When the Levees Broke: A Requiem in Four Acts (TV)
Sinopsis de la película
Documental sobre los desastres que causó el huracán Katrina en Nueva Orleáns (Louisiana). Fue estrenado en el primer aniversario de la fatídica fecha. El director describe minuciosamente las terribles consecuencias de la catástrofe al tiempo que rinde un homenaje humano e histórico a la ciudad de Nueva Orleáns. Fue el el 29 de agosto de 2005 cuando el huracán asoló el estado de Louisiana, dejando más de 1.300 muertos, un millón y medio de personas sin hogar y daños materiales por valor de más de 125 millones de dólares.
Lee, vio la destrucción del Katrina desde Venecia, pero desde el primer momento supo que era necesario documentar la tragedia, un sentimiento compartido por Sheila Nevins, presidenta de la cadena de documentales de la cadena de televisión de pago HBO.
When the Levess Broke: A Requiem in Four Acts da la voz a sus protagonistas, unas cien personas: residentes, víctimas, desplazados, pobres, ricos, blancos y negros.
También deja hablar a los políticos como la gobernadora de Luisiana, Kathleen Blanco, el alcalde de Nueva Orleans, Ray Nagin y también activistas como Harry Belafonte, entre otros.
El documental comienza con el nostálgico tema de Louis Armstrong Do You Know What It Means To Miss New Orleans en homenaje a los que aún no han podido volver o no volverán nunca.
Pero concluye con el lamento jovial de un funeral tradicional de jazz, una celebración típicamente de Nueva Orleans que comienza llorando a los muertos y concluye celebrando la vida.
Detalles de la película
- Titulo Original: When the Levees Broke: A Requiem in Four Acts (TV)
- Año: 2006
- Duración: 240
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Opinión de la crítica
7.4
100 valoraciones en total
Un coro, un baile, una fiesta, los rituales de la muerte, los rituales de la pérdida y de la vida: documental en cuatro actos con tiempo para el silencio, un silencio que se extiende desde el Golfo de los Estados Unidos hasta el resto del mundo.
Spike Lee hace realiza aquí un trabajo documental de corte clásico, asumiendo con su cámara que lo que quiere ser es portavoz de las historias de vida y de muerte que hay detrás de las tragedias que dejó el Huracán Katrina. Como he dicho, aquí Lee no improvisa ni se pone a experimentar, hace el ejercicio como un alumno responsable. Pensaría que todo pudo haber dado para mas precisamente por ello. La cuestión de superar lo que ocurría mediante otro tipo de formato narrativo o de edición tal vez hubiera sido arriesgado, pero, estoy seguro, habría tenido la verdadera rúbrica de un cineasta realmente experimentado como el señor Spike Lee.
Así, pues, tenemos un trabajo muy serio y juicioso, de denuncia y de reproche, en torno a lo que pasó en las ciudades del Golfo tocadas por Katrina. Hay mucho dolor en medio de todo, hay gran tristeza, pero también, en definitiva, todo termina demostrándonos cuánta valentía hay en el alma de todos los hombres cuando se trata de querer la vida.
92/35(23/03/11) Desgarrador documental sobre las devastadores consecuencias en Nueva Orleans del huracán Katrina, dirigido por Spike Lee y producido por la HBO. En 4 capítulos, más de 4 horas, nos relatan pormenorizadamente el antes, el durante y el después de los sucedido durante la tragedia. La cinta es un retrato esclarecedor, donde tienen cabida todas las opiniones, está marcado por imágenes de archivo y entrevistas, entre ellas gente famosa que sufrió la catástrofe, Harry Belafonte, Quincy Jones, Sean Penn o Terence Blanchard (músico habitual de Spike, que también hace la bella partitura de esta cinta). Lee no deja títere con cabeza y machaca con argumentos arrolladores a todos los responsables políticos, a la cabeza el mandamás de la nación el inoperante George Bush, ya que según nos cuentan, el infierno ocurrido no fue por el Katrina, si no por su penosa gestión, desde unos diques débiles, pasando por como en el Superdome se reunieron miles de personas que fueron tratados de modo casi inhumano o como las compañías aseguradoras pusieron mil y un pegas rastreras para no pagar. Estremece escuchar los testimonios de las gentes que vivieron los hechos en primera persona, su sufrimiento y su ira nos enerva. El documental está surcado desde su comienzo por un aire a Nueva Orleans fascinante, comienza y está surcado por desfiles de Mardi Gras, con su pegadiza música de marchas fúnebres de conjuntos de jazz, con esta banda sonora de fondo nos cuentan la historia de de esta interracial ciudad, la cantidad de culturas que se mezclan en ella y de cómo la catástrofe puede haberla herido de muerte. Es un conmovedor documento gráfico que duele más por cuanto el Gobierno no le dio importancia, llegando a encolerizar la visita de Barbara Bush al Superdome y llegando a decir que estaban mejor que en sus casas, menuda mezquina. Muy recomendable a todos. Fuerza y honor!!!
