Presentimientos
Sinopsis de la película
La relación de Julia y Félix, una joven pareja de clase media, atraviesa un momento delicado. Se les ocurre la idea de irse unos días de vacaciones a la playa para salvar su relación. Cuando llegan a su destino, empiezan a discutir, y Julia coge el coche y se va. Tras oír el violento estruendo de un accidente, se detiene y sale para ver qué ha pasado. Al volver al coche, descubre que le han robado el bolso. Por si fuera poco, no encuentra el camino de la urbanización. Empieza así el angustioso deambular de Julia y Félix buscándose mutuamente en un paraje desconocido.
Detalles de la película
- Titulo Original: Presentimientos
- Año: 2013
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
5.2
54 valoraciones en total
Un matrimonio en crisis se va de vacaciones con objeto de salvar la relación. Pero ella sufre un accidente que la deja en coma, a merced de su subconsciente…
Thriller psicológico influenciado por el cine de David Lynch, que alterna lo onírico con lo real, cuyo libreto escriben entre el realizador y el protagonista a partir de la novela homónima. En el reparto hallaremos las veteranas presencias de Jaime Chávarri, Jack Taylor y Silvia Tortosa.
¿Nos volvemos a enamorar?
Siete años después de su debut en el largometraje, Santiago Tabernero ha vuelto a las andadas cambiando radicalmente de tercio sobre su obra anterior. Si en Vida y color (2005) nos asomaba con no poca ternura y sentido del detalle a la vida rutinaria de un barrio obrero de extrarradio, a través de la mirada de un niño a punto de acceder a la adolescencia con Franco a punto de morir como marco contextualizador, en Presentimientos adapta, junto a su protagonista, el actor Eduardo Noriega, la novela de Clara Sánchez sobre los mecanismos de ensamblaje emocional de una joven pareja inmersa en una encubierta crisis sentimental, que eclosionará cuando ella sufra un desgraciado accidente de tráfico que la postrará en un coma profundo. Para ello, en lugar de abrazar la trama desde una óptica meramente romántica, Tabernero y Noriega han optado por aclimatar la historia a los códigos del thriller, contándonos tanto las vivencias de él, tratando de desentrañar qué causas originaron el quiebro en la relación, como de ella, pugnando por regresar al mundo real desde el inconsciente.
Como punto de partida, Presentimientos no puede resultar más atractiva. Sin embargo, las expectativas suscitadas por tan prometedora premisa no terminan nunca de quedar satisfechas durante el visionado de la cinta. Primero, porque una historia como la presentada por Presentimientos pedía a gritos una puesta en escena, de algún modo, algo más arriesgada y no tan acomodaticia como termina siendo la empleada por Tabernero, quien, a través de una planificación estándar y funcional, va alternando en un trivial montaje paralelo las dos caras de la misma historia: la de él, a través de un tratamiento aséptico y monocorde, acaba perdiendo fuerza a medida que en su avance no se vislumbra ni un solo elemento que se desmarque del lugar común del melodrama romántico más simplista y reconocible, la de ella termina decepcionando, pues siendo una historia de tan manifiesto componente fantástico, Tabernero opta por filmarla de manera rutinaria, como si de una vida paralela se tratara y no como un onírico y angustioso viaje a través del remordimiento y la culpa por parte de una mujer encerrada en un pasado necio, catalizador de su infelicidad en el presente.
Así, las vivencias del personaje de Julia no funcionan en su premeditado sentido metafórico y sí como mera y anodina ilustración de aquello que irá descubriendo el personaje de Félix, por no hablar de los recurrentes e innecesarios flash-backs que se suceden en un conjunto que se torna pronto demasiado explícito, desastrosamente obvio. La manifiesta falta de arrojo demostrada por Santiago Tabernero en la construcción de su película supone el gran déficit de Presentimientos, que termina pareciéndose más a un somnoliento telefilme de sobremesa que a un thriller cinematográfico, por culpa de la corriente linealidad por la que circula la historia, neutra y plana, carente de los necesarios giros y bifurcaciones que han de acompañar a todo buen thriller y llena, para colmo, de algunas incongruencias y fallos de guión que juegan peligrosamente con la verosimilitud interna de las imágenes (¿por qué Julia acude a la policía a denunciar la desaparición de su familia y no aprovecha para denunciar el robo de su bolso?). A pesar de ello, Presentimientos no disgusta y se deja ver con permisivo interés y no poca benevolencia, a pesar de que también, cerca del desenlace, la película se muestra excesivamente tradicionalista en aras de un manufacturado e indulgente final feliz, cargado de previsibilidad e, incluso, hasta de impostura (la historia del anillo).
