Sucedió mañana
Sinopsis de la película
Larry Stevens trabaja como reportero del Evening News de Nueva York y está a punto de celebrar sus bodas de oro con su esposa Sylvia y toda su familia. Durante la fiesta, cuenta un extraño hecho que le sucedió a fines del siglo XIX, cuando el viejo Benson, el encargado de la hemeroteca del periódico, al que apenas conocía, le entregó un ejemplar del Evening News que vaticinaba con un día de antelación las noticias que iban a producirse.
Detalles de la película
- Titulo Original: It Happened Tomorrow
- Año: 1944
- Duración: 84
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Opinión de la crítica
Película
6.7
88 valoraciones en total
Clair y su cine está tan enmarcados en una época (por su condición teatral, por sus decorados de estudio, por su guión previsible y de claves calculadas) que estas viejas películas suponen, en virtud de dios sabe qué alquimia extraña, un auténtico viaje en el tiempo, un bucear por claves y guiños que te permiten convertirte, por un rato, en espectador no de cine, no únicamente eso, sino espectador de una época, una forma de dirigir e interpretar. Una forma de mirar, una forma de soñar. Una forma de reír que ya no provoca risa, probablemente, pero que sigue calentando el pecho. Una manera de ver y disfrutar cine que es de ayer, sí, pero que paradójicamente, y debido probablemente a un sentido del naturalismo de raigambre profunda e inexpugnable por muchos años que le caigan encima, seguirá entreteniendo mañana.
Para todo ello, creo que son fundamentales dos elementos que, de alguna forma, refuerzan esa condición de película de contornos reconocibles en los que nos sentimos seguros y confortados: la belleza carnal y cercana, por un lado, de la voluptuosa Linda Darnell, y un predecible guión que nos presenta una historia sin pretensiones, una trama de sencilla comedia sainetesca con tonos Capra, a ratos slapstick (esa intención a medias se ve en las carreras de Dick Powell), incluso screwball (esa intención a medias se ve en los gestos y diálogos frenéticos de Dick Powell), que bien podría haberse explayado en el tema de las consecuencias de nuestros actos, cierto, pero que legítimamente prefirió bajarse en la mucho más modestita parada del propósito de, simplemente, entretener al personal.
El caso es que al final da igual que esta peli esté o no envejecida, da igual que el guión recurra a unas claves y una construcción que hoy día parecen rancios, lo importante es el testimonio que estos fotogramas nos ofrecen del tweed de las chaquetas y la paja cocida de los sombreros.
Como era previsible, Clair quería a Cary Grant para el prota de esta peli (¡todo el mundo quería a Grant!). Pero se tuvo que conformar con la buena voluntad de Dick Powell. Actor que, señalaremos lo positivo, ofrece mucha intención.
La historia de un periodista (Powell) que recibe las noticias un día antes de que ocurran. Una divertida y confortable comedia fantástica de la etapa americana de Clair, con guión del habitual guionista de Ford, Dudley Nichols, y que podría ser emparentable con el cine de Capra. Clair combina humor, ternura y picaresca, jugando con sus temas predilectos: el tiempo y el azar.
Después de haber regresado al futuro no una sino tres veces y de haber tenido el tiempo en nuestras manos como Rod Taylor, no me negarán que nuestra capacidad de sorpresa ante Sucedió mañana ha de ser necesariamente mínima. Incluso aquel Déjà vu con Denzel Washington ya nos inmunizó para este tipo de cosas. Sin embargo, no me interpreten mal, Sucedió mañana es infinitamente mejor y hasta más creíble que el superbodrio de Tony Scott donde lo único digerible son las palomitas.
René Clair nos vende su proyecto de la única forma posible, como una mezcla entre los cuentos de la abuelita Capra y los relatos con moraleja de Rohmer. Sus realidades virtuales y sus universos paralelos no pretenden engañar al espectador. El desaparecido abuelo se sabe que forma parte de un cuento con moraleja que nada tiene que ver con fuerzas esotéricas u ocultas. Y todo lo que sucede es una historia tierna (tal vez demasiado) pero muy apropiada para ser contada a los niños antes de dormir.
