Ojos de serpiente
Sinopsis de la película
Ricky Santoro es un turbio agente de policía de Atlantic City que, en la noche en que se disputa el combate de boxeo por el campeonato del mundo de los pesos pesados, debe evitar el asesinato del Secretario de Defensa de los Estados Unidos. Tiene la misión de ayudar a su amigo Kevin Dunne, comandante de la Marina. Pronto descubrirá una conspiración en la que está implicada una extraña mujer de traje blanco.
Detalles de la película
- Titulo Original: Snake Eyes
- Año: 1998
- Duración: 98
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Opinión de la crítica
Película
6
31 valoraciones en total
-En sus comienzos, Brian de Palma daba claras muestras de ser un joven y prometedor director en el futuro con filmes de terror poco conocidos pero de indiscutible calidad. Fue en los años 80 cuando el director demostró su gran habilidad para los filmes centrados en los contenidos relacionados con la mafia, dando grandes películas como El precio del poder, Atrapado por su pasado y Los intocables de Eliott Ness (sin duda algua, mi favorita). Sin embargo, su carrera fue decayendo poco a poco con comedias bastante prescindibles y algunos dramas poco efectivos. A finales de los 90, un filme de relativo éxito, Snake Eyes, volvió a darle algo de popularida pese a ser un filme correcto, no de los más destacables de su extensa filmografía. Porque no nos engañemos, lo mejor del filme que nos ocupa son sus primeros 17 minutos. Posiblemente, los mejores de toda su carrera. En ellos vemos como Nicolas Cage no paa de hacer el gilipollas demostrando que él es el rey de la ciudad, hablando con su coleguilla Sinise y finalmente, como un francotirador crea un pánico colectivo en un aparentemente tranquilo combate de boxeo. Lo último es sin duda alguna una de las mejores escenas del director, con un magnífico uso de la cámara lenta, así como de la banda sonora y de los efectos de sonido. Sin embargo, pasados esos maravillosos 17 minutos el filme decae aunque mantiene el tipo, con algo de intriga aunque con un final bastante previsible y poco trabajado que sume al filme en una película simplemente correcta para lo que podría haber sido.
En cuanto a las interpretaciones, Nicolas Cage efectúa una interpretación interesante, con unos movimientos, gestos y frases bastante histriónicos, muy parecidos a los que también hace en Cara a cara. El actor hace una actuación a la altura, sin brillar, nada más. Gary Sinise se muestra mucho más ajustado que otras veces, resultando bastante intrascendente y poco creíble. Carla Gugino, al igual que Cage, se muestra correcta, sin una actuación brillante pero bastante creíble.
En resumen, una interesante película de intriga, con el sello más característico de Brian de Palma pero que a partir de esos maravillosos 17 minutos de introducción a la trama se echa por lastre el resultado de lo que podría haber sido un gran thriller policiacoy de intriga.
·LO MEJOR: indudablemente, los primeros 17 minutos.
·LO PEOR: que De Palma pierda la oportunidad de hacer una gran película.
Navegando por este mar de información que es Internet, he descubierto una cosa curiosa sobre los encantadores de serpientes, algo que seguramente mucha gente sabe, pero que servidor nunca se había parado a pensar y es, sencillamente, que estas personas no hipnotizan a los reptiles realmente, sino que únicamente las mantienen en estado de alerta mediante el suave movimiento de la flauta, es más, el sonido que emite el instrumento no tiene nada que ver, pues estos bichos son sordos, simplemente están al loro de un objeto que ellas creen pudiera ser una amenaza. El final de todo esto, es que la serpiente se queda metida de nuevo en el cesto después del espectáculo.
Pues bien, eso es lo que hace exactamente Brian De Palma en esta Snake Eyes , como buen encantador utiliza su método para atrapar la atención del espectador (su logrado plano secuencia inicial) y acto seguido mantiene el interés introduciendo al espectador en la trama, hasta ahí todo bien, pero algo falla en su segunda mitad, algo que me hace pensar que esta vez, De Palma, tampoco va a contar una gran historia y el desenlace te lo ves venir. Y eso es exactamente lo que ocurre, la historia se desinfla y el realizador vuelve a introducir a su particular serpiente en el cesto, algo que no hacía en muchas de sus primeras películas y que, a excepción de Atrapado por su pasado y hasta cierto punto Misión:Imposible , ha sido una constante en su carrera a partir de los noventa. A mitad de película, De Palma recoge sus bártulos y se pira, dejándole a uno con la sensación de que aquel realizador de El precio del poder o Carrie ya no va a volver.
Con todo, Snakes Eyes (Ojos de serpiente) no es una gran decepción, hay en ella ciertos pasajes muy propios del realizador y una banda sonora inquietante, pero De Palma no ha sabido sacar provecho de un escenario tan reducido como el que emplea en esta película, aunque eso si, al menos lo intenta, y eso se nota.
