¿Quién es el 11º pasajero?
Sinopsis de la película
En un futuro cercano la Unión Inter-Planetaria, establecida por las diferentes naciones, fundó La Academia Cosmo, el centro de enseñanza más importante de la Galaxia. Esta academia se encarga de educar a los pilotos espaciales de la nueva era. Una de las citas más importantes es el examen de admisión que se celebra cada 3 años. Muchos estudiantes de todos los planetas se presentan. Dadatos Lain de la Tierra consigue llegar a la última fase del examen después de pasar enormes y dificiles pruebas. Su sueño es convertirse en el mejor piloto espacial del Universo. La última prueba consiste en permanecer sano y salvo durante 53 días en una nave espacial. Pero algo extraño ha sucedido. Normalmente los grupos suelen ser de 10 pasajeros. Pero en esta nave llamada La Esperanza hay 11 tripulantes, ¿Quién es el 11º pasajero?.
Detalles de la película
- Titulo Original: Jûichi-nin iru! (They Were Eleven) (They Were 11)
- Año: 1986
- Duración: 91
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Opinión de la crítica
6.3
71 valoraciones en total
En un futuro lejano donde los viajes espaciales y los extraterrestres son la cosa mas normal del mundo diez personajes serán puestos a prueba para poder aprobar un examen que cambiara sus vidas, unas mas que otras ya que algunos personajes solo buscaran la superación personal. El examen consistirá en convivir todos juntos en una nave espacial en ruinas durante 53 días, fácil ¿no? pues en realidad no lo sera tanto…
Lo mejor:
– La personalidad bien definida de cada personaje.
– El suspense conseguido en general.
Lo peor:
– Lo de casi siempre, por limitaciones de tiempo la trama se desarrolla demasiado rápido.
Por el título alguien podría llegar a pensar que este anime ochentero guarda alguna relación con Alien, el octavo pasajero (1979) de Ridley Scott, pero nada que ver.
Se trata de una aventura espacial basada en un manga del que Dezaki y Tominaga hacen una decente adaptación. Lejos de su aspecto juvenil, nos encontramos con un guion sólido e inteligente que desarrolla una investigación acerca de un intruso al que hay que descubrir dentro de un grupo diverso y cerrado, compuesto por 10 aspirantes a pilotos espaciales cuya prueba final es convivir durante 53 días en una astronave. Una vez dentro, descubrirán que en realidad son 11, sospechando automáticamente unos de otros. Se desarrolla así una trama en la que cada personaje, con personalidad perfectamente definida, tratará de descubrir quién de ellos es el onceavo pasajero del título.
Además de lo atractivo de su planteamiento, el guion se enriquece con referencias a conceptos tales como la convivencia en un ambiente multicultural, el trabajo en equipo para superar adversidades, las diferencias entre ricos y pobres e incluso la guerra de sexos, tema este último en el que los japoneses, sociedad machista como pocas, tienen poco que enseñar.
Otro punto fuerte, y además bastante habitual en los animes, es el desarrollo de los personajes. Cada uno de los 11 individuos tiene su propia forma de pensar, su propia cultura (son humanoides de distintos planetas), su propia personalidad y sus propios objetivos.
Pero el filme tiene sus pegas, siendo la mayor de ellas su carencia de emociones. Aunque se sabe hacia dónde va a parar, durante la trama no se acumulan emociones que puedan lleguen a eclosionar, por lo que se queda una sensación de haber esperado algo más. Ni siquiera la estupenda banda sonora ochentera, que acompaña de manera efectiva, le imprime sangre por la que pueda circular algún gramo de adrenalina.
Interesante y fallida a la vez, si es que existe algo así.
La space opera o aventura espacial acumula, por lo general, todos los elementos de la acción y la fantasía según los cánones que fijó George Lucas cuando en 1.977 estrenara Star Wars .
Sin embargo, como ya nos ha demostrado la literatura y el cine a lo largo de la historia, el espacio no sólo es un lugar en el que protagonizar alucinantes y maravillosas hazañas, también puede convertirse en un entorno hostil, claustrofóbico y terrorífico, un lugar de misterios y tensiones, mayormente generados por aquellos que se aventuran a sus confines.
