Recuerda
Sinopsis de la película
En el centro psiquiátrico donde trabaja la psicoanalista Constance Petersen (Ingrid Bergman), el Dr. Murchison (Leo G. Carroll) anuncia su retiro de la dirección, en cuyo reemplazo llegará el eminente Dr. y escritor Anthony Edwardes, a quien, justamente, Constance admira muchísimo aunque no le conoce… pero, el mismo día en que el joven y apuesto director (Gregory Peck) es presentado ante los directivos, la psicoanalista comenzará a observar signos de un oculto trauma en el nuevo personaje que, enseguida sabremos, también sufre de una grave amnesia.
Detalles de la película
- Titulo Original: Spellbound aka
- Año: 1945
- Duración: 111
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Opinión de la crítica
7.7
69 valoraciones en total
Octava película de la etapa americana de Hitchcock. Escrita por Ben Hecht, se basa en la novela The House Of Dr. Edwardes (1927), de John Palmer y Hilary St. George Sanders. Se rueda, en B/N, en exteriores de Alta Lodge (Utah) y Cooper Ranch (LA) y en el plató de los Selznick Studios. Nomianda a 6 Oscar, gana uno (música, M. Rózsa). Producida por David O. Selznick, se estrena en première el 31-X-1945 (NYC).
La acción comienza y concluye en el sanatorio psiquiátrico de Green Manors (Rochester, EEUU). El psiquiatra Anthony Edwardes (Gregory Peck) se incorpora al cargo de director del sanatorio en sustitución del antiguo director, el Dr. Murchison (Leo G. Carroll). En el centro trabaja como psiquiatra la Dra. Constance Petersen (Ingrid Bergman).
La película es un thriller psicológico y de misterio, que se combina con un drama romántico. Atendiendo los requerimientos del productor, Hitchcock construye una obra sobre el psicoanálisis, sus efectos curativos y las necesidades que plantea de explorar traumas psicológicos, en especial los de la infancia, que se ocultan en el subconsciente. Selznick contrata a su psiquiatra como asesor técnico del film. No es la única vez que el realizador toca el tema, pero es la primera vez que lo hace de modo tan extenso e intenso. La relativa novedad e interés del tema se ven lastrados por su tratamiento superficial y artificioso ( psicoanálisis de salón ). Son muy notables las interpretaciones protagonistas (Bergman y Peck) y la de Michael Chekhov (Alex Brulov), nominado al Oscar al mejor secundario. El diseño de producción es excelente, sobre todo por lo que respecta a los decorados de las dos escenas del sueño de Edwardes, realizados por Salvador Dalí. La filmación de los mismos recoge 20 minutos de metraje, que Selznick reduce a 2. La atmósfera que respira la obra es densa y cautivadora. El realizador muestra sus preferencias por la confusión de identidades, el falso culpable, la mujer rubia, decidida y desenvuelta, las persecuciones policiales, etc. Deja testimonio de su afición a los trenes, las estaciones ferroviarias, las escaleras, etc. No faltan objetos a los que se asocian conceptos y sentimientos (navaja, vaso de leche). Ésta es la primera colaboración del realizador con Ingrid Bergman, a la que siguen otras dos ( Encadenados y Atormentada ). También es la primera colaboración con Peck, a la que sigue una segunda y última ( El caso Paradine , 1947).
La música, de Miklós Rózsa, aporta composiciones intensamente dramáticas y un tema de amor de gran lirismo. Éste alcanza su mayor expresión en el solo de violín ( Constance Meets Edwardes ) que acompaña a Bergman cuando se encamina a la dependencias de Peck en el sanatorio. Otros cortes notables son Sueño , En la nieve y Final . La fotografía, de George Barnes ( Rebeca , 1940), ofrece imágenes de inspiración expresionista, enriquecidas con una esmerada iluminación, primeros planos psicológicos (fascinación de Peck) y encuadres inquietantes.
Vértigo muestra una investigación detectivesca, pero ES un sueño.
Con la muerte en los talones trata una trama policial, pero ES una ilusión.
Psicosis habla de una investigación por asesinato, pero ES una pesadilla.
Recuerda trata de los entresijos de la mente y los sueños, pero ES una película policiaca.
En la que debía ser su obra más onírica, el maestro dio vía libre a los diálogos razonables, y puso en primer plano la trama del falso culpable. La mente no era el centro esencial, sino el McGuffin.
Hitch debió de aprehender el tono del minúsculo sueño daliniano y trasladarlo a toda la película. La colaboración entre los dos genios habría sido, así, mucho más fructífera.
Definitivamente no se encuentra Recuerda (Spellbound) entre mis films favoritos de Hitchcock, una nueva visión no ha hecho más que reafirmarme en este convencimiento. La investigación criminal desde el punto de vista del psicoanálisis (pseudopsicoanálisis según el propio Hitchcock) no se sostiene por ningún lado y roza el esperpento en algún momento, aparte de lo desfasadas que están hoy en día muchas de las teorías del psicoanálisis freudiano (en especial ciertas interpretaciones de los sueños). Esto no quita que, como no puede ser de otra forma, existan grandes momentos e importantes hallazgos visuales, evidentemente en especial toda la parte del sueño ideado por Salvador Dalí (si bien él mismo cuenta que no le dejaron, o no pudo, plasmar todas las ideas que tenía).
Se trata de una interesante película que a día de hoy consigue engancharnos. Logra que el espectador juegue al psicoanálisis de la mano de una extraodinaria Ingrid Bergman y un alelado Gregory Peck.
Frente a la opinión de otras personas creo que no ha envejecido mal, creo que no es previsible y considero que su guión está perfectamente diseñado. ¿Cómo olvidar los cleptómanos para cenar ?
Es admirable también observar cómo no encontraremos ni un solo golpe, puñetazo, pelea… en una película que trata el tema de un asesinato, donde sus personajes son policías, detectives, presuntos asesinos, y psiquiatras, muchos psiquiatras.
Es también interesante comprobar cómo en 1945 se mostraban tantas escenas con tabaco en cada plano. Los cigarrillos y los puros son de nuevo una muleta para el actor más que un rasgo de caracterización. Aunque esa fotografía en blanco y negro enamora desde la primera secuencia.
Son esos detalles que se ven en las películas de Hitchcock lo que hace continuar con ella, pero adentrarse y esforzarse en seguir el argumento es tarea de locos. No ya por el hecho de la intriga policíaca, sino por aceptar como buenos los pasos con los que la doctora va tratando a Gregory Peck para curar los oscuros recuerdos que le atormentan.
Al igual que la escena de las puertas abriéndose, que son las que Ingrid Bergman le abre a él sentimentalmente, para el espectador también se van abriendo puertas que facilitan seguir con la película, pero ya digo, aún con las puertas abiertas no circula suficiente corriente de aire como para despejar un halo de confusión en todo el film. Una de las películas de Hitch que más perplejidad causa.