Exacto. Como dicen los críticos que aparecen en la ficha, el inicio es muy bueno: un plano-secuencia de 17 minutos, NO rodado de una tirada sino empalmando hábilmente diversos shootings e incluyendo incluso algún falso link para despistar. Más bien parece que asistamos a una especie de proyecto de fin de carrera de un alumno muy aventajado de una Escuela de Cine, que no es otro que Brian de Palma. Fácil no es, hay que controlar a actores y extras (público incluido). Y en esto la película destaca: hay dirección actoral, y eso se nota.
Luego empieza la cosa a empeorar. La trama se enreda, asistimos a las inevitables particiones de la pantalla que de Palma suele hacer en sus pelis y, fallo, los malos se intuyen, creo yo, desde el principio. Asimismo, la secuencia del hotel, con la visión de las habitaciones desde arriba, en zenital, está en el límite de incurrir en pedantería pura y dura, pero la cosa no va a mayores.
Arriesgados juegos del director: saltos en el tiempo, imágenes retrospectivas, momentos concretos que son rodados por varias cámaras, los cuales pueden aparecer a los ojos del espectador a la vez (pantalla partida), o a lo largo del filme, cuando se repasa lo que ha ocurrido. Perfectamente posible que alguien no ducho en estas cosas se pierda. Pero claro, es lenguaje cinematográfico más o menos innovador.
Y los actores no están mal: Nicholas Cage dirigido, algo histrión, sí, pero sale airoso, y Gary Sinise, creíble, lo cual no es poco. La chica buena … psé, no lo hace mal pero no llega a entusiasmar.
¿Y entonces qué falla? Lo digo en el spoiler…
Brian de Palma ha demostrado ser un realizador bastante versátil en cuanto a realizar proyectos personales en los que dejar de una manera más clara su impronta o ejecutar entretenimientos comerciales que con su nombre tras los créditos alcanzan más importancia crítica de la esperada en superproducciones (ahí están Los Intocables de Elliot Ness o la espléndida Misión Imposible). Los primeros 20 minutos de esta irregular pero fascinante película son lo que se puede considerar la firma de un pintor en un cuadro que le han encargado pero en el que quiere dejar su sello, esto es, un impresionante plano secuencia que compensa el visionado de toda la cinta. Y a pesar de que a medida que van pasando los minutos van aumentando los convencionalismos, y de que Nicolas Cage ya no sabe como estirar sus muecas, un thriller comercial perpetrado por de Palma siempre se deja ver con mucho más que gusto.
Un policía de esos que se deja untar, de esos que solo son capaces de mirarse el ombligo e ignorar lo que a su alrededor ocurre, de los que si no estás con ellos, te llevas un balazo por tocarle las bowlings. Así es el agente Santoro. Un tío duro de los que te levantan las muelas solo porque se ha tomado un whisky de más. Un tío duro de los de verdad, pero en el lado erróneo de la línea.
Pero su conciencia, esa que le dice que no es tan malo coger pasta bajomano porque así te puedes costear un par de vicios y aumentar tu reputación en las calles, a veces flaquea. O quizá sea otra forma de mirarse el ombligo y deleitarse con el.
La situación empieza a ganarle terreno. Se asusta. Pero la pose debe mantenerse. Santoro debe seguir siendo Santoro.
Una conspiración se hila ante sus ojos, de tal forma que por ser quien es no se le esconde demasiado. Pero coño, es policía. La conciencia le habla. Se vuelve a debatir entre lo que juró ser y aquello en lo que se ha convertido. Entre el policía novato que no sabía nada de las calles y el pavo hortera y armado que conoce las calles como si las hubiese modelado el mismo. Es Santoro el grande. El temido. El querido.
A partir de ahí, como si de una jungla superpoblada de cristal se tratase, Cage comienza su camino hacia el perdón de sus pecados. Y lo consigue en hora y media y sin rezos. Solo con mala baba reorientada y rabia a mansalva. Un auténtico campeón purgando sus pecados.
En conjunto la película es un triller de esos que se acercan peligrosamente al cine negro, en un mundo oscuro donde todo el mundo es potencialmente malo. Todo el mundo lucha contra todos para poder recrearse en ellos mismos, que al fin y al cabo son lo único importante. Vender a tu abuela por poder apostar una vez más a los caballos es el pan de cada día. Y recuperarla, un sentimiento estúpido.
Cage por fin tiene un papel que le va como anillo al dedo. Debe ser inexpresivo, porque es el tío más duro de Atlantic city. Y el empezar a actuar como debe no implica que deba cambiar la pose. Es parte de el.
Toda la atmósfera es densa… cuesta entrar en un mundo tan oscuro, tan tenebroso, a pesar de toda la iluminación artificial de la ciudad. Sinise hace de villano de los buenos, de los hijos de puta con carisma de los que no sabes demasiado bien que esperar de ellos. Toda una gran contrapartida al amigo Cage.
El conjunto es mejorable, pero las sensaciones son únicas y maravillosas. Ojos de serpiente es una gozada todo el tiempo. Un empezar a disfrutar y no parar, con un De Palma en estado de gracia que se marca un peliculón interesantísimo.
Una pena que la cara de compungido de Cage le haya creado tantos enemigos, porque la verdad es que aquí lo borda.