Searching for Sugar Man
Sinopsis de la película
A finales de los años 60, Sixto Rodríguez, un misterioso músico, fue descubierto en un bar de Detroit por dos productores que quedaron fascinados por sus melodías conmovedoras y sus letras proféticas. Grabaron dos discos con la convicción de que el artista se convertiría en uno de los más grandes de su generación. Sin embargo, el éxito nunca llegó, y el cantante desapareció en medio de rumores sobre su suicidio en un escenario. Mientras tanto, uno de los discos llegó a la Sudáfrica del Apartheid y se extendió por todo el país en grabaciones piratas, que hizo de Rodríguez un icono de la libertad y de la lucha contra el sistema. Mucho tiempo después, dos fans sudafricanos se empeñaron en averiguar qué había pasado realmente con Rodríguez y su investigación los llevó a conocer una historia extraordinaria.
Detalles de la película
- Titulo Original: Searching for Sugar Man
- Año: 2012
- Duración: 87
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Opinión de la crítica
8
37 valoraciones en total
Con el permiso de la magnífica En la casa , esta es la mejor historia que me han contado en 2012. Lo cierto es que ni puedo ni debo decir demasiado acerca de la misma, porque lo mejor es que los espectadores se presten al magnífico juego indagatorio que caracteriza al documental, y que es, junto a la emotividad del argumento, el secreto de su éxito.
Un anónimo músico Folk de ascendencia hispana aparece en el Detroit obrero y deprimido de finales de los 60 y primeros 70, consigue seducir y deslumbrar a unos pocos, y graba dos discos hermosos, de letras conmovedoras, merecedoras de la máxima popularidad y reconocimiento. Sin embargo fracasa comercialmente, es ignorado y despedido de su sello, su voz se apaga y desaparece, acaso muere. Pero la música, como el cine y en general el arte, pueden ser más grandes que la vida, y eso es lo que nos relata el filme, que nos muestra que esa historia de fracaso tiene otra versión, una cara b mucho más halagüeña.
Concebido como una investigación, recuerda a esos thrillers que giran en torno a un personaje del que es preciso averiguarlo todo, el enfoque de los investigadores no es sino el de los fans, pues son personas que -como su generación- mitificaron al artista, que para ellos encarnaba la rebeldía juvenil, la tentación de lo prohibido. La realización demuestra tener una exquisita sensibilidad, tal es la brillantez con la que logra hacer partícipes a los espectadores de unas emociones que no pueden ser sino ajenas, en tanto en cuanto Sixto Rodríguez es un desconocido para el público. Pero lo cierto es que las imágenes, maravillosamente acompañadas, introducidas y fundidas con la música, consiguen que el espectador se sume a la búsqueda, que se convierta en un fan más, ansioso por tener más certezas, por seguir el hilo de una historia que, conforme avanza, se torna más épica, esperanzada y plena.
Mezclando eficazmente las entrevistas con imágenes de archivo, y recurriendo a algunas secuencias de animación perfectamente integradas en el conjunto, todo él de una notable ambientación -sobre todo en Detroit-, el documental resulta formalmente perfecto para sus fines, marcado por un crescendo dramático que consigue remover íntimamente al espectador, que abandona su butaca con la irrefrenable tentación de acudir a la tienda de discos más cercana, y preguntar por los álbumes de ese músico desconocido, al que ya no podrá olvidar.
Acaba en spoiler.
Las mejores películas son las que cuentan las mejores historias. Es importante tener unos buenos actores, un buen guion de base y a poder ser un productor de confianza, pero sin buenas historias estamos perdidos. La mayoría de films que se estrenan en las salas casi nunca tienen un argumento potente. Searching for Sugar Man reúne todos los ingredientes del mundo para ser una película poco o nada atractiva: documental (género que tenemos pocas ocasiones de disfrutar en pantalla grande, por lo general bastante maltratado) musical (con el peligro que eso conlleva: parece un film para fans) sobre un cantante que nadie conoce (ni tan siquiera tenemos un nombre de peso que justifique el visionado del film). Pues bien: es una obra apasionante. Puede que no sea la mejor película del año si valoramos cuestiones técnicas o si nos ceñimos a los criterios críticos que queramos, pero es de lejos la mejor historia de este 2012. Y encima real. Tan real que parece mentira. Vaya, que debía convertirse en película. ¡Y qué peliculón!
