20.000 días en la Tierra
Sinopsis de la película
Drama y realidad se combinan en 24 horas ficticias en la vida del músico e icono cultural internacional Nick Cave. Con ideas sorprendentes y un íntimo retrato del proceso artístico, la película examina lo que nos hace ser lo que somos y celebra el poder transformador del espíritu creativo.
Detalles de la película
- Titulo Original: 20,000 Days on Earth
- Año: 2014
- Duración: 95
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Opinión de la crítica
Película
7.1
52 valoraciones en total
Accedo a este documental de ficción en torno al músico australiano y al parecer icono cultural desde el más absoluto desconocimiento de su obra y filosofía existencial. Mi formación en la edad clásica del rock de los 70 algo ayuda a interesarme por su trabajo y su persona.
El punto de partida de este brillante trabajo cinematográfico es el de una persona que ya ha vivido y muy intensamente 20.000 días (unos 55 años). Consagrado en la actualidad, habla y habla sin parar de su relación consigo mismo y con su música, desde la perspectiva de un tiempo que se le escapa como a todos, acompañado de sus fantasmas con los que dialoga, con su trabajo y su público. Que nadie espere un biopic, ni un repaso a su trabajo ni sus éxitos. La película, más que un documental es una ventana caleidoscópica y subjetiva a un momento del alma de un artista, una reflexión poética sobre ese mundo entre la realidad y la fantasía donde nace no lo que somos sino lo que sentimos en un bucle mortal que aspira a inmortalizarnos. Y además interpreta tres temas que poseen fuerza evocadora, desgarro, lirismo, con una estructura casi chamánica, hipnótica, ancestral.
Los documentales musicales que se centran en una figura de referencia, en este caso el cantante británico Nick Cave, corren el riesgo de convertirse en una alabanza constante a su protagonista y en una descripción convencional de las interioridades de la persona-artista, como haría un reportaje televisivo diseñado por y para un público fan. Por fortuna, 20.000 días en la tierra trasciende su idea de base (contarnos un día, entre real y ficticio, en la vida de Nick Cave) para convertirse en una gran exposición y reflexión de muchos temas que suelen acompañar a los mitos musicales: el peso de la fama, los secretos de los procesos creativos, la necesidad de conciliar las vertientes persona-personaje, etc.
Ian Forsyth y Jane Pollard retratan a un Nick Cave plausible y multifacético, extravagante y cercano al mismo tiempo, equilibrando la mística de la star con la cotidianidad del cantante que, al bajarse de los escenarios, se parapeta en su gran mansión y se entretiene con pasatiempos bastante simples. El film nunca se refugia en la docurrealidad (no vemos la rutina de Cave, sino una exploración de su mente, de sus obsesiones y pasiones) y se permite licencias poéticas que dan ritmo al metraje: los números musicales, por ejemplo, funcionan más como intermedios lógicos dentro de la trama que como un ejercicio de promoción comercial (aunque Cave canta, en su mayoría, los temas de su último trabajo discográfico). Y sobre todo consigue que los acérrimos de Cave salgan del cine extasiados, y que los que desconocen al cantante sientan curiosidad por buscar los cds y la biografía de Cave nada más llegar a casa.
Lo que queda de este viaje dentro y fuera de bastidores es una celebración de la vida, de esos 20.000 días de existencia que Cave anuncia nada más empezar la película. El film termina con otro plano igual de potente: Cave lanza un canto a la libertad personal, a la persecución de los sueños y a la lucha constante mientras la cámara nos muestra la inmensidad de una playa en mitad de la noche. Un film épico en fondo y forma que demuestra la capacidad del arte por cambiar nuestros destinos: a Cave, sin duda, el descubrimiento de la música le cambió la vida, y no descartamos la posibilidad de que el visionado de 20.000 días en la Tierra pueda cambiar para bien la vida de muchos espectadores.
@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
20.000 días en la Tierra es el documental sobre el cantautor Nick Cave, un depredador de los escenarios con más de 30 años en activo y 16 discos en el mercado.
