21 gramos
Sinopsis de la película
Una historia de esperanza y humanidad, de miseria y supervivencia, que explora las fuertes sensaciones emocionales y físicas de tres personajes: Paul (Sean Penn), Gato (Benicio Del Toro), y Cristina (Naomi Watts) unidos por un accidente inesperado que hace que sus vidas y destinos se crucen, en una historia que los lleva al amor y la venganza. 21 gramos hace referencia al peso que perdemos cuando morimos, el peso llevado por los que sobrevivan.
Detalles de la película
- Titulo Original: 21 Grams
- Año: 2003
- Duración: 125
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Opinión de la crítica
Película
7.6
93 valoraciones en total
El esquema argumental sonará familiar a quienes conozcan otras obras del director: los destinos de tres parejas diversas quedan ensamblados a partir de un accidente trágico.
La película maneja con vehemencia y valentía un tema áspero: los alrededores de la muerte.
Los actores (Naomi Watts, Sean Penn y Benicio Del Toro), bien dirigidos, plasman en pantalla un enorme empeño interpretativo. Dan cuerpo al desgarro por la pérdida de familiares, al instinto de sobrevivir hasta el último aliento, la angustia religiosa, el afán de venganza justiciera…
Mediante cámara en mano, y una sombría y densa fotografía, montada con ritmo nervioso, se cuaja una atmósfera saturada de dolor y angustia.
Para intensificar la carga emocional, el relato de la sencilla historia es sometido a minuciosa fragmentación, el orden cronológico se baraja y reparte por el film más o menos aleatoriamente.
Es una estrategia que puede dar grandes resultados, y El Padrino es muestra modélica de ello.
Pero en 21 gramos los fragmentos se presentan demasiado revueltos, y cada cambio de escena termina suscitando en el espectador la pregunta: ‘¿Y ésto cuándo es?’, pregunta cuya reiteración crea ruido en vez de misterio.
(La emotiva atmósfera, conseguida en detrimento de la coherencia narrativa, no deja apenas sitio al pensamiento, que podría enfriar el clima, pero se cuela con frecuencia esa pregunta. Un esfuerzo mayor a la hora de prevenir confusión innecesaria habría mejorado la película sin restarle la fuerza expresiva que rebosa.)
Aparte de las reflexiones finales sobre la vida y la muerte, sobre la frontera entre ambas, reflexiones que incluyen la alusión a aquello que pesa 21 gramos, tiene notable profundidad la escena en que dos personajes hablan de la matemática de los encuentros, de cómo hasta el suceso más nimio está cifrado, y se cita un poema que comienza: La tierra giró para acercarnos… *.
(7,5)
Camioneta.
Tratamiento de fertilidad.
Sermón en la iglesia.
Un cigarrillo a escondidas.
Te despiden.
Mensaje en el contestador.
Una fiesta.
Un donante, un corazón.
Atropello y huída.
Tu casa desordenada.
Tu vida desordenada.
Drogas.
Pistola huérfana.
Así no puedes conducir.
Salir de la cárcel.
Volver a la vida.
Huir.
Buscar.
Encontrar.
Disparos.
Muerte.
Hospìtal.
Retazos unidos por un montaje feroz, artificio que le otorga a la película una fuerza añadida hasta convertirla en cruel de cara al espectador.
Iñárritu maneja la historia con un pulso magistral, enseña y esconde al tiempo que hace contagiar tus pensamientos con los de unos personajes maravillosamente encarnados por Penn, Watts y del Toro. 21 gramos es un claro ejemplo de película capaz de destrozarte por dentro, el caos llevado a la pantalla, de ahí el artificio, de ahí la potencia de su historia.
Una emocionante y descarnada fábrica de sensaciones.
Al principio 21 gramos parece ser el fruto de un director medio loco que ha cortado en pedacitos la película y que luego la ha recompuesto sin ton ni son. A su lado, Tarantino podría definirse como convencional. Pero mientras los minutos avanzan va descubriéndose una historia bella, emocionante, terrible. Amor, violencia, azar, fatalidad…todo se une aquí para crear una gran película, de esas que no olvidas nunca y que se disfrutan más cuando se ven por segunda o tercera vez, cuando se descubren todos los matices, y la sorpresa y el desconcierto ya no son un obstáculo.
