Un gramo de locura
Sinopsis de la película
El ventrílocuo Jerry Morgan ha vuelto a fracasar en el amor. La razón: cuando la relación llega al punto de discutir el matrimonio, su muñeco, Clarence, se vuelve celoso. Su prometida, Audrey, le abandona por lo que Jerry golpea a sus dos muñecos, Clarence y Terrence. Papinek, el creador de los muñecos de Morgan, resulta ser un importante espía, y usará a Jerry y a sus muñecos para transportar unos planos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Knock on Wood
- Año: 1954
- Duración: 103
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Opinión de la crítica
Película
6.2
79 valoraciones en total
No, con este título no me refiero a esos miembros de la clase política que, recordando los insultos y humillaciones que, por su baja estatura, padecieron cuando eran jóvenes, ahora se han dedicado a obtener el poder a como dé lugar y a ejercer con una prepotencia resentida que los descalifica como servidores públicos, y en vez de volverse Grandes (por su talento, su ejercicio decoroso y su compromiso social), se vuelven tan Inflados y Soberbios que, al final, consiguen que todo el mundo les vuelva la espalda… o que se les abra la puerta de una cárcel.
En este caso, hago referencia a esos seres que los malvados subestiman porque los consideran inofensivos y manipulables, pero, cuya honestidad y carácter los tienen tan definidos que, ante cualquier amenaza agudizarán sus sentidos y se volverán reactivos como nadie los imagina. De este talante es Jerry Morgan, un ventrílocuo newyorkino quien, de paso por París, va a ser utilizado para transportar unos planos ultrasecretos, sin que él tenga la menor idea de lo que ocurre.
A Jerry sólo le preocupa una crisis emocional que, debido a traumas infantiles, lo lleva a liberar su repulsa contra el matrimonio, actitud para la cual se sirve de su muñeco Clarence, con el cual se desdobla y dice lo que él mismo reprime, y para su mala suerte, las chicas sí entienden lo que quiere decir… y nuestro hombre termina abandonado y sinceramente acongojado.
Un refrescante guion el que han escrito Norman Panama y Melvin Frank, mezclando una trama maquiavélica de complot armamentista, con un embrollo psicológico y romance a bordo entre psicoanalista y su paciente. UN GRAMO DE LOCURA, es un buen título en español que alude a que, a veces están más locos los que alardean de cuerdos, y pega mejor que el original Knock on Wood (Toco madera), que vendría a sugerir algo tan romántico como imposible que me enamore de él, pero el corazón es impredecible.
Panama y Frank, quienes también asumieron la dirección, mantienen su historia con una gran dinámica, y logran de Danny Kaye una interpretación tan versátil que nos mantiene a tono y con una sonrisa que es difícil borrar de nuestro atento rostro. Hay momentos altamente eficaces, como la primera secuencia en el avión cuando se conocen Morgan y la Dra. Ilse Nordstrom, la sesión regresiva cuando Jerry recuerda su infancia… o el momento en que Jerry hace un curso relámpago de psicoanálisis y luego le hace terapia a su propia psicoanalista.
Muy buena también la coreografía encargada a Michael Kidd, y en sus aspectos formales, el filme cumple de manera bastante satisfactoria. Acompañan a Kaye, la preciosa actriz y también directora sueca, Mai Zetterling, en un dulce rol como la psicoanalista-psicoanalizada. Torin Thatcher, muy sobrio como el intrigante británico Godfrey Langston, convencido de que a Morgan podrá manejarlo con la misma facilidad que éste controla a su muñeco, y Leon Askin, el sabueso Gromek que no atina a un blanco a cinco centímetros.
Con UN GRAMO DE LOCURA, se pasa un rato realmente divertido.
Título para Latinoamérica: AGÁRRAME SI PUEDES
Después de pasar años descatalogada, por fin aparece en DVD una película que un montón de nostálgicos ha estado persiguiendo. La nostalgia casi nunca es buena compañera y eso sucede en este caso. La realidad no suele estar nunca a la altura del recuerdo. La fijación en la película se produjo lógicamente por unos cuantos gags que se grabaron en la memoria por lo que tenían de novedad e ingenio.
En todo caso Un gramo de locura está realizada muy dignamente sobre un argumento que sólo sirve de soporte a los distintos episodios y géneros que se unen en la película. Danny Kaye cumple perfectamente su papel aunque también su figura, tan popular en su tiempo, aparece afectada por el paso del tiempo. Los demás personajes, simplemente, se limitan a moverse en torno a él. La música de Sylvia Fine es destacable aunque pase inadvertida por lo discreta.
Siempre he creído obligado insistir en que toda crítica debe ser realizada atendiendo y teniendo presente la circunstancia histórica en que nació la película y eso es algo que también resulta aquí de aplicación obligada.
Para muchos, además, continuará siendo algo así como una película de culto.
Cuando uno ha visto esta película a los doce o trece años y recuerda ahora lo bien que se lo pasó y la de risas que le provocó, resulta más que difícil enfrentarse nuevamente a su visión sin admitir que se tiene un parti pris a la hora de enjuiciarla. De todos modos, y tratando de ser lo más objetivo posible, puedo decir que he vuelto a disfrutar con ella, aunque las carcajadas de entonces hayan devenido solo sonrisas. Es una buena película, con un ritmo perfectamente sostenido, un buen trabajo de los actores – estupendo, por ejemplo Danny Kaye -y una buena asimilación de la tradición en la que se inserta, de las fuentes en las que los guionistas bebieron: el tramo final de la película, por ejemplo, es digno heredero del desmadre que los Marx aplican a la representación de Il trovatore en Una noche en la ópera , y la verdad es que Danny Kaye está más que bien en esas escenas. Por todo ello, sigo considerando que es una película perfectamente recomendable y que puede competir dignamente con otras posteriores, de más nombradía quizás, pero a lo mejor de menor calidad e interés.
Comedia romántica ingenua, muy al estilo de su época y de otros filmes del propio Kaye, que tiene como a argumento a un ventrílocuo con problemas psiquiátricos que derivan de su relación con sus muñecos y las mujeres, y se ve envuelto en tejemanejes de espías y planos secretos en la Europa de la postguerra. El sentido de la comicidad, aunque quizá efectivo y osado para su momento, ha envejecido mal con el paso del tiempo.
Las principales cualidades del filme son su ritmo y unos dialogos bastante cuidados, con constantes juegos de palabras que se pìerden en buena parte en versión doblada. Tiene, eso sí, el aroma de otra época de hacer cine que lo convierte en entretenido e interesante.