A merced del odio
Sinopsis de la película
Joey Fane, un niño de diez años, regresa a casa después de haber pasado una temporada en un colegio especial, al que fue enviado tras matar a su hermana pequeña. Desde su llegada, se dedica a hacer la vida imposible a su familia, en especial a su niñera, a quien llega a acusar de intentar matarlo. Todo indica que Joey sigue gravemente perturbado.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Nanny
- Año: 1965
- Duración: 93
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Opinión de la crítica
Película
6.7
99 valoraciones en total
No odio, sino atormentado sentimiento de culpa sobre una culpa verdadera es lo que atraviesa al personaje principal de esta película singular, capaz de aunar tensión psicológica, intensa puesta en escena, una escena de terror muy buena sin gota de sangre —en la que se ve con todo detalle y precisos primeros planos cómo una persona ve y ayuda a morir a otra— y capaz también de que Miss Davis cierre el ciclo de sus admirables interpretaciones de peligrosas trastornadas.
En efecto, a manera de trilogía, tras ¿Qué pasó con Baby Jane? y Canción de cuna para un cadáver, ambas de Robert Aldrich, llega esta del inglés Seth Holt, muy diferente a las anteriores pero de alta calidad. Las situaciones que hoy pueden resultar algo inverosímiles terminan siendo aceptadas por la capacidad de guión y dirección de manipular las preguntas del espectador e introducirle en el siempre inquietante viaje hacia las perturbaciones mentales de niños y adultos… con unos actores infantiles y una sensual adolescente muy convincentes.
Se ve con interés, sorprende su final abrupto después de unas escenas muy cuidadas y crece en la espesura de nuestros pensamientos tiempo después.
Aprovechando el éxito iniciado en ¿Qué fue de Baby Jane? (1962), y tras la estela de Canción de cuna para un cadáver (1965), la Hammer ideó para Bette Davis The nanny ( y tres años más tarde,The anniversary), a través del productor y guionista Jimmy Sangster. A merced del odio ( horroroso título) es una de las últimas películas relevantes de Bette Davis, que contaba ya con 57 años y una carrera en declive.
El argumento es bastante sencillo. Joey, un niño de 10 años, rebelde, maleducado, caprichoso y con evidentes carencias afectivas, regresa a casa tras una larga temporada de internamiento en un centro especial. Un suceso del pasado reciente marcó la vida familiar, por lo que los padres optaron por la salida del chico. Su retorno al hogar supondrá una serie de dificultades, especialmente con Nanny (Bette Davis), la asistenta del hogar.
Nanny es servicial, cumplidora, disciplinada y abarca todas las tareas de la casa. Su aspecto es algo tétrico, con profundas ojeras, cara muy blanca, labios ligeramente pintados y cejas pobladas, lo que quizá constituye un exceso por parte del equipo de maquilladores.
El padre (Jill Benet), cuya profesión es secretario de la Reina, se ausenta con frecuencia debido a sus compromisos profesionales. Es austero, recto, más partidario del castigo que del diálogo y jamás sonríe en el film.
La madre (Wendy Craig), perturbada tras el trágico suceso, es permisiva e inestable.
El único apoyo de Joey recae en su vecina adolescente, Bobbie (Pamela Franklin, que venía de hacer 4 años atrás Suspense de Jack Clayton), que nos permite conocer un poco mejor las inquietudes del niño. El chico (William Dix) realiza una interpretación notable.
Los aspectos técnicos son correctos, destacando la elegante fotografía en blanco y negro. La ambientación está bastante conseguida. Seth Holt recurre a tomas angulosas y primeros planos de Bette Davis para conseguir una atmósfera tétrica. La dirección es correcta, con una sencilla puesta en escena. Demuestra un gran dominio de los encuadres. Se basa sobre todo en la interpretación de los actores.
La narración es correcta pero a medida que pasan los minutos, la sensación es que no se avanza. El espectador quiere saber más, pero la transición hacia el conocimiento de los hechos es lenta, dando la sensación de un cierto estiramiento del metraje. Al final todo se reduce a un duelo de versiones y al juego de ambigüedades.
El final hace aguas.
En definitiva, correcta pero sin alardes. Destaca, como siempre, Bette Davis.
Film independiente, de la Hammer. Dirigido por Seth Holt, se basa en la novela The Nanny (1964), de Evelyn Piper. Se rodó en la Associated British Elstree Studios (Borehanwood), Chester Terrace (Londres) y Londres, con un presupuesto estimado de 1 M dólares. Se estrenó el 27-X-1965.
La acción tiene lugar en Londres en 1963/64, a lo largo de pocas semanas. En flashback se recuerdan hechos trágicos sucedidos dos años antes. Narra la historia de Joey Fane (William Dix), de 10 años, hijo de Bill Fane (James Villier), funcionario de la Casa Real inglesa, y de su esposa Virginia (Wendy Craig). Acusado de haber dado muerte a su hermana Susy, ha pasado dos años en un centro psiquiátrico para niños. Tras su regreso tienen lugar en la casa varios hechos trágicos.
