A primera vista
Sinopsis de la película
Leonardo es un adolescente ciego en búsqueda de su independencia. Su vida cotidiana, la relación con su mejor amiga, Giovana, y la forma en que ve el mundo cambia por completo con la llegada de Gabriel.
Detalles de la película
- Titulo Original: Hoje eu quero voltar sozinho (The Way He Looks)
- Año: 2014
- Duración: 97
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Opinión de la crítica
Película
7.1
93 valoraciones en total
Luego de su exitoso cortometraje, Eu Nao Quero Voltar Sozinho, Daniel Ribeiro se vio tentado a alargar la historia de Leo y Gabriel y convertirlo en un largometraje, y aunque la película es amable, honesta y funciona por momento, queda un poco a deber ante la inevitable comparación.
Nao Quero Voltar Sozinho era un cortometraje donde la naturalidad y frescura de las interpretaciones se sumaba a lo tierno y al mismo tiempo sólido de la historia, el descubrimiento de la identidad y del amor de un par de chicos adolescentes en medio de un imposible triángulo.
Ahora, ante la necesidad de incrementar el metraje, la suma de personajes no hace más que alargar de forma innecesaria la misma anécdota: la aparición de los padres sobreprotectores y la abuela de Leo solo sirve para tratar de incrementar minutos con un drama familiar que se vuelve repetitivo y que al final de la historia no se desarrolla del todo. Lo mismo pasa al sumar al personaje de Karina como posible interés romántico de Gabriel.
La historia entre Leo y su amiga Giovana, por su parte, se enriquece ahora tras la aparición de Gabriel, la tensión por haber sido suplida es abordada de manera adecuada por Ribeiro, lo mismo el desarrollo del personaje de Leonardo, valiente y firme en sus decisiones, aún ante las dudas y temores que se enfrenta.
Sabiéndose una historia encantadora, Ribeiro hace avanzar en piloto automático su película, haciendo ahora abuso de constantes chistes sobre la ceguera de Leo, así como la tensa relación de Leo con su madre que aporta poco y nada al relato, sin embargo, la parte medular de la historia, el vínculo de Gabriel y Leo, ahora pierde la frescura, volviéndose una película simpática, sí, pero mecánica y llena de cálculo, restándole espontaneidad.
A su favor, hay que decirlo, la mirada acerca de la identidad sexual, lejos del melodrama vacío al que suelen recurrir tantas películas latinoamericanas, que se dicen necesarias y valientes (Azul y no tan rosa, Cuatro lunas, etc.), acá Ribeiro lo mira con naturalidad y sin discursos morales e importantes , eso se merece varios aplausos.
Durante mi adolescencia me hice varias veces la pregunta: ¿cómo me enamoraría y cómo sabría que me he enamorado? …si yo fuera ciego. No me parecía una cuestión trivial, porque tanto el deseo como el amor me han entrado casi siempre por los ojos primero y sólo paulatinamente ha ido calando más hondo. Quizás se deba a un enfoque ñoñamente romántico que nos han inculcado desde nuestra infancia: príncipes o princesas de una belleza simpar que además reúnen virtudes de carácter y bondades infinitas, de linaje límpido y potencial descendencia inmaculada. Tanto remilgo pusilánime que nos hace olvidar lo esencial: que queremos compartir la vida con una persona singular, que nos toque, llegue y llene nuestro corazón.
Tanto tópico trasnochado y añoso – aunque perenne – persiste hasta nuestros días, fomentado y alimentado tercamente por la paciente y correosa iconografía cinematográfica y literaria al uso. Sin embargo, conserva toda su fuerza y emocionante veracidad cada vez que se acierta con estos mínimos mimbres, obstinadamente permutados para permanecer inalterables: dos jóvenes enamorados se encuentran, no saben qué sienten ni qué nombre dar a lo que sienten, ni cómo vivirlo, ni a quién decírselo, ni cómo afrontar y encauzar lo que parece un extravío obstinado de la cordura. Y aunque los jóvenes en cuestión sean dos mozos apenas púberes – uno de ellos ciego, el otro un rizos entre modoso y angélico – tenemos los ingredientes de un tópico mil veces transitado…
Y, pese a todo, esta cinta funciona aunque nada hiciera presagiar semejante logro. Caminos trillados, claroscuros fatigados, calor y sofoco adolescente de muchas formas y pocos formatos… no hay nada nuevo (ni en el lenguaje, ni por la narración, ni en los contenidos, ni los diálogos, ni en personajes o en situaciones) y, sin embargo, funciona. Quizás se deba a que la candidez de la mirada del cineasta primerizo nos recuerda y reconcilia con una época de la que guardamos un candoroso recuerdo indulgente: nuestra propia adolescencia. Nos hace volver a aquellos años en que deseábamos un gran primer amor, aunque no tuviera aún nombre, ni tan siquiera sexo, pero deseábamos vivenciar unas emociones que no por ignoradas eran menos deseables. ¡Ay la fuerza perniciosa de la fantasía calenturienta del púber inmaduro!
