Tiburón 2
Sinopsis de la película
A pesar de que ya han pasado cuatro años desde que un gran tiburón blanco aterrorizara al pequeño pueblo costero de Amity, el jefe de policía Brody sigue preocupado. Sin embargo, el alcalde no duda en poner en marcha varios proyectos para atraer de nuevo al turismo. Dos submarinistas exploran la zona donde había aparecido el peligroso escualo y son devorados. Su desaparición alerta a Brody: es verano y al pueblo están llegando muchos turistas. Mientras tanto, un grupo de chicos, entre los que están los hijos de Brody, van de excursión a una península cercana.
Detalles de la película
- Titulo Original: Jaws 2
- Año: 1978
- Duración: 120
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Opinión de la crítica
5.3
38 valoraciones en total
De hecho, lo que hace Jeannot Szwarc es copiar todo lo que puede del original de Steven Spielberg. Eso hace que la cinta, pese a ser correta y con un tono muy adecuado, sea repetitiva, previsible y por momentos cansina. Los ataques del tiburón se ven venir (y hasta las escenas) y además la atmósfera épica de la anterior es sustituida por un ambiente más juvenil, más light, más de cine para adolescentes.
Aún así, cuando se centra la historia en el escualo, más o menos la segunda parte de la película, consigue entretenerte. Seguramente, la clave está en que ese monstruo marino, con la música de John Willians, atacando desde las aguas a indefensos bañistas tiene bastante de inquietante y que por poco que se haga, te transmite la angustia de la situación.
Así, aunque menos fresca que la oringal, digna versión del gran clásico de Steven Spielberg.
Spielberg (así como muchos otros directores) rechazó de inmediato -debido a los problemas que tuvo al dirigir la primera- dirigir esta aceptable secuela, aunque sin al acción ni el ritmo trepidante de su predecesora.
De nuevo Roy Scheider en el papel de Martin Brody, esta vez más obsesionado con la idea de que otro tiburón merodea por la isla Amity, aunque el alcalde Vaugh (de nuevo Hamilton) vuelve a hacer oidos sordos con tal de llenarse los bolsillos, lo mismo ocurre con Petersen (Joseph Mascolo), el cuál se muestra demasiado interesado por la esposa de Brody.
Unos efectos especiales menores que el primer tiburón, unos jóvenes secundarios acompañados de chicas adolescentes ansiosas por perder la virginidad, y una magistral banda sonora de John Williams componen esta extraordinaria secuela en la que la trama vuelve a ser la misma, aunque narrada de forma muy concisa y distinta.
Dirigida por el novato director de cortos francés Jeannot Swarc (reconocido homosexual), el filme se salva gracias a los productores Richard D. Zanuck y David Brown, así como las interpretaciones de los protagonistas principales.
Muy buena fotografía de Michael Butler (hermano de Bill, el cámara del primer tiburón).
No es tan buena como la primera, sería mucho pedir. Era imposible que a los productores les volviera a tocar la lotería.
Jaws es la obra maestra de un director que paulatinamente a ido perdiendo interés y una de las últimas grandes obras del séptimo arte. Hacer una secuela no era tarea fácil y la unica manera de salir airoso de la prueba era intentar reunir al mismo equipo técnico artístico de Jaws . El resultado es una más que digna secuela que no pretende aportar nada con respecto al original sino únicamente volver a trasladar al espectador la angustia de una tranquila comunidad ante la amenaza de un irracional y monstruoso depredador. Y esto se logra en manos del eficiente artesano Jeannot Szwart que no pretende emular en ningún momento a su predecesor. Roy Scheider y Murray Hamilton vuelven a ceder su talento a sus respectivos personajes de Sheriff y Alcalde y el diseño de producción de Joe Alves y la música de Williams logran que la fórmula vuelva a funcionar contra todo pronóstico.
Pero Szwart no es Spielberg (y aquí podemos apreciar mejor que nunca la importanica del director como coordinador de los distintos talentos que conforman una película) no logrando repetir ese tono épico, casi mítico que Spielberg insufla en su film y que es lo que hace que Tiburón sea un espectáculo irrepetible.
Primera secuela de Tiburón (1975) de Steven Spielberg que, conservando los personajes y las situaciones de la predecesora, dista mucho de lograr los resultados de aquella.
En esta ocasión, la acción tiene lugar en la misma playa, pero esta vez tres años después, y como es previsible, un nuevo tiburón se dedica a sembrar el terror entre navegantes y bañistas en plena temporada turística. Roy Scheider es de nuevo el policía que tendrá que vérselas con el animal.
Donde Spielberg describía de forma acertada personajes y nos grababa en la memoria conversaciones o escenas míticas, un desconocido Jeannot Szwarc (En algún lugar del tiempo o Supergirl), suprime todo ese mágico contexto marino para dar una mayor efectividad en las escenas de acción. Lo malo es que están tratadas sin suspense alguno, y son todas previsibles. Una película que aunque resulta un buen ejercicio de entretenimiento como la primera, pierde fuerza por su carencia de originalidad y no llega al nivel de su predecesora en ningún aspecto. Cinta que por cierto, dio aún de sí para otras dos secuelas más.
Repetición de acontecimientos desde un punto de vista más comercial, dando un toque adolescente y recurriendo a paranoias pasadas para mantener la tensión de los sucesos en esta continuación. Repite Roy Scheider en su papel, así como John Williams en la banda sonora y se mantiene la determinación natural de la localidad en la que sus habitantes continúan con sus actividades cotidianas de la manera más tranquila. Naturalmente la aparición de un nuevo tiburón en el que nadie creerá (excepto el obsesionado Jefe de Policía) hasta que sea demasiado tarde, perturbará de nuevo esa tranquilidad. El director francés Jeannot Swarc se aleja del planteamiento serio y dramático impuesto por Spielberg, dejándose llevar por el camino de la aventura marina y las pautas marcadas por los avatares de los adolescentes, que serán quienes finalmente marcarán el destino del film. Ni que decir que el film no es ni de lejos la obra maestra de Spielberg, y que su película marca una inevitable comparación con esta, sin embargo la apuesta como cine de entretenimiento es acertada y desenfadada, asentando un paréntesis melancólico cimentado sobre los personajes que ya conocemos.