El film trata de aprovechar el tirón de Bette Davis a raíz del éxito de sus intervenciones en ¿Qué fue de baby Jane? (1962) y Canción de cuna para un cadáver (1964), ambas de Robert Aldrich. La película, concebida como una obra de horror, se resuelve en términos de thriller psicológico, que se desarrolla en un clima de misterio, incertidumbre y suspense creciente. El padre se comporta con rigor, falta de comprensión y autoritarismo, por lo que se gana la antipatía del espectador y levanta sus sospechas. La madre, Virginia, es una enferma mental, cuyos desequilibrios se ven agravados por la irritación que provocan en Bill, su marido. La figura de la madre conmueve al espectador, pero suscita desconfianza y temor. La tía Pen, enferma del corazón a causa de una fiebres infantiles, es un personaje frágil, cuya presencia en la casa incrementa la incertidumbre. La gobernanta sirve en la familia desde hace más de 20 años y es disciplinada, dulce, diligente y eficaz, pero reservada. El niño siente aversión por la gobernanta, a la que culpa de todas las desgracias. Travieso, le gusta gastar al prójimo bromas terroríficas. Mientras avanza la acción, aumenta el suspense y la atención se centra en dos personajes, sometidos a una tensión tan elevada, que resulta insostenible para ambos.
La música se hace presente ocasionalmente. Combina melodías jóvenes del momento (tocadiscos de Joey y de Bobbie), percusión del carrillón de una caja de música y fragmentos orquestales intensos y estridentes. La fotografía desarrolla una narración cerrada en la vivienda, con predominio de planos cortos y secuencias breves. Presta especial antención a las incidencias inquietantes, como los sustos del lechero, la enfermera y la gobernanta. El blanco y negro incrementa la atmósfera de suspense. La interpretación de Bette Davis es excelente, aunque el exagerado maquillaje de las cejas, a lo Joan Crawford, le resta expresividad. El niño realiza un trabajo rico en naturalidad y desenvoltura. La dirección crea una atmósfera densa e inquietante.
Película de horror de la Hammer, entretenida, discreta y bien escrita, aunque con algunos excesos, como las patéticas caricaturas del padre Bill y de la madre Virgie.
Solo con verla aparecer en la pantalla ya empiezas a moverte inquieto en la silla y te invade una sensación de desasosiego. Será por su mirada de ojos saltones que en los momentos en los que todo parece tranquilo y que no pasa nada consigue que estés alerta y que en los momentos de tensión consiguen transmitir miedo de alta intensidad. Y por su sonrisa gélida de muñeca de porcelana por la que intuyes que algo no va bien con ella y que desde luego todo no es lo que parece.
La película consigue mantener el suspense y esa atmosfera malsana que invade a los personajes y cada rincón de la casa hasta el final. La sensación es que las imágenes y el guión nos llevan por un camino pero la verdad camina por otro.
Bette Davis quizás se encasilló un poco en este tipo de papeles siniestros, pero es que los bordaba como nadie.
Teniendo en cuenta esta frase, comienzo la crítica de esta gran película. Lo primero que hay que tener en cuenta a pesar de sus primeros mínutos de buen rollo, felicidad y música agradable, es que no cuenta una historia al gusto del espectador. Es un thriller con tintes dramáticos.
Y todo gira alrededor de los dos protagonistas principales, la nany y el niño. Los demás son meros secundarios que aportan lo básico y necesario a la historia, incluso algunos son metidos con calzador siendo bastantes predecibles. Desde que aparece la tía Pen y comenta sus problemas de corazón, todos esperábamos que le diera el ataque, no ha sorprendido a nadie. En un principio inteligentemente el director no muestras todas las cartas, creando la espectación del devenir de la historia. Poco a poco iremos conociendo nuevos datos para saber porqué el niño estuvo internado dos años en un centro especial. Hay una niña de por medio, sabemos que ocurrió algo malo, pero no como ocurrió. Y es ahí donde cobran auténtico protagonismo la pareja mencionada al principio. Por un lado nos encontramos lo que podemos denominar un niño caprichoso, engreído y falto de disciplina. Si a esto añadimos un padre muy autoritario, una madre que no impone nada y una niñera muy permisible que le excusa todo, llegamos a la conclusión y entendemos su comportamiento. El niño a los ojos del espectador se va ganando la desconfianza y el odio. Sus diabluras no le ayudan en nada y es un gran mentiroso. Lo tenemos claro, es el malo de la peli. Sin embargo no es oro todo lo que reluce y una Bette Davis en un papel que le queda como anillo al dedo, nos va enseñando esa cara oculta que ninguno imaginaba. Esa mirada inmóvil cual muñeca de porcelana, esos grandes ojos con una mirada inquisitiva, esa falta de sensibilidad con lo que la rodea, nos comienza a despertar la duda en nuestra mente. ¿Qué fue realmente lo que pasó en esa casa? ¿Es realmente culpable el niño o ella tuvo algo que ver?
Son respuestas que indudablemente no voy a contestar aquí para no destripar la película. Lo que si puedo decir es que para tener una duración no muy larga, consigue mantenerte en alerta en un continuo malestar y angustia. Yo me lo he pasado muy bien, la recomiendo.