Seguir el ritmo de la actualidad tal como la marcan los medios seguramente sea de lo más perjudicial para la salud mental de cualquier persona. Fue hace 10 años, pero no se ha hecho un aniversario anual como con el 11S y otras historias. Eran negros y blancos pobres, fue una tragedia iniciada por la naturaleza y agravada, según algunos expertos, por la rotura de unos diques de juguete Lego , y no estaban implicados terroristas musulmanes. Yo he dejado de hacerle caso a la actualidad porque no vale para nada. A uno lo informan para darle golpes, y cada día suele estar esperando un golpe nuevo en forma de drama, tragedia, indignación, cabreo o todos juntos al mismo tiempo. Y me he negado a ello. Es imposible que no se filtre ninguna noticia de actualidad en tu vida, pero intento que lo hagan las menos posibles y quedarme en los titulares. Lo hice para ganar en calidad de vida y creo que he mejorado. Me la sudan los políticos y sus patrañas, y es mi forma de demostrárselo.
Lo peor es que de vez en cuando se te cuela algo como When the levees broke y se te desparrama durante unas horas la estrategia. Yo no quería enterarme de lo que intuía, pero al verlo me ha dado pena, he llorado y me he cabreado profundamente. He admirado otra vez a todas esas personas de raza negra que han estado y están puteados, ahora ya no por el color, sino por su clase social, y a esos blancos que en Estados Unidos entran dentro de esa categoría que en Norteamérica estigmatizan como peor que la de un ladrón: el perdedor . Tomas conciencia a través de sus testimonios de cómo la gente se muerde la lengua por miedo. Lo dicen claramente, dije aquello y pensé que a las pocas horas habría tipos del FBI rondando mi casa . Eso no es normal, pero es que, a estas alturas, considero ingenuo a todo aquel que me diga que la Democracia tiene algo que ver con lo que los profesionales de la misma dicen que es . Y según pasan las cuatro horas te encuentras a negros y algún blanco contándote de una forma natural pero con esa riqueza en símiles y descripciones que tienen los norteamericanos, cómo dejaron a su familiar morir porque no llegaba la asistencia al desastre ¡tres días después!. Con esa calma que piensas que tú no serías capaz de mantener, que tu boca se inundaría de los insultos más guarros que hayas aprendido. Pero esos negros dan gracias a Dios y le confían su futuro, porque ya no pueden confiar en sus semejantes. Te rompe ver la desigualdad y la injusticia. La inutilidad de las instituciones hechas por y para los que nos manejan, es algo tan brutal que ni te sorprende cuando Barbara Bush suelta eso de que llevan ahora una vida mejor que antes, aqui tienen algo que comer los pobrecitos . Y si después de verlo te vas a Google Maps verás que, diez años después, las áreas filmadas solo han mejorado en que ya hay pocos escombros, pero muy pocas casas reconstruidas.
Por eso verlos bailar, cantar y celebrar el momento es tan extraordinario que después de esto ya solo hay un sitio de los Estados Unidos que me apetece visitar. Esa gente se ha ganado mi admiración, y aunque desearía que se levantasen y se pusiesen a dar golpes a diestro y siniestro, su reacción es la que me hace creer que quizá algún día vuelva a valerme la pena ver las noticias del día. Como bien dice uno de los entrevistados, hay un círculo especial en el infierno para las aseguradoras y seguro que también para unos cuantos más que no hicieron lo que tenían que hacer por otras personas, la mayor parte de las veces por no sacar la billetera del bolsillo, guardándose para sí obscenos pensamientos de lucro tras el desastre.