A 23 pasos de Baker Street
Sinopsis de la película
Phillip Hanon (Van Johnson), un escritor norteamericano ciego que vive en Londres, escucha por casualidad una conversación sobre un secuestro. Después de acudir en vano a la policía, decide encargarse personalmente de la investigación.
Detalles de la película
- Titulo Original: 23 Paces to Baker Street
- Año: 1956
- Duración: 103
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Opinión de la crítica
Película
6.8
66 valoraciones en total
Henry Hathaway, un director más que solvente del que se habla en estos días por el remake que los Coen han hecho de su western Valor de ley, nos relata una situación intrigante en la que el oído de un escritor ciego de novelas de misterio y su desbordante imaginación le ponen, por tesón y cabezonería, tras la pista de un posible secuestro que nadie cree, ni siquiera quienes le consideran un hombre serio e intuitivo.
Cincuenta y cinco años después de su estreno, la película ha ido perdiendo el brillo. El tiempo y la desaparición de las eternas nieblas londinenses, nos descubren hoy una obra blandita en la que el objetivo no es en sí el caso criminal, si no la redención de un hombre amargado que no acepta su ceguera y huye de los afectos por considerarlos, en su caso, actos de conmiseración.
Creo que pocos negarían que Henry Hathaway fuera un buen realizador. Películas como Niágara lo demuestran sobradamente y no es esta una excepción por lo que a él respecta. El ritmo es perfecto y soberbia la utilización de los exteriores de la City londinense. Lo único que no demuestra ser en esta película es un buen director de actores. Destacan entre estos Vera Miles, siempre brillante y natural en escena y Cecil Parker que compone un secundario mordazmente divertido y más interesante que el propio protagonista. Y precisamente aquí está el lastre de esta película y el motivo de que todo quede en un casi .
Van Johnson nunca fue un gran actor, acusando habitualmente una gran rigidez en sus actuaciones que vuelve a delatarse en esta película. Lo que es más novedoso es que peque de una apabullante falta de memoria, al parecer compartida por el director, puesto que ni Johnson parece recordar en muchas de las escenas que su personaje está ciego ni el director es capaz de recordárselo, aquejado quizás de la misma falta de memoria. Una falta de memoria o quizás de antención de la que Hathaway también hace gala al pasársele por alto que la climatología debe estar acorde a lo que los personajes dicen sobre ella.
¿Se puede saber qué hace un ciego mirando a ambos aldos para contemplar el paisaje desde su balcón? ¿Y cómo puede salir directamente de un coche recién aparcado y sin ayuda de humano ni bastón cruzar la acera con paso ligero y decidido hasta la pueta de su casa? ¿Y qué pasa con la niebla que aparece y desaparece a pesar de que los personajes sigan hablando de lo mal que se ve?
Es una pena que esta carencia interpretativa de Johnson y la incapacidad de Hathaway para dirigirlo convenientemente, así como os olvidos de ambos hagan desaprovechar el dramatismo y la profundidad que la película tendría en caso de haber caído en manos de un director más atento y un actor capaz de recordar algo tan sencillo como que un ciego, simplemente, no ve.
Esta peli es una pequeña novela de misterio, antigua, con encanto, de esas rústicas con un dibujo a color en la portada, una novela que se lee de un tirón porque no puedes parar ni un instante, estás deseando ver qué pasa a continuación.
Cierto que las imágenes de la película recrean espléndidamente un ambiente de intriga como de Hitchcock, y por otra parte el título nos lleva a pensar en una investigación al estilo Conan Doyle que se inicia dentro de un piso londinense, pero por favor…, no creo que Hathaway necesitara pedir consejo alguno a nadie para hacer una película de misterio. No hay nada más que repasar su filmografía para darse cuenta de su sobrada solvencia, además que los misterios no son patrimonio de nadie.
Esta es una gran película. Una película de conversaciones misteriosas, casuales, que es como surgen los misterios, e investigaciones particulares que hacen sentir el peligro. Presencias intrigantes, policías londinense avisando con el silbato de una pista, y como no puede ser de otra forma, un amor difícil… Espléndida en todos los aspectos, con personajes bien definidos, A 23 pasos de Baker Street es una historia de intriga hecha para no perder ni un segundo de atención.
Hay que ser un poco chapucero para ponerte a hablar de tus crímenes en un bar, vacío, para más inri, bueno, no, peor, porque, a parte de la camarera, sólo hay dos personas más, un señor jugando al pinball como si fuese un chiquillo descarriado, y otro señor, que está sólo, que no va a estar hablando con nadie, y que tiene la cabeza apoyada justo en la mampara de cristal que le separa de ti, malhechor torpón, y se está enterando de todo lo que hablas con tu cómplice.
El señor que escucha se monta una película paranoide que recuerda bastante a la que dos años antes se montó James Stewart en aquella peli de Hitchcock, y al igual que él, sufre de cierta discapacidad que puede dejarlo indefenso ante los peligros. También dispone de dos personas que lo creen y lo ayudan, su chica, no tan preciosa como Grace Kelly, pero de muy buen ver, aunque a él esto lo mismo le dé, y su ¿mayordomo?, un señor que alcanza sin problemas a igualar el funfurruñe y el gracejo del que hacía gala Thelma Ritter en la otra peli, y que hace las delicias del espectador.
Al prota le separan 23 pasos de Baker Street, y al igual que el célebre detective que allí habitó, es capaz de dar sopas con honda a los de Scotland Yard, que están a por uvas.
Total, que lo que tenemos aquí es un divertimento de vistosas hechuras, excelente para disfrutar del suspense, el humor y los argumentos tontorrones, hilados con garbo y mucho encanto. Imposible aburrirse.
Todas las críticas van por el mismo camino- excepto una-, si la hubiera hecho el inglés sería la más grande obra maestra de la historia. La verdad eso no sería posible por muchos motivos, uno de los cuales es que los finales del inglés eran los finales más pésimos de la historia del cine, edulcorados para un final feliz- eso mismo lo han dicho del maestro del inglés-.Para hacer grandes finales hay que nacer con talento, eso no sale en los guiones ni en los libros.
Ya solo por el final A 23 paso de Baker Street estará en mis altares.
No te preocupes Hathaway en mi casa no faltará en mi videoteca nunca: Niagara, Envuelto en la sombra. Yo creo en ti, El beso de la muerte, La casa de la calle 92, Johnny Apollo, Correo diplomático, A 23 pasos de Baker Street, 13 Rue Madeleine, Valor de ley, El correo del infierno, Nevada Smith, El poker de la muerte y El príncipe valiente.
Y mi crítica no es una inocentada Hathaway.
Heidi te quiero.