No nos libres del mal
Sinopsis de la película
Anne y Lore son dos adolescentes que estudian en un colegio católico y cuya relación es muy fuerte. Cansadas de las reglas deciden rebelarse haciendo todo el mal posible y adorar a Satanás en lugar de a Jesús. Todos sus esfuerzos se encaminarán a partir de ahora a hacer daño a los demás utilizando sus mejores armas, la mentira y la seducción.
Detalles de la película
- Titulo Original: Mais ne nous délivrez pas du mal (Dont Deliver Us from Evil)
- Año: 1971
- Duración: 102
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Opinión de la crítica
Película
6.6
46 valoraciones en total
Charles Baudelaire, uno de los más grandes poetas malditos de todos los tiempos, fue acusado por atentar contra la moral pública. Su mayor interés fue el concepto del mal, tan ligado al satanismo, y sus poemas amorosos estaban destinados a viejas, yonkis y putas. Al igual que ocurrió con Sade un siglo antes, este poeta era considerado el auténtico hijo del Diablo.
Del mismo modo, Anne y Lore, como flores bellas y puras, buscan revolcarse en la suciedad del mal. Como Baudelaire, atentan contra la moral pública, esta vez hacia sus espectadores, rompiendo el mayor tabú del siglo XX y aceptando el fruto del Diablo, el mayor pecado, como nos dice el cura novicio, que es la lascivia, en manos de unas inocentes y puras niñas. Trascendiendo la mera provocación, se convierten en hijas del mal.
Sin embargo, Anne, en un momento de la película, parece sentirse confundida por lo que está haciendo. Es un placer culpable, que desaparece sin su fuerza motriz, personificada en la otra chica:
A mi lado se agita sin cesar el Demonio,
flota en torno de mí como un aire impalpable,
le respiro y le siento abrasar mis pulmones
que me llena de un ansia sin final y culpable.
El sexo, en la imaginería baudeleriana, es aceptado, pero de forma en que desaparece toda cuestión moral. Subyace aquí un discurso claramente anticatólico, que se puede ver tanto en la obra del poeta como en la cinta a comentar, así como una idea de rebeldía, ya no solo contra las instituciones sociales de la época, sino como una forma de reivindicar al propio yo individual. Oprimidas por su contexto social, Anne y Lore buscan romper sus cadenas, sentirse libres, y esto lo consiguen a través de un metafórico pacto con el Demonio, un juramento de aceptación del mal. Un pacto que representa la libertad individual frente a las cadenas de la sociedad y de la moral imperante de la época, y es por ello que le piden al Diablo que no las libre del mal.
Por otra parte, se debe resaltar la universalidad de esta imagen, en el cómic japonés Aku no hana (Las Flores del mal), de Shūzō Oshimi, el paralelismo es casi exacto con la obra de Joël Séria. En él, dos jóvenes, agobiados por las cadenas que les son impuestas, acaban aceptando el mal, rechazando así todo que les rodea. Con un ambiente igualmente cargado de intenciones sexuales no resueltas, que parecen ser el bautismo de esta satánica religión, acaba resultando para el personaje, digamos, más en comunión con el señor del mal, en un festín hacia este: un auténtico rito en pos de la maldad, sacrificando así lo que Dios nos ha otorgado.
Anne y Lore, durante la escena final, aparecen frente a un escenario, y aunque lo hacen con otros del mismo maestro de lo maldito, versos sublimes, parecen querer recitar:
¿Cuándo vas a enterrarme, oh tú, inmunda lujuria?
Muerte, ¿cuándo vendrás, su rival en encantos,
en sus mirtos infectos a injertar tus cipreses?
No nos libres del mal es la película que inspirara a Peter Jackson para realizar Criaturas celestiales , de la cual tengo vagos recuerdos y próximamente tendré el placer de visionar cautelosamente.
Continuando con la película, según he leído estuvo prohibida en Francia, principalmente por su mofa hacia la iglesia católica y sus escenas subidas de tono, sin embargo, actualmente, las secuencias se pueden considerar un tanto sutiles y superficiales.
Por otro lado, no voy a negar la belleza de las dos protagonistas que realizan una actuación de acuerdo a las exigencias del filme. Envueltas entre mentiras, provocaciones sexuales y asesinatos, que en un principio son el aliciente para sus juegos de adolescentes en su búsqueda de rebeldía al oponerse a las normas sociales y eclesiásticas, pero posteriormente aprenderán que todo acto tiene su consecuencia.
Para finalmente dejar ver su inocencia y contrición.
Controvertida en su época por sus escenas -que a día de hoy son bastantes suaves-, la ópera prima de Séria nos presenta a dos chicas que acaban de entrar en su adolescencia y que establecen un fuerte vínculo a través de su devoción por Satán, como reacción al ambiente conservador y ultracatólico en el que viven. Es interesante cómo lo que empieza como una tonta rebeldía acaba desembocando en cosas más serias que sin embargo, retienen esa atmósfera de languidez adolescente rebelde, inocente y que intenta acercarse a lo oscuro, que es el elemento que cohesión toda la obra. A veces odias y repeles a las protagonistas por lo estúpidas que te pueden llegar a parecer (especialmente con esas risas un tanto sórdidas y molestas), otras veces, empalizas con ellas y comprendes el porqué de sus actuaciones.
Huelga destacar también algunas bellas tomas de la película, esa simbología de la que se apropian las protagonistas para crear una atmósfera pecaminosa, pero a la vez inocente, que es el hilo conductor del largometraje. Es ese paso de la infancia a la complicada adolescencia. Todo ello se culmina, por un lado, con una banda sonora simple pero apropiada a cada momento, y por otro lado, con escenarios oscuros que complementan al resto de elementos de una obra.
Sin embargo, ya sea por el rechazo que a veces despiertan las protagonistas o por momentos densos y aburridos, no puedo darle una puntuación mayor a esta película, eso sí, se ha de reconocer su valor y el hecho de que es una buena película, que grosso modo sabe conexionar cada cabo de la trama.
No hay término medio. Cuando se hace un film que pretende ser transgresor que se asome a los abismos del mal , provocador y erótico, se tiene talento a lo Bataille o se hace una estulticia aburrida pretenciosa y banal. Este es el caso, no merece la pena perder el tiempo.