No se debe contar demasiado sobre quién es el Sugar Man del título y quién le busca con tanta pasión como para hacer una obra audiovisual al respecto. Mejor asistan a la sesión vírgenes. Y flipen. Y si todo esto no les anima, deben saber que Searching for Sugar Man es una historia bigger than life típicamente yanki, al mismo tiempo una apasionante cinta policíaca llena de misterios, una posibilidad de sumergirnos en los entresijos de las compañías discográficas y un cuento grandioso sobre los caprichos de la fama y las verdaderas prioridades de la vida. En el fondo no estamos lejos de un fairytale con mensaje y final feliz a ritmo de folk. La ópera prima de un sueco que viaja hasta Suráfrica para encontrar las pistas de un artista de raíces mexicanas que publicó dos discos en el Detroit de los años 70. Entretenida, conmovedora, absolutamente arrebatadora y fascinante.
@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
http://cachecine.blogspot.com
Seguramente cualquiera de nosotros habrá visto documentales más fieles a la realidad, más profundos, más sesudos, más serios, más científicos, más objetivos, más desgarradores, más terribles… pero yo no recuerdo haber visto un documental artístico tan poético ni con esa capacidad para conmover sin exageraciones ni melodramas. A pesar del meloso título del hombre azúcar el documental arranca algunas furtivas lágrimas, auténticas y saladas, y no lagrimones fáciles y edulcorados.
Por supuesto que no podemos olvidar que es cine y que es ficción, así que como toda obra de arte es imposible que deje de ser una bella y tramposa recreación. Algunos puristas le recriminarán a Malik Bendjelloul que un documental no puede permitirse la deshonestidad de esconder información, que un guionista no debe de hacerse el tonto para forzar el suspense de una trama artificial, que un documental no tiene que engañar al inocente espectador amputando acontecimientos que podrían estropearle su bonita historia… Vale. Pero aunque esos puristas tengan bastante razón (sobre todo si fuese un documental con pretensiones de científica objetividad histórica), yo creo que esos supuestos defectos que le achacan son en realidad virtudes necesarias en una película como esta, que si adopta el formato de documental es sólo para engañarnos, emocionarnos, intrigarnos y fascinarnos… mejor. O sea, justo lo que debe proponerse siempre el buen cine, la buena literatura y la buena religión.
Y es que la película tiene una componente espiritual casi mesiánica: J. Sixto Rodríguez, un cantautor fracasado -surgido de la inmigración mejicana en una Detroit decadente- no consiguió ser profeta en su tierra y acabó autoinmolándose en el escenario. Aunque, maravillosamente, su mensaje cruza los océanos y acaba germinando y resucitando en otra tierra lejana y oprimida, la Sudáfrica del apartheid. Años después, dos de sus fans, a modo de fieles discípulos, iniciarán la búsqueda de la auténtica historia de su admirado ídolo fantasmal…
Puede que no se cuente toda la verdad, pero todo lo que se cuenta sí es verdadero. Aunque lo importante es que -como tantos otros han dicho antes- esta historia de esperanza y de redención es iluminadora, fascinante, preciosa y conmovedora. Es una historia al mismo tiempo modesta e impresionante, inverosímil y cierta, triste y feliz, cruda y poética, pesimista y esperanzadora. De modo que cerrar el corazón ante Jesús Sixto (Rodríguez) y privarse de su música (terrenal) es una carencia imperdonable que desde este púlpito pretendo -nunca es tarde- ayudaros a salvar. Amen.
Del productor que ganó el Oscar por Man on Wire y de la mano de Malik Bendjelloul, reputado director sueco de documentales, sobre todo relacionados con la música nos llega Searching for Sugar Man un documental que en Estados Unidos se ha hecho con buena reputación, una buena cantidad de premios (entre ellos el Premio Especial del Jurado y del Público en Sundance) y ahora opta al Oscar a mejor documental. Y todo esto no es casualidad, ya que Malik no sólo ha sabido escoger una historia interesante, misteriosa y atrayente, sino que ha sabido otorgarle un halo mágico e único que casi podríamos hablar de narrativa ficcional. Empieza con la misteriosa investigación de dos fanáticos sudafricanos del desconocido cantante de los setenta Rodriguez, que sonaba por toda Sudáfrica, inspirando a músicos que se alzaban contra el apartheid y vendiendo incluso millones de discos, pero, por el contrario, no se sabía absolutamente nada de él, al contrario que otros famosos cantantes americanos de la época.
