600 millas
Sinopsis de la película
Arnulfo Rubio (Kristyan Ferrer) es un joven de Sinaloa que está implicado en el tráfico de armas de Estados Unidos a México. Por su parte, Hank Harris (Tim Roth), un veterano agente de la ATF, lo vigila desde el otro lado de la frontera. Un incidente mínimo hace que los dos entren en contacto y vayan juntos a un lugar muy peligroso. Aunque son enemigos, durante el largo viaje se darán cuenta de que quizá el único modo de salvarse será confiar el uno en el otro.
Detalles de la película
- Titulo Original: 600 millas (600 Miles)
- Año: 2015
- Duración: 85
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Opinión de la crítica
Película
5
27 valoraciones en total
Intimidad tramposa, de compás crédulo.
Termina abruptamente, lo cual hace te quedes con estupefacta cara, observando los rótulos y esperando continuación de ella, la aparición de esa última pieza que nutra las partes famélicas dejadas sin alimento, pero no llega, no lo hace, por tanto, pasas a analizarla.
La presentación del personaje abre curiosidad por saber en qué anda, qué es de él y su entorno, la venta del negocio de armas sorprende y deja anonadada por su facilidad, aceptación y comodidad de acceso a la venta y uso como negocio sucio, la conversación de la dispar pareja te entona hacia un estado de involucración por su relación y resolución futura, los breves y escogidos diálogos permiten conocerlos, situarlos e intimar con ellos, que te importe su persona y desenlace, hace que éste empieza a suceder dentro de su caos, reveses y respuestas inesperadas, en un cierre cortante y gélido que clarifica insensiblemente la situación relatada.
Porque expone crueldad seca, de humanidad envolvente, en esa combinación novato/experto que define cada una de sus intenciones, la ingenuidad frente a la argucia y frialdad de resolver los hechos, reconducir la situación y sobrevivir, sin pena ni martirio, a lo sucedido, un desamparado chaval, cuya familia no es el apoyo necesario en los malos momentos y esa duda, de acto repentino e impulso descontrolado, que vira hacia la urgencia del escape, donde los mandos y roles se intercambian y establecen con fuerza.
Gabriel Ripstein escribe y dirige una breve y sencilla historia, de violencia intimista y física, donde todo vale para hallar la ruta de regreso a la seguridad del inicio, austera, directa, de planos cercanos, en su facial enfoque, para la manifestación de una esencia limpia que esconde su verdadera naturaleza, consigue que te intereses, pero también deja muchas preguntas sin respuesta, insinúa en varios aspectos, dejando mención y rastro de cada uno de ellos, pero con una escogida levedad que no sacia en lo dicho pues, en el fondo, se centra en esa evolución y progreso de una pareja que va mostrando sus cartas, para tejer su jugada y ganar aquel con cara de poker que mejor controlaba sus emociones y que iba a lo importante, salir entero con el botín de la vida, no importa a quién se lleve por delante.
En esa conversación escueta, de escogidas sentencias e información clave en el anticipo de sus pasos, se centra y perpetua decorando la misma con el control, detección y abastecimiento del ilegal mercado de armas entre la frontera mexicana y estadounidense, dos trabajos, cada uno a lo suyo, que convergen por precipitación de circunstancias, ayuda, confesiones y traición en un argumento escueto, letal por escenas, hueco en instruir y documentar que anda a cámara fija para mostrar, sin filtro ni tapujos, el rostro emocional, severo o confuso, tenaz o acobardado de quien debe decidir en un segundo, pues la partida continua, más viva que nunca y no para a esperar a nadie.
No defrauda, aunque tampoco cumple todas las expectativas, quedas con la sensación de querer más, corta la historia y sigues mirando la pantalla, con ese descubierto desconcierto que te cerciora únicamente quería relatar la agónica anécdota de una impersonal jornada de trabajo, no profundizar en sus vidas, ni marcar tendencia emotiva.
Sabes de ellos lo suficiente para conformar un retrato honesto y duro, tirante y atormentado de cada uno de ellos, pero sin huella definitiva que prenda mecha en el recuerdo pues, una vez acabe el trabajo, hay que volver a la desconexión, calma y estabilidad de la existencia y dejar la maloliente basura y los rasguños ocasionales, fuera de ella para que no la roce ni ensucie.
600 millas de carretera y conducción ingenua que viran hacia el desorden y peligro de conducir con precipitación, sin el instinto de controlar el tráfico y la carretera, árida y afilada, estimula sin colmar todas las exigencias de tu apetito, el sofoco de su desasosiego se soluciona rápido, hay que volver a casa.
Lo mejor, la tensión y confianza que genera con apenas elementos.
Lo peor, quedas con hambre en su argumento.
lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
El debutante Gabriel Ripstein consigue sacudirse la sombra de su influyente padre en apenas su primera película, ganadora del premio a la mejor ópera prima en el Festival de Berlín, en un relato que narra una historia en un contexto por demás actual.
Arnulfo (Kristyan Ferrer) es un jovencito que introduce armas a México a través de la frontera norte con la complicidad de otro joven norteamericano de casi la misma edad, con una facilidad tal como comprar comida en cualquier local, luego esas armas las transporta hasta entregarlas a un grupo de narcotraficantes.
