Sin novedad en el frente
Sinopsis de la película
Mítica película antibélica que plasma los sentimientos, sensaciones y desilusiones de un grupo de jóvenes estudiantes que son enviados al frente en la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Es una adaptación de la novela homónima del escritor alemán Erich María Remarque. Su estreno provocó enfrentamientos entre nazis y comunistas.
Detalles de la película
- Titulo Original: All Quiet on the Western Front
- Año: 1930
- Duración: 130
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Opinión de la crítica
Película
7.8
65 valoraciones en total
Con esta película descubrimos un género cinematográfico distinto del cine bélico al que estamos acostumbrados. Es un cine de guerra en toda su crueldad. Es un cine de la guerra real, de la guerra sin paliativos, de la guerra que nadie entiende, donde los soldados mueren sin saber porqué mueren, de unos jovenes que se alistan buscando glorias y encuentran hambre y ratas.
Esto no son las hazañas bélicas del Sargento Gorila que se relataban en los comics de los 60 ni aventuras tipo Cañones de Navarone ó el Puente sobre el Río Kwai (por cierto mágnificas en su genero bélico-light). Esto es guerra en estado duro. Y por ello una llamada a la cordura, una propuesta de reflexión sobre la locura colectiva que conlleva.
Destacaría escenas como la arenga del profesor a sus jóvenes alumnos mientras a través de las ventanas se pueden contemplar las tropas desfilando entre vítores de la gente. Destacaría las escenas de lucha en las trincheras. Destacaría las escenas de miedo, de hambre, de dolor, de rabia y por encima de todo destacaría la escena en que un soldado pide perdón a otro soldado, enemigo, y al que acaba de matar.
La obra literaria de Erich Marie Remarque que da soporte al film es magnífica pero Milestone pone el dedo en la llaga de la crueldad y la inutilidad de la guerra. Ambos, escritor y director, componen conjuntamente un film antibelicista de visión y reflexión obligadas.
El camino a la muerte
Lewis Milestone es el caso más evidente de director menospreciado, ni siquiera olvidado, porque es bastante conocido, entre otras razones por ser autor de esta película. Sin ser un maestro, su aportación a la cinematografía merece una consideración superior a la que el influyente Andrew Sarris le dedicó en su repaso al cine americano, en el que lo situaba algo más abajo del purgatorio. Ahí están para desmentirlo títulos excelentes como Arco del Triunfo , The front page , Edge of darkness , El extraño amor de Martha Ivers o, mi favorita, Un paseo bajo el sol . Y también Sin novedad en el frente .
Producción Universal personalmente supervisada por Carl Laemle, la película se basa en una novela de Erich Remarque que en su momento fue best seller mundial, y podría encuadrarse dentro de la moda de films bélicos sobre la Primera Guerra Mundial que se desató a raíz del gran éxito de El Gran desfile de King Vidor.
Llama la atención cómo describe íntegramente la trayectoria completa de los reclutas voluntarios en la gran guerra, con un rigor documental que todavía hoy sigue respirando verosimilitud: la ilusión inicial, el primer desengaño de la instrucción, el choque con los veteranos, el bautismo de fuego, la desorientación, la desesperación de la espera, la inutilidad de las sangrientas escaramuzas, el horror de la lucha cuerpo a cuerpo, la convivencia en las trincheras, la vuelta…, todo ese largo camino hacia la muerte de la juventud, que supone la guerra está esencialmente trazado en un tono verista, con profusión de detalles que sobrecogen, como la invasión de ratas en la trinchera un instante antes del ataque enemigo. Milestone, además, se sirve espléndidamente de la técnica de movimientos de cámara, en especial en las escenas bélicas, de cuyos precisos y largos travellings tomó buena nota Stanley Kubrick para Senderos de Gloria .
Aun así, hay un exceso de discurso en la película, y no siempre sabe Milestone controlar la intensidad dramática de las situaciones, que a veces se le van de las manos y cae en la histeria. Por fortuna, la escena final sí que es una lección de cine sobrio y emocionante.
Mi oscar de 1930 sería para Marruecos de Von Sternberg. Buenas candidatas habrían sido Hampa Dorada de Mervyn Leroy y City Girl de Murnau.
Puede que éste calificativo se use con demasiada frecuencia y éste perdiendo parte de su valor semántico pero hay ocasiones en que al acabar de ver una película solo te viene una palabra a la mente y está es una de ellas.
Sin Novedad en el Frente es una OBRA MAESTRA sin paliativos ni ambigüedades por innumerables razones, entre ellas una planificación asombrosa con gran variedad de planos, un gusto por el movimiento y el encuadre que haría enrojecer de vergüenza al 90% de los directores actuales, interpretaciones sobrias y realistas (no olvidemos que fue estrenada en los años 30) y podría seguir enumerando virtudes hasta el infinito (por ejemplo el ritmo interno que no decae en ningún momento).
También tiene un rosario de secuencias memorables (a destacar la de las botas malditas), me imaginó que ésta película en su época debió ser como Salvar al Soldado Ryan para la nuestra, como me hubiera gustado ver las reacciones de la gente ante una recreación tan real de la guerra.
Una película básica tanto dentro del género bélico como del cine en general.
