Yo, Viernes
Sinopsis de la película
La historia, cuyo narrador es Viernes , se inspira en Robinson Crusoe , la famosa novela del escritor inglés Daniel Defoe. Los días de soledad de Robinson Crusoe (Peter OToole) tocan su fin, cuando un indígena (Richard Roundtree), único superviviente de un rito tribal, aparece en la isla. Crusoe le da el nombre de Viernes y lo toma a su servicio como criado. Como pertenecen a culturas radicalmente distintas, los conflictos cotidianos entre ambos son constantes: Robinson pretende que Viernes adopte sus costumbres, pero el nativo no puede ni quiere olvidar sus orígenes. Sin embargo, se da perfecta cuenta de que para sobrevivir en el extraño mundo del hombre blanco, no tendrá más remedio que actuar con astucia y cumplir, aunque sea aparentemente, sus normas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Man Friday
- Año: 1975
- Duración: 115
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Opinión de la crítica
6.2
31 valoraciones en total
61/02(05/04/16) Divertida revisión al clásico de literario de aventuras de Daniel Defoe de 1719 (Robinson Crusoe), al conocido relato se le da la vuelta y es enfocado desde el punto de vista del negro, esto sirve para ser abordado en clave humanista, para hacer una crítica a nuestra civilización occidental, a nuestra cultura, a su materialismo, su racismo o su religión. La dirección de Jack Gold se apoya en un guión de Adrian Mitchell (Marat/Sade), que a su vez se basa en su propia obra de teatro de 1973, Mitchell es un militante izquierdista que vuelca su ideario político en el argumento. Ingenioso relato que es capaz de hacer con sus escasos recursos de personajes una alegoría orwelliana sobre la revolución obrera, sobre rebelarse contra el opresor, contra las injusticias sociales, asimismo arremete con mordacidad contra las codicia monetaria, todo esto en contraposición contra los Incivilizados aborígenes negros, a los que el film personifica en Viernes, un tipo sagaz, y que sabe darle la vuelta a todo lo que se le intenta enseñar. Es un film hijo de su década, con muchas canciones de ritmos setenteros negros, años en los que nació el cine blaxploitation y en los que los héroes eran gente de color (o sea negros), y en los que se trataba a los blancos como viles aprovechados de los de color. Entretiene y no se hace pesada, tiene picos de momentos muy apreciables, pero en otros tramos se pierde en inanidades, cuando no en ridiculeces sin sentido, me refiero al momento aparatos voladores. Los protagonistas O’Toole y Roundtree realizan unos notables papeles.
La historia es narrada por Viernes (Richard Roundtree), miembro de una tribu de negros. Viernes naufragó con cinco compañeros en una isla, uno de ellos ha muerto, y como un ritual de permanecer con ellos los tres restantes se lo comen, en estas aparece un blanco armado, Robinson Crusoe (Peter O’Toole), que lleva años solo en la isla tras un naufragio, que ante la escena de canibalismo mata a tres de ellos, y como cree que Viernes es el prisionero de estos no lo dispara, lo toma bajo su protección, y comienza a civilizarlo, empezando por enseñarle su idioma, para después educarlo bajo el prisma occidental judeo-cristiano, el cristianismo, la propiedad privada, los deportes, el capitalismo, el castigo, etc, pero Viernes no se deja manipular fácilmente.
Una cinta que nos habla con cinismo de las relaciones entre blancos y negros, del choque de culturas entre las dos razas, de la incomprensión y la intolerancia a las costumbres ajenas. Una narración en que se da la vuelta a la tortilla, y es Viernes el listo, el comprensivo, el amable, el civilizado, frente al blanco que refleja todo lo pernicioso de nuestra cultura, los prejuicios, la violencia y el odio al paganismo. Además el guión realiza una irónica crítica al capitalismo, a su voraz ambición desmedida por obtener algo tan superfluo como el dinero, y es que donde no tienes para gastarlo, da igual que tengas millones. Entre estos dos protagonistas se establece un tour de forcé, un enfrentamiento de formas de vida donde sale mal parada la occidental.
Lo malo es que los personajes quedan muy caricaturizados, muy polarizados, muy extremos, se nos ha hurtado cualquier atisbo de problemas de supervivencia, viven sin escaseces, no se aprecia penuria alguna, todo se vuelca en la batalla civilizaciones, queda muy esquemático y artificioso todo, una vez ha pasado el efecto de la visión de Viernes la historia divaga por gags un tanto irregulares, unos mejor que otros, y ninguno con poder de durabilidad en la memoria, con diálogos desequilibrados en su fuerza, y faltos de fuerza. Tampoco ha sido un buen recurso los flash-backs a dornados con la música, bastante molestoas estas cancioncitas, quizás en su momento quedaran bien, hoy quedan muy desfasadas.
La puesta en escena resulta buena, con un meritorio diseño de producción Peter Murton (Teléfono Rojo, El hombre de la pistola de oro o Muerte en el Nilo), filmándose en México, con una excelente reflejo de la isla desierta, con una pomposa cabaña y artilugios de Robinson Crusoe, muy en el tono satírico de la obra, con una correcta fotografía Álex Philips jr. (Quiero la cabeza de Alfredo García o La cabra), captando el humor y el cinismo de la historia, pero sin dejar marca. Adornado esto con la esmerada música Carl Davis (El maquinista de la general, El Hombre Mosca o El Fantasma de la ópera), acunando la acción sin estridencias, pero sin marca.
