Vida conyugal sana
Sinopsis de la película
Enrique Vázquez (José Sacristán) sería un abogado normal y corriente de los muchos que hay en España, si no fuera por su extraña obsesión: la erótica de la publicidad. Y nos referimos a la erótica en el sentido literal. Lo que más placer le da a Enrique en este mundo es un buen anuncio, ya sea en el periódico, en la radio o en la televisión. Su neurosis alcanza grandes proporciones y tiene muy preocupada a su esposa (Ana Belén).
Detalles de la película
- Titulo Original: Vida conyugal sana
- Año: 1974
- Duración: 87
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Opinión de la crítica
Película
4.5
39 valoraciones en total
A partir de un argumento débil se construye un guión simple que apenas se sostiene a pesar de contar con un elenco excepcional.
Pretende ofrecer en clave cómica una propuesta de hondo calado psicológico y dar sensación de profundidad y de compulsión obsesiva pero recala en los dominios de lo cansino y de lo reiterativo.
Además su sentido del humor resulta poco afortunado, la película adolece de lentitud y el tratamiento cinematográfico se acerca a la consistencia escasa.
Su mensaje queda claro en los primeros minutos y el resto del metraje de dedica a una innecesaria sucesión de variaciones sobre el mismo tema de aportación casi nula.
Una comedia ligera que se ve perjudicada por lo endeble que resulta su argumento que se compone mayormente de una serie de anécdotas irrelevantes pero simpáticas en torno a la vida cotidiana de un individuo obsesionado con el mundo de la publicidad y sus anuncios. Se intenta hacer una crítica amable del efecto que tienen los medios de comunicación sobre el individuo y efectivamente resulta demasiado amable la crítica y en este sentido se podía haber llegado más lejos. Sin embargo el film consigue agradar por esa falta de pretensiones que le caracteriza aunque tenga algunos defectos. Lo más agradable quizá sean los títulos de crédito que se componen de una selección de anuncios televisivos de la época en que se concibió la película y que producen verdadera nostalgia verlos ahora por el encanto que tenía entonces la publicidad en España, encanto que obviamente hace tiempo que perdió. También destaca un interesante plano que hay con los automóviles circulando por la ciudad cuando está empezando a anochecer. La muy solvente actriz Ana Belén volvia a trabajar con Bodegas tras Españolas en París y estaba en una etapa en la que intervino en películas mucho más aceptables que La pasión turca que es un bodrio inútil y sin interés. Su pareja en la película es Jose Sacristán que pocos años después haría una creación magistral en El diputado . Y en el reparto encontramos a dos actrices clásicas de la comedia española que son Mari Carmen Prendes y Laly Soldevila. Las producciones de José Luis Dibildos casi siempre se movían dentro de una comercialidad digna.
Una incisiva historia que nos mete de cabeza en una neurosis tan peligrosa como la que vive el protagonista a causa de la publicidad, las modas, el cambio, las ansias de experimentar cosas prohibidas…
José Sacristán encarna maravillosamente a un personaje esquizofrénico, víctima de ese consumismo, de ese bombardeo a nuestras mentes que propaga la maldita caja tonta, un español medio, salido de la España franquista y hundido en las tendencias que pretendían romper con los esquemas de la sociedad en la España de la transición.
Podemos ver los dos extremos de cada España, y comprender que ni los excesos modernos son aconsejables, como tampoco lo son las prohibiciones exageradas.
Una jovencísima Ana Belén hace un singular e impresionante papel acompañando a esa estrella que fue Sacristán.
Esto no es cine español al uso…esto es una pequeña obra de arte.
Confieso que mi procedencia del mundo de la publicidad puede ser un factor que enturbie mi juicio. Aún así, me propongo formular una defensa sensata de esta película. Porque creo que no merece la puntuación que hasta ahora se le ha otorgado en esta olataforma. Primero de todo, el argumento. Los argumentos han de ser breves y concisos y, al mismo tiempo, sugerentes. Han de retar al hipotético espectador. Para mí, el argumento de esta película lo consigue. Segundo, todo lo que rodea a los actores: su elección y su trabajo, fundamentalmente. Empezaremos por su trabajo: impecable. José Sacristán lo borda. Ana Belén, también. El resto de actores son ricos en detalles y totalmente justificados. Aparecen a lo largo del metraje con una naturalidad pasmosa, y esto tiene que ver mucho, por supuesto, con la elección.
Pero sigamos. El guión: elegante, contemporáneo y bellamente integrado con los anuncios publicitarios que tanto descocan al héroe/antihéroe de la película. El ritmo: con un argumento tan abierto y al mismo tiempo tan limitado, se consigue una excelente sinfonía, tan seriamente íntima como grotesca en su locura.
En general, puedo afirmar que esta película es una obra que merece la pena, sin grandes alardes pero de considerable profundidad. Un canto a la obsesión y a la libertad.
Una de las películas de Roberto Bodegas que intentaba (y conseguía) apartarse de la media del cine español del momento, tanto en el fondo como en la forma.
El guión contiene numerosas connotaciones de tipo social, que tocan aspectos que muestran un tanto las miserias de aquélla época y país.
No llega la sangre al río, naturalmente, pero es un loable intento que constituyó, además, un buen éxito tanto crítico como económico.
Buenas interpretaciones y dirección superior a la media.
https://filmsencajatonta.blogspot.com