Viaje a Groenlandia
Sinopsis de la película
Thomas y Thomas están pasando por una mala racha: ambos son actores de treinta y tantos años y viven en París. Un día, deciden irse de la ciudad y volar a Kullorsuaq, uno de los pueblos más remotos de Groenlandia, donde vive Nathan el padre de uno de ellos. En la comunidad Inuit van a descubrir el encanto de las costumbres locales y pondrán a prueba su amistad.
Detalles de la película
- Titulo Original: Le voyage au Groenland
- Año: 2016
- Duración: 98
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Opinión de la crítica
Película
5.8
76 valoraciones en total
Es una película sin alma. Dos desangelados protagonistas van a Groenlandia por unos días y no pasa nada. No hay historia, ni anécdotas que valgan la pena, ni aprendizajes. No hay empatías notables. Nada, solo nieve y hielo. Con nada fueron, con nada regresaron a París.
No es una película que busque encantar, pero quizás lo logre. Con actores desconocidos, vistas hermosas e historias mínimas, Viaje a Groenlandia da en el blanco.
No cuenta con grandes contratiempos, giros inesperados ni trama que encaje perfecto. Cuenta con dos amigos que emprenden alejarse de París un tiempo, y visitan al padre de uno de ellos que vive en una pequeña comunidad de cazadores en algún remoto punto de Groenlandia. Cuenta con dos culturas tan lejanas que parecieran no ser del mismo planeta.
Las historias, aunque no busquen golpear bruscamente al espectador, se vuelven tan tiernas, tan encantadoras como las hermosas fotografías de paisajes helados del ártico. La música acompaña esa ternura y todo esto se vuelve un combo que nos atrapa y nos hace desear ya mismo agarrar la valija, abandonar nuestras urbes aunque solo sea unos días e ir a conocer los eternos campos de hielo.
Viejos recuerdos que se van desvaneciendo mientras que, en Kullorsuaq, las noches no podían olvidarse
Muy buena. ¿Mucho? No, así de bien la pase.
Aunque hay momentos en los que parece que estemos ante un documental de la etnia inuit, lo que más llama la atención de esta película son los protagonistas y sus conversaciones. Sus actitudes son reales, se aburren, se sinceran, parece una improvisación continua de dos amigos que viajan juntos.
No pretende ser nada y es mucho. No tiene gags tronchantes, no tiene una trama demasiado interesante y aún así, merece la pena.
Sin pretensiones, es tierna y delicada, los protagonistas no son ni cosmopolitas, ni masculinos, ni inteligentes, no son nada en especial, son reales.
Los inuit son los que nos enseñan su cultura y su humor, y ellos son espectadores y comentaristas.
Al final echo de menos algo más de resolución, un final de verdad, pero no es el propósito de la película.
Se queda un poco floja, con una sensación de esperar algo más de ella, quizá es que los personajes me han gustado más de lo que esperaba y necesite más tiempo para conocerlos .
Como la ventana que resucita el ambiente de un cargado dormitorio. La chispa de vida que prende de una experiencia que empieza como huida y acaba como la salvación a unos adormilados seres que jamás volverán a ver con los mismos ojos.
Un viaje a un remoto pueblo de Groenlandia para visitar al padre de uno de los dos protagonistas, es la excusa para que Sébastien Betbeder nos cuente una historia de liberación y bienestar cultural. Una sanación del alma como regalo del folklore de este mundo.
Una historia en la que poco pasa y mucho se transforma. Se unen lazos entre culturas capaces de sanar la tristeza del trance vital actual. Se regenera el autoestima con la importancia y la magnitud del místico forastero. Es una recarga de vitalidad para afrontar el desolador entorno que un alma deprimida arrastra consigo.
De una forma muy natural y cercana al documental, el director nos sumerge en un mundo de hielo y nieve y nos plantea escenarios hilarantes con las costumbres y los idiomas. Somos testigos de la hospitalidad de un pueblo que permanece aislado, pero no por ello deja de abrazar al visitante. Somos el tercer amigo que se embarca con los protagonistas, seremos el tercer Thomas de una función que no sirve para conocerse más, sino mejor.
Una simpática experiencia con un sentido del humor natural y respetuoso.