Pronto llaman la atención de Hank (Tim Roth) un agente de la ATF (Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de fuego y Explosivos) que empieza a seguirlos y cuando decide actuar es sorprendido por uno de ellos y posteriormente secuestrado por un asustado Arnulfo, que al igual que hace con las armas, logra introducirlo a México y viajar con él sin tener muy en claro que es lo que hará.
A partir de ahí la película tomará el formato de una road movie donde captor y secuestrado irán tejiendo una historia de falsas complicidades, en un juego donde un inmaduro Arnulfo y un manipulador Hank intentarán demostrarle al otro quien tiene el control de la situación, en un relato que apela al realismo ayudado por el excelso trabajo de Alain Marcoen, habitual fotógrafo de los hermanos Dardenne.
El filme de Gabriel Ripstein consigue trazar un par de personajes bien delineados y lejos de estereotipos en una narración despojada de sentimentalismo y manipulación hacia el espectador, que primero evoca lo que parecen ser ciertas incongruencias dentro de la trama, de los personajes y charlas en apariencia banales y que después consigue resignificar tras el visionado final del filme, sobre todo de las últimas escenas.
Ripstein hijo consigue sostener la tensión sobre todo en el último tramo, gracias a un consistente guión escrito a cuatro manos con Issa López, en una sólida ópera prima que ha sido seleccionada por la Academa Mexicana para buscar el Oscar a mejor película en lengua extranjera.
http://tantocine.com/600-millas-de-gabriel-ripstein/
Película que ha estado sonando mucho en el transcurso del año en distintas premiaciones, desde su estreno en el Festival de Berlín, donde consiguió el premio a la mejor primera película. Ópera prima de Gabriel Ripstein, hijo del reconocido director mexicano Arturo Ripstein.
Escrita y dirigida por Gabriel, el filme cuenta la historia de Arnulfo Rubio, un joven de Sinaloa que se encuentra incursionando en el negocio del tráfico de armas de Estados Unidos a México. La película inicia justo cuando Arnulfo se encuentra en una tienda de Estados Unidos con otro joven amigo norteamericano en una tienda de armas. Podemos ver la facilidad con la que pueden acceder a esta compra, un tema que ya otras películas han abordado con éxito. Teniendo en cuenta ese precedente de películas sobre este tema, la película también presenta un interrogante al inicio, ¿qué van a hacer los dos chicos con esas armas? Lo primero que uno puede pensar, ya que no tenemos ninguna información, es alguna masacre de las que suelen suceder en USA. Pero pronto los jóvenes, en especial Arnulfo, el mexicano toman nuevo rumbo y pasan la frontera. Un día los jóvenes son descubriertos por un veterano agente de la ATF, que se embarca en un viaje con Arnulfo para descubrir las raíces del negocio… pero descubrirá muchas más cosas.
La película traía muy buenas credenciales, además del galardón en Berlín, presenta en su elenco al excelente actor Tim Roth. La película inicia de forma muy prometedora, algo que me sorprendió desde el inicio como hasta la mitad es la capacidad de contención, ya que el espectador piensa que en cualquier momento puede pasar algo, pero se logra mantener el tiempo y esa atmósfera opresiva y de peligro, manteniendo la tensión. Luego asistimos a una especie de road movie donde los dos personajes centrales atraviesan diversos problemas en el cruce de la frontera, y donde se conocen un poco más.
Lamentablemente la película no se mantiene, y en la segundo mitad, a pesar de que hay mayor acción, de repente todo resulta disparatado y confuso, lo que muestra ciertas falencias en el guión y un muy mal montaje. Te queda la sensación al final de decepción, ya que piensas que pudo haber sido una mejor película, si hubiese sido mucho mejor contada y editada, ya que tenía suficientes ingredientes. Pero al final, se quedo en lo interesante y las buenas intenciones de un nuevo novato y promesa del cine mexicano.
http://asbvirtualinfo.blogspot.com.co/2015/09/critica-pelicula-600-millas-gabriel-ripstein.html
http://frasesdecineparaelrecuerdo.blogspot.com.co/
Fue producida por Emilio Azcárraga, sí, el dueño de Televisa. Ese gran padrino explica por qué el director ha sido entrevistado en todos los medios posibles, pero la calidad del filme no me parece tan grande. Me pareció algo floja la película, y no levanta ni cuando Arnulfo se ve al espejo, en una copia de la famosa escena de la película Taxi Driver .
Sucede que no me lo creo. A últimas fechas la gran mayoría del cine mexicano que se produce va en la misma línea: argumentos parcos, minimalismo, autocondescendencia y encuadres que entre más lentos mejor. Parece ser que se trata de tomar el tema que esté en boga o que por lo menos sea controversial, partir de eso sin importar que la forma en que sea contada la historia no corresponda a su realidad. No basta con dos o tres secuencias absurdas para justificar de lo que se habla, queda un hueco que proponen llenar con la ya gastada propuesta de cada quien saque sus conclusiones. Cierto que en el arte tomamos diferentes perspectivas, pero creo yo que se está abusando con estos ejercicios de supuesta crítica, que más bien parecen crónicas periodísticas que rayan en lo repetitivo y no llegan a ninguna parte, excepto al hastío. La cámara a veces habla sola, éste no es el caso.