Voces de Chernóbil
Sinopsis de la película
Documental basado en el libro de la Nobel de Literatura de 2015 Svetlana Alexievich. La película da la palabra a científicos, educadores, periodistas, parejas y niños que asistieron al colapso de sus vidas cotidianas, causado por una improbable catástrofe. Pero antes que presentar las lamentaciones de estos hombres, mujeres y niños mediante los planos tipo entrevista de los documentales convencionales, el realizador invita a los espectadores a embarcarse en un sorprendente viaje espiritual y lírico hasta el corazón del horror.
Detalles de la película
- Titulo Original: Voices from Chernobyl
- Año: 2016
- Duración: 86
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Opinión de la crítica
Película
6.7
80 valoraciones en total
El 26 de abril de 1986 se produjo el mayor desastre nuclear ocurrido hasta el momento, en la central nuclear de Chernóbil, Ucrania, muy cerca de la frontera con Bielorrusia, por entonces ambos países pertenecientes al Estado de la Unión Soviética.
Evitando las formas habituales de los documentales convencionales, mediante planos maravillosamente elaborados e imágenes muy creativas, el director luxemburgués Pol Cruchten da testimonio de este desastre medioambiental y humanitario, que se cobró las vidas de 31 personas y la evacuación masiva de otras miles, además de provocar la muerte prematura de una buena parte de la población de los alrededores, principalmente ucranianas y bielorrusas.
La belleza sobrecogedora de las imágenes, realmente fascinantes la mayoría de ellas, contrasta con el horror de los testimonios -en voz en off y con estilo poético- de algunas víctimas de la catástrofe radiactiva. Algunas de estas voces denuncian también la negligencia del estado soviético en la gestión de la tragedia, por lo que el documental, fundamentalmente artístico tanto en el aspecto visual como el narrativo, no renuncia a ofrecer también cierta denuncia política.
Por su belleza, tono y creatividad, sin duda uno de los mejores documentales este año en el Atlántida Film Fest.
Con el Premio Nobel de Literatura hace dos años, España descubrió a una periodista que llevaba toda su vida en busca de la verdad escondida de la Unión Soviética, Svetlana Alexiévich. En 1997 la autora publicó Voces de Chernóbyl, una obra en la que daba voz a víctimas de la catástrofe nuclear. Ahora, en forma de documental ficcionado, desde Luxemburgo se realiza una reconstrucción audiovisual de los cientos de desgarradores testimonios de la obra de Alexiévich.
Mediante una fotografía muy colorida, con tonos que emulan la radioactividad de la zona, y unos actores que no pronuncian palabra en ningún momento, salvo mediante la voz en off, el director de esta película consigue estremecer al espectador. Si ya por sí sola la obra original conseguía poner la piel de gallina a los lectores, ahora, con todos los recursos audiovisuales a su favor, la experiencia se multiplica.
Una película a descubrir. Sin duda, un acercamiento a todas esas almas perdidas desde la catástrofe nuclear de hace 20 años. Un grito ahogado que busca recuperar la vida que el átomo y la Unión Soviética les quitaron y no les van a devolver jamás.
Estamos ante un documental diferente, original. Su narrativa, basada en un libro de una nobel de literatura, nos la presenta con voces en off de actores/actrices que dan voz pequeños relatos de hombres, mujeres, trabajadores de diferentes ramas y niños que han sufrido de primera mano o por sus secuelas, la catástrofe de Chernobyl. Con miradas clavadas y en silencio, en cada breve relato aparece también algún actor/actriz en pantalla caracterizado como si protagonizara lo narrado para ayudar a ponernos en situación. Y sobre todo, de lejos lo mejor del documental, es acompañado por un paseo a modo de exposición fotográfica en movimiento de una hermosa a la par que tenebrosa galería de los horrores. Páramos y edificios desérticos, un panorama tan colorido como post-apocalíptico y silencioso. La mejor fotografía que he visto en mucho tiempo en ninguna obra audiovisual. Tan hipnótica, que incluso puede que desconectes de una narrativa de prosa exquisita, de relato durísimo, pero no sé si por la potencia de lo visual o por lo planas y dulces voces francesas, incitadora a un plácido sueño.
Quizá un poco de lanzar la piedra pero esconder la mano respecto a culpables, en lo que no profundiza más allá de señalar a poderosos y gobernantes, que más que asesinos, fueron cobardes, ignorantes y temerosos de perder su posición, como si el dejar pasar el tiempo cerrara las heridas, cuando sólo multiplicó las secuelas. Quizá con ello es necesario y no tiene por qué profundizar más, aunque sí se me queda un poco corto, como profano en el tema, en su función como él mismo anuncia, de documental complementario a la par que alternativo y distinto, a otros films y relatos sobre el suceso. Y yo no he visto ningún otro.
Nota: 56
Contexto de ‘Voces de Chernóbil’
Es de todos conocido lo que aconteció aquel 26 de abril de 1986, cuando en la central nuclear de Chernóbil, ubicada al norte de Ucrania y muy cercana a la ciudad de Prípiat (de donde procedían muchos trabajadores de la central, y por ende, protagonistas de esta cinta) durante un ensayo rutinario en el reactor número 4, una serie de errores humanos y estructurales del propio reactor RBMK, expulsaron una cantidad de material radiactivo inasumible para cualquier ser humano, que amenazó seriamente a Europa y alertó al mundo entero sobre el mal uso de la energía nuclear. Aparte, obviamente, de la enorme cantidad de vidas que se cobró.
Considerado el peor accidente nuclear de la historia. A modo de conmemoración, ya que hace unos pocos días se cumplieron 34 años de la tragedia, traigo la crítica de una de las piezas más importantes del desastre, y que quizás no tuvo la repercusión que mereció en su momento.
