Una chica vuelve a casa sola de noche
Sinopsis de la película
En la ciudad iraní de Bad City puede pasar cualquier cosa. En medio de un abanico de personajes marginales, un vampiro vaga en busca de sangre. Al western vampírico se le suma un romance teñido de sangre. A Girl Walks Home Alone at Night combina géneros y estilos: invoca el western, la fascinación propia de Lynch, el terror y las novelas gráficas.
Detalles de la película
- Titulo Original: A Girl Walks Home Alone at Night
- Año: 2014
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
Película
6.3
74 valoraciones en total
El cine de origen iraní siempre ha despertado en mí una gran curiosidad, no exenta de admiración. Su simplicidad lo hace entrañable. A los que ya tenemos una cierta edad, nos recuerda épocas pasadas. Tan lejos, tan cerca como diría aquel. No obstante cuando visionamos A Girl Walks Home Alone at Night, nos llevamos algunas agradables sorpresas.
Para empezar su aire de videoclip, no por lo moderno del vestuario, que no, ni por lo último musicalmente hablando, que tampoco. Cada toma, sin omitir ninguna, está diseñada de manera perfecta. Los ángulos de la cámara, la posición de los personajes, los picados, segundos planos borrosos, etc., míralo como quieras, no tiene desperdicio y te quedas con la boca abierta con el preciosismo conseguido. Da igual que la escena sea escabrosa o incluso nauseabunda, está diseñada hasta el último detalle como los versos de un poema.
Otra cosa a destacar es el aire a Nouvelle Vague que destila. Los diálogos y sobretodo los silencios son mucho de esa manera de hacer cine, aunque ahora ya nos parezca la prehistoria. Lo curioso es mezclar una historia de terror con ese estilo. Queda un producto muy curioso y, hacedme caso, rompedor.
Bad City es una extraña ciudad de Irán donde cualquier cosa puede suceder. Vagando por sus calles encontramos toda serie de personajes de aire marginal. Entre ellos una vampiro que busca sangre para subsistir. En una de sus excursiones conoce a Arash, un joven perdido en ese mundo hostil. Contra todo pronóstico surge el amor, aunque no todo será color de rosa.
Fantástico film obra de Ana Lily Amirpour, realizadora de origen iraní pero cuya carrera se ha desarrollado mayormente en Estados Unidos, que aquí deja el sello de su fuerte personalidad, atreviéndose con esa extraña mezcla de géneros que hemos comentado antes, siendo el fuerte de la cinta, en mi opinión, el maravilloso dibujo de unos personajes al borde del abismo. Usa un inteligente blanco y negro, obra de Lyle Vincent, para dejarnos como quien no quiere la cosa, una visión de su país que a los habitantes del mundo occidental nos cuesta entender. Para conseguir esto no duda en utilizar todas las posibilidades que el cine ofrece, destacando un perfecto diseño de la producción.
Las interpretaciones son muy remarcables, y aquí tendría que nombrar a todos los protagonistas, cosa que no haré para no cansaros. Solo permitirme que nombre a Sheila Vand en su papel de chica, al padre de Arash, Marshal Manesh y a la prostituta Atti interpretada por Mozhan Marnó. Realmente fantásticos.
Para finalizar sólo me queda recomendarla encarecidamente. A los que les guste el cine de ese país y a los que, ignorándolo quieran ver un producto perfectamente manufacturado y que destila calidad por los cuatro costados. Creo que no tendréis muchas oportunidades de verla. Aprovechad las pocas que tendréis.
http://www.terrorweekend.com/2014/10/a-girl-walks-home-alone-at-night-review.html
Ya desde su título Una chica vuelve a casa sola de noche, se puede intuir que puede ser una película diferente a lo que nos suele llegar. Y efectivamente es así. Dirigida por Ana Lily Amirpour, una directora prácticamente desconocida, como el resto del equipo o su reparto, que encabezan una bella Sheila Vand, como la chica protagonista, en un papel muy sugestivo, acompañada como pareja de Arash Marandi, con un papel más inocentón, pero ninguno desentona, como el resto, la convertía de entrada en un proyecto difícil de llevar a cabo y sobre todo de distribuir posteriormente, sin reclamo de grandes nombres.
