Muerte en León (Miniserie de TV)
Sinopsis de la película
Serie de no ficción sobre el asesinato de la presidenta de la Diputación de León Isabel Carrasco. Narra la historia de esta mujer, una controvertida política del Partido Popular. Esta historia es un thriller real sobre poder, corrupción, tramas policiales e intereses jurídicos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Muerte en León
- Año: 2016
- Duración: 253
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Opinión de la crítica
Película
7.3
73 valoraciones en total
Quizá tiene más interés periodístico y humano que cinematográfico. Es bueno, pero tampoco para echar cohetes, quedándose a medio camino entre un documental clásico y un reportaje televisivo de investigación. A fuer de aséptico termina resultando un poco frío y faltándole ese crescendo dramático que enganche al espectador hasta un clímax final. Y no será porque el material no es apasionante. Menudo film noir que saldría en manos de un Billy Wilder…
Damos por aceptables frases como la del título de mi crítica saliendo de la boca de una analfabeta reina de la telebasura nacional y a la vez nos escandalizamos y lamentamos a lo fariseo ante hechos como el que retrata impecablemente Webster en su película. Así es el género humano.
Rodado con una limpieza y objetividad narrativa elogiables, el documental emitido en cuatro episodios es simplemente sobrecogedor. Sobrecogedor y valiente, imprescindible para darnos cuenta de una vez por todas que vivimos en un país donde la corrupción, el enchufismo y las barrabasadas económicas en las que nos sumergen nuestros flamantes gobernantes están a la orden del día.
Entre los aciertos dignos de aplauso de Muerte en León está la imparcialidad con que se acerca, y acaba probando, hechos como que el sistema de oposiciones es una pamplina para colocar desvergonzadamente a hijos y allegados, el retrato de sus personajes protagonistas (la madre culpable que asume sin remordimiento sus actos, la hija desconcertante que igual presume de las facilidades que le ha otorgado su afiliación a un partido político que se asombra de que a la primera de cambio le den la espalda, la policía agónica que impotente asiste a la injusticia y la omnipresente víctima del crimen que no deja de tener su lado verdugo) es simplemente calificable de obra maestra.
Ya en la carrera me rebelé como absolutamente contrario a la figura del jurado popular y a la Ley que en nuestro ordenamiento jurídico la regula, y años después, tras haberse demostrado con casos como el Wanninkhof, que es partidista y sumamente injusto, el documental de Webster me revuelve las tripas y saca mi indignación más absoluta. Que nueve personas ajenas al Derecho decidan el futuro de acusados y familiares existiendo jueces y magistrados que no sólo tienen que sacar la carrera, sino merecer plazas durísimas, resulta poco menos que desasosegante.
Juzgando simplemente las cualidades puramente cinematográficas del documental, el sobresaliente es evidente, pero viendo los resultados emocionales, las reacciones que provoca (que es lo que cualquier documental aspira a lograr: retratar una historia y remover conciencias), la matrícula de honor es de ley .
Lo mejor: La visión certera, imparcial y ajena a vulgares trucos lacrimógenos con la que el director maneja todo el metraje.
Lo peor: La sensación de impotencia que a uno le queda y las ganas de hacer las maletas y pirarse a las antípodas.
Hemos pasado de los asesinatos de los marqueses de Urquijo, al asesinato de Isabel Carrasco. De la España profunda, a la España corrupta, con muchas ramificaciones que se hunden en las luchas internas en la política actual, y en el cacisquismo, nepotismo y trato de favor que afectan a las instituciones políticas españolas, en este caso a las Diputaciones Provinciales, las gobierne el PP, el PSOE, o el sumsum corda. Viendo algunos fragmentos del documental, que pone sobre el tapete los intereses en juego para escalar puestos en el organigrama provincial de los partidos políticos y el ansia de muchos por ser colocados a dedo como funcionarios de las diputaciones provinciales, la sensación que me queda es que demasiadas pocas veces llega la sangre al río, para lo que podría ser.
Al mejor estilo de Making a murderer el periodista Justin Webster nos entrega, con un montaje sobrio, pero contundente, un documental que va mucho más lejos del simple publireportaje televisivo, de esos que tanto se emitieron durante las semanas que duró el juició. Sí, tiene fragmentos del juicio, entrevistas a todos los implicados, pero también lanza sus hipótesis, expone lagunas en la instrucción del caso, y deja que el espectador las juzgue.
