y muerte del coronel Blimp-, es ahora el Dr. Frank Reeves, el punto de apoyo para que, Peter y June, logren salirse con la suya.
Precioso ese plano de la rosa que toma la lágrima como símbolos del amor, y muy significativo durante el juicio, esa variedad de hombres de diferentes culturas que ahora se identifican con orgullo como ciudadanos estadounidenses.
¡Que alguien, por favor, le haga llegar esta bonita película al irrepetible e insólito presidente que ahora padece esa inmensa nación llamada Los Estados Unidos de Norteamérica!
Título para Latinoamérica: ESCALERA AL CIELO
La premisa de la película es llamativa desde un principio, con un arranque sencillamente memorable que abre paso a una historia conmovedora e imaginativa, sorprendente a pesar de su antigüedad.
Se trata de una película extraordinaria desde el punto de vista visual, con un uso de la cámara innovador y sorprendente (por ejemplo en la escena de la entrada en el hospital). Otro aspecto interesante es el juego establecido con el color y el blanco y negro, similar al visto en El mago de Oz , sirve para subrayar la dicotomía entre los dos mundos abordados, asignando color al real y B/N al celestial. Las transiciones entre ambos nos proporcionan algunos de los momentos más sorprendentes, por ejemplo con el cambio que observamos a través de la rosa de uno de los protagonistas o con el filtro rojo de una de las escenas que va derivando casi sin que nos demos cuenta en blanco y negro.
Entre sus defectos principales podemos decir que la parte del juicio queda muy forzada, en especial el extraño alegato del fiscal, que no parece guardar mucha relación con lo juzgado. Es ahí sobre todo cuando la película bordea la línea del ridículo y amenaza con tambalearse. Afortunadamente, logra remontar hacia un final digno y acorde al nivel de la mayoría del metraje.
Hoy en día puede resultarnos fácil fusilar una película de estas características, perteneciente a un género que envejece tan mal como la fantasía. Sin embargo, hay que mencionar que muchos de sus defectos nacen de su carácter de encargo para tratar de fomentar la amistad angloestadounidense, y no tanto de aspectos formales o argumentales.
Como curiosidad podemos destacar que Kim Hunter, la propietaria de la hermosa voz que desencadena toda la trama, daría vida años después nada menos que a la doctora Zira en El planeta de los simios .
Sin llegar a la altura de sus 3 obras maestras (Coronel Blimb, Narciso negro, Las zapatillas rojas), A vida o muerte es una notabilísima película que mezcla fantasía y realidad (¿o fue todo un sueño?, con un arranque impresionante -y sorprendente- y un romanticismo que impregna todo el film. Visualmente es maravillosa. Únicamente falla en la parte del juicio, claramente desfasado en su discurso y demasiado largo, rompiendo el ritmo.
Imprescindible ver en versión original.