Thor: Tales of Asgard

3 comentarios en «Thor: Tales of Asgard»

1. Película de animación intentando aprovechar el fenómeno Thor y así poder ganar unos dólares y además mantener viva la llama para la segunda entrega para el año que viene.
   
   La película tiene sus puntos buenos, principalmente, la historia, que en ella nos presenta a un joven Thor, y al resto de personajes que lo acompañan en la mayoría de sus aventuras, pero con sus personalidades incompletas y alejados de los encuadres futuros donde serán alojados, y si soy sincero, es lo que me acabo enganchando a ella, pero por desgracia tiene muchos fallos que le bajan la media, como es el dibujo, de tercera fila, de principios de los noventa, y una trama sencilla, sin grandes esfuerzos mentales para crearla, y es que como dije al principio, esta película solo es merchandising para mantener contentos a unos cuantos, entre ellos a los que se llenan los bolsillos.
   
   Así que fans y niños, disfrutadla, aún siendo lo que es, merece la pena y se disfruta.

2. ¿Qué se puede esperar de una producción anunciada en 2008, caída en el olvido, recuperada mágicamente con un tráiler en 2010 y lanzada directa a DVD en 2011, en paralelo a una producción de Hollywood basada en un superhéroe? Tales of Asgard parece ser el hijo no deseado de Marvel Animation y es un poco injusto que así sea, no por su calidad, que no es muy alta aunque esté muy por encima del nivel medio de las producciones de la compañía (que van de la abominable Doctor Strange a la, incluso peor, Next Avengers: Heroes of Tomorrow), sino porque casi podría decirse que es mejor que el film de imagen real y ha aparecido en un momento en el que otra obra ‘animada’, Thor & Loki: Blood Brothers, ha hecho acto de presencia y logra mejor sus objetivos que la aquí presente.
   
   Sam Liu vuelve a tomar las riendas de un proyecto y esta vez, afortunadamente, no se lo carga todo como de costumbre. La historia es una memez: Thor quiere demostrar que es adulto, así que parte en busca de una espada legendaria. Al encontrarla la coge, organiza una guerra y… hay que arreglarlo. Por el camino, algún personaje se cambia de bando, alguien importante muere o es herido y Thor aprende así a ser humilde. No falta su interés amoroso representado en una valkiria que está destinada a vivir por y para la guerra, alejada de los hombres, así que surge otro conflicto. También Loki los tiene y en general esto termina por ser Shakespeare para niños de seis años, con muchas escenas de acción y una animación que cumpliría en una serie de los 90. Tales of Asgard consigue no ser del todo bochornosa y entretener moderadamente, lo que la salva de la quema, además de hacer gala de una banda sonora de corte épico muy apropiada. Mediocre pero llevadera, como la estrenada en cines, aunque esta sólo necesita 64 minutos para lograr sus objetivos. Recomendada por completismo o para muy, muy fans del personaje. De lo contrario tampoco se acaba el mundo si no la ves, de hecho, el mejor Thor animado fue el que tuvo un rol secundario en la entretenidísima Ultimate Avengers (2006).

3. Sería una lástima, si interesa el tema, perderse esta producción animada por considerarla algo menor.
   
   Porque, dentro de sus humildes ambiciones, pasa por ser, de lejos, la mejor condensación del mundo fantástico y vikingo en el que se mueve su máximo protagonista, el aún joven Dios del Trueno.
   
   Thor: Tales of Asgard cuenta su historia, pero no se olvida tampoco de contar la de las personas que le rodean: la valiente y resolutiva Sif, su aún inocente hermano Loki, su justo y enérgico padre Odin, el calmado y misterioso consejero Algrim… lejos de parecer meras caricaturas, cada uno de ellos tiene su propio deseo personal, y normalmente pasa por conflictos respecto a los demás.
   
   Así, el joven Thor combate cada día en la arena con los mejores guerreros de Asgard, pero todo es una farsa perpetrada por un reino que nunca querría ver a su príncipe humillado, permitida por Odin porque no cree que su hijo fuera capaz de alzarse como un bravo combatiente. Thor es poco consciente de esto hasta que su amada Sif le abre los ojos, reduciéndolo a niñato con ganas de dar la nota y atracción de feria para el público, cosa que es difícil de asimilar en un orgullo tan volátil.
   
   Por lo tanto, Thor decidirá embarcarse en un viaje junto a su hermano Loki para recuperar la espada de Surtur, una antigua reliquia que quedó olvidada en Jothunheim, la tierra de los gigantes de hielo, por su padre. Podría decirse que hay algo de búsqueda de reconocimiento en su viaje, pero sobre todo hay ganas de autosuperación, mucho más herida de lo que parece desde que su propio padre admitió que no tiene tiempo para sus chiquilladas en la arena.
   
   En el fondo, es la oportunidad de un débil niño para convertirse en un hombre fuerte, en una realidad que pronto se revela peligrosa para los que no lo son: la escenografía alterna imposibles tabernas suspendidas en el vacío espacial, con infinitas estepas heladas, pasando por árboles gigantescos que albergan los hogares de las valquirias. Todos esos lugares poblados por bestias magníficas o inquebrantables guerreros, que tampoco aceptan las chiquilladas de los hermanos.
   
   Con eso, y tras la aventura principal, se va forjando un lento proceso de maduración, con Thor aprendiendo a distinguir qué significa realmente ser adulto.
   
   Y no tiene tanto que ver con la fuerza de tus músculos o la valentía de tus gestas, sino con el juicio suficiente como para vivir tu vida en paz: entre valquirias, gigantes de hielo y asgardianos existe una tregua cimentada en el respeto, que empieza a romperse porque el Dios del Trueno ha querido demostrarse algo a si mismo.
   
   Pero nunca es demasiado tarde para rectificar, para aprender, y sobre todo para ser más haciendo menos, porque Thor decide tomar las riendas y terminar la guerra que él mismo ha empezado, aún a costa de su orgullo salvaje, finalmente domado. Y aquel niño al que en la arena le tenían que devolver la espada acaba convirtiéndose en un hombre que sabe cuándo debe envainarla.
   
   Se merece una consideración esta historia: presentando génesis de héroes y villanos, construyendo los detalles de su entorno y además reconociendo que algunos actos, si bien no se pueden cambiar, pueden servirnos para aprender.
   
   Eso que es tan difícil para un Dios, pero también para un niño destinado a serlo.