*Narración
Voces de Chernóbil trata desde una perspectiva poética el horror. Esa dicotomía concede a la pieza un atractivo singular.
El documental va haciéndonos testigos de los relatos de distintos personajes, pertenecientes a distintos grupos sociales (desde científicos, hasta periodistas pasando por maestros…). De esta manera abarcamos un amplio abanico de pareceres, y entendemos la magnitud de lo que sucedió aquel 26 de abril de 1986.
Pol quiso dar más peso al audio que a la propia imagen, porque con la voz en off pudo dar voz a las víctimas. La imagen es simple acompañante. Aun así, la imagen que observamos es de una belleza absoluta, con unos planos coloridos de gran fuerza visual.
*Montaje y dirección de ‘Voces de Chernóbil’
El montaje es muy pausado, y en cierto modo poco usual. Es un montaje onírico, que juega mucho con largos planos fijos (lo que concede un ritmo muy lento), construidos en base a una puesta en escena muy cuidada. Aparte, el montaje no siempre alterna imágenes acordes al discurso, ya que la libertad de creación es absoluta, buscando la hermosura de las imágenes frente al horror de lo narrado por las voces.
El director buscó crear unos planos que entraran fácilmente por los ojos del espectador. Por el color de los mismos, los encuadres, la puesta en escena, el mismo significado detrás de los mismos… Sin duda, Pol intentó evitar los convencionalismos de otros documentales, creando un producto más original que efectivo. Y centrando el discurso de los protagonistas en la misma muerte, que se convierte en la reflexión principal. Desde los más pequeños hasta los más adultos reflexionan sobre la muerte. Una muerte que de una u otra forma sacudió sus vidas para siempre.
*Surrealismo y nouvelle vague
Hay referencias en Voces de Chernóbil más obvias, y otras que tienen que ver más con la forma de articular el discurso.
La más obvia es la referente a la mano plagada de hormigas, que sin duda nos evoca a Buñuel y Dalí en Un perro andaluz, o al propio David Lynch en Terciopelo Azul, con la oreja y las hormigas. Un elemento del todo surrealista, que llama mucho la atención en el documental. Pero si vamos al significado que Dalí concedía a estas hormigas, entenderemos todo mejor. Dalí lo concebía como la evocación de la muerte y de la putrefacción. Un elemento que dado el caso, tiene bastante sentido en el documental, que como he comentado anteriormente, juega en torno a la idea de la muerte.
Otra referencia la encontramos en la Nouvelle Vague, y aquellos directores franceses que quisieron acabar con lo tradicional del cine clásico. Observamos unos planos muy cuidados, la forma peculiar de montar y narrar la historia, lo rompedor de la forma… Y especialmente como Pol se centra mucho en la forma, buscando métodos poéticos en lo estético y sonoro. Todos elementos muy propios de la corriente de cine francés, que en muchos casos cuidaba más la forma que el fondo. Y en este caso podríamos decir que es así.
*Conclusión
Voces de Chernóbil no es un documental para todos los públicos, ya que tiene un ritmo muy lento y pausado que puede llegar a sacar de la historia. Aparte, que si queremos entender la historia de aquel 26 de abril, quizás este no es el mejor producto para visionar, teniendo otros productos como la miniserie estrenada el pasado año por HBO, Chernobyl.
Pero aun así, es un documental rompedor, que juega con las formas del lenguaje, y que observa el desastre de Chernóbil desde un punto de vista muy novedoso e interesante, apartado de los convencionalismos.
Así que si ya se conoce de antemano la historia de aquel desastre, y se quiere ir más allá… es un producto recomendable.
Escrito Diego Gómez Ortega
Otra de las sorpresas agradables del maravilloso festival Atlántida, ha sido el documental La voces de Chernóbil, englobada dentro de la sección Focus Rusia. Esta dirigida por el luxemburgués Pol Cruchten. La película estuvo seleccionada para los Oscar en la categoría de Mejor película extranjera. Obtuvo el premio de la crítica y el gran premio del jurado en el festival de cine de Acapulco. También ganó el premio al mejor documental en el Minneapolis St. Paul International Film Festival.
Nos cuenta la historia del accidente nuclear de Chernóbil , con diferencia, el accidente más grave de la historia de la energía nuclear, clasificado en el nivel siete . Situada junto a la ciudad de Prípiat (al norte de Ucrania en la región de Kiev, cercana a la frontera con Bielorrusia), que en ese momento tenía 48.000 habitantes, la central nuclear disponía de cuatro reactores en funcionamiento y dos más en proceso de construcción. Fue durante la noche del 25 al 26 de abril de 1986 cuando el accidente se originó en el cuarto reactor de la planta.
Un total de 30 personas murieron inmediatamente a consecuencia de la explosión y el incendio, tras lo cual la estructura ardió sin cesar durante diez días contaminando 142.000 kilómetros cuadrados en el norte de Ucrania, el sur de Bielorrusia y la región rusa de Briansk. Treinta años después, las consecuencias siguen brotando a pesar de que la zona de exclusión sigue siendo la misma, igual de deshabitada y muerta. Lo más preocupante son las nuevas generaciones de niños que no vivieron Chernóbil pero que a día de hoy pagan sus consecuencias.
El director nos va mostrando mediantes una serie de maravillosas imágenes lo acontecido en la zona, y una serie de personas nos van contando su experiencias personales. Es un documental duro y te deja con la sensación de que esas personas fueron totalmente abandonadas a su suerte. Moscú intentó en un principio esconder el accidente. El presidente de la Unión Soviética, Mijail Gorbachov, no habló públicamente del accidente hasta el 14 de Mayo.
Lo mejor: La mezcla de las imágenes con las declaraciones de los afectados
Lo peor: El trato recibido a todos estos habitantes