Way Down
Sinopsis de la película
La leyenda de que el Banco de España es inexpugnable y no se puede atracar no asusta a Thom Johnson (Freddie Highmore), el brillante y joven ingeniero reclutado para averiguar cómo acceder a su interior. El objetivo es un pequeño tesoro que va a estar depositado en el banco solo diez días. Diez días para descubrir el secreto de la caja, diez días para urdir un plan, diez días para preparar el asalto, diez días para aprovecharse de un plan de fuga irrepetible, cuando la esperada final del Mundial de Fútbol de Sudáfrica reúna a cientos de miles de aficionados a las puertas del propoi Banco. Diez días para alcanzar la gloria… o para acabar en prisión.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Vault aka
- Año: 2021
- Duración: 118
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Opinión de la crítica
5.3
94 valoraciones en total
El clásico atraco perfecto. Muy bien filmada, técnicamente por encima de la media, a destacar el sonido.
Pero no es la película…los personajes son demasiado serios, demasiado perfectos y estereotipados.
Tiene buen ritmo pero le falta tensión. No hay sorpresas, recorre a todos los tópicos del género, uno por uno. Copia demasiado a Oceans Eleven.
A media película ya se ve cómo va a acabar y eso hace que decaiga el interés. En ningún momento se sufre por los personajes.
Por otro lado se pasa demasiado tiempo en medio del atraco y coge un tono algo monótono.
El desenlace final es lo más flojo…demasiado simple para tanta parafernalia.
No es una mala película de género, quizás con otros personajes mejor diseñados encajaría mejor con la épica que intenta representar.
Si el objetivo es solo entretener, cumple, pero que a nadie se le ocurra pensar aunque sea un poco lo que ocurre en el guión porque la nota comienza a descender notablemente. La trama nos ubica en España en las cercanías del mundial de fútbol de Sudáfrica y en donde 5 ladrones deciden robar el banco mas inexpugnable de ese país para obtener un tesoro de un naufragio que solo va estar depositado en ese lugar por diez días. Por supuesto el plan, la entrada, lo obstáculos que deben sortear y lo que ocurre en ese lugar casi ni es necesaria una explicación porque simplemente lo que diga es imposible de creer. Pero al menos por los buenos trabajos de sus protagonistas (Highmore, Cunninghan, Coronado y Tosar estos dos últimos de secundarios) permiten disfrutar de un entretenimiento agradable y ameno.
En ‘Way Down’, el director catalán Jaume Balagueró firma el trabajo más insulso, menos solvente e impersonal de una carrera, pese a sus altibajos, siempre interesante. Una película incomprensible, dónde lo único medianamente destacable son sus valores de producción y una acción bien rodada. Lo demás se enmarca en esa nebulosa comercial, destinada al público de multisalas, poco exigente y ávido de espectáculo. Balagueró se rodea de un elenco de empaque, nacionales e internacionales, amén de rodar en inglés y castellano, buena prueba de su vocación por traspasar fronteras. El problema emerge ante una historia grotesca.
No sólo por su inverosimilitud, que es notable, también por todos los estereotipos que su autor despliega a lo largo del metraje. Estamos en Madrid. Durante el mundial en que la roja se coronó campeona, un grupo de ladrones pretende asaltar el Banco de España. Su objetivo es hacerse con unas enigmáticas monedas, pertenecientes en su día a Francis Drake, aquel pirata al servicio de la corona inglesa, célebre por destacarse en su acoso a los barcos españoles que cruzaban el atlántico llenos de riquezas. Aquí, la rapiña de La pérfida Albión muta de corsario a agente de los servicios secretos.
Un joven ingeniero (Freddie Highmore), recién egresado de Cambridge, habiendo rechazado suculentas ofertas de grandes empresas por su idealismo, no duda en unirse a un grupo de cacos para asaltar uno de los edificios más protegidos del mundo. Balagueró perfila unos personajes primitivos: el jefe de seguridad del banco (José Coronado) taciturno e irascible, parece un clon de Lestrade en las versiones más ácidas de Serlock Holmes, la chica mona (Astrid Bergès-Frisbey) que embelesa con sus encantos a todo el mundo, un gobernador del banco (Emilio Gutiérrez Caba) propio de república bananera, unos policías de cómic. Hasta Luis Tosar luce desenfocado, fuera de sitio.
‘Way Down’ usa el deporte rey para caricaturizar un país de pandereta. Ya puestos podría haber introducido flamenco y toros para completar el cóctel. Freddie Highmore, que no está del todo mal, carece del carisma que aportaba Tom Cruise a la saga ‘Misión Imposible’, referente de cine tan pirotécnico como vacío.
Escrito por Juan Pablo Martínez Corchano para http://rockandfilms.es
Way Down (2021), dirigida por Jaume Balagueró, es una película española hablada mayormente en inglés que cuenta un robo a un banco realizado por una banda con integrantes de distintas nacionalidades. El resultado es frío y muy poco atractivo.