La que es considerada por bastantes una obra maestra y por todos los que tengan un mínimo de cerebro una película visionaria, nace fruto de la obsesión perfeccionista (ese don autodestructivo que tanto escasea) del director Lewis Milestone. Reclutó para la figuración y el departamento artístico a auténticos veteranos alemanes de la PGM, llegando a recrear tan bien las insalubres trincheras que se tuvo que parar el rodaje durante una inspección sanitaria. Rehuyó a las grandes estrellas. Consiguió montar unas escenas bélicas que aún hoy son apreciablemente realistas. Y, lo más importante, supo mantener el mensaje antibelicista de la novela totalmente intacto en una época muy temprana.
El que haya momentos, sobre todo al comienzo, en que los actores rozan el histrionismo corporal o, sobre todo en los travellings durante las batallas, en que se acelera la frecuencia de la imagen, no es un problema que deba achacársele al director, sino a la época. Situémonos. Apenas habían pasado dos años desde que se estrenó El cantor de Jazz , la primera película sonora. La mayoría de actores y técnicos, por lo tanto, procedían del cine mudo y estaban en pleno proceso de adaptación. Comenzó a rodarse sin diálogos con la idea de distribuirse junto a una pista con los efectos de sonido, pero sin música. Poco después de iniciarse la producción, se consideró interesante la opción de incluir diálogos y se contrató a un George Cukor que acababa de llegar de Broadway para que se encargara de conducir la historia mediante ellos, y de ahí que haya un par de monólogos reflexivos bastante teatrales.
Éstos son pequeños inconvenientes que no adquieren demasiada relevancia debido, por un lado, a que se ofrecen suficientes innovaciones artísticas como para compensar (la supresión de la música en busca de una aproximación más realista a las situaciones, el alejamiento total del tono panfletario, la minuciosidad con que se recrean decorados y batallas…, en definitiva, uno de los pasos adelante más serios y firmes en ese período de transición entre cines), y, por otro, a que el guión roza la perfección en su parte narrativa, pues el encadenamiento y distribución de las escenas es inteligentísimo y engancha irremisiblemente al espectador mientras los personajes se van ganando su cariño poco a poco (impagable el paternal Katczinsky de Wolheim, así como el singular Tjaden de Summerville).
Curiosidades:
• El estreno en Alemania fue boicoteado por el partido nazi mediante manifestaciones en los cines e, incluso, soltando ratas o tirando bombas fétidas en ellos.
• Lew Ayres se hizo objetor de conciencia durante la Segunda Guerra Mundial, razón por la cual sus películas llegaron a ser prohibidas en los cines de Chicago.
• Un joven y desconocido Fred Zinnemann tuvo una breve participación como extra, hasta que le despidieron por insolencia.
• Algunos cines no entendían todavía los propósitos de una ausencia deliberada de música, así que añadieron por su cuenta sus propias compilaciones.
• Douglas Fairbanks Jr., e incluso el autor de la novela, Erich Maria Remarque, llegaron a barajarse como posibilidades para el papel protagonista.
Sin duda, uno de los hitos del cine bélico y del cine en general. Toda una experiencia que despierta los sentidos y los sentimientos.
Sinceramente me esperaba la típica película bélica medianamente entretenida de ese cine sonoro en pañales de principios de los 30, lleno de fallos disculpables. ¿Y con qué me encuentro? Con una de las mayores sorpresas cinematográficas que he tenido. La gran pregunta es: ¿Esta película es realmente de 1930? ¡Porque no me lo creo! Muchas películas bélicas de los años 40, 50 y 60 palidecen ante una demostración cinematográfica como esta. Tal vez su principal característica, y lo que la hace tan especial y distinta es que no es en sí un film bélico, sino antibélico.
Un guión magistral junto a una dirección que no lo es menos, nos cuentan la historia de cómo miles de menores de edad fueron camelados por ese patriotismo obsesivo para ir a morir en la Primera Guerra Mundial, sobrecoge hasta al más duro e insensible. La frase clave que describe la película, y que es dicha por nuestro protagonista, es: es triste e inservible morir por la patria, la mejor forma de servirla es vivir en ella y por ella. El desengaño progresivo que sufren estos jóvenes alemanes durante los años que están en el frente, está narrado exquisita y magistralmente por escenas inolvidables: el encuentro con los veteranos, nuestro protagonista escondido durante toda una noche en una trinchera junto a un hombre al que ha matado, la escena de su mano tratando de coger una mariposa… pura poesía en movimiento que dejará tus sentimientos a flor de piel. Actuaciones correctas y para nada exageradas, teniendo en cuenta el periodo postsilente al que pertenece el film. En concreto, la actuación del protagonista está en un punto perfecto entre la sobreactuación y la naturalidad.
Técnicamente es una maravilla. No he visto demasiado cine bélico, pero sí el suficiente como para catalogar las escenas de acción, como impactantes. Durante esos minutos uno se siente rodeado de ráfagas de disparos y bombardeos atronadores. El dinamismo de la cámara, los planos desde ángulos poco corrientes, el montaje rápido, y un constante sonido de explosiones, consiguen un resultado apabullante y sobrecogedor, totalmente insólito para la época.
La recomiendo encarecidamente a todo el mundo.
LO MEJOR
– La historia, sencilla y llena de sentimiento y verdad.
– Adelantada a su época, tanto narrativa como técnicamente.
LO PEOR
– Puede resultar algo lenta en ciertos momentos, debido a algunas escenas demasiado alargadas.