Willard
Sinopsis de la película
Cansado de constantes humillaciones en su trabajo durante años, un marginado social libera un ejército de ratas, a las que domina a su voluntad, sobre los compañeros de trabajo que tanto le han hecho sufrir. Remake de La revolución de las ratas ( Willard , 1971).
Detalles de la película
- Titulo Original: Willard
- Año: 2003
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
Película
5.2
79 valoraciones en total
Ya hace algún tiempo que la vi. Y no me desagradó en absoluto.
Pienso que es muy fácil criticar y tachar, y más una película, que goza de todo su tiempo para que, cada uno a su manera, los espectadores la visionen.
Creo que no fue adecuada su propaganda como un filme meramente de terror. Precisamente si hay algo que no encuentras en Willard, es miedo.
Willard es simple y complicado, oscuro e iluminado, frío y calculador. Es más un personaje de thriller que no el héroe de turno que lucha contra el mortal demonio come-almas o lo que sea.
El supuesto monstruo típico de película de terror no és en este caso, un monstruo, porque tampoco pretende serlo.
Es gratificante ver como las ratas, y no las personas, son las únicas que comprenden al desgraciado Willard, un ser humano alienado, y conseqüentemente despreciado por todos.
Además, el escáner que Morgan realiza a Willard es considerable, tratando a las ratas como si parte de su cuerpo fueran. Así Sócrates simboliza la parte bondadosa del protagonista y Big Ben la parte negra y vengativa.
El placer de la venganza es muy poderoso, tanto que Willard no hace caso a los estímulos externos, y descarga toda su furia usando su ratónpolis como arma, aunque sea de doble filo.
Si te dejas llevar por la ambientación y la fenomenal actuación de Crispin Glover, puedes disfrutar de buen cine, que creo más que entretenido. La recomiendo a cualquier que aprecie pequeñas joyas de cine diferente. Alguno podrá sorprenderse.
Y como apunte final, decir que, a momentos, los ratunos, sobre todo los dos protagonistas, dan un papelazo de interpretación, pudiendo ver como casi responden gestualmente con Glover en sus conversaciones.
Fue una sorpresa para mí enterarme que esta atrayente película era un remake de un film de los 70. No puedo establecer ninguna comparación con aquel porque no lo he visto, pero desde luego Willard me ha dejado una agradable sensación por todos puntos que figuradamente toca. Willard Stiles es la metáfora social de los abusos laborales que sufren muchas personas en sus trabajos, una persona desprotegida que lejos de ser apoyado por su viuda madre ésta contribuye a que la humillación continúe en su propio hogar. Sabemos por un cuadro que representa a su padre (y que curiosamente es el actor que encarnó al Willard original) que era la única figura que le apoyó. En el trabajo su jefe le humilla diariamente y está ansioso por echarle del trabajo, el único impedimento es una cláusula que se lo impide por haber sido socio de su padre. Sólo una compañera tendrá conciencia suficiente para apoyarle amistosa y desinteresadamente.
Willard encuentra en un ratón a su mejor amigo, éste como si tuviera conciencia propia es una especie enlace con el resto de roedores que andan por los alrededores y su amistad con él le servirá para formar un ejercito dispuesto a dar rienda suelta a las frustraciones y venganzas del desdichado protagonista. Willard es un film peculiar, diferente en el que las ratas serían el equivalente a las armas empleadas por las personas que víctimas del estrés cubren su desdicha vengándose de las personas que les atormentan de la manera más drástica. Mención especial para la interpretación de Crispin Glover, que está de oscar, junto a R. Lee Ermey que vuelve a engordar su galería de personajes desagradables con un jefe del que todos daríamos buena cuenta. Un film imprescindible, genial, con una banda sonora modélica de Shirley Walker que resalta estupendamente los matices de los personajes con un toque de humor negro que me recuerda mucho a ilustre Danny Elfman. Desconozco la calidad de su homólogo original pero desde luego esta es una película realmente sugestiva.
Partiendo de una base novedosa e interesante, los realizadores debieron imaginar que no sería un proyecto con gran aspiración por triunfar (que yo sepa, nadie paga una entrada de cine para ir a ver a uno de sus mayores miedos corporales, las ratas).
Quizá sea su principal error: esa falta de condescendencia con el jurado.
Sin embargo, mi creciente interés por vislumbrar el aparente, en algunos casos, cine independiente (si hablamos de New Line Cinema, deja de serlo), me lleva a conocer éste tipo de rarezas fílmicas que suelen deparar, en la mayoría de los casos, una grata sorpresa.