Sin embargo, el film dirigido por Iain Forsyth y Jane Pollard no es, bajo ningún concepto, una oda hacia el artista nacido en Australia. No existe un constante e impostado endiosamiento hacia el personaje porque no es necesario. Es innegable que, independientemente de si gustan sus composiciones, la propia figura de Nick Cave desprende grandeza por sí misma.
Las canciones son un elemento más de la película, bien cohesionadas con las inquietudes, pensamientos y obsesiones del artista, lo que constituye un gran logro. No es sencillo que una obra de estas características evite dejarse llevar por la estética de videoclip abandonando la historia, para acabar siendo una mezcla heterogénea entre música y trama.
En cierto modo, debo contradecir lo expresado al comienzo de esta crítica, 20.000 días en la Tierra no es solamente un film sobre Nick Cave. Es hora y media de reflexión sobre la música, o incluso más que eso, sobre el arte de la creación y su importancia en la vida. Su capacidad transformadora y conmovedora. I’m transforming, I’m vibrating, dicen precisamente Nick Cave & The Bad Seeds en Jubilee Street.
Generalmente, distraerse durante la proyección de la película es un mal síntoma, pero n este caso es un elogio, porque 20.000 días en la Tierra plantea incógnitas y apela a la introspección de los propios espectadores, y no hay mayor virtud en un film que trascender a su visionado.
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Vi el docu ayer y, la verdad, ojalá no lo hubiera visto. El arte es una cosa que no se puede explicar: quiero decir que es como el Mitos del que hablaban los griegos, e intentar convertirlo en Logos desde la presuntuosidad y tirando costantemente del recuerdo de uno mismo para construir en lo sucesivo más recuerdos solo centrados en ti, deja al artista, para mi gusto, flirteando con el ridículo.
En este sentido, la idea que tenía de Nick Cave a través de su música, letras y mensaje, no se dice en absoluto con el argumento patético con el que el artista intenta explicar su arte desde un egocentrismo, postureo y endiosamiento que, lo único que hace, es ensuciar la pureza que trasmiten los resultados finales que, por lo que veo, están demasiado prediseñados por parte del señor Cave.
Nick se sabe aburguesado, hibernado en algo de lo que no puede escapar. El sentido de la vida para él reside en una caja espaciotemporal limitada a la adoración por sí mismo, rodeada de un museo personal que al universo le importa una soberana mierda y al que él da demasiada importancia.
Diré para terminar, que el docu entero es un grito desesperado de un hombre que no quiere aceptar la entropía del universo y que se refugia en la utopía imposible de convertirse en un dios inmortal.
Voy a tratar de engañarme cuándo escuche, lea o recuerde su obra, porque como la asocie con este narcisista cazarecuerdos de mundo cuadriculado, terminaré regurgitando lo ingerido para no volver más al restaurante/cabaret que regenta.
Técnicamente el docu es muy bueno (encadenados, música, dirección, fotografía, etc…) …pero nada más.
El tándem creado por Forsyth y Pollard dirige este experimento entre documental y viaje interno de uno de los músicos más originales e hiperactivos de la música contemporánea como es Nick Cave.
La película no se convierte en el clásico documental biográfico que enaltece al artista al que se refiere sino en una especie de viaje psicológico y espiritual hacia lo que significa ser artista, el origen de las ideas e inspiraciones o la importancia de nuestros recuerdos para seguir adelante y para la creación artística.
Aún sin ser un gran seguidor de la música de Cave, las estimulantes conversaciones de él mismo y los temas que trata pueden llevarse más allá de su propia figura, convirtiéndose en un análisis psicológico de cualquier inquieto artista y ser humano.
Un documental verdaderamente estimulante en el que colaboran compañeros en el pasado de Cave, como la cantante australiana Kylie Minogue o su gran compañero de filas musicales Warren Ellis, y en el que el músico busca encontrarse interiormente a si mismo. Un documental genial en su forma mezclando ficción y realidad, abstracto pero verdaderamente fascinante y lleno de ideas y filosofía que atraparán a todos los que tenemos preguntas como el propio Cave sobre la vida y el tiempo.