Por Nicolás Bianchi
El cine español produce decenas de thrillers por año que tienen un piso de calidad, desde la producción y lo visual, que es alto. Hay allí una factoría instalada que produce en serie, aunque es difícil, en muchos casos, encontrar lo autóctono, lo distintivo de esas películas. Muchas transcurren en ciudades que podrían ser cualquiera de las metrópolis globales, con personajes genéricos que también podrían habitar en esas grandes ciudades.
Es así como en Way Down no hay nada español, más allá de las empresas que producen la película, algunos escenarios y un puñado de actores. El film cuenta el robo a un banco y trata de imitar a las franquicias hollywoodenses como la de Ocean´s Eleven, a la que incluso se menciona. No es una referencia muy sofisticada sino una confesión velada. El objetivo era hacer una película como aquellas pero en España.
El dispositivo visual más interesante de Way Down dura apenas unos segundos y es el que se utiliza para abrir el film. Desde el fondo del mar se ve la quilla de un galeón, en el siglo XVII. Hay fuego y alguna explosión en la superficie, que se adivinan desde el punto de vista de la cámara, por lo que luego un cofre con un tesoro cae al suelo marino. En él se puede leer la inscripción latina sic parvis magna, un lema que se puede traducir como ‘la grandeza nace de pequeños comienzos’.
Se trata de un concepto que se advierte omnipresente en una película que en todo momento busca lucir como algo grande, importante y fastuoso, pero que en muy pocos momentos lo logra. Para peor, Way Down pretende lucir más cara de lo que realmente es. La película contiene escenas que transcurren, además de Madrid que es la locación principal, en Londres o St. Tropez, aunque es evidente que no fueron filmadas allí. El problema no es ese. El problema es que se nota mucho y luce mal.
Aquel tesoro que habíamos visto caer al fondo del mar es rescatado, en el año 2009, por una expedición comandada por Walter (Liam Cunningham, una celebridad luego de Game of Thrones), pero luego el estado español se apropia, mediante un juicio, de buena parte de lo obtenido. El botín, que es guardado en la bóveda más segura del Banco de España, es el objetivo de la banda que reúne Walter, que además trabaja en una relación de complicidad, o al menos eso se instala, con la espía británica Margaret (Famke Janssen). Un año después intentarán recuperar lo que la corona o el estado les sustrajo.
Dentro del grupo de asaltantes los protagonistas principales son los jóvenes Thom (Freddie Highmore) y Lorraine (Astrid Bergès-Frisbey), que protagonizan la sub trama romántica que se desarrolla en paralelo con el robo. La película pretende lograr una sensación de tensión y rapidez en todo lo que sucede. El acompañamiento musical prácticamente constante, como si fuera un noticiero que transmite un secuestro en vivo, añade aún más barullo.
La industria del cine española tiene las herramientas para realizar cine comercial de calidad. Eso es evidente porque aquí los elementos están. Se los usa mal y para contar una historia que no es más que una explotación cinematográfica del éxito que tuvo la serie de Netflix La casa de papel. Way Down cuenta, además, con un problema de identidad múltiple. La película tiene un formato hollywoodense, está mayormente filmada en España, cuenta con Luis Tosar en el reparto (uno de los actores ibéricos del momento) y está hablada casi por completo en inglés.
Hay, en el film, una búsqueda de cierta grandeza antigua de la España universal e imperial. El tesoro que remite a aquellas fechas, el oro y los majestuosos edificios, como el del Banco de España, hablan de eso. Mientras adentro el grupo de ladrones intenta robar la bóveda afuera la multitud celebra la obtención del Mundial de Fútbol 2010, quizás uno de los momentos de mayor gloria española global de los últimos tiempos. A su vez la película busca cierto esplendor en su ecléctico elenco, su dinámica visual y su ritmo trepidante. No todo lo que reluce es oro. Ni antes ni ahora.
Salvo algún elemento muy puntual, esta película se conforma con ser un calco más o menos prolijo (o desprolijo) de las películas del sub-género de robo (heist, en inglés), en las que un grupo de criminales, generalmente presentados como indudablemente buenas personas y anti-héroes protagonistas, elabora un desquiciado plan para adueñarse de X cosa.
Con un gran apartado de producción, sin recurrir a violencia innecesaria ni secuencias de acción inverosímiles, se nos presenta un elegante trabajo por parte del director, que logra hacer entretenido un viaje de dos horas ya visto mil veces antes.
El único problema que encuentro es que no estamos en el año 2000, y que a esta altura es inevitable esperar algo distinto para hacer más interesante el proyecto, ya sea con personalidades de personajes, twists inesperados (algo más difícil de lograr), o alguna característica que haga la película superar la media. Incluso la ausencia de algunos clichés en los lugares esperados podrían haber elevado el todo en este caso.