Saluda al diablo de mi parte
Sinopsis de la película
Ángel (Édgar Ramírez) y su hija son raptados por un poderoso hombre llamado Léder (Ricardo Vélez), quien en el pasado habría sido víctima de un grupo de secuestradores del que formaba parte Ángel. Durante el secuestro Léder perdió la movilidad de sus piernas. Ahora varios años después, en silla de ruedas, y acompañado de su hermana Oceane (Carolina Gómez), Léder está dispuesto a todo con tal de lograr venganza contra quienes destruyeron su vida. Contra su voluntad, Ángel deberá ser el instrumento de venganza de Léder, aniquilando a todos los que participaron en el secuestro de Léder y quienes alguna vez fueron sus compañeros y amigos, si es que quiere ver a su hija con vida.
Detalles de la película
- Titulo Original: Saluda al diablo de mi parte
- Año: 2011
- Duración: 95
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Opinión de la crítica
5.7
57 valoraciones en total
Partamos de que ley de justicia y paz, es para reparar y ajustar la quebrada sociedad colombiana.
Entonces esta trama en la que solo se muestran los fallos y no las virtudes de esta ley esperanzadora para algunos y errónea para otros, me deja ver una gran película colombiana con un Edgar Ramírez asombroso en la interpretación de un colombiano paisa reinsertado.
Un atrayente reparto latinoamericano, trama un tanto inquietante, con muy buenas escenas de acción, bien logradas y la atmosfera agobiante, hace que se consiga el mejor thriller colombiano hasta el momento.
Recalco que quede a gusto con las escenas de acción de esta muy buena película colombiana.
Por: John Harold Giraldo Herrera
[email protected]
La nueva película colombiana incluye el tema de la justicia y el perdón. Un joven, Ángel, reinsertado, busca que no le maten a su hija, a cambio se verá obligado a cobrar venganza por un acto que él no ha cometido, pero que los captores lo condicionan a hacerlo a cambio de la vida de su hija. De tal forma, en la pantalla, la nueva cinta colombiana está llamando la atención sobre el olvido y el perdón. Un hecho muy nuestro pero que aún no comprendemos. Y de seguro no acabaremos de comprender.
La película cobra un valor inmenso, no por haber incluido el tema de la llamada ley de Justicia y paz, que si bien es una manera de contextualizar un tema universal como el del perdón y el olvido en Colombia, asumirla desde personajes propios, ubicando un drama no es para obligarla a decir cosas sobre nosotros, sino para situar. Pero lo más importante es estar conectada con las películas grandes del género del Thriller, e incluso, del film noir, y de acción. Cuando uno ve la película es significativo que sea de violencia, y de violencia que puede ser parecida al cine b, ese cine alterno, donde mientras se muestran escenas fuertes se enmarcan circunstancias duras de la vida.
Cuando vi la película tuve una gran satisfacción de ver un material fino, hecho con la factura de la industria del cine, con audacia, con riesgos, pero bien tomados, de violencia y sin limitaciones, pero con la pertinencia de corresponder con la historia –desde lo narrativo- y no con ideas de mercadeo barato. Es una película hecha por dos hermanos, los Orozco, los mismos de la película de Terror, Al final del espectro. Unos cinéfilos, que han bebido de fuentes muy diversas y que pueden verse cuando uno observa Saluda al diablo de mi parte. La película genera suspenso, es un drama, cuenta con acción, aspectos insoldables, un ritmo que se sostiene de principio a fin manteniendo la concentración del espectador.
El cine colombiano obtiene una cúspide con Saluda al diablo de mi parte. Por un lado, es una película de factura internacional, no aborda una historia localista, ni mucho menos con moralismos, como suelen contarse las historias en el cine hecho en Colombia, esta se despoja de toda intención fabulizadora, aunque de hecho toda película la persiga, pero en el filme de los Orozco la historia por sí sola se sostiene sin fastidiar al espectador mostrándole o reiterándole el mensaje. Ya decía el maestro Sergei Eisenstein planteando en la Forma del cine lo siguiente: El fragmento distorsionable mínimo de la naturaleza es la toma, la ingenuidad en sus combinaciones es el montaje. Hay muchas tomas en la película con un gran montaje, lleno de guiños al cine de los hermanos Coen, del propio Eastwood, con algo de Saw, en fin, un engendro novedoso en Colombia resulta la película de los hermanos Orozco.
sigo en spoiler
Que grato es ver que el cine colombiano se está tecnificando a tal punto de verse con una calidad igual o superior al cine producido en Hollywood y en especial las películas dirigidas y producidas por los hermanos Orozco, quienes a mi parecer se han hecho acreedores del título productores de cine colombiano de alta calidad.