Podría censurarse su falta de originalidad o su excesivo melindre o su final dulzón y placenteramente soñador, bullicioso y optimista… pero qué más da si acierta en lo esencial: el retrato de un primer amor adolescente entre dos blanquitos de la discreta burguesía brasileña. Localismo y hermosura universal.
Otra de las películas que estuvieron compitiendo en la Competencia Oficial Ficción del FICCI, luego de su premiere mundial en el Festival de Berlín donde compitió en la sección Panorama y fue doblemente premiada con el Premio de la crítica internacional (FIPRESCI) y el Premio Teddy (Premio entregado por un jurado independiente a la mejor película de temática LGBT) fue Hoje Eu Quero Voltar Sozinho (The Way He Looks), del joven director brasileño Daniel Ribeiro. Desde que el año pasado vi el cortometraje de Daniel Ribeiro No quiero volver solito , que me gustó mucho, quedé con muchas ganas de ver algo más sobre esa historia y me uní a la petición de que hicieran un largometraje. Pasó un tiempo y cuando me enteré que ya habían hecho un largometraje, me alegré mucho e inmediatamente se convirtió en uno de los filmes que más esperaba por ver este 2014. Y cuando me enteré que iba a estar en la Competencia Oficial del Ficci, pues mi dicha fue enorme. Es así como Ribeiro presenta su ópera prima, su primer largometraje ficción, luego de su trabajo como cortometrajista.
El cortometraje No quiero volver solito (2010), que pueden ver al final del texto, cuenta la historia de Leonardo, un adolescente ciego de nacimiento que asiste a una escuela normal, donde tiene el apoyo de su mejor amiga, Giovana. Pronto la vida de ambos amigos sufre un cambio con la llegada de Gabriel, un joven que inmediatamente logra una empatía con el dúo. Juntos empiezan a crear una linda amistad, donde se divertirán, aflorarán sentimientos y descubrirán muchas cosas sobre ellos mismos. En especial, Leo y Gabriel. El corto de 17 minutos, está muy bien filmado, con una sutileza y sensibilidad poco habitual en el tratamiento de estos temas. El éxito del corto fue tan grande, que inmediatamente y por pedido del mismo público se inició con el proceso para hacer la adaptación como un largometraje.
Y es así como 4 años después, con los mismos actores del cortometraje, Daniel Ribeiro presenta Hoje Eu Quero Voltar Sozinho. La película, continuando con la trama del cortometraje, simplemente te da más detalles sobre cada uno de los protagonistas, sobre todo de Leo, en donde podemos ver sus padres, quienes también luchan y se preocupan por la incapacidad de su hijo y lo sobreprotegen un poco. También podemos ver más sobre la interacción entre los tres amigos, su relación con sus otros compañeros de la escuela, las bromas a Leonardo por parte de algunos compañeros por su ceguera y sobre todo, podemos ver más sobre los detalles de la construcción de la relación y el descubrimiento de Leonardo y Gabriel.
El largometraje me gustó mucho también. El director ha hecho un excelente trabajo, agregando detalles al corto e hilando con sutileza, naturalidad y sentimiento esta bella historia de descubrimiento personal, sexual, y sobre todo de amor. Muy bien dirigida y escrita, en donde podemos ver reflejada la misma sensibilidad que el director trasmite en persona, y sobre todo hay que destacar a los excelentes jóvenes actores Ghilherme Lobo, Fabio Audi y Tess Amorim, quienes se ganan el corazón del público en general, por su naturalidad y una conexión y química que traspasa la pantalla.