Peter O’Toole cumple con su papel, destila fanatismo religioso, arrogancia, engreimiento, y lo hace con gran naturalidad, sin histrionismos baratos. Richard Roundtree compone con simpatía y entusiasmo a viernes, le da un que de cinismo e inteligencia que le va muy bien, mantiene apreciables duelos con Crusoe, aportando buena salsa para sacar buenos momentos del film, aunque tienen no excesiva química entre ellos, tampoco el guión hace mucho por compenetrarlos. (sigue en spoiler)
Ingeniosa película, que transforma el clásico de Defoe en una visión descreída del poder blanco, su cultura y civilización.
Aquí se nos enseña, que las llamadas tribus aborígenes no eran tan palurdas como nos han hecho creer desde pequeños,en esta parte del planeta llamada el primer mundo.
Con tintes pseudo-revolucionarios, Viernes (un prodigioso Roundtree), poco a poco va haciendo caer todos los dogmas de Crusoe ( un prodigioso OToole)…. Incluído el vil metal, y es que en esta película se nos muestra lo ilusorio del valor del dinero, y se nos enseña que el verdadero oro (Gold se tenía que apellidar el director), está precisamente en nuestros valores morales y alma.
Una pega le pongo, al haberse rodado en plena ebullición post-hippie los extras parecen salidos de los coros de Earth, Wind & Fire, y las canciones no pegan nada con el conjunto.
Hubiera quedado mejor algo más clásico o étnico para redondear el dramatismo.
INTRODUCCIÓN
Esta gran obra rescata la famosa historia de Robinson Crusoe para darle una vuelta de 180 grados, despojarla de realismo y entretenimiento aventurero y darle un vuelco de talla crítica en un film de ritmo ameno. Es una minuciosa e interesante selección de conflictos y diálogos bien trabajados con una clara intención de reflexión. Si lo que buscas es inmersión o puro entretenimiento debes dar media vuelta, tanto a la película como a esta crítica.
Para conseguir esta reflexión, el film nos presenta a un conservador y civilizado Robinson Crusoe desde el punto de vista de Viernes, un salvaje aborigen de tribu cultural y socialmente idealizada, liberal y sincera en todos los sentidos. Viernes narra en primera persona el choque social y cultural entre los dos, poniendo en duda y juicio del espectador los avances de la civilización moderna.
CUERPO
El encuentro entre los dos náufragos empieza con una situación radicalmente alejada del entendimiento. Crusoe se propone salvar el alma ignorante del salvaje, mientras que Viernes comprende que su naufragio será el menor de sus problemas. Deberá salvarse de esa civilización y, además, se propondrá abrir los ojos, el alma y el corazón de Crusoe para salvarlo de su civilizada enfermedad. Las costumbres y creencias del británico van quedando en evidencia una tras otra frente a la libertad de acción y pensamiento de Viernes. Hay pocos debates que queden sin abrir, desde la religión hasta el capitalismo, pasando por el espíritu competitivo, el egoísmo, el materialismo, la explotación, el modelo educativo, el familiar, la homosexualidad, las inseguridades… y una completa lista de estereotipos que deberían hacer de esta obra un paso obligado por las aulas de todo el mundo (por cierto, los ingeniosos aparatos voladores no son una mera pausa entre tanta reflexión: tratan la esperanza).
La supervivencia o la huida de la isla pasa a ser algo banal en esta bonita historia, donde lo trascendente son las enseñanzas frustradas de un esclavo hacia su amo . Viernes consigue sacar en ocasiones al verdadero Crusoe que vive reprimido en su interior, dando al personaje una curva de transformación ascendente que invitan a soñar con una vida desatada de miedos, prejuicios y culpabilidades. Pero tras cada ascenso se tensan las cadenas que lo atan y lo someten de nuevo a su esclavitud social. Los conflictos internos que sufrirá Crusoe pondrán a prueba todo cuanto es y ha defendido ser. ¿Logrará el esclavo liberar a su amo? Con cada intento frustrado el director nos entrega un mensaje: el hombre no se detiene a reflexionar. La civilización avanza mientras el individuo se somete a ella sin ni siquiera pensar.
El enfrentamiento entre dos culturas tan diferentes nos hace pensar y sopesar los pros y los contras todo el tiempo. Robinson lleva la biblia y la toma a rajatabla. Viernes cree en la esencia de la naturaleza. cada ser tiene su ánima. Las plantas, los peces, los pájaros, las personas. Muy interesante la discusión sobre el trabajo. Robinson le enseña el valor de las monedas y consigue hacerle trabajar por monedas.
El guión de A. Mitchell sitúa la aventura de R.L. Stevenson en una inesperada clave revisionista de gran efectividad plástica y de enorme valor cinematográfico.
A ello contribuye también en buena parte el hecho de que P. O´Toole ofrece una magnífica interpretación llena de sentido.
Se conjugan un excelente argumento, un atractivo guión y una formidable actuación para plantear con sencillez lúdica todo tipo de situaciones que conllevan controvertidas implicaciones conceptuales y culturales.
Y sin perder nunca un notable carácter dramático la historia es capaz de mantener un importante sentido del humor.
Le habría gustado al escritor británico.