Pero la suerte de la industria americana es que, por ahora, sigue teniendo una vía alternativa, como es el festival de cine Sundance, donde se pueden gestar financiación para films alternativos, como es el caso presente. Su asistencia por otros festivales ya concertados su pase a la exhibición internacional. Eso incluye que en España, por ejemplo, haya tenido una repartición de copias desigual, estrenándose en distintas fechas. Me tranquiliza saber que entre sus productores se encuentre Elijah Wood, acostumbrado a invertir en producciones más comerciales, y al menos aquí lo vemos implicado en un proyecto que, cinematográficamente, tiene mayor peso.
Me gusta su halo de cine off, falto de pretensiones, pero con la libertad creativa necesaria, en la que como en un puchero se ha metido de todo, con cierto rigor y gusto: es un film americano, rodado en blanco y negro y hablado en iraní y ambientado en una ciudad ficticia. Un Melting Pot en toda regla, que para eso es el país que generó tal concepto. En cuanto a los ingredientes utilizados en su guión la cosa no se queda atrás, combinando drogas, con cine romántico y vampiros. Visualmente posee un buen sentido plástico y con una banda sonora muy amena, además de bien utilizada, y algunas de sus escenas, como la de su protagonista en monopatín, para mí quedará en la antología del surrealismo.
Hay en todo ello innumerables influencias, pero sobre todo, tras su término, los nombres que se me vinieron fueron Michael Almereyda (Nadja), que fue producido por Lynch, aunque aquí yo no encuentre demasiado parecido con el propio Lynch, y Ferrara, con The Addiction. Ambos films además de tocar los mismos ingredientes, fueron también rodados en blanco y negro, y sobre todo en el caso de Ferrara sigue siendo, al menos para mí, uno de sus mejores trabajos, aunque tenga todavía el estigma de película maldita sin que nadie la revindique. El último interrogante en todo esto es si Ana Lily Amirpour artísticamente seguirá en esta dirección o si por el contrario, todo ha quedado en una mera tarjeta de presentación con este debut tan original y va a optar por un cine más comercial, con más presupuesto, renunciando a la línea establecida. Haría falta que en este cine más alternativo la figura de la mujer tuviera más presencia, pero solo el tiempo nos dirá que terminará ocurriendo, porque también dudo que todo esto pueda quedar, lamentablemente, solo en un film, que caería en el olvido por falta de promoción.
Si hay algo que quiero reconocer de la película es la genialidad de Ana Lily a la hora de elegir el marco donde contar su historia. La parte visual de A Girl Walks Home Alone at Night es prodigiosa, y realmente tiene la inspiración suficiente como para grabar escenas en tu mente con una precisión quirúrgica.
Pero conforme avanzaba la película me dí cuenta de que todo lo que me gustaba era un poco la parte más técnica, y luego la película en sí me aburrió. Acabé cansado del blanco y negro que tan bien me lucía al comienzo, y acabé también pensando que Ana Lily más que hacer una película con sello propio estaba pendiente de plasmar las ideas que había recogido de los grandes del género. Digamos que Ana Lily es una buena imitadora, pero le falta un poco de firmeza en su propia apuesta.
Y es que es una película que vive mucho de su ambientación pero no de lo que cuenta.
En una ciudad blanquinegra, malviven seres.
Personas a las que la vida dió la espalda, hombres consumidos por su pasado, criminales viciados a su exceso, mujeres sin posibilidad de querer, soñadores sin material para soñar… seres eternos sin posibilidad de cambiar.
