Vincent (C)
Sinopsis de la película
Vincent Malloy sueña obsesivamente con ser el actor Vincent Price y sus ensoñaciones provocan la preocupación de su madre. Su mente, que no distingue ya el mundo real del mundo de sus fantasías, vive absorta en la encarnación de los diversos papeles de su admirado actor, especialmente aquellos inspirados en la obra del escritor Edgar Allan Poe. Todo ello hace nacer en él una oscura y turbia concepción de la vida, que lo convierte en un ser solitario y marginal. Cortometraje de culto, primer trabajo completo que se conserva del realizador Tim Burton, animado en stop motion y narrado por Vincent Price en su versión original.
Detalles de la película
- Titulo Original: Vincent (S)
- Año: 1982
- Duración: 6
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Opinión de la crítica
7.6
47 valoraciones en total
Aunque Burton claramente se identifica con Vincent (existe, después de todo, un parecido físico) el niño es obviamente una figura trágica, mórbidamente obsesionado no solo con la muerte, sino también con la idea de que dicha obsesión le hace ser más profundo que el banal mundo habitado por los demás ocupantes de la casa. El malestar de Vincent es descrito por el narrador como una triste locura, y en algunos sentidos esta pieza está diseñada como una advertencia a quienes se perciben a si mismos como afueranos para evitar que caigan en la trampa de creer demasiado en su propia superioridad.
Vincent es absoluta, compulsiva y lírica. Mezcla el pop psicológico con mordaz ingenio y con imágenes francamente pasmosas e increíbles. A pesar de durar tan sólo 5 minutos, es una preciosa obra de cine.
Me congratula enormemente ser el primero en hacer una crítica de este corto. Precursor del resto de su bulímica carrera como director (dejándonos a la par fracasos y genialidades), en esta pequeña joya de la animación Burton nos demuestra un gran conociento de por entonces una reciente técnica de filmación como es la stop-motion y unas claras reminiscencias a la obra de Poe. Tal su única pega sea querer contarnos demasiado en tan poco metraje, pero es ineludible se belleza en ese duro contraste entre el blanco y negro, así como entre lo producido por la inpirada y atormentada mente de Vicent y la sosegada realidad mundana. Excelente narración de Vicent Price.
Vincent Malloy tiene siete años,
es un niño amable pero algo huraño.
Es bueno, obediente y muy educado,
pero él quiere ser como Vincent Price, su ídolo soñado.
No le importa vivir con su perro,
su gato y su hermana,
aunque preferiría compartir casa
con murciélagos y arañas.
Allí jugaría con los horrores que ha inventado
y vagaría por los oscuros pasillos, solo y atormentado.
Cuando viene su tía, Vincent parece un cielo,
pero se imagina sumergiéndola en cera hirviendo para su museo.
Hace experimentos con su perro Abercrombie
con el fin de crear un horrible zombie.
Con ese espectro terrorífico para los hombres,
buscaría sus víctimas por la niebla de Londres.
Pero él no sólo piensa en crímenes violentos,
Vincent pinta y de vez en cuando lee cuentos.
Mientras otros niños leen tebeos de acción
a Vincent es Edgar Allan Poe quien llama su atención.
Una noche, cuando leía una historia horripilante,
algo le hizo palidecer al instante.
Con tamaño disgusto su vida quedó derrumbada,
pues su bella esposa viva fue enterrada.
Debía cerciorarse de que había muerto,
e intentando desenterrarla destrozó las flores del huerto.
Su madre lo envió a su cuarto como castigo,
desterrado en sus sueños a la torre del olvido.
Sentenciado a pasar el resto de su vida
con el retrato de su amada que fue enterrada viva.
Y mientras lloraba sumido en la desesperación
apareció su madre en la habitación.
Le dijo: «Si quieres puedes salir a jugar.
Hace un día estupendo, lo puedes aprovechar.»
Vincent trató de hablar pero no pudo,
los años de aislamiento lo volvieron casi mudo.
Así que cogió su pluma y se puso a escribir:
«Estoy poseído por esta casa, nunca volveré a salir.»
Su madre le contestó: «Ni estás poseído ni estás medio muerto,
este juego tuyo es solo un invento.
Eres Vincent Malloy, no eres Vincent Price
y no estás loco ni atormentado, ¡caray!
