44 Inch Chest (La medida de la venganza)
Sinopsis de la película
Cuando Colin Diamond, el dueño de un garaje, descubre que Liz, su mujer desde hace más de 20 años, va a dejarlo por un joven y apuesto camarero, sufre una crisis nerviosa. Cuatro amigos suyos deciden vengarse: secuestran al amante y lo encierran en una casa abandonada. A continuación lo someten a un peculiar juicio, pero Colin no es capaz de ser juez y, mucho menos, verdugo. La vida del camarero pende de un hilo.
Detalles de la película
- Titulo Original: 44 Inch Chestaka
- Año: 2009
- Duración: 94
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Opinión de la crítica
Película
5.4
47 valoraciones en total
A esta ópera prima sólo le bastan 10 minutos para conseguir engancharte, tiene un arranque bastante bueno, es una película muy teatral, ya que la acción principal transcurre en una habitación,y sinceramente no echarás de menos grandes escenarios, ya que la fuerza de la película reside en los diálogos de sus protagonistas, y tanto la puesta en escena como las interpretaciones son notables.
Me llegó la definición tan realista y tan desesperada, que hace el protagonista sobre el amor.Al igual que la intromisión de imágenes del clásico Sanson y Dalila , a modo de explicación de lo mal que te lo puede llegar a hacer pasar una mujer cuando, nunca mejor dicho, te ciega el amor.
Ray Winstone lo hace realmente bien en el papel de hombre sorprendido, desesperado, incomprendido y dubitativo ante la repentina infidelidad y no correspondencia de su mujer
Jonh Hurt y Ian McShane están sensacionales, interpretan a los personajes que despuntan con mas carisma y personalidad, gozan de bastante protagonismo a lo largo del film.
Para terminar, me gustaría concluir, añadiendo que en sus últimos 20 minutos la película baja en ritmo, y pierde un poco el sentido, después de algún que otro altibajo y , aunque Malcolm Venville no finalicé a mi parecer demasiado bien, esta interesante y original primera película, merece la pena verla.
La película comienza con buenas sensaciones. En apenas 5 minutos ya nos hemos metido en ese cuarto destartalado, sucio y viejo, donde prácticamente se va a desarrollar toda la historia. La pregunta que nos hacemos entonces, es, como siempre, si con la sencilla idea con la que parte de inicio se podrá mantener la tensión en el espectador sin tener que recurrir a trucos de cualquier clase. Y vaya, durante casi todo el metraje lo consigue. Y digo casi, porque los últimos 15 minutos se notan algo forzados.
Y si la película se mantiene es sobre todo por dos pilares, las enormes interpretaciones de un reparto en estado de gracia, y unos diálogos ágiles, rápidos e ingeniosos. No necesita más. Se sostiene sola. Con 5 matones y un tipo encerrado en un armario se saca auténtico petroleo.
Como aspecto negativo, resaltar que no todos los personajes están igual de bien definidos o dibujados, que cerca de acabar baja en intensidad y que, por poco, por muy poco, no termina de conseguir mantener el ritmo en el espectador en la parte final, y debemos recurrir a viajes a otras localizaciones.
Mención especial para la forma de describir el amor del protagonista. Realmente creo que estamos ante una de las películas románticas más grandes de los últimos años. Sí, han escuchado bien, porque todo gira en torno a ese concepto. Y de como inexplicablemente todo se rompe y el tremendo dolor que eso produce. Aunque, otros, como Pas, dirán que la culpa es siempre de la mujer.
Posiblemente tenga una de las mejores reflexiones de lo que puede llegar a ser el amor. Lo cierto es que en ningún momento sabes quienes son esos tipos a los que ves en pantalla, ni a que se dedican. Al final no te importa, te dejas llevar por el magnetismo de los McShane, los Wilkinson, los Hurt, y por supuesto, los Winstone. Unos diálogos genialmente elaborados, y deshilachados con perfección por los protagonistas. ¿Que importa lo demás? A veces, parece más una obra de teatro, a veces tiene aire de cine de gangster, pero nunca sabes a que atenerte, y eso en mi opinión es una ventaja. En algún momento de la película, se desvirtúa, se hace más densa, se pierde y tu con ella, pero nunca te parece mal, porque es un viaje, y el remero es Ray Winstone. Lo que le falte a la película que nadie lo diga, que se lo calle, es mejor dejarla así: Impura.
44 no logra desprenderse jamás de ese espíritu experimental que la acosa: no tanto por sus recursos narrativos sino por su obsesión por explotar al máximo sus limitadísimas posibilidades. Puesta en escena y actores, de eso se trata. Venville propone, en última instancia, un simple ejercicio de estilo, y la peli en cierta forma lo resiente.
Dentro de ese cuarto viejo y gastado se mueve un mundo. Afuera del mismo solo asistimos si los protas se disparan mentalmente al pasado para complementar las lagunas argumentales: un recurso exigido y es que las limitaciones de 44 son las mismas que se presentan en una obra de teatro, una puesta en escena cerrada sobre sí misma y un grupo de tipos debatiendo (a veces más de la cuenta) sobre los avatares del amor y sus secuelas. El director no puede evitar hacer uso de elementos innecesarios: mención a otras pelis, protagonismo de actores que no aportan demasiado con sus subtramas y, principalmente, un homoerotismo muy marcado que sobrevuela toda la obra.
Limitada hasta sus extremos, 44 encuentra lo poco que puede descubrir y su localización muere allí mismo, quizás demasiado tarde, o quizás muy temprano.
Para aquellos que disfruten con el cine teatral, en el sentido más puro del término, supongo que 44IC será una gozada: un puñado de grandes actores encerrados entre cuatro paredes -con pequeñas excursiones surrealistas- gritando y gesticulando en un no parar. Realmente están espléndidos, sobre todo Hurt y Winstone, uno de los pocos intérpretes capaces de transmitir más con un movimiento de ceja que la mayoría declamando Hamlet. Eso sí, imprescindible la versión original, sus voces son media película.
La cosa gira en torno a un ataque de cuernos: la mujer de Winstone se lía con un joven camarero. El pobre no sabe cómo se las gastan el marido de su amante y sus colegas, unos tipos malcarados, duros y retorcidos de cojones. Así que lo secuestran y comienzan a putearlo a base de bien, en plan ‘Reservoir Dogs’. Aunque el mayor suplicio para el cautivo, me temo, es el bombardeo de disquisiciones metafísicas acerca del amor, la muerte, las modalidades de penetración y hasta la melena de Victor Mature. Yo también estaba sufriendo con tanta pose y semejante fraseología.
Muchos plano-contraplano, muchos rostros desencajados y sudorosos, pero una historia que no da mucho de sí, porque todo es un mero pretexto para que los guionistas, por boca de los personajes, se explayen con algunas concepciones sobre la condición humana que harían parecer a las hordas de Atila nihilistas revolucionarios. Los actores se salen, puede que más de un espectador también.
Como las ostras, habrá quienes la vean con deleite y quienes tengan la sensación de estar comiendo mocos al limón. Yo no tengo muy claro dónde situarme, la verdad, pero me quedaré con la duda porque antes de volver a verla se me ocurren miles de cosas mejores que hacer…