Se dice en determinado momento que se está en Bad City. Un poco obvio, pero nadie puede dudar que sí, es una mala ciudad en general, un limbo en algún lugar del desierto.
Arash, el soñador, trata de ganarse la vida como camello, pero igualmente sus perspectivas de futuro se ven frustradas una y otra vez porque carece de apoyos en los que sustentarse. Su padre es un hombre fascinado por un pasado que nunca volverá, y su coche un mero objetivo que puede ser robado con facilidad.
Su deambular diurno y nocturno no es tanto el de una persona que quiere mantenerse ocupada como el de un condenado a muerte que espera salir algún día de la jaula que le oprime.
Saeed y Atti, el criminal y la prostituta, son otros dos animales nocturnos que se ven unidos por una relación de conveniencia, pero igualmente son presos.
Presos que han aceptado la normalidad y los límites de su prisión, que no dejan de estar enfadados por ella, pero que no tienen más remedio que someterse a ella. Saeed la convierte en su patio de juegos, todo lo limitado que puede ser, y Atti la soporta sin más expectativa.
En las noches, sin embargo, alguien merodea.
Otra criatura de la noche, distinta, que parece de hecho necesitar la noche. Una chica, de yihab perpetuo y camisa a rayas, oculta en las sombras, acechando a las demás criaturas.
Su habitación y música sonando quizás son la única manera de recordar otros tiempos, de abstraerse y no recordar que hace mucho que sus ganas de cambiar dejaron de buscar la razón para hacerlo. El futuro siempre será el mismo, para qué cambiarlo.
Sin embargo, lo que se inicia en historia como una gamberrada divertida pronto da lugar a algo más.
La chica del yihab y Arash se encuentran, de la manera más absurda, Arash pretendiendo ser lo que ella pudiera ser, y ella ve algo distinto en él. Un payaso, un loco, un soñador.
Esa noche, ella empieza a preguntarse por qué ronda la noche, y si quizás pudiera elegir. Arash sueña esa duda en los ojos de ella a partir de entonces.
A Girl Walks Home Alone at Night es la historia de dos seres que se encontraron en la noche. Que se dieron cuenta de que no necesitaban más la soledad de la ciudad blanquinegra.
Tampoco necesitaban la decepción del no-cambio, la mala estabilidad y las cadenas que les ataban.
Ocurre la tragedia, y ambos prescinden de cadenas, aunque serán cadenas que, al romperse, dejarán dudas sobre todo en Arash, que es forzado a elegir entre sus dudas o su corazón.
Al final, es necesario tomarse una pausa, elige, y no se puede pensar que no ha elegido bien: mejor bueno por conocer que malo conocido.
Era una mala ciudad. Pero nadie dijo que tenía que ser una mala vida.
Siempre es bueno que aparezcan autores con ganas de contar cosas nuevas y de hecho se agradece, pero esta historia de vampiros filmada en un muy contrastado blanco y negro en una ciudad indeterminada no termina de funcionar como película completa.
Quizás, en ese afán de innovar, se cometan demasiados errores que acaban tirando por tierra todo el esfuerzo invertido. La autora nos ofrece, por un lado, unos planos increibles que nos retrotraen a algunas pesadillas lynchianas y, por otro, situaciones ridículas como esos paseos en patín de la chica.
Lo mismo le ocurre con el empleo de la música dónde podemos escuchar desde un tema al más puro estilo épico del spaghetti western en un momento en el que no pasa nada, a una preciosa balada mientras una prostituta le hace un baile a un acabado y heroinómano anciano.
En cuánto a la temática también encontramos el mismo problema, no sabemos si estamos ante una de terror(que no llega a asustar en ningún momento), ante una de traficantes o una hisoria de amor.
Finalmente lo único que recordarás de todo este pastiche iraní serán su intenso acromatismo, unas actuaciones más que interesantes y las ganas de su directora de trascender aunque este 2014 ya nos ha dejado un película de temática parecida aunque mucho más sólida llamada Spring.