ReMine, el último movimiento obrero
Sinopsis de la película
Más de 4.000 mineros en Asturias se declaran en huelga indefinida contra los recortes históricos aprobados por el gobierno. Organizan protestas a diario: cortan carreteras, se encierran a 700 metros de profundidad, andan 500 kilómetros hasta Madrid… Pero ya nada es como antes… Ni siquiera los supervivientes del último movimiento obrero. Cine directo y en lucha.
Detalles de la película
- Titulo Original: ReMine, el último movimiento obrero
- Año: 2014
- Duración: 101
Opciones de descarga disponibles
Si lo deseas puedes conseguir una copia la película en formato 4K y HD. A continuación te añadimos un listado de fuentes de descarga disponibles:
Opinión de la crítica
Película
7.4
86 valoraciones en total
Si todos los sectores de este país tuvieran los cojones que tenemos los mineros…
Poco fino, sí, pero a veces la finura hay que guardársela donde la espalda pierde su casto nombre para que la verdad sin fisuras salga a la luz haciendo aguas todos los planteamientos timoratos y autoexculpatorios acerca de que la lucha por la justicia no sirve de nada.
Si todos los sectores de este país tuvieran los cojones de hacer huelga indefinida, de andar 400 kilómetros hasta Madrid, de encerrarse 50 días a 600 metros de profundidad para defender sus derechos y los de sus familias… Si todos los sectores de este país tuvieran en sus genes el valor amarrado en años por el sector de la minería, que cambió la forma de lucha obrera en este país en la década de las años 30 y sobre todo de los 60 del siglo pasado, ¡ay! si tuviéramos menos miedo que vergüenza.
Marcos M. Merino no había dirigido en su vida, era un sencillo cámara de Telecinco, pero asturiano, claro, como todo el pueblo de esa región afectado por las amables normas de la Unión Europea que selecciona lo que es útil o no en función de poder importar materias primas más baratas de otros sitios aunque ello supongo la condena al paro y la pobreza de cientos de familias, y que los gobiernos de este país -empezando por el supuestamente de izquierdas Zapatero que comenzó bloqueando las subvenciones- decidieron seguir a pie juntillas como esos seres más cobardes que vergonzosos. Y Merino no es condescendiente, no oculta la violencia de los cortes de carreteras, de los lanzamiento de cohetes… métodos que muchas de las propias mujeres de los mineros no comparten, pero comprenden, porque de ellos depende el pan y la vida. Hasta Gandhi dijo aquello de allí donde sea necesario elegir entre violencia y pasividad siempre aconsejaré la violencia . Lo importante es la lucha, ni siquiera los resultados obtenidos cuando es la propia dignidad como persona lo que está en juego, y para renunciar al enfrentamiento no puede servirnos de excusa un insolidario pacifismo, la bondad de los que no tienen enemigos, la ética que es doble moral.
Si todos los sectores de este país tuvieran los cojones que tienen los mineros, si fuésemos conscientes de la archiconocida frase de que si luchas puedes perder, pero si no luchas estás perdido y que cobra pleno sentido en ReMine, un documental solidario y responsable, no sentiríamos falsas indignaciones del que pide pero no hace nada para que el deseo le sea concedido.
Me enrabieto con la ausente presencia de los sindicatos, con su servilismo, con los esquiroles de verdad, con los alcaldes que apoyan de boquilla para no perder el puesto… me emociono viendo el rostro de los mineros al llegar a Sol, sus gestos cuando observan tanta peña alrededor en notoria solidaridad con su lucha. Pero me emociono hasta el tuétano escuchando sin aburrimiento en boca de los obreros ese soniquete que le sirve de banda sonora a toda la vida, a toda su lucha obrera de siempre, a su denuncia: Santa Bárbara Bendita:
En el pozo María Luisa,
tranlaralará, tranlará, tranlará.
murieron cuatro mineros.
Mira, mira Maruxina mira,
mira como vengo yo.
murieron cuatro mineros.
Mira, mira Maruxina mira,
mira como vengo yo.
Traigo la camisa roja
tranlaralará, tranlará, tranlará.
de sangre de un compañero.
Mira, mira Maruxina mira,
mira como vengo yo.
de sangre de un compañero.
Mira, mira Maruxina mira,
mira como vengo yo.
Traigo la cabeza rota,
tranlaralará, tranlará, tranlará.
que me la rompió un costero.
Mira, mira Maruxina mirai,
mira como vengo yo.
que me la rompió un barreno.
Mira, mira Maruxina mira,
mira como vengo yo.
Santa Bárbara bendita,
tranlaralará, tranlará, tranlará.
Patrona de los mineros.
Mirad, mirad Maruxina mirad,
mira como vengo yo.
Patrona de los mineiros.
Mirad, mira Maruxina mira,
mira como vengo yo.
Mañana son los entierros,
tranlaralará, tranlará, tranlará,
de esos pobres compañeros,
Mira, mira Maruxina mira,
mira como vengo yo.
de esos pobres compañeros,
Mira, mira Maruxina mira,
mira como vengo yo.
Voy a escribir una crítica tratándose de un documental que me pilla muy de cerca. Siendo (y viviendo) en Mieres, hijo de mineros y habiendo participado en las manifestaciones, lo primero que me viene a la cabeza decir sobre este documental es que se ha quedado muy corto.
Y no me refiero a corto en la manera de exponer los hechos, que me parece perfecta, pues pocos enfoques sobre este tema he visto que representen la situación de una manera tan fiel (ya volveré sobre este enfoque más adelante). Sin embargo donde veo que flaquea es en mostrar la repercusión en la sociedad de les Cuenques que tuvieron esos dos meses.
