Una cuestión de tiempo
Sinopsis de la película
Tim Lake (Domhnall Gleeson) es un joven de 21 años que descubre que puede viajar en el tiempo. Su padre (Bill Nighy) le cuenta que todos los hombres de la familia han tenido desde siempre ese don, el de regresar en el tiempo a un momento determinado, una y otra vez, hasta conseguir hacer lo correcto . Así pues, Tim decide volver al pasado para intentar conquistar a Mary (Rachel McAdams), la chica de sus sueños.
Detalles de la película
- Titulo Original: About Time
- Año: 2013
- Duración: 123
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Opinión de la crítica
Película
7
82 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Bill Nighy
- Catherine Steadman
- Charlie Barnes
- Charlie Curtis
- Clemmie Dugdale
- Domhnall Gleeson
- Harry Hadden-Paton
- Jenny Rainsford
- Jon Boden
- Joshua McGuire
- Lindsay Duncan
- Lisa Eichhorn
- Lydia Wilson
- Margot Robbie
- Mark Healy
- Matilda Sturridge
- Mitchell Mullen
- Natasha Powell
- Pal Aron
- Philip Voss
- Rachel McAdams
- Richard Cordery
- Tom Godwin
- Tom Hollander
- Tom Hughes
- Tom Stourton
- Vanessa Kirby
- Will Merrick
Qué difícil resulta plasmar la belleza del día a día más allá de la mera experiencia. El devenir rutinario del presente, la magia del momento, la incertidumbre de nuestros errores. En el placer de lo cotidiano, siempre existe la extraña sensación de peligro que acecha a cada nueva decisión, o el temor a abrir las puertas a nuevas etapas de nuestra existencia. La vida, pese a todo, no deja de ser una búsqueda de la felicidad en sus encrucijadas, una necesidad de encontrar el bienestar propio y el de nuestro universo más próximo. La persecución desesperada del equilibrio entre la sonrisa y el llanto.
Richard Curtis, haciendo uso del recurso narrativo de los viajes temporales, y sin abandonar el campo de la comedia romántica, donde ha cosechado grandes éxitos como guionista (Cuatro bodas y un funeral o Notting Hill) o como director (Love Actually), da un paso de gigante en su carrera con su última creación. Tomando las riendas del guión y de la cámara, Curtis destapa su talento y lo deja volar por la hermosa partitura que es Una cuestión de tiempo. Una oda a la vida que se convierte en hermosa sinfonía gracias a una historia cercana pese a sus particularidades. Pese a sus paradojas temporales, hay en la cinta del director británico una cercanía y una sensación de familiaridad y complicidad con el espectador, que mece su narración con el ritmo delicado y amable de su sencillez. Una sencillez que desarma mientras entre sus chistes y golpes de gracia se desgrana una historia que abre sus puertas a las emociones más profundas del público. Una cuestión de tiempo no es una comedia sobre el amor… es una película sobre amar la vida con sus errores y defectos, con sus golpes y alegrías, con tu pareja y tu familia, con el mundo y con uno mismo. Narrada con un mimo espectacular, cuidando tanto al espectador como a la obra, tan sólo se puede recriminar a Curtis que pierda ese sentido de la delicadeza en un par de compases de la película por culpa de las paradojas espacio-temporales de las que es esclavo por culpa del argumento.
Sin embargo, todo eso se perdona cuando llegan los créditos finales, y te das cuenta de que necesitas más. Quieres volver a exprimir la película hasta la última gota de su elixir, porque en las dos horas que dura, has amado las imágenes que has visto, has conocido a un reparto en estado de gracia que parece hecho para esta historia (la química entre Gleeson y Mcadams es increíble), y te has dejado llevar por una banda sonora igual de adorable que el resto del conjunto. Una cuestión de tiempo es cine del que ensancha el alma. Una cinta de esas que te hacen salir a la luz de día y recordar que pese a todo… la vida no está tan mal.
Fui invitado al preestreno para ver esta película de la que no esperaba nada y me llevé una sorpresa, además de ir sin saber nada, así me impresionó aún más.
Buena comedia romántica fantástica inglesa. Me recuerda a Atrapado en el tiempo pero inglesa.
Buenos papeles tanto principales como secundarios. A destacar Bill Nighy, padre del protagonista, Domhnall Gleeson, un torpe típico británico que se quiere enamorar y la conocida Rachel McAdams (el diario de noa, entre otras) la guapa americana. De secundario a Tom Hollander (os va a impresionar y a reir este personaje)
Es una historia típica, pero bien narrada y divertida, pero agregamos los viajes en el tiempo que puede hacer el protagonista al pasado para arreglar lo que no hace bien. No desvelaré nada más para que os sorprendáis vosotros mismos y vayáis sin saber nada o casi nada que es como hice yo.
Buen director Richard Curtis con buenos guiones. Te hace emocionarte como en su anterior película que también hace de director y guionista Love Actually o en la que solo hace de guionista en la gran Cuatro bodas y un funeral .
Dos horas de película se te pasan volando, aunque es algo excesivo la duración y algunas escenas ponen mucho hincapié.
Recomendada si quieres emocionarte con una historia de amor con fantasía de por miedo y comedia inglesa.