Pero se sostiene, sobre todo, por la entregada labor de sus intérpretes, que logran hacer más que llevadera la letanía de la trama. Eduardo Noriega cumple con convicción, aunque su papel le obligue a lidiar con la insulsez y la monotonía interpretativa en más de una ocasión. Tampoco llegan a brillar una ingenuamente seductora Irene Escolar o una sobria Gloria Muñoz. El peculiar Jack Taylor evidencia su magna apostura cinematográfica una vez más, pero apechuga con el papel más desubicado y hasta prescindible de la función. Por el contrario, Alfonso Bassave tira de encanto personal para desempeñar con notable y cautivadora arrogancia toda su intervención y Marta Etura se gana a pulso el ser considerada lo mejor de una película que, vistos los resultados, desmerece de tan brillante ejercicio de introspección psicológica, exhibido a través de una pormenorizada y sensitiva sucesión de matices, lo que evidencia el sumo nivel de profesionalidad y talento de una intérprete particularmente dotada para representar ante la cámara, de forma excelente, las tragedias y traumas internos de sus personajes. Como dato anecdótico, hay que señalar la, por desgracia, breve pero sugestiva recuperación para el cine de la otrora estrella Silvia Tortosa, de exquisita y aún remarcable belleza.
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Presiento que tras la noche vendrá la noche más larga.
Quiero que no me abandones, amor mío,
al alba.
Esto dice la letra de una famosa canción de Luis Eduardo Aute, y esta película me la ha traído a la memoria. Y no por el título, que sería lo más lógico, sino por el argumento. Porque Presentimientos habla justo de eso, de una noche muy larga. O de varias noches, eso da igual. Lo importante es que en ese sueño que vive la protagonista (por cierto magnífica Marta Etura) hay una angustiosa búsqueda del amor y un miedo constante al abandono. Y aunque la canción de Aute tiene un significado muy distinto es curioso cómo la letra refleja perfectamente lo que Tabernero cuenta en su film.
El personaje de Etura tiene un accidente de coche y entra en coma. A partir de ahí se sumerge en una trama paralela a la real que transcurre solo en la mente de la protagonista. Y el guión, escrito por el propio director y por Eduardo Noriega, cuadra perfectamente lo que está ocurriendo en ambos mundos, el real y el onírico. Y cuando la chica en coma escucha el llanto de su hijo eso se refleja en su sueño, y cuando su marido le pone el anillo en el hospital de repente en su mundo irreal aparece el anillo en sus dedos.
El problema de esta historia es que pretende abordar demasiados temas y en el camino se pierde. De por sí la trama es enrevesada como para complicarla más aún con el asunto de la infidelidad de la protagonista, sus remordimientos y sus dudas con respecto a su matrimonio. Y si ya pasamos a los personajes que sobran por completo y no aportan nada, como el viejo del hospital o la supuesta madre del amante, apaga y vámonos.
La peli no termina de funcionar porque el guión es tremendamente disperso y a ratos roza lo absurdo. Sí, ya sabemos que es un sueño lo que vive la protagonista, que estamos siguiendo lo que pasa en su mente durante el coma, pero el comportamiento del marido, que sí está en el mundo real, es completamente incomprensible. No avisa a la familia del accidente, se planta con el niño en el hospital y lo deja solo en la habitación para subirse a la azotea a fumar, se va a la piscina de la urbanización a darse un bañito mientras su mujer está medio muerta… No es lo onírico lo que falla precisamente sino lo supuestamente real, que a ratos parece bastante más absurdo que lo que pasa en el sueño.
En definitiva, la idea es buena, y podía haber funcionado si no fuera por esos detalles descuidados que le restan credibilidad. Es mucho más interesante y creíble, siendo un sueño, lo que pasa en la mente de Etura que lo que está pasando en la realidad. Y si ya hablamos del final pues es que tiene que dar la risa. Y paso directamente a espoilear.
La vi en la Seminci y me pareció una película que falla desde el guión: La forma de contarla, fracturando la narración, no aporta gran cosa y las situaciones no son demasiado verosímiles pese al esfuerzo de los actores. Marta Etura está estupenda.
En la novela y en el film se mezclan el sueño, el flashback y la realidad, pero en la película no consigue implicarte en la trama y el final no me gusta nada.
Una pena, porque del primer film de Tabernero, Vida y color (2005), guardo un grato recuerdo.
Simple y previsible aunque vaya envuelta en un supuesto misterio y rodada en clave de thriller. Presentimientos, basada en la novela de la novelista Clara Sánchez, no enseña nada nuevo y puede seguirse perfectamente mientras dormitas en el sofá, atiendes al resultado de los partidos de fútbol y a la quincuagésima final de Nadal.
El conflicto de pareja, en el que el director nos quiere sumergir, está más pensado para la inmediatez televisiva y la comercialidad, que para imitar la realidad. Tampoco las interpretaciones salvan la, por lo visto, intención de Santiago Tabernero de entretenernos.
Presiento, y lo siento, que será una película de escaso recorrido, aunque es posible que a Montoro y a su concepto de la calidad les parezca bien.