Poltergeist III (Fenómenos extraños III)
Sinopsis de la película
Carol Anne ha sido enviada a Chicago a vivir con sus tíos para protegerla del malvado reverendo Kane, y vive ahora en un enorme edificio. Pero una sesión de hipnosis a Carol Anne hace que Kane vuelva a por ella… y tomar posesión de todo el rascacielos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Poltergeist III
- Año: 1988
- Duración: 98
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Opinión de la crítica
Película
4.2
63 valoraciones en total
Voy a decir una cosa que quizás sorprenda a muchos y haga que otros se partan la caja: Poltergeist 3 tiene mimbres para ser una de las 25 ó 50 mejores películas de miedo de todos los tiempos. A continuación, explico los motivos que me llevan a pensar eso.
Gary Sherman, director especializado en TV movies, se encarga de casi todo en esta tercera parte de la aclamada Poltergeist. El error está en que su capacidad como guionista está mil kilómetros por debajo de la que tiene como director de terror. El guión es una auténtica basura. Lo escriben Sherman y Brian Taggert y desconozco el porcentaje de culpa que tiene cada uno, pero lo que importa es que entre los dos la cagan. Mucho. Resulta que te presentan la historia en un edificio lleno de espejos en lo que es el único acierto de la película. El resto, es basura. La escena de los coches y la del feliz reencuentro en el ascensor son dos de los ejemplos más claros, pero lo peor de todo es el personaje del psiquiatra y todo lo que se mueve a su alrededor. El tipo, después de ver cosas como una taza volando contra un cristal o el reflejo de una niña que no está en esta dimensión, sigue diciendo, cabezón él, que la niña es una especialista en hipnosis colectiva en lugar de creer la más que evidente verdad. Es inconcebible, pero nos lo pintan así. En cambio, la dirección es, con cuentagotas, magistral. Sherman aprovecha el tema de los espejos y convierte la película en un interminable sufrimiento para el espectador. Hay escenas que son, simplemente, dignas de un genio (sobretodo en el segundo tercio de la película).
Tom Skerrit es posiblemente el más flojo en lo que a actuaciones se refiere. Nancy Allen transmite el miedo como pocas actrices, y Lara Flynn Boyle demuestra en su desdoblamiento que era una actriz con futuro. Zelda Rubinstein hace su mejor papel en la trilogía con diferencia. Nathan Davis se convierte en uno de los malos más acojonantes que he visto en mucho tiempo por la combinación de su aterradora imágen con su gran interpretación. Richard Fire se asocia con su odioso personaje para crear un papel muy notable y Heather ORourke se despide del cine (y poco después, lamentablemente, de su vida), con una interpretación soberbia.
Resumiendo, que es gerundio: Poltergeist (la primera) marcó un antes y un después en los efectos especiales en el cine de terror. Fue pionera en la preparación del llamado susto fácil (que tan cansino llega a ser ya a estas alturas) y se convirtió en mito por su impacto y por su leyenda negra. Aquí concluía la trilogía demostrando, una vez más, que pocos son capaces de aprovechar el éxito sin querer más. Lo que más me jode es que, como digo, Poltergeist 3 podría haber sido una gran película.
La peor de las tres entregas no hace más que copiar la fórmula que empleó Wes Craven en su Pesadilla en Elm Street , una fórmula de escaso interés que otorga a los objetos vida y una capacidad de metamorfosis que quizás pueda justificarse cuando el fantasma ataca desde los sueños, pero que nunca se acercará al fenómeno poltergeist, ni mucho menos a la primera de las películas de esta trilogía.
Los guionistas se devanaron los sesos –noten la ironía– y consiguieron justificar la ausencia del resto de miembros (actores) de la familia Feeling haciendo que Carol Anne visitara a sus tíos en un rascacielos. ¡Olé su imaginación!
La película es muy floja. Es el resultado de querer exprimir las últimas gotas que pudiese quedar de la historia de la sufrida Carol Anne perseguida por el mal. Ya todo les valía, mediocridad a cambio de pasta. Porque sabían que la gente acudiría a las salas para ver como la niña salía nuevamente victoriosa de la muerte, pero paradójicamente, para asombro de todos, Heather se quedó en el camino. La última escena de la película muestra sin pudor a otra niña, otra Carol Anne. Heather no pudo acabarla ya que fue desafortunadamente arrebatada del estudio cinematográfico, de su escuela, y lo más triste de todo, de los brazos de sus padres.
Hoy, Heather, contaría con 32 años de edad. Seguramente, sería una actriz muy solicitada por su belleza. Estoy convencido de que sería también protagonista de decenas de películas que hoy conocemos pero hicieron otras.
Qué cara más bonita perdió el cine. Qué mujer más guapa se ha perdido la humanidad.
Un filme limitado desde su efectividad, en parte porque su argumento gira siempre en torno a desplegar una retahíla de fenómenos paranormales sin casi sentido ni desarrollo y por otro lado porque el rodaje del filme constó de varios inconvenientes donde el más destacado es la muerte de la protagonista Heather ORourke, lo cual obligó a girar de rumbo algunas circunstancias del relato.
La historia es simple y sin casi elementos originales que vayan más allá de exhibir sucesos y manifestaciones espectrales que reclaman la presencia de la niña Carol Anne que constituye la clave para llevarlos a la luz.
Así, durante todo el metraje, asistimos a un redundante paseo entre dos dimensiones donde el rapto de algunos personajes constituye el nudo conflictivo del entramado.
Hay por ende un sinnúmero de situaciones paranormales, voces y alucinaciones que provienen del más allá, médiums que conectan la realidad con la dimensión desconocida y mucho vértigo embarullado donde el correr de un lado a otro es la constante que se repite de principio a fin.
Hay un solvente trabajo interpretativo por parte de la pareja protagónica Tom Skerritt-Nancy Allen, quienes sostienen el peso del filme con sus aportes actorales y disimulan bastante el endeble aporte que la púber Heather ORourke venía brindando ya enferma escaso tiempo antes de su trágico y lamentable deceso.
Lo que sí posee de positivo la película es su aspecto estético, tanto desde los efectos lumínicos como desde los apartados de efectos especiales que para una obra de 1988 están bien logrados y no denuncian tanto el paso del tiempo.
Los mismos se utilizan para dar vida a toda la fenomenología sobrenatural que constituye el centro del relato, pero es una pena que todo ese despliegue técnico no tenga su correlato desde la parte argumentativa, la cual está muy descuidada y circunscripta a mera acción y sustillos fáciles.
En fin, si bien hay que considerarle que el rodaje tuvo muchos accidentes, la cinta no alcanza a satisfacer en lo más mínimo y no logra mantener el grado de expectativas pues no progresa nunca en profundidad narrativa y se limita sólo a describir tópicos y frenetismo que por sí mismos no conducen a nada potable para generar verdadero horror.
Muy inferior a su precuela y muy lejos de la original. Solo parece haber sido hecha para aprovechar el tirón de la saga ya que el argumento es flojísimo y las escenas de tensión están muy forzadas. El final es pésimo.
Los actores apenas destacan y algo me dice que si Heather O’ Rourke no hubiera tenido ese final tan lamentable (por que de lejos era a mejor actriz de la saga) hubieran continuado explotando la idea hasta que no de más.