Saluda al diablo de mi parte es una película que por tratar de impresionar mucho, descuidó lo verdaderamente importante: la profundidad en la historia y sobre todo de los personajes. El argumento daba para más, pudo llegar a ser una de las próximas nominadas al Oscar en la categoría de película de habla no inglesa, pero desafortunadamente terminó siendo una película de acción duramente violenta y con un argumento escaso en profundidad.
Afortunadamente la historia se escapa de los preestablecidos clichés en los que cae el cine colombiano (militares guerrilleros uniformados disparando por doquier, narcotráfico evidente, prostitución, etc.), pero que trata de manera obvia un tema relacionado con lo mismo pero sin mostrarnos lo mismo, es decir, nos muestra un caso aislado de víctimas que se convierten en victimarios dentro de una situación real del país. Lo que me resulto interesante la historia de la película es el hecho de que por momentos me hacía cuestionar sobre quienes resultan ser más villanos si los que un día lo fueron y ya no lo son o los que fueron víctimas y ya no lo son, demostrando con esto una vez más que la humanidad es destructiva y cuando nace uno de los instintos básicos más dañinos como la venganza, nos convierte en animales depredadores capaces de destruir de manera irreversible.
Para finalizar resalto enormemente las actuaciones de Édgar Ramírez, Carolina Gómez, Salvador del Solar y Ricardo Vélez, lástima que falto profundidad en la vida de los personajes, aunque no se descarta que puedan ser tenidas en cuentas en las diferentes premiaciones y festivales de cine a nivel mundial. Evidentemente, no puedo dejar de lado la excelente fotografía, musicalización y dirección artística de la película, aspectos muy interesantes que contribuyen y son punto de referencia para nuevos y antiguos directores y productores de cine colombiano.
Lo mejor: El aspecto técnico de la película y las actuaciones de Édgar Ramírez, Carolina Gómez, Salvador del Solar y Ricardo Vélez.
Lo peor: Falta de profundidad en los personajes y en la historia, considero que daba para mucho más.
Cuando localizamos el cine colombiano localizamos las inquietudes comunes dentro de un país devorado por su propia mafia política. Imposible imaginarnos al país cafetero despojado de su inestabilidad social/cultural. Saluda…es un nuevo reflejo que tiene como foco no tanto salir a ventilar verdades (sería una más entonces), sino el ventilarlas como una expresión contundente y seca, completamente alejada de manierismos.
Y no lo termina de conseguir, porque para establecer un retrato fiel de una realidad así hay que prescindir de cierto estilismo que justamente en esta peli cobra un papel central. Comenzamos con un golpe duro a la vista: una fotografía seca y apagada que pretende, con éxito, darle a la violencia explícita un rol que se ajusta convenientemente a la noción de lo que uno espera como acciones posibles . La peli se desarrolla sin pudores ni depuraciones, todo un logro. Pero….
Pero sutilmente todo va deformándose en pro de estereotipos comunes: lo que antes era sucio y verídico cobra una apariencia épica y heroica. El máximo exponente de este cambio es la banda sonora, antes enfocada en estridencias efectistas y luego apegada cada vez más a melodías cuasi grandilocuentes. Cerca del desenlace la transformación es patente. El prota varía en su imagen porque los planos ya no son los mismos: antes lo seguían con una apatía durísima y de pronto se alzan primeros planos que lo cuadran de mártir sin redención.
El desenlace cobra fuerza porque vuelve a sus raíces de verosimilitud, pero no tapa que la obra fue y volvió. Amagó con el espectáculo y no se dejó seducir del todo, pero tampoco logró disimular sus regodeos de espectáculo visual.
Una patente marcada: lo comercial no siempre se identifica con lo real. Y mucho menos cuando pretende generar empatía enardeciendo lo que no debe enardecer. Ya sea por respeto o por discresión.
Aquello que no se dice con toda sinceridad está mal dicho. Con base en esta premisa Taoísta, el film de los hermanos Orozco, Saluda al diablo de mi parte, es un alegato a la Ley de justicia y paz en Colombia. Ahora, en clave de thriller, la historia (que por momentos resulta un poco redundante, barroca y demente), podría ser el noir más oscuro que jamás se ha hecho en el cine colombiano.
En esta sed del mal manifiesta en la trama, los personajes transitan pesadamente entre el filo de lo legal e ilegal para lograr sus propósitos. De manera que esta intriga criminal desarrollada en Colombia, con una atmósfera pesada, bien fotografiada por Luís Otero, nos transporta a un universo desintegrado, con encuadres que acentúan las características de los principales interlocutores.
Ahora, esta cinta colombiana en cierta medida evoca el tono de El demonio bajo la piel. Si bien en esta última película cabe enfatizar que se siente una aparente sensación de placidez, ya que su acento, imprime un silencio sobre las culpabilidades del personaje principal, en este contexto (sobre todo el de culpabilidades), el film colombiano, si bien no te arrastra al interior de los personajes (reitero), es una historia que posee todas las características de un cine de autor con el ítem de un excelente reparto (un Edgar Ramírez estupendo).