Sin nombre
Sinopsis de la película
Sayra (Paulina Gaitan), una adolescente hondureña, se reúne con su padre para ir a los Estados Unidos, a partir de Chiapas, viajan en el techo de un vagón de mercancías, donde están expuestos tanto a las inclemencias del tiempo como a la violencia.
Detalles de la película
- Titulo Original: Sin nombre
- Año: 2009
- Duración: 96
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Opinión de la crítica
Película
6.9
43 valoraciones en total
Ante todo, es una historia de gente que quiere huir. No le gusta su vida, su tierra y se encamina hacia la tierra prometida con una compañía a veces elegida, a veces forzada y otras, tan solo casual. Las relaciones de aquellos que se ven obligados a viajar juntos son peculiares, se crea en ellos un sentimiento de camadería que no se daría en otras circunstancias.
El guión es un poco flojo. Algunas complicaciones se resuelven de un modo sencillo, inverosímil y con el efecto de unos cuantos tiros en el aire o directamente al aire. En las películas con buenas intenciones, como es el caso, siempre los errores de guión se justifican con el mensaje, pero ¿no se pueden compaginar los dos? Una historia bien construida con un mensaje crítico ya se ha hecho antes. Las buenas intenciones no son una excusa para que una película más, sea una gran película, que podría haberlo sido, pero no es el caso. Una lástima, es cierto, pero el espectador no tiene que sentirse culpable cuando sale del cine y dice: el mensaje está bien, pero no lo han contado bien. Sólo porque se cuenten grandes desgracias, que se muestren escenas que te hagan estremecer, sólo por eso, no se hacen buenas películas.
Un film excelente es Sin nombre. Mostrándonos los peligrosos viajes que emprenden quiene buscan el sueño americano de forma clandestina, viajando en los techos de los trenes para llegar a EE.UU. Dos historias que se cruzan y unen en un instancia de la película. Film que cautiva por su belleza, solidez, crudeza. Un exquisito trabajo de dirección, un muy buen guión, un elenco de notable labor, y una fotografía hermosa y cálida hacen de Sin nombre una película atrapante.
Sin nombre es el primer largometraje del californiano Cary Fukunaga (nacido en 1977), que ya antes había abordado el tema de la inmigración de centroamericanos hacia Estados Unidos con un corto, Victoria para Chino (2004), basado en un caso real, que fue premiado en el Festival de Sundance, en la categoría de mejor película realizada por un estudiante. En Sin nombre Fukunaga vuelve a tratar el mismo tema. Para preparar el filme, Fukunaga y su equipo llevaron a cabo un exhaustivo trabajo de documentación, llegando incluso a viajar durante varios días con los inmigrantes, en trenes como los que se ven en la película, en los que los centroamericanos atraviesan todo México hasta llegar a la frontera con Estados Unidos. Contactaron también con miembros de las maras (asociaciones de delincuentes de origen centroamericano, pero hoy extendidas por numerosos países) para que la película reprodujese con fidelidad sus (extravagantes) rituales y su (ininteligible) jerga. Dicen los que saben de estas cosas que en este aspecto la película está muy lograda.
Las maras y la inmigración centroamericana a Estados Unidos son desde luego temas interesantes, pero la historia resulta simplona y maniquea. Es un relato de aventuras, de buenos y malos, con una trama bastante predecible, que tienes la sensación de haber visto muchas otras veces, aunque los malos no llevasen tatuajes tan vistosos ni manejasen un argot tan surrealista. El maniqueísmo no tiene por qué ser un problema para una película de aventuras sin pretensiones, pero sí me parece un lastre si se quiere abordar problemáticas sociales complejas como las de la película. Los personajes tienen con frecuencia reacciones muy poco verosímiles, y la relación que se establece entre los protagonistas (y que es el nudo gordiano del filme) hace aguas por todas partes. Eso sí, la fotografía es grandiosa, los paisajes soberbios, y los actores secundarios (no tanto los protagonistas) hacen una excelente labor. Y a eso hay que sumar que nos ilustra sobre esa extraña tribu denominada Mara Salvatrucha.
