Seis mujeres para el asesino
Sinopsis de la película
El salón de moda, organizado por Cristina y su amante Max, es un lugar de lujuria, tráfico de cocaína y chantaje, donde una serie de jóvenes modelos son asesinadas de forma salvaje. Parece cada vez más claro que todas las víctimas tienen un pasado muy turbio y, poco a poco, sus secretos se verán desvelados a través de un diario dejado por una de las modelos asesinadas…
Detalles de la película
- Titulo Original: Sei donne per lassassino
- Año: 1964
- Duración: 88
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Opinión de la crítica
Película
6.5
38 valoraciones en total
He aquí uno de los mejores suspenses terroríficos urdidos por el gran Mario Bava, que además tiene importancia histórica: se la considera unánimemente la primera pieza de ese subgénero del terror italiano denominado giallo, o si no la primera (tal vez ese mérito le corresponda a La muchacha que sabía demasiado, también de Bava), al menos sí la que exponía más nítidamente las características de este tipo de cine. Como se sabe, giallo significa amarillo, y toma su nombre del color de una serie de novelitas policíacas que estaban de moda en los años 30. Así, Seis mujeres… adapta un argumento muy deudor de Agatha Christie, encerrando casi en un único escenario (un estudio de alta costura que probablemente inspiraría la escuela de ballet en la que se desarrolla el Suspiria de Argento) a un grupo de personajes envueltos en un misterioso asesinato, todos, por supuesto, resultan sospechosos del crimen, pues todos tienen o parecen tener motivos para haberlo perpetrado.
Esta trama clásica, recorrida por giros imprevisibles, está rematada por una banda sonora dulcemente siniestra y una estética turbia en la que la paleta cromática se combina con intenciones oníricas e incluso eróticas muy propias del género, como ese rojo engordando la dimensión peligrosa o decisiva de objetos en apariencia inocentes (el teléfono, los maniquíes, ese diario que todos persiguen con desesperado ahínco). Los asesinatos, plato fuerte en todo giallo que se precie, no son tan violentos como los que ofrecen films más avanzados del género, aunque ese chorro de sangre entrando en plano en el crimen de la bañera es antológico. Pero lo mejor de todo es, sin duda, esa mano rota de Bava para hacer de la sutileza un arte, moviendo la cámara siempre con una intención dramática concreta (ese memorable secuencia que sigue al descubrimiento del diario, el acecho del psicópata) y creando ambientes opresivos e inquietantes que nos fascinan y perturban a partes iguales, como sus historias, como sus personajes. En fin, un giallo como dios manda.
Lo mejor: su estética, entre enfermiza e infantil.
Lo peor: carece de credibilidad, pero ¿a quién le importa?
Una trama simple -un asesino enmascarado siembra el terror en un salón de modas- que en manos de Mario Bava deviene fascinante.
Ambientación entre sofisticada y barroca, cromatismo saturado hasta lo irreal y un gusto casi voyeurista en la ejecución de unos crímenes hiperbólicos, como si de una alucinación/pesadilla se tratara. El film que sentó definitivamente las bases del giallo.
Iba vestido de negro y parecía como si no tuviera cara.
El titulo de la película no invita a verla, y ese es el mayor fallo que he encontrado. Es una pena que pueda ser el talón de Aquiles de esta historia de intereses, celos, envidias y asesinatos que se dan en una casa de modelos. Sentando las bases de lo que mas tarde se conocería en los 70 como Gallio. Con una serie de asesinatos de mujeres, que levantaran las sospechas de todos los que tienen posible relación con ellas directa o indirectamente.
En este caso, tenemos de por medio el diario de una de las victimas, que parece contener mas de un secreto, y que puede ser el móvil del crimen, muchos personajes desean hacerse con el, lo cual les convierte en sospechosos.
Ese juego de miradas con el diario siendo el centro de atención de todos, me encanta. El juego de luces, generando una atmósfera gótica envolvente, es sensacional.
Me hubiera gustado que se desarrollara más lo que cada uno de los personajes tiene que ocultar, pero llega un punto en el que se olvida de la investigación, para hacernos participe de los movimientos e intereses del asesino. A pesar de conocer la identidad del asesino no pierde el interés.
Magnífica obra maestra del cine italiano. Con una fotografía colorista realmente preciosa, esta película (aunque precedida por La muchacha que sabía demasiado ) está considerada como la inspiradora del giallo (género policíaco con psicópata incluido), que sería la cúspide que influenciaría en USA los thrillers de psicópatas (véase Seven o El coleccionista de huesos ). La película es una gran adelantada para su tiempo, con un asesino enmascarado (es 1964 y esa moda del asesino enmascarado se utilizaría en los slashers en general de los 80) y asesinatos bastante violentos y sobre todo gráficos para la época. Dirigida por un gran maestro al que rara vez se le hacen honores (qué gran injusticia) MARIO BAVA, creador de otras obras tan geniales y pioneras como ésta, creo que es un film injustamente bastante olvidado y que merece la pena visionar y admirar. Su estética, su fotografía, su fantástica historia, su trama intrigante la convierten además en un film bello para la vista y muy entretenido. UNA OBRA MAESTRA digna de mayor consideración y prestigio.