2.001: Una Odisea del Espacio y Alien fueron los principales títulos en demostrarlo, pero además de éstos bien podría servir de ejemplo la obra 11-nin Iru! , manga de culto publicado a mediados de los 70 con el cual su creadora ganaría gran reconocimiento y varios premios, Moto Hagio, quien se convertiría en una de las más respetadas mangakas de su generación formando parte poco después del famoso Grupo del Año 24 junto a Keiko Takemiya, Riyoko Ikeda y otras artistas que, como ella, introdujeron profundidad e importantes cambios en el manga de orientación shojo .
Habría que esperar once años (curiosamente) para que la adaptación animada (ya se había realizado un live action televisivo) de su cómic llegará, y que correría a cargo del veterano productor, guionista y dueño de la compañía Magic Bus, Satoshi Dezaki, y el por entonces principiante Tsuneo Tominaga ( El Último Reino , Barom One ). Una concisa introducción sobre el avance de los viajes espaciales y el descubrimiento de otros planetas en un futuro bastante lejano establece lo que parece ser el escenario de una emocionante aventura siguiendo los pasos del joven Tadatos Lane, quien ha ingresado en la llamada Academia Galáctica para hacer realidad su sueño de llegar a ser piloto, el mejor del universo.
En efecto lo que nos encontramos en este corto primer tramo da señales de contener toda la parafernalia y elementos de una space opera de manual y propia de la época. Pero en contra de lo que podamos pensar, la acción y los diversos acontecimientos no irán a desarrollarse en el exterior, sino en un escenario interior, el de la nave espacial a la cual han sido enviados un equipo de diez cadetes de la academia, se trata de la última prueba para obtener el graduado: resistir un máximo de 53 días en estrecha relación. No obstante esta prueba, un Gran Hermano situado en el espacio, dispara una terrible duda entre los participantes desde el comienzo cuando se descubre la presencia de un miembro de más entre ellos.
De este modo, Dezaki y Tominaga disponen lo que podría haber sido un shonen de acción y fantasía a través de los códigos y esquemas propios del suspense y del cine negro que hereda el espíritu de Agatha Christie e incluso podría ser considerado una versión del clásico de Alfred Hitchcock Náufragos (cambiando el océano por el espacio y la balsa por la nave), la tensión propia de la intriga, sus giros y mecanismos para despistar al espectador vendrán condicionados por la introspección psicológica que se realiza de los personajes, diversos seres de diversos planetas, cada uno con su propio pasado, objetivos, obsesiones, miedos y sueños.
Personajes atrapados, incomunicados del resto del universo y que deben convivir en armonía y con la sospecha de la identidad, nunca revelada, del 11.º pasajero, una sospecha que, según las artimañas del guión, empezará a volverse más evidente alrededor de Tadatos, de quien también dudaremos, pasan los días y los personajes son poco a poco arrastrados a una atmósfera que se averigua más desasosegante y hostil, condicionado esto por la presencia de un virus letal que se está desarrollando desde las entrañas del transporte, las cuales ocultan un terrible secreto.
Pero la obra de Hagio también posee su trasfondo, en el que hallamos una profunda y grave crítica contra temas de índole social y universal (que vendrán dados según la condición y procedencia de los protagonistas) como la pobreza, las injusticias políticas, la pésima gestión médica de un gobierno que no puede garantizar la supervivencia de su población, la diferencia entre clases, uno de los principales conflictos vividos en la nave, incluso el pesar que genera la diferencia entre sexos en el entorno social y familiar (lanzado esto de forma demoledora a través de las palabras de Frol).
Pero sobre todo Hagio trae a colación hasta que inframundos de barbarie, nihilismo y brutalidad irrefrenables puede descender el ser humano con tal de preservar su identidad contra una amenaza desconocida y garantizar su supervivencia, en un retorcido gesto de burla la nave es bautizada Esperanza, que observamos cómo se va desintegrando, junto con la ética y la honestidad, con el avanzar de la trama. Por desgracia el film será embarrado con algunas secuencias de humor absurdo y muy a destiempo, todas dadas por Frol, desquiciante personaje que a pulso se gana la apatía y el desagrado del espectador y cuyo sueño e historia, por lo menos en lo que a mí respecta, no despierta ningún interés, su presencia resulta casi tan fundamental como la de Misty en Pokémon .