Y es que en un territorio de algo más de 150000 habitantes prácticamente todo el mundo vive, directa o indirectamente del carbón, todas las tiendas, bares, colegios, hospitales están construidos sobre el carbón. Por eso lo que no se muestra con la suficiente importancia fue la manera en que se volcó esta gente con la causa desde el primer momento.
La jornada de huelga en los comercios en apoyo a la minería si se ve reflejada, pues se muestran de una forma impresionante las imágenes de las calles desiertas de Mieres. Sin bien esta brevedad es más que suficiente para mostrar las consecuencias directas de la huelga, no bastan para mostrar el peso que tuvo en la sociedad asturiana este conflicto, que parece que solo hubiera afectado a los trabajadores y sus familiares.
Otro aspecto en el que el enfoque se queda corto es en que los únicos protagonistas son los mineros de la HUNOSA, quedando absolutamente olvidados no solo los compañeros de fuera de Asturies, de las cuencas de Teruel y de León, sino que sin salir de la propia Asturies son inexistentes las movilizaciones de los mineros del suroccidente y los grandes olvidados de la minería, los trabajadores de las subcontratas de HUNOSA, de los que nadie parece acordarse nunca.
Comprendo que no se puede abarcar todo, y que no se puede mostrar en 101 minutos la realidad de 2 meses de movilizaciones en todo el estado español, pero tampoco se debe restar tanto protagonismo al resto del movimiento hasta prácticamente el punto de su desaparición.
También hay un punto problemático con la narración de los hechos: Entre la llegada de la marcha minera a Madrid, y la desconvocatoria de huelga de los sindicatos, no hay absolutamente nada de contexto que permita saber a alguien que no haya vivido de cerca la situación o tenga un periódico del día en la mano la respuesta del Ministro.
Sin embargo estos fallos carecen totalmente de importancia viendo el tratamiento de los hechos. Y es que si tuviera que definir con una sola palabra el sentimiento que trasmite este documental tengo clarísimo que solo hay una posible: Dignidad.
No solo se han contado los hechos de una manera totalmente objetiva, sin caer en el propagandismo barato, sinó que por fin se ha reflejado la absoluta ineficacia de los dos sindicatos mayortiarios, y las diferencias entre trabajadores luchando por sus derechos y estómagos agradecidos y compañeros con el capital en Suiza. Y se ha visto perfectamente como los que han utilizado a los mineros que estuvieron 40 días encerrados en un pozo se han bajado los pantalones con la primera negativa del Gobierno. Y ese, y no otro es el mensaje que se extrae tanto de este documental como de los hechos de agosto de 2012: La DIGNIDAD de unos trabajadores frente a la CORRUPCIÓN de supuestos líderes sindicales y políticos supuestamente al servicio del pueblo. ¿Dónde estuvieron Cándido Méndez y Toxo? se preguntan los mineros del pozu Santiago unos minutos antes de la entrada del primer relevo. Y yo me pregunto: ¿Por qué estaba ahí Villa? ¿Se había cancelado su vuelo a Zurich?
Aunque la película de Marcos M. Merino, retrate un conflicto laboral en un ámbito geográfico muy especifico y determinado, ReMine transciende los regionalismos y las fronteras y se convierte en un documental de valor universal. No hace falta ser minero para sentirse identificado con la desesperación de unos trabajadores sin futuro. No hace falta ser asturiano, ni español, ni europeo, para emocionarse con las lágrimas de unas mujeres que tienen a sus maridos encerrados en un pozo a 500 metros de profundidad. O para identificarse con la preocupación de unos padres y de unos abuelos que ven como su pensión, es el único sustento de una juventud perdida en el desempleo. Desgraciadamente, la realidad que retrata el documentalista asturiano es tan global, que ReMine emociona en Buenos Aires, en San Petersburgo, en México, o en cualquier rincón del mundo donde se proyecte.
Uno de los grandes aciertos del director, es la de renunciar a la convencional voz de narración omnisciente (tan habitual y tan pesada en muchos documentales) y dejar que sea la propia realidad la que vaya componiendo la banda de diálogos. La cámara de Marcos M. Merino se convierte en un testigo silencioso que acompaña las protestas de los mineros. No advertimos intromisión alguna, ni impostura en de las acciones los protagonistas. El ideario argumental es tan claro y está tan definido por los acontecimientos, que la mínima intromisión debilitaría el resultado final del documento. Marcos M. Merino se mueve entre la acción con la prudencia y atención de un experto fotoperiodista. Hay momentos impagables. En uno de ellos, dos mineros jubilados observan como se preparan las barricadas para el corte de carreteras. Uno se de ellos se dirige a la cámara, tuerce el gesto y dice con solemnidad: Tiene que haber una lucha fuerte y dura… y dura… por narices. Otro de esos momentos ocurre ya en la marcha a Madrid, durante un descanso. Los mineros reflexionan sobre la contundencia de sus manifestaciones, sobre los cortes de carreteras, sus enfrentamientos con la policía: los transportistas se ponen en huelga y hacen daño, ni llega comida a los supermercados, ni gasolina a las gasolineras. Se pone los de la sanidad… no hay médicos, no hay nada, y hacen daño… Nos ponemos nosotros en huelga, y si no hacemos esto, a quien le hacemos daño… a nadie.
Leer más en:
http://elcinepormontera.com/