Una vez al año ser hippy no hace daño
Sinopsis de la película
El conjunto musical Flor de Lis y los Dos del Orinoco recorre las ferias de los pueblos con su repertorio de viejas melodías. Llegan a Torremolinos y se instalan en un camping. Allí conocen a Johny, un caradura que trabaja de go-go boy y que vive sobre el terreno y, a ser posible, de las extranjeras. Se une a ellos y los reconvierte en un conjunto beat. Se visten de hippies y cantan en inglés. Su nuevo nombre artístico es Los Hippy-Loyas, y se presentan al público como un conjunto pop, procedente de Liverpool. Su nueva vida les lleva a las más insólitas aventuras.
Detalles de la película
- Titulo Original: Una vez al año ser hippy no hace daño
- Año: 1969
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
4.1
67 valoraciones en total
Floja comedia que trata de abordar la parodia del mundo pop y del mundo hippy de una manera errónea y que, a la larga, resulta aburrida. Del cuarteto protagonista quizá se podría salvar Tony Leblanc, ya que este género cómico le venía como anillo al dedo. Y, por supuesto, meritorio papel de José Sazatornil en el papel de gurú hindú nacido en Terrasa.
Un trío musical que se mantiene con un repertorio del pasado contacta con Johnny (Leblanc) que se convertirá en su representante cambiándoles el estilo y la estética para conseguir un éxito musical que se les resiste. Eso sí, de hippies, muy poco en toda la película.
Hay actores que quedan encasillados en un solo papel, tal y como le sucedió a Tony Leblanc que, a pesar de que hizo decenas de películas, siempre tendió a hacer la del pícaro estafador que siempre saca tajada de las situaciones, con gracejo y guapura.
Luego tenemos a tipos como Landa, que mostraron sus dotes en innumerables registros, desde la típica comedia (con diferenets roles), hasta el cine negro u obras de literatura clásica llevadas al cine.
Gómez Bur era un clásico que siempre cumplía con sub papel, pero siempre desde una sobriedad cómica, mínima… Tampoco cambiaba sus registros en exceso.
Por último, Conchita Velasco, de una preciosidad excelsa y magnánima. De nuevo, aquí está rompedora, con esos bailes que alteran al público. Lo de esta mujer es una barbaridad. Además, llenando de luz suave, sin sombras, la pantalla. Con esa sonrisa limpia y clara que nos acompañó también en la pequeña pantalla más adelante, cuando algunos desgateábamos…
La película empieza con el conjunto musical protagonista interpretando Mi casita de papel y en esos momentos Concha Velasco muestra una simpática expresividad cantando y en un momento dado mueve con gracia los ojos. Tras un comienzo prometedor esta comedia se hace farragosa y queda afectada por un cierto desorden narrativo. Se alternan melodías con letras más o menos ingeniosas escenificadas mediante un imaginativo manejo de la cámara con momentos que pretenden ser cómicos. Consigue un cierto tono delirante esta parodia de la música pop aunque sin llegar en este sentido a los extremos de otra parodia musical como es Un, dos, tres al escondite inglés . A pesar de ello el film acaba resultando simpático aunque en la parte final su desarrollo se torna un tanto absurdo. Tiene bastantes escenas salvables y aunque podía haber quedado mejor tal y como es no acaba de estar mal. En esta comedia musical se reconocen las virtudes y los recursos de la productora Ágata Films y además sale ganando en la comparación con algunos de los empeños posteriores de Aguirre alguno tan horrible como El consenso .
Una vez al año, ser hippy no hace daño parece una película hecha para aprovechar el éxito de Historias de la televisión (1965), de José Luis Sáenz de Heredia, si bien su argumento se anticipa a su vez al de un film español posterior, Los nuevos españoles (1974), de Roberto Bodegas. En ambos casos, la modernización supone un cambio a todos los niveles para los protagonistas, en el caso del film de Aguirre, los españoles se disfrazan de lo que no son, revistiéndose con un falso barniz de modernidad.
Javier Aguirre aprovecha el carácter vaporosamente coyuntural del asunto de esta comedia para reírse de todo y de todos: de los hippies en primer lugar, pero también de las modas extranjeras, de los gurús orientalizantes, de la música pop…La sátira cubre también a Los Bravos, pues hay alguna canción que recuerda a este conjunto, e incluso podría decirse que el director se ríe de sí mismo, pues fue Aguirre el que dirigió previamente, con Los Bravos, Los chicos con las chicas , en 1967…La relación entre el gurú de pega, e increíble pícaro, interpretado por José Sazatornil y Los Hippy-Loyas puede interpretarse como una sátira encubierta del período Maharishi de The Beatles, entre 1967 y 1968. Podría haber sido una comedia más divertida, pero al menos los cuatro protagonistas -Leblanc, Velasco, Landa, Gómez Bur- cantan con sus propias voces. Y ver a Tony Leblanc, a sus años, hacer de go-go boy en una discoteca, no tiene precio.