Nos encontramos con una versión romántica y lacrimógena de El efecto mariposa, protagonizada por Kutcher en 2004. La idea es la misma, viajes por el tiempo que tienen, de cierta manera, repercusión en el futuro. La única diferencia es la lección de vida que pretende darnos Richard Curtis: aprovecha cada día como si fuera el último . En esta película reímos y lloramos al mismo tiempo. Y cuando llega el final, tienes una sensación de felicidad que pocas películas provocan.
Rachel McAdams a sus 34 años está estupenda en un papel que le viene como anillo al dedo. Esa misma sonrisa que nos conquistó en El diario de Noa vuelve multiplicada por diez. Por otro lado, Domhnall Gleeson me sorprende gratamente, haciéndonos sentir parte de su vida e identificándonos con él. Ambos personajes son personas sencillas y esto hace que les tomes cariño y, por lo tanto, sufras y rías con ellos.
La recomiendo totalmente.
Richard Curtis es un especialista en realizar un tipo de cine muy concreto, basado en la exploración de los resortes de la comedia romántica, amoldados a un periodo de tiempo determinado para jugar con la nostalgia y al tiempo conseguir cierta cercanía emocional con sus personajes. Nunca he sido muy fan de Love Actually , y Radio encubierta creo que se salvaba -sobre todo- por su excelente reparto. No obstante ambos eran films estimables. Con cosas interesantes aisladas en su dilatado metraje. Una cuestión de tiempo tiene los mismos pros y contras que aquellas: si os gustaron, preparaos para un trabajo memorable. Si os repelieron, hay más cine ahí fuera.
La historia sería Atrapado en el tiempo con el beneficio del libre albedrío. O Más allá del tiempo de Robert Schwentke sin ninguna pretensión dramática. Es más, en esta última también salía Rachel McAdams, magnífica (y guapísima) actriz que parece estar especializándose en los romances de ventanas temporales cambiantes, como To the Wonder de Terrence Malick. Curtis sabe cómo extraer la comedia de cualquier elemento cotidiano y pese a que podríamos calificar su nuevo trabajo de pastelazo , es uno de esos que aún pese a su exceso de dulce pueden entrar bien en su justa medida. El problema, como ocurría en Radio encubierta , es que en el tramo final se le va la mano.
Una cuestión de tiempo no escatima en esto último para recalcar una y otra vez las consecuencias que podría acarrear una premisa tal como la que vertebra la historia, la posibilidad de el viaje en el tiempo dentro de un espacio concreto. Domhnall Gleeson se sigue confirmando como un actor a tener en cuenta y el resto del casting -McAdams al margen- está en su salsa. No hay altibajos en este sentido, es una película divertida, entrañable, que cuando quiere ser emotiva lo logra en cierta medida. Pero que al final fuerza tanto la máquina que consigue que el tren se descarrile un poco y que deseemos, desde nuestra butaca, cerrar los ojos y apretar los puños para volver atrás y cambiar sus diez-quince minutos finales por algo menos dulzón, con algo de la fuerza y oscuridad que revela cierta situación que obliga al personaje principal a elegir, a ponerse entre la espada y la pared, al tener consecuencias directas sobre su día a día. Recomendable pero con reservas.
¡Qué bueno cuando el cine te devuelve la ilusión por vivir la vida, con sus penas y alegrías, con sus sinsabores y atracones de dicha, con su claroscuro de vitalidad y entusiasmo! ¡Qué bueno este placer culpable que nos transporta hacia un reconocible e inestimable paraje de veracidad, lágrimas, comedia, drama y amor! ¡Qué bueno el cine cuando las cosas difíciles se presentan de forma sencilla, transparente, amable, cálida y arrebatadora!
Unos actores poco conocidos pero perfectos en sus cometidos, un guión en apariencia ligero pero que aborda temas trascendentes y llenos de emoción y verdad, unas dosis de fantasía y placer para hablar de lo cotidiano y de las complejidades de la vida, una luminosidad que no se suele asociar con el pacato clima británico pero que ofrece una contagiosa vivacidad y alegraría de vivir, una afabilidad no exenta de aristas y complejidades, una cotidianeidad desbordante de buenas vibraciones y contagioso optimismo vital.
Además la película ofrece, más allá de su trama aparente, toda una galería de sugerencias y complejidades que no se suele asociar con el mero cine de entretenimiento pero que aquí encajan a la perfección: los viajes en el tiempo son como una metáfora de los procesos terapéuticos que se abordan, revivir el pasado con el objeto de cerrar escenas inconclusas o de ensayar cambios vitales que nos ayuden a vivir mejor y completar momentos que nos dejan insatisfechos o que nos producen dolor y pesadumbre. Al volver atrás y rehacer nuestro pasado, dando lugar a lugares nuevos, a alternativas frescas, abordar riesgos y valorar la existencia, nos permiten darnos cuenta de lo que realmente tenemos, de lo que realmente hay y quedamos en paz con nosotros y con nuestros seres queridos.
En definitiva, una joya de película, divertida, desbordante, optimista y radiante que transmite con sus dosis de dolor y de humor un trozo de la tarta vital que nos toca en suerte, disfrutando en todo momento con lo que vemos, reconciliándonos con quién somos y dando gracias por ese regalo que es la vida. Sencillamente indispensable y muy recomendable.