Oliver y Benji (Campeones) (Serie de TV)
Sinopsis de la película
Serie de TV (1983-1986). 175 episodios. Serie anime basado en el popular manga homónimo creado por Yoichi Takahashi en 1981. La historia comienza cuando Tsubasa Ozora (Oliver), de 12 años de edad, se muda a Shizuoka. El chaval tiene la ilusión de jugar con el equipo más famoso de esa ciudad: el Shutetsu, en el cual milita el mejor portero de la liga nacional: Genzo Wakabayashi (Benji). Sin embargo, el protagonista tendrá que entrenar duro y jugar agotadores partidos -incluso lesionado- para alcanzar su sueño: ganar el campeonato nacional de fútbol.
Detalles de la película
- Titulo Original: Captain Tsubasa (TV Series)aka
- Año: 1983
- Duración: 30
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Opinión de la crítica
6.5
96 valoraciones en total
1. ¿Cuánto miden los campos de fútbol japoneses?
2. Cuando llega el descanso, ¿los jugadores son recogidos por camionetas?
3. ¿En un partido Oliver hace más kilometros que en la maratón?
4. ¿Por qué Marc Lenders no es contratado como portero de discoteca?
5. ¿Por qué el alcohólico entrenador personal de Lenders se parece a Ernesto de Hannover?
6. ¿El padre de Oliver es un marinero de Pescanova?
7. ¿El padre de Tom es un fumeta que pasa marihuana y por eso se cambia constantemente de casa?
8. ¿Por qué Oliver nunca insulta al contrario y siempre dice: Te ganaré ?
9. ¿Benji se dopaba para no sentir tanto dolor debido a sus continuas lesiones?
10. ¿El entrenador de Benji era un explotador de menores?
11. ¿Por qué los japoneses en sus dbujos no tienen los ojos achinados (o ajaponesados)?
A pesar de todo esto, y muchas cuestiones irrespondibles, es una serie que marcó a una generación, o a más.
El otro día estuve leyendo una serie de críticas sobre la película Masters del Universo y salvando las distancias, opino igual.
Es una serie que a día de hoy deja mucho de que de sear, y no porque sea antigüa y derivados, sino esencialmente, porque todos aquellos niños que veíamos esta serie. dejábamos las irrealidades aun lado dando rienda suelta a nuestra imaginación.
Esta claro que hay cosas que deben quedar en el recuerdo, un grato recuerdo como Oliver y Benji , pues el niño ya se fue y, con 20 años más, la cosa cambia.
Por tanto, valoremos esta serie como los niños que fuimos.
Quizás la mejor serie de dibujos de la historia que marcó a una generación entera..Cuando el Dream Team de Cruyff deleitaba al mundo, los niños de aquella época no queríamos ser Stoichkov ni Laudrup, queríamos ser Oliver Aton o Benji Price que eran el ejemplo de la buena compostura y el talento innato menos para los niños revoltosos y pillos que entonces preferían al rebelde y prepotente Mark Lenders. Serie que revolucionó el dibujo animado en España, que sobrepasó todos sus limites y que siempre quedará en el recuerdo. Repuesta más veces que Verano azul y actualizada hasta la actualidad llegando Oliver incluso a jugar en el Barcelona junto a Rivaldo, Campeones o más conocida aún como Oliver y Benji, siempre encandila al espectador. Lo más grande junto con Caballeros del Zodiaco y me siento privilegiado por crecer con esta serie japonesa y me da pena de que los niños de de hoy tengan que tragar series tan malas como las que ahora se exponen en TV.
Una pregunta asalta mi mente cuando me dispongo a escribir la critica, ¿Puedo ser objetivo con la serie de ese par de campeones llamados Oliver y Benji?. La respuesta esta en la puntuación. Y es que ser objetivo o ser justo es imposible en esta vida.
Cuando una serie o una película llegan a tu vida en el justo momento iniciático del despertar hacia todo en general y encima en ese momento, te apasionaba como casi nada podía hacerlo, no existe la necesidad de destruir tus vivencias, criticando los defectos que por todos son conocidos, con el paso de los años.
Cuando recuerdas como esperabas a las ocho de aquellas tardes en las que anochecía rápidamente, el enfrentamiento entre aquellos amos del balón, antes de irte a dormir pensado en ese Benji, el que las paraba con la gorra, corriendo hacia el segundo palo, el balón todavía estaba en el medio campo pero daba igual, finalmente se estiraba y ahí te dejaban con el culo torcido hasta el siguiente episodio.
Y te ibas a dormir preguntándote si entraría la pelotita, al día siguiente comentando la jugada con los compañeros que estaban tan emocionados como tu.
Y ese Oliver volviendo al campo a la heroica, jugándose el poder volver a jugar al fútbol, como llegaba en la segunda parte en la que parecía todo perdido y revolucionaba el partido. El arbitro pitaba tiempo muerto y sus compañeros iban a hablar con el de uno en uno.
Eran otros tiempos. Tiempos en los que al entrenador no se le pasaba por la cabeza cambiar a Oli para que aquellos mantas (con coraje y corazón eso si) no se quedaran encima en inferioridad numérica. Y Roberto Zedinho con sus gafas oscuras, comentando el sacrificio de la estrella y el espíritu de equipo.
De todas formas siempre estaban Tom Baker (el viajero) y el bueno de Bruce para parar los balones con la cabeza y anda que no se cebaban con el. Pero el tío todos sabemos como se crecía cuando estaban en el peor momento, aunque el mismo hubiera metido un gol en propia meta. Siempre se redimía de sus pecados, porque nunca se rendía.
Además de ser una de esas series japonesas de setecientos episodios que no acaban nunca y que para narrar un gol nos obsequiaban con una tensión indescriptible, que marcó nuestras juventudes, que enardeció nuestros espíritus… este es otro ejemplo de lo tocados que quedaron en Japón con lo de Hiroshima, ¡cómo para no!
Porque solo en el país del sol naciente, un futbolista amateur podía golpear la pelota y qué esta se convirtiese en un obús incandescente y atravesase redes, guantes y hasta paredes de hormigón. Todo mientras a su alrededor el espacio tiempo plegaba varios universos y los protones y neutrones entraban en conflicto y se hacía posible el agua pesada o la fusión fría… los huevazos de los porteros ante semejante artillería enemiga eran antológicos, aquí todos gastaban gónadas de acero, eso era impepinable, había que batir a los mejores. Y estos eran Oliver, Mark Landers, Benji, los gemelos Derrick, Bruce, Paul Diamond, Ed Warner (mi preferido), Danny Mellow, Karl Hans Schneider ¡KARL HANS SCHNEIDER joder! y tantos otros leones que ejecutaban gráciles piruetas para marcar un extasiante gol o soltar un amenazante desafío sin igual.
Por supuesto me marcó y le guardo especial apego a semejante galería de bastadas y sobradas de diversa índole, inducidas por un tema principal que ya encendía hinchadas y alteraba estados de ánimo. Y luego vienen los de los deportes de las tres a incendiar partidos ya ganados o perdidos… ¡aficionados!
Qué bravos atletas, que mientras se metían una maratón entre pecho y espalda y qué, lesionados casi de muerte, se acordaban de cómo entrenaban en las nieves de Hokkaido con un halcón vigilando sus pasos, o en medio de un tifón en Sendai para soltar el Apocalipsis desde treinta metros… ¡y sin pasar de doce años!
Así de épico era el fútbol en Campeones y es por eso que la amamos!!