Historia dura y bella, con todo tipo de emociones profundas y sentimientos desquiciantes que llevan a un horror de lo mas potente que se haya visto en una historia por otro lado compuesta por vidas del día a día.
Diferentes formas de amar a una pareja y a una familia bordadas por también diferentes grados de violencia tanto doméstica como personal y social.
La mas completa variabilidad del azar que puede salvar la vida de alguien que prefiere morir y llevarse las vidas de las mas inocentes criaturas.
Me imagino que si lees otras críticas todas pondrán que lo mejor son las interpretaciones pero es que es una verdad absoluta, desde los secundarios hasta el trío mas importante del cine desde Uno de los Nuestros (Liotta, DeNiro y Pesci): Sean Penn te contagia el dolor de la enfermedad crónica progresiva y terminal salvo milagro de la sanidad (y eso en USA es mucho milagro), Del Toro y su cara descompuesta y mirada de frustración y Naomi Watts con la mejor actuación femenina que conozco o que haya podido ver jamás y su regreso a su oscuro pasado de forma totalmente accidental y es que como se muestra, la vida es un círculo y siempre regresas a lo que eres.
Estas críticas también aplaudirán dirección, guión, fotografía con una cámara que le da un toque realista y banda sonora simple pero contundente y muchas criticarán el formato suicida de puzzle atemporal del que yo opino que no era necesario para que este film fuera una auténtica obra de arte con mayúsculas pero que la diferencia de otras historias dramáticas y que te pega mas a la butaca.
Por último resaltar que se tocan temas tan actuales como el ya mencionado de las enfermedades del mundo desarrollado y otras como la creencia y a lo que ha quedada relegada la iglesia, el tema de las inseminaciones, la dificultad para trabajar en una sociedad que tacha a las personas por su pasado….
El eficiente dúo Iñárritu-Arriaga ha creado algunos de los mejores dramas corales de los últimos tiempos. Todos ellos con fuerte carga social y crítica, con inmensas disecciones del dolor humano y de las miserias que arrastramos.
En todos los casos, la tragedia parte de un hecho fortuito que provoca una reacción en cadena y que afecta a un entramado de individuos que, a partir de ese hecho fatal, quedan conectados para el resto de sus vidas.
En Amores perros el desencadenante era un accidente de tráfico a partir del cual se involucraban en la misma historia un muchacho que flirteaba con la delincuencia y las apuestas ilegales, una modelo con una gran carrera por delante y un vagabundo y mercenario que prefería la compañía canina antes que la humana.
En Babel todo daba comienzo a partir de un malhadado disparo, que unía a una familia de pastores marroquíes, a un matrimonio de turistas estadounidenses, a la niñera mexicana que cuidaba de los hijos del matrimonio, a la familia de ésta, y a una chica japonesa.
En 21 gramos , un atropello destroza de golpe varias vidas, deja detrás un vacío que no se puede llenar, un atroz remordimiento, y también, paradójicamente (como tantas cosas lo son) salva la vida de un hombre.
El experto montaje no lineal muestra trozos salteados de las subtramas en distintos momentos en el tiempo y sin seguir un estricto orden cronológico, pero avanzando hasta el núcleo que dio origen al dramático vínculo. Un vínculo que habría de encadenar los destinos de un marido y padre de familia que intentaba reformarse de sus turbios antecedentes, de una esposa y madre que había encontrado la felicidad, y de un hombre gravemente enfermo que continúa con su mujer por pura inercia.
Varias vidas que concluyen, otras a las que se les insufla nuevo aliento, almas destruidas y alguna que halla una nueva esperanza antes de cerrar los ojos a la eternidad.
Y a todas ellas la providencia, el destino o la simple casualidad (aquello en lo que creáis más) las estrechan de las manos entre lágrimas, entre las punzadas de sufrimiento de este mundo que a veces se convierte en el más negro de los pozos para regresar después a la luz de ese túnel que tal vez sea el principio y el final de todo.
Los veintiún gramos que perdemos en el instante de la muerte tal vez sean el peso del espíritu cuando abandona el cuerpo con el último estertor.