Echamos en falta a Cary Grant. Es cierto. Esta es una de las suyas. De esas comedias a las que hay que darle el toque de distinguido cinismo que le caracterizaba, pero Dick Powell está correcto. Lo mismo que Linda Darnell que siempre parece como que no está pero que acaba estando. El resto del elenco bien. Y la batuta directora del realizador francés conduce de forma excelente una obra que en otras manos hubiese, probablemente, acabado en el baúl de la ramplonería.
Si no buscan obras maestras, la verán con mucho agrado.
076/38(27/02/10) Envejecida comedia con toques de fantasía, con un inconfundible toque Capra, como no ver en el viejecito Benson (John Pillibe al anciano ángel de ‘Qué bello es vivir!’. Es una agradable cinta que entretiene sin más, pero que en su debe hay que decir que no sabe sacar partido de su idea central. Posee una puesta en escena muy teatral donde los actores cumplen sin más. René Clair imprime a sus obras un aire optimista y alegre donde intenta celebrar la alegría de vivir y este no es una excepción, aunque en su etapa francesa tiene muy mejores trabajos como ‘Viva la libertad’ y ‘El millón’. Recomendable a los que gusten de agradables comedias. Fuerza y honor!!!
Simpática fábula acerca de la falsedad del concepto humano del tiempo en clave de comedia. De un humor amable y desenfadado, a la vez que impregnada de un cierto tono de ironía. Una película sin ideología ni moral, mero entretenimiento en una época convulsa por la 2ª Guerra Mundial. Una amable película, en mi opinión demasiado indulgente con todo, pues los personajes no cuestionan nada, ni siquiera la posibilidad de cambiar el futuro, es una resignación absoluta. En el tratamiento de los personajes hay una cierta complacencia y eso es lo que le impide ser una gran obra, para ser sólo un juguete cómico, seguramente en manos de Frank Capra hubiese sido grandiosa, no obstante habría que destacar el excelente guión del gran Dudley Nichols y el propio René Clair.
Larry Stevens (Dick Powell), reportero del The Evening News a finales del siglo XIX en Nueva York, celebra con sus compañeros un ascenso. Todo habría ido bien, sin pasar de una celebración etílica como otra cualquiera, de no haber estado allí el viejo archivista Pop Benson (John Philliber), quien hablando de los anuarios que guarda le dice al joven redactor que el tiempo no existe y que la noticia siempre es una noticia, aunque haya sucedido hace años. Los periodistas acaban su fiesta en un teatrillo donde actúan el adivino Gigolini (Jack Oakie) y su sobrina Sylvia Smith (Linda Darnell) de la que se enamora nuestro protagonista. Más tarde, de vuelta a casa ebrio, se tropezará con el viejo Pop que entrega a Larry el diario del día siguiente. A partir de entonces la vida de Larry cambiará vertiginosamente, pudiendo conocer con anterioridad lo que está por suceder.
El film no excluye motivos fantásticos y oníricos sobre la inexistencia del tiempo, ambientada en redacciones de periódicos, teatros de variedades y ópera, calles y puentes solitarios semiocultos por la niebla e iluminados por luces de gas, hipódromos y hoteles, va pasando a ofrecerse poco a poco, de una forma que era muy del agrado de René Clair, es decir, entre sonrisas y ocasionales apuntes irónicos, como un relato optimista sobre la fatalidad y el destino. Cuando el cineasta abandonó Francia se llevo consigo el ideario de los buenos modales y un cierto sarcasmo en su equipaje, también la gestualidad y un cierto tono de Slapstick heredado del cine silente, que asoma en ocasiones. Lo menos consistente quizás sea el romance algo frío entre Larry y Sylvia lo menos acertado a pesar de la belleza y la buena actuación de la Darnell, creo que Powell era un galán relamido que no está a la altura de la fémina.