The Lion Hunt (C)
Sinopsis de la película
Dos cazadores y un guía local están en un safari en una selva africana. Visualizan cebras y un hipopótamo, y atrapan un mono que se lo quedan como mascota. Durante la noche son despertados por un león, que acaba de matar a su caballo y a un cabrito. Los cazadores le disparan al león y al descubrir a otro, le disparan también. Los leones son eviscerados y desollados. Al terminar, los cazadores felices se fuman unos cigarrillos.
La película fue muy controvertida en su época. Algunas escenas fueron filmadas en el parque zoológico de Copenhague, y los dos leones, comprados en el zoo de Hamburgo, fueron fusilados en la isla de Elleore. Cuando la SPCA danesa supo de los planes del productor Ole Olsen, protestaron ante la Justicia y se prohibió la filmación. Dos días después, sin embargo, realizaron la toma de la escena como estaba prevista, y luego llevaron la película de contrabando a Suecia. La publicidad lograda gracias a las protestas hizo que Løvejagten fuese un gran éxito en el extranjero. Al año siguiente fueron retirados los cargos y se revocó la prohibición danesa. Nordisk Film vendió cientos de copias del film, lo que le valió a la empresa un beneficio enorme. Una secuela sobre un oso fusilado, Bear Hunting in Russia , también fue un éxito.
Detalles de la película
- Titulo Original: Løvejagten (The Lion Hunt) (S)
- Año: 1907
- Duración: 10
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Opinión de la crítica
3.6
21 valoraciones en total
Tras el descalabro perpetrado por los Edison y Le Prince de marras en la conspiranoia anterior (véase El jardín de Roundhay), mi ojo clínico y voraz no ha podido evitar realizar una comparación sesuda y terrible con el actual estado de la monarquía española.
Idénticas fuentes que con Le Prince me han dado el chivatazo. Nuestro Borbón favorito descubrió hace unos días un cortometraje danés, silente, titulado Løvejagten. No sé si es necesario recordar el don de lenguas que tiene nuestro entrañable monarca (en este caso tiró de la didáctica Gomaespuminglish), pero le ayudó, y mucho, a la hora de entender que lo que ocurría en aquél cortometraje, sólo podía ser fruto del amor hacia los animales.
El argumento es sencillo y rezuma inocencia e ingenuidad por los cuatro costados: dos hombres blancos y vigorosos deciden ir de caza con un guía morenito. Se cruzan con hipopótamos, con cebras, con avestruces. Incluso tienen tiempo de adoptar un pequeño simio. El moreno les prepara la cama y se acuestan. Por la mañana un león irrumpe en esa zona, matando a su caballo y a otro bichejo que no logré discernir. Dos tiros y sin aliento. Aparece otro, dos tiros más y pa’l huerto. Se fuman un pitillo a la salud de los animalicos y los rajan para quedarse con sus magníficas pieles. Empalan sus cabezas y sonríen a cámara, mientras en un acto de filantropía y respeto al prójimo, ceden uno de sus cigarrillos al morenito.
Técnicamente no es un cortometraje que me interese. Ni es original ni ofrece ningún plano para el recuerdo. Su argumento tampoco va más allá, y el trato que se le da es de lo más convencional. Entonces, ¿porqué mis fuentes me han dicho que al finalizar el cortometraje, a nuestro campechano Juan Carlitos no le bastaban las palomitas y los aplausos para alabar con regocijo a los daneses?