Willard arranca con una premisa que cada vez se nos hace mas familiar: un adulto aun conviviendo con su madre, marginado social, aunque haberado gracias a su fallecido padre, y cuyo jefe explota sin remordimiento (el señor R. Lee Ermey sigue tan duro y despiadado como siempre).
Pero en éste caso, el film ha sido edulcorado con la aparición de un ejército de ratas que responden a las órdenes que él les ha enseñado.
Por tanto, la película rezuma efectismo, herramienta con que los realizadores enfatizan su mensaje para mostrar en lugar de sugerir.
Reconozco que nunca viene mal algunas dosis, mientras que el producto no caiga en el puro espectáculo y se olvide de su concepto básico.
A contrario sensu a lo que parece, me sentí satisfecho con la cinta: toda la información que recopilé acerca de Crispin Glover provocaba que sucumbiera ante el intento de contemplar gozoso su actuación. Es un actor que ha tenido predilección por interpretar a personajes desequilibrados o singulares por distintas patologías, y cuyo nombre ha pasado demasiado desapercibido desde Regreso al futuro (aunque ha formado parte de otras películas de alto presupuesto). Sin embargo, su actuación de Willard me ha complacido, aunque reconozco que cae por momentos (de mayor dramatismo) en la sobreactuación, analizando el resultado tiendo a aceptar que es mejor que sobre a que falte.
Glen Morgan suaviza la dirección y no la convierte en una cascada de imágenes relampagueantes, saca provecho del lenguaje corporal del protagonista, pero falla, por momentos, en el ritmo que imprime a la acción (apenas son instruidas [las ratas] por Willard, y ya las manda al primer golpe, para reventar las ruedas del coche del jefe. Será que tenían experiencia en actos vandálicos ).
Siempre cabe la duda que te lleva a hacerte preguntas como: ¿de donde acaban saliendo tantas ratas amontonadas en la casa de los Stiles?. Pero en eso consiste el efectismo, en ser tremendista ante un hecho de envergadura simple.
La estructura narrativa es pobre, pero al igual que en May , de Lucky McKee, se pretende resaltar las emociones del personaje principal, lejos de ser amorfo, para facilitar su lucimiento personal.
Tanto Angela Bettis como Crispin Glover no serán actores fecundos, pero convencen y provocan interés. Algo es algo.
Es una película que plantea de una manera muy particular la psicosis de un hombre. Pero más bien es una película para entretener, donde se mezclan factores como el humor, la picardía, venganzas dando como resultado un extraño metraje. No se puede decir que es un bodrio, pero no es un film clásico de terror, si no que por el contrario se aproxima más al horror absurdo.(hay partes que dan dolor de cabezas) Cabe mencionar una actuación espectacular de Crispin Glover, realmente demuestra todas sus cualidades como actor. Recomendaría esta película sólo por el papel tan bien llevado por el susodicho. La ambientación, fotografía e iluminación acompañan bien. El vestuario el justo y apropiado.
El guionista de la saga Destino final y de la serie de tv La mujer biónica , se estrena en la dirección con este entretenidísimo remake de Willard de 1971, película que aquí en España se conoció con el título La revolución de las ratas y en la que el extraño e interesante actor, Crispin Glover, da vida al joven del título, un personaje que le va como anillo al dedo con un resultado superior a la caracterización que de él hizo Bruce Davison en la película original. El reparto se completa con una Laura Elena Harring algo perdida en su papel, pero sin llegar a desentonar, aunque creo que no es ningún fallo por parte de la actriz, más bien se debe al personaje que interpreta que así lo requiere, por último el gran R. Lee Ermey con su estilo habitual (¿ha hecho algo diferente este hombre, alguna vez?).
Desde luego, este remake es una grata sorpresa donde la ausencia de gore o situaciones desagradables dan paso a escenas macabras más divertidas, aunque no graciosas (véase por ejemplo las escenas del felino).
A un servidor le costó darle una oportunidad a esta película por temor a decepciones (lo bueno no abunda en el género), cuando finalmente se la dí lo que menos esperaba era encontrarme con una historia tan macabramente divertida como la que propone Glen Morgan, un individuo al que habrá que seguirle la pista, sobre todo si como a mí, te gustaron las entregas de Destino final , si no es así, aconsejo de todas maneras esta pequeña joya fantástica.