9 Souls
Sinopsis de la película
Michiru ingresa en prisión tras acabar con la vida de su padre, un violento maltratador. Sin embargo, en la celda que comparte junto a ocho presos más, encuentran un agujero por el cual escapar. Todos juntos emprenden así una espectacular huida en la que reforzarán su amistad mientras intentan cumplir los sueños que les fueron arrebatados en su anterior vida.
Detalles de la película
- Titulo Original: Nain souruzu (9 Souls)
- Año: 2003
- Duración: 120
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Opinión de la crítica
Película
6.7
33 valoraciones en total
El camino hacia la redención, la ilusión, hacia poder cumplir nuestros sueños, hacia una vida mejor siempre es complicado y está lleno de obstáculos y peligros.
Nueve individuos, nueve espíritus libres, dieciocho pies corriendo hacia lo que ellos creen que puede ser un atisbo de esperanza, sin embargo un destino difícil de predecir.
De esos cineastas personales e intimistas que vieron aflorar realmente su carrera y el éxito con el amanecer del nuevo siglo, Toshiaki Toyoda no está precisamente en boca de todos como sí lo pueden estar, por ejemplo, Hirokazu Koreeda, Naomi Kawase, Hiroyuki Sabu Tanaka o Shinji Aoyama, juega en su contra el hecho de contar con no demasiados trabajos en una carrera que, aún en activo, se extiende a lo largo de más de dos décadas. Viajando al comienzo de su filmografía, son los profundos dramas ocupados por jóvenes lo que más le apasiona contar.
Después de la célebre Blue Spring y antes de ser arrestado por posesión de drogas, su tercer largometraje, escrito por él mismo, demostró ser todo un ejercicio de madurez y su deseo de consagrarse como cineasta de pleno derecho, una historia iniciada desde el cielo sobre la inmensa, infinita y agobiante metrópoli tokyota que observaremos durante largo tiempo antes de que se convierta súbitamente en ceniza. Amarga visión desde el comienzo, la que sostiene el joven Michiru, quien tras asesinar a su padre (un chillón, irritante y repulsivo maltratador) es lanzado a una estrecha y oscura celda compartida con nueve presos más.
Desde las alturas vamos a las profundidades, pero el director no quiere construir un drama carcelario, así que proporciona una rápida salida a los presos, nueve cuando esto sucede (irónicamente, gracias a una rata). Termina el prólogo y empieza una trama dividida en dos arcos, el primero se centra en la gran evasión de los protagonistas, encarcelados por los motivos más diversos: un ciclista acusado de asesinato (Kazuma), un doctor culpado de suicidio asistido (Shiratori), un delincuente común (Shishido), un traficante de drogas (Saruwatari), un empresario pornográfico (Fujio), un terrorista epiléptico (Inui), un criminal psicópata (Ichiro) y Michiru.
Un yakuza veterano acusado de matar a su hijo (Torakichi) se convierte en una especie de padre para los demás, improvisada familia de desheredados y renegados con la que Toyoda, haciendo uso de grandes dosis de humor negro y salidas de tono cuasisurrealistas al estilo Kitano (y el de la violación a las ovejas es el mejor ejemplo) inicia un largo viaje, al principio el grupo (como si se tratasen del trío de O, Brother! ) buscará un supuesto tesoro revelado por un compañero en un ataque de locura, pero a cada paso que dan este viaje significa para todos una oportunidad de expiación, de redención, de recuperar una ilusión que les fue arrebatada en su vida anterior.
Cada escenario visitado por la cuadrilla es un impasse argumental donde deternerse para practicar la introspección emocional y las más diversas y curiosas interacciones sociales, sin embargo, ningún miembro preguntará a otro sobre cuestiones de su pasado, en ningún momento, porque el pasado es algo que hay que enterrar, reparar, para poder mirar hacia adelante. Si el humor y pasajes oníricos dominan en la primera mitad, la segunda estará marcada por el drama y la violencia, que emergen voraz, despiadada e inesperadamente, de hecho, conforme el grupo empieza a separarse, se produce una paulatina precipitación al abismo.
Perdido el dinero, cada uno va persiguiendo un sueño concreto (Ichiro, que sólo desea trabajar en un restaurante) o intentar curar heridas del pasado (Fujio, que sólo quiere casarse con la mujer que le fue infiel, Michiru, que sólo quiere reencontrarse con su hermano), pero la visión de Toyoda es la de un pesimista recalcitrante y misántropo, y no contempla ni el menor atisbo de salvación para sus protagonistas, ya que, mientras se vislumbran con mayor claridad los rascacielos de la ciudad y se abandonan los espacios verdes naturales, menos posibilidades les queda al noneto.
Al igual que Kiyoshi Kurosawa o Shohei Imamura, Toyoda observa la sociedad como un reducto de maldad visceral y desgracia aplastante, de hipocresía, suciedad, odio y violencia, de fría despersonalización y avidez capitalista, la sociedad es la misma que antes, desde su ventana, veía Michiru convirtiéndose en ceniza. Una sociedad que de ningún modo ampara a unos meros criminales fugados, que se ríe de ellos y miente sobre ellos para impedirles formar parte de su hermético microcosmos (esas noticias manipuladas que ponen en alerta a la población).
En esta segunda mitad, mucho más poderosa y desasosegante, es donde el viaje de 9 Souls alcanza momentos de lirismo desgarrador y áspera e indigesta brutalidad, para derivar en última instancia en un clímax apocalíptico (y no menos poético), revelándonos que la eternidad es el único lugar posible en el cual el alma puede descansar en paz. De factura técnicamente casi perfecta, en el film sobre todo destaca la habilidad Toyoda como director de actores, deslumbrando en sus garras unos inmensos Yoshio Harada, Koji Chihara, Ichi Omiya, Takuji Suzuki y el pequeño Mame Yamada, merece la pena recordar también las cortas pero intensas intervenciones de Jun Kunimura y Misaki Ito (la Hitomi de Ju-on ).
Sí que se perciben ráfagas del cine de Kurosawa, Kitano, Aoyama e incluso Sion Sono, pero Toyoda fue capaz de alzarse como un cineasta personalísimo y de una destreza envidiable para construir melancólicos, simbólicos y oscuros dramas centrados en lo humano.
Podría decirse sin temor a equivocación que 9 Souls es su logro más imperecedero, por encima de la más conocida (y sobrevalorada) Blue Spring . Sus minutos finales te desgarran las entrañas, Sono, con lo sorprendente que es, no lo habría filmado mejor.