También fue muy interesante ver que la película tuvo una excelente recepción del público general del FICCI. Aunque incluso se podían escuchar algunos comentarios durante el filme y reacciones que criticaban algunas escenas y comportamiento de los personajes, realmente eran muy mínimos ante la reacción de la mayoría del público, quien en todas las proyecciones del filme en el festival dieron una extendida lluvia de aplausos al director cada vez que acaba de proyectarse el filme. La misma suerte no corrió la incomprendida El Desconocido del Lago, de la que tengo pendiente hacer una próxima reseña, la cual tuvo comentarios muy negativos de parte del público. Sin embargo, el contraste entre las reacciones entre estos dos filmes que tienen una delgada línea que los une, da testimonio de una leve concientización del público en tratar y abordar estos temas de forma abierta y con normalidad.
http://asbvirtualinfo.blogspot.com/2014/04/comentario-pelicula-hoje-eu-quero-voltar-sozinho.html
Se hace inevitable hablar del corto en el que está basado este largometraje, y para empezar es la misma historia alargada con anécdotas que ayudan poco a profundizar en los personajes. Quizás el personaje de Leo, el muchacho invidente, sea el mejor desarrollado y en particular en lo referente a las relaciones de amistad y a las relaciones familiares. Sin embargo la relación con Gabriel, el compañero de clase y amigo, se lleva por los caminos del romance y se hace algo empalagoso, con sus ahora si, ahora no, sus celos, sus brotes de atracción sexual, etc. Todo lo que había de espontaneidad en el corto, cuatro años después, está forzado, y los protagonistas carecen de aquella ingenuidad que hacia muy entrañable el corto. Con todo esto no quiero dar a entender que la película no me ha gustado. Me ha gustado el tratamiento de los sentimientos en las distancias próximas, del brazo, en la habitación mientras hacen un trabajo escolar, en las fiestas con otra gente de su edad, desnudos en la ducha, y muchos momentos que sin duda exponen lo que siente cada uno. Es el director el que alarga las escenas, o las acorta, y entonces puede caer en el embobamiento del espectador o en la autocensura. La música es muy adecuada, jugando con la música clásica que le gusta a Leo, y la música actual que le gusta a Gabriel. En ningún momento la música se hace protagonista , salvo en el corto espacio en el que Gabriel quiere saber con que tono lo identifica Leo en su móvil. El pequeño toque anti-homofóbico está bien situado ya que creo que a ciertos energúmenos que pueden ver la película habrá que retratarles.
Sí se la compro, definitivamente… Daniel Ribeiro vuelve a la carga con este largometraje consecuencia de su corto No quiero volver solito , al que muchos internautas fascinó y que a manera de petición al cineasta le solicitan un planteamiento más elaborado de Leo, Gabriel y Giovanna.
Pasados algunos años, el cineasta se apoya nuevamente en el argumento, así como en los actores que le dieron brío en aquella ocasión y se aventura a arropar principalmente a su personaje central dentro de circunstancias mucho más efectivas que las dadas en la original, haciendo una mejor conexión sobre los asuntos que le interesan al joven dadas sus inquietudes con respecto a la etapa que atraviesa: la pubertad. Como era de esperarse la trama no podía sustentarse del todo sin los tópicos acerca de cuestiones familiares y escolares, como el denominado bullying (muy en boga en este tiempo), o bien la constante preocupación de los padres al no poder erradicar la preocupación sobre su hijo, quien por la ceguera es llevado a la sobreprotección, qué decir de las preocupaciones de la rubia de la clase o el descubrimiento de la sexualidad enmarcado por la intimidad de una habitación o bien expuesta en plena excursión. Claro, muchos de estos aspectos podrían ser nada nuevos para el resultado, pero la frescura con que se dota a la historia y aunado a que no todo está dado en charola de plata, las hace omisas para no ponerle objeciones.
La película tiene a su favor la sutilidad del tema central, no trata de crear controversia ni escándalo y se mantiene en una exposición afable y apta para un público cada vez más dispuesto a la apertura en cuestiones de diversidad sexual.