Es fascinante toda la investigación, poco granito a granito se van conociendo detalles… Y, de hecho, cuanto menos se sepa de la película y de dicho cantante, más se disfruta, sobre todo este primer tramo.
Vamos conociendo sus canciones, vemos fotos suyas con esas gafas de sol que parece ser jamás se quitaba, y nos va creando la curiosidad. Nos va conquistando al igual que conquistó a todo aquel que le escuchaba… Y las mismas preguntas que se hacen nuestros investigadores se trasladan a nuestra cabeza: ¿Por qué no triunfó en EE.UU? ¿Cómo llegó a ser tan famoso en Sudáfrica? ¿Qué fue de todo ese dinero de tantos discos vendidos? ¿Cómo murió Rodriguez?
Todo lo que empiezan con leyendas y chismes va aclarándose, descubriendo que gracias a una chica que llevaba un CD (o cassette, vete a saber…) pirata para su novio, fue evolucionando hasta que de los más escuchados en aquella época y lugar. Y todo sin que el propio Rodriguez fuera consciente de su éxito.
Y es que Searching for Sugar Man, al igual que el oscarizado Man on Wire, tratan de gente con un gran espíritu que vive por y para su ilusión, más allá de impedimentos y obstáculos.
Llega a conmover la historia, gracias a un gran montaje que presenta cada cosa a su debido tiempo para crear el mayor impacto posible. Una gran realización que mezcla a veces animación con imagen real, bella fotografía y fascinante banda sonora que ningún melómano que se precie debería perderse.
Simplemente, desearle toda la suerte del mundo en los Oscars y recomendar su visionado.
Para mí, una de las mejores películas del 2012, y banda sonora adquiriendo…
¿Qué es el éxito? ¿Ganar mucho dinero? ¿Ser guapo? ¿Ser enviado por el planeta entero? Pues a todas preguntas y muchas otras cosas da respuesta este documental, Searching for Sugar Man, cuya apariencia clásica queda ampliamente desbordada por la profundidad de su contenido.
Es este un documental impactante, lleno de matices una producción que nos cuenta una historia tan increíble que cuesta creer que no estemos ante un mockcumentary(por cierto aclaro que es una historia verídica). Una cuestión, y aquí radica parte de la grandeza del film , que acaba por ser insignificante dada la importancia del texto y el subtexto transmitidos.
Si ya de por si el hecho de que alguien pueda ser un héroe generacional en un lugar, la Sudáfrica del apatheid, y ser poco más que un homeless en su propia tierra puede generar cierta incredulidad lo que aún sorprende más es la naturalidad con la que Sixto Rodríguez, cantante y protagonista de esta narración, asume su situación. Por supuesto que se alegra al conocer su éxito, pero más allá de este acto de justicia reparadora, lo que nos queda es la imagen de un hombre integro, honesto en su sencillez, un hombre que descubre una situación extraordinaria pero que no le supone un cambio en su status ya que Sixto Rodríguez nunca creyó ser un fracasado. Este es un retrato de lo que el éxito debería significar, ¿Dinero, posesiones, lujos? No. El éxito es continuar siendo uno mismo pese a todos los reveses de la vida. Ser honesto con uno mismo, disfrutar con lo se tiene, lo que uno siente y lo que uno hace por sencillo y humilde que parezca es el autétinco triunfo.
Este es un film positivo, hermoso, natural. Un film hecho desde la necesidad del homenaje y el descubrimiento de un artista que se convierte en el homenaje a una persona y acaba siendo un sentido homenaje a unos valores. Un documental, o mejor dicho, un documento tan romántico como necesario que nos permite descubrir un tesoro musical (hay que escuchar los discos de este hombre sí o sí) y lo más importante reconciliarnos con la idea de que la bondad, actualmente pasto para cínicos, existe, tiene nombre y ese no es otro que Sixto Rodríguez.