La película, producida por los actores mexicanos Diego Luna y Gael García Bernal, obtuvo en el Festival de Sundance de 2009 los premios al mejor director y a la mejor fotografía. El segundo es, sin duda, un premio merecido.
Película bastante realista sobre la inmigración por un lado y sobre los grupos marginales armados (en este caso los Maras) por otro. Toda la parte técnica de la película es muy cuidada, el sonido y la fotografía están de elogio (cosa rara en las películas de tinte social), el guión es sumamente adecuado y realista, las actuaciones muy bien logradas. En resumidas cuentas, un producto acabado y bien hecho que sin ser panfletario te muestra una perspectiva de lo que sucede en la vida real.
Ahora hablaré menos de la película y más de lo que esta hace pensar… o reaccionar. Parece que el tiempo dónde los malos son muy malos y los buenos son muy buenos sigue en la mente de mucha gente que considera a los grupos marginales como un enemigo de la sociedad y que estos grupos pretenden eliminar a la sociedad por su maldad e irracionalidad… ingenuo punto de vista a mi juicio. Los grupos marginales, sus problemas, necesidades y desgraciadamente sus respuestas, son inherentes a nuestra sociedad porque nuestra sociedad los ha creado, gracias a las injusticias, impunidad, desigualdad, mala distribución de la riqueza y un largo etcétera, la sociedad los ha marginado, los ha empobrecido y explotado, su existencia no es elegida, como tampoco su respuesta… mi vida es una mierda dice el protagonista, y una mierda es lo que esa gente ha recibido. Conclusión: normalmente damos lo que recibimos.
Sábado 16 de mayo, 7:00 pm, Cinemex Tenayuca. Como un cáncer la llamada Mara Salvatrucha se va extendiendo por regiones de Centroamérica y la selva Lacandona en México, grupos de individuos instigadores de la violencia y abuso, que las autoridades de varios países no han podido controlar y se suma a otro problema más que nos aqueja como sociedad. Menciono lo anterior como una situación que nos afecta directamente por que en ocasiones he escuchado en los medios que si podrían representar un problema de seguridad nacional, además de que en el D.F. ya existen indicios de su presencia en el área metropolitana.
Con este filme se conoce a fondo las operaciones de este grupo antisocial e irracional, sus reglas, la bestialidad con la que se conducen, regidos por la autoridad del más fuerte, grupos que siembran el terror y sin duda son un retroceso en la civilización al no apegarse a las normas éticas y morales que la sociedad ha impuesto. La serie de barbaridades vistas, reiteran que el acondicionamiento mental a temprana edad, puede traer consecuencias terribles, con duras pruebas a las que se ven expuestos los nuevos integrantes, comentiendo crímenes sin el menor pudor o remordimiento.
Con la idea errónea de dominio y poder sobre los desamparados, la Mara va ganando terreno. No permite la deserción y se apodera de los individuos completamente. Violaciones, robos, homicidios, son solo algunas de las acciones aberrantes en contra no solo de las pequeñas comunidades, sino de los que transitan por esas regiones para llegar a su destino, muchas veces más lejos de lo que aparenta un mapa.
Cabe mencionar que Fukunaga a la par de la historia que envuelve a la Mara Salvatrucha, entremezcla las peripecias de inmigrantes hondureños y los abusos que deben vivir tanto por la migra mexicana como por los delincuentes, quienes no se limitan a quitarles el poco pisto que les permitirá llegar a la frontera norte mexicana.
Hablando de cine mexicano, por fortuna existen los contrastes y en los estrenos de la semana, Sin nombre, es una película mucho mejor realizada en la que noto la preocupación por entregar un trabajo detallado y de calidad. Bajo el respaldo de los estudios universal y con productores como Gael García Bernal y Diego Luna, podría haber un respaldo para que la película encontrara mayor número de recintos donde proyectarse. La última palabra la tiene el público.
Por cierto, Tenoch Huerta excelente intervención.
Buena