Pero no para uno cualquiera, pese a lo que nos puede hacer sospechar un título tan semejante al de otras tantas propuestas del mismo género.
En realidad nos encontramos ante el giallo que impulsó el estilo, siendo una influencia seminal para muchísimos futuros directores y creando escuela, todo de la mano del maestro Mario Bava, el hombre que lo inauguró.
Habían pasado dos años desde que el italiano sorprendió a propios y extraños con su visión del thriller en La Muchacha que Sabía Demasiado , considerado el primer giallo realizado. En ese tiempo el sr. Bava se consolidaba, lejos de las peripecias de espada y sandalia y de aventuras que había estado haciendo durante tantos años, con títulos como El Cuerpo y el Látigo o Las Tres Caras de Miedo , ambas protagonizadas por los tan carismáticos rostros de Christopher Lee y Boris Karloff, los cuales hallaron una gran acogida internacional tanto de público como de crítica.
Seguro de volver a saborear las mieles del éxito en su iniciado nuevo género cinematográfico, y deseando distanciarse de los esquemas básicos y clichés del thriller que imperaban en la época, Bava se unió con Marcello Fondato para crear el guión del que sería su próximo proyecto en el cual tendría el control total. En él decidió hacer más hincapié en el acoso del asesino sobre las víctimas y su manera de perpetrar los crímenes que en la investigación que paralelamente llevaban a cabo los policías.
Así, con gran entusiasmo y haciendo uso de un reducido presupuesto de apenas 150.000 dólares, Mario Bava plasmaría en imágenes su historia, en la cual se nos cuenta cómo a partir del asesinato de la hermosa Isabella a manos de un criminal enmascarado, acontecen una serie de trágicos hechos en donde algunas compañeras de ésta se ven envueltas, chicas jóvenes dedicadas al mundo de la moda y que trabajan bajo el mando de la estricta condesa Cristina en una gran mansión…y el culpable de todo es un diario de tapa roja que pertenecía a la primera víctima. Una tras otra las féminas van cayendo y todos los hombres implicados niegan ser el autor.
Tras un curioso comienzo en el que aparecen uno a uno los personajes de la película, y que parece copiado del opening de alguna serie policíaca de la época, el director nos introduce en una trama heredera de las de Agatha Christie de poco más de hora y media llena de suspense, que avanza con rapidez, donde las muchas trampas del guión consiguen enganchar al espectador, utilizando de desencadenante de los terroríficos hechos, cual Hitchcock, un diario que esconde secretos de cada uno de los pintorescos protagonistas.
Pero si por algo destaca Seis Mujeres para el Asesino es por el aspecto visual único que Mario Bava consigue aplicarle. La historia se desenvuelve en una atmósfera de cuento de terror digna de las películas de la Hammer, asfixiante, tenebrosa y amenazante en todo momento, donde el director juega con las luces y las sombras, con la intensidad de los colores (el rojo en particular) con elementos que albergan en su interior la esencia misma del horror, centrándose especialmente en lo horrible y visceral del crimen, en la brutalidad del asesino al eliminar a sus víctimas, añadiendo un toque provocativo al asunto al mostrar desnudos y haciendo uso de una violencia extrema cercana al gore , lo que haría del italiano un auténtico precursor del slasher .
Las características de los distintos personajes logran sumergirnos, entre pistas y claves falsas, en la trampa de la historia hasta que descubrimos de golpe y porrazo la verdadera identidad del criminal, uno de los giros más eficaces del género. Sobresale la presencia de Eva Bartok y Cameron Mitchell, interpretando a la condesa Cristina y Max, respectivamente, los cual tendrán especial peso en ese anteriormente mencionado giro de guión, secundados de las buenas actuaciones de Thomas Reiner, Massimo Righi y las preciosas Mary Arden, Ariana Gorini, Lea Krugher y Francesca Ungaro como esa enigmática Isabella, quien, sin desearlo, trastoca las vidas de todos los que están a su alrededor.
La película, a pesar del empeño que Bava puso en ella, no dio a éste los frutos deseados, resultando en un serio fracaso al no recaudar poco más de la mitad de lo que costó…quizá estaba demasiado adelantada a su época, quizá era todavía demasiado grotesca y directa para el público (y eso que por aquellas fechas H.G. Lewis ya ponía los pelos de punta con 2.000 Maníacos ).
Hoy, sin embargo, se erige como un pilar fundamental dentro del giallo y el slasher , y muchos han reconocido su influencia, tanto compatriotas de Bava como Dario Argento, Lucio Fulci, Umberto Lenzi y un largo etcétera, como los internacionales Quentin Tarantino, Martin Scorsese y aquellos dedicados al género del horror como Tobe Hooper, Wes Craven o el más actual Rob Zombie.