Tienes siete años y eres mi hijo,
vete a jugar con otros niños, ¡te lo exijo!»
Y tras este toque de atención abandonó la habitación.
Pero cuando Vincent trató de sobreponerse
las paredes empezaron a moverse.
Crujían, temblaban y su horrible locura la cima alcanzaba.
Vio a Abercrombie, su terrible esclavo,
y su mujer lo llamaba desde el otro lado.
De la tumba nacían sus ecos
y de las paredes surgían manos de esqueletos.
Todas las desgracias que sus sueños atormentaban
entraron en su vida mientras él gritaba.
Trató de escapar, de huir del horror,
pero su mustio cuerpo se derrumbó por el dolor.
Débilmente, casi sin voz, recitó El Cuervo de Edgar Allan Poe:
«Y mi alma, de esa sombra que allí flota fantasmal,
No se alzará… nunca más.»
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El texto con la voz de Vincent Price me parece la única crítica posible del corto de Tim Burton por ser el propio reflejo de los sentimientos de la obra.
Menos de seis minutos le servían a Tim Burton para hacerse un nombre y grabarlo a fuego en la historia del cine reciente, un canto a sus obsesiones, una oda a la ciencia-ficción y al terror, una de las radiografías más lúcidas sobre la infancia y una cumbre de la animación stop-motion, no tanto por su complejidad sino por su puesta en escena. Los checos llevaban ya décadas utilizando esta técnica, pero con Vincent, Burton conseguía algo diferente: instaurar un estilo, a medio camino entre lo gótico y lo paródico (desde el humor negro), con influencias clarísimas como el expresionismo alemán: rostros pálidos, caras expresivas, gestos exagerados y una puesta en escena fantasmal, macabra pero a la vez fascinante.
Un gato en stop-motion da inicio para esta obra. Desde un árbol, se sube a un muro y va a dar a la ventana de una casa. Dentro conocemos a Vincent Maloy, un niño que desearía ser Vincent Prince, pero que para su desgracia su vida está lejos de ser similar a la de su ídolo cinematográfico. Él tiene que soportar a su tía, pero desearía acabar con ella… y mediante un juego de realidad/ficción, Burton nos define perfectamente a un personaje en tiempo record. Nos habla de las inquietudes de un joven diferente y lo hace desde la sinceridad, sin recurrir a tópicos, mostrándolo con un estilo único y avalado por su técnica, sus tétricos diseños retorcidos o sus sentidos homenajes a Edgar Allan Poe y Vincent Price.
Sólida y visualmente arrebatadora, Vincent alcanza un punto más elevado gracias a una voz en off que corre a cargo del mismísimo Price en versión original (si bien en castellano no desmerece), una narración que no pasaría de la curiosidad y la nostalgia si no fuese porque está completamente en verso (en ambos idiomas), algo que le viene perfecto al tono de la obra. Sin duda alguna una de las cumbres de Burton, cinco minutos de puro delirio, un verdadero canto a las obsesiones de un realizador que ya desde esta obra redefinió los códigos visuales, dando significado completo al adjetivo Burtoniano . Y sin duda alguna, un trabajo tremendamente influyente tanto en la animación (sólo hace falta ver la magistral The Sandman) como en el cine de imagen real (Lèolo, por ejemplo).
Tras haber visto este film me pregunto si el bueno de Tim Burton se inspiró en su propia juventud para llevar a cabo la caracterización de Vincent. Es posible conociendo los gustos atípicos del director. En cualquier caso es una delicia poder ver estos seis minutos que contienen en sí mismos lo que será el desarrollo de buena parte de su obra posterior. Toda una declaración de intenciones por parte de un joven Burton. La estética de la inolvidable Pesadilla antes de Navidad o La novia cadáver está contenida en esta obra, los extraños personajes que se verán en otros de sus largometrajes beberán de este atormentado e incomprensible niño.
Este cortometraje es uno de los más hermosos que he visto nunca y habla de una sensación que la mayoría de nosotros hemos tenido al ser niños: la incomprensión de los adultos hacia nuestras pasiones y los sueños desbordantes de llegar a ser artistas. Gatos negros, oscuridad y tías gordinflonas para retratar un mundo de color y nostálgica juventud. Desde luego que es un modo interesante de afrontar la niñez y todo lo que ésta conlleva.