Aunque si hay algo que se pueda recibir con disgusto es ese desenlace cocinado a fuego rápido para contentar al público donde se ponen patas arriba los discursos que da el propio guión (lo de la definitiva decisión de Frol clama al Cielo…) y se destruye la posibilidad de una conclusión mucho más amarga y pesimista. Intriga de pura tensión y un suspense que acumula más giros que una telenovela, todo ello apoyado en una animación bastante minimalista y de trazos básicos que sobre todo repara en los escenarios y una banda sonora puramente ochentera…
pero que con un final menos ridículo podría haber convertido a ¿Quién es el 11.º Pasajero? en un clásico de su época.
Curioso Anime que desgrana, mediante todos los vistosos recursos narrativos y visuales que han hecho famosos los japoneses, una especie de Diez negritos espacial, es un decir, realmente no estoy revelando nada del argumento a pesar de que se conozca la obra inglesa. Ciertamente es capaz de mantener la atención aunque los paladares más exigentes tendrán que dejar el cerebro en la puerta en alguna ocasión por lo rocambolesco del guión y la lisérgica puesta en escena, repletita de ojazos como pelotas de tenis, sujetos andróginos y hombreras de la era espacial. En definitiva, lejos de ser un clásico del género pero nuevamente se demuestra que en los últimos tiempos los nipones han sido los únicos en atreverse a innovar en el campo de la animación.
En un futuro lejano en el que el ser humano se ha expandido por el universo, un grupo de chavales son enviados a una nave en mitad del vasto espacio como prueba final para entrar a la Academia de más prestigio del universo, donde, si consiguen entrar, cada uno podrá especializarse en el campo de conocimiento de su elección. Deberán sobrevivir en ella durante casi 60 días para poder superar la prueba. Pueden rendirse en cualquier momento pulsando un botón rojo (!), pero de hacerlo todos suspenderán y no entrarán en la Academia (como veremos durante la cinta, todos ellos tienen buenos motivos para querer entrar). Además, si alguno de los participantes se quiere retirar él y todos los demás quedarán suspensos. Pero esta Selectividad espacial se complica: deberían ser 10 pasajeros a bordo de la nave y sin embargo se encuentran con que son 11, la nave sufre varias explosiones que la hacen variar de rumbo, los sistemas informáticos no funcionan, hay armas por la nave, una hiedra libera un virus letal si la temperatura de la nave se eleva demasiado… ¿Pinta chungo para nuestros muchachos no? Pues este panorama que daba para película de terror más bien se nos presenta como si los 11 protagonistas estuvieran en un campamento de verano pasando el rato.
Este es el principal problema de esta película: a pesar del potencial que presenta su argumento, a la hora de desarrollarlo en ningún momento sentimos que la vida de los protagonistas corra ningún peligro, ni encontramos ninguno de los momentos de tensión entre a los que sería fácil llegar con los ingredientes iniciales que plantea la cinta.
A su favor podemos decir, sin embargo, que sin duda logra entretener y su ritmo de escenas rápidas hace que su hora y media de duración pase casi sin darnos cuenta. También a nivel técnico se destaca, en especial si la entendemos dentro del contexto del anime de la década de los 80. Su estilo de animación hecha a mano y con colores muy vivos es un claro ejemplo de la tendencia habitual durante esta década (y aún de buena parte de la siguiente). Su animación, sin ser una animación extraordinaria, está por encima de la media de otras obras similares del mismo período. La banda sonora (aunque escasa) y los efectos de sonido son al menos tan ochenteros como la animación. De destacar son los diseños de personajes, que, sin florituras, es cierto, consiguen para los 11 protagonistas dotarlos de personalidad y que resulten fácilmente reconocibles a pesar de que en la duración de la película no vayan a ser desarrollados y apenas vayan a tener tiempo en pantalla (exceptuando a 4 o 5 que si copan más minutos).
Destacar también el gran trabajo realizado en el doblaje al español. Todas las voces realizan buenas interpretaciones y acordes con los trazos de sus personajes. Como curiosidad señalar que esta película solo fue doblada del japonés original al inglés y al español.
Resumiendo, una película entretenida y ligera que es mejor afrontar con pocas expectativas. La disfrutarás si te gusta el estilo de anime clásico.