¿Hasta que punto estaba Raquel Gago enterada de lo que planeaban madre e hija?
¿Hasta qué punto empujó Isabel Carrasco a la desesperación a Triana?
¿Hasta qué punto participó Triana en el asesinato que cometió su madre?
Al final, esas preguntas, casi resultan tapadas por otra que lanza el documental ¿Eran ellas tres eran las únicas implicadas, nadie más conocía lo que iba o podía suceder? Desde luego con lo que yo me quedo es con la argumentación del documental, que señala como una hipótesis sugerente y atractiva, que personas del Partido Popular leonés y castellano leonés, empujaron, guiaron, malmetieron, prometieron, etc a Triana para que el asesinato de Isabel Carrasco tuviera lugar. El documental prueba (no se da el nombre) que un asesor del presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, hablaba casi a diario con Triana por teléfono, que el día previo hablaron durante más de una hora, y que intercambiaban mensajes telefónicos continuamente. ¿Una relación amorosa o algo más?
El documental también prueba que Isabel Carrasco era muy odiada dentro y fuera de su partido por su carácter dictatorial y su falta de diálogo.
Yo, a título personal, viendo tan a menudo que justicia y política van de la mano, no me extraña nada. El fiscal y los policías que llevaron el caso, parecían demasiado interesados en acotar y poner un límite a los implicados en el asesinato. Sinceramente, yo creo que hubo más, más que nunca sabremos.
Cuenta la historia que discurrían las aguas mansas por las tranquilas provincias del norte en las que todo se da por hecho, lejos ya los tiempos de la gran Castilla que dominó el mundo por aquí dejamos hacer, al fin y al cabo se vive bien en una sociedad funcionarial donde los problemas de la inmigración, las crisis inmobiliarias y la violencia de la gran urbe suena al más allá. León, Burgos, Soria, Zamora… ni grandes movimientos sociales, ni onces de marzo, ni manisfestarse contra el poder, por aquí ,será por el frío gelido del invierno, todo está congelado, hasta las iniciativas. Y en estas que la cadena de la continuidad se rompe, vaya por dios nos ha salido un salpullido que nos viene a romper el molde, 3 locas que se salen del guión de la tranquilidad. La que campaba a sus anchas, la Napoleón de Castilla, la prepotente que colocaba a amiguetes y se tomaba la vida con un hago lo que ma da la gana que para eso soy la que mando en la región de las conciencias muertas acaba tirada en un puente con tres tiros en la cabeza. Algo ha salido mal, me cago en la leche pensarán las almas maters de estos parajes de Castilla por los que hace 500 años anduvo deambulando por las noches la gran loca a quien despojaron de lo que más quería y que se negó a aceptar el poder establecido.
Y en estas que aparece el listo de turno a turbarnos, con lo a gusto que andábamos todos con la nueva diputación, la publicidad que nos hace Calleja y esa catedral más bella que nunca. Viene de fuera uno , un tal Justin, que no acaba de liarse la manta y rasca con un documental de 4 episodios soberbio por la manera de contar los hechos, por la forma de adornarlo, por esa música que impregna todo , rasca y de que manera, cuenta las cosas con tal objetividad que te hacen dudar de todo, de las asesinas, de la asesinada, del jurado popular, de la policia, de los investigadores de Burgos, del fiscal, de los abogados , de los enemigos íntimos de la Carrasco, hasta el punto que tras 240 minutos de magistral documental uno a estas horas ni sabe ni desconoce tan sólo espera el siguiente capítulo de esta historia de aquel país que un día gobernó el planeta y hoy se acomoda en el funcionariado y en el tranquilo transitar del Bésnega.
Que las Diputaciones provinciales son algo desfasado, obsoleto, un foco de caciques y nido de enchufados lo sabemos todos los españoles (excepto los que trabajan en ellas por supuesto). Pero resulta llamativo que tenga que venir un periodista extranjero a hacer un documental que nos descubra ese submundo, y el cómo y en qué condiciones se desarrolló el juico de las asesinas de la presidenta de la Diputación de León Isabel Carrasco.
Dividido en cuatro capítulos, en los que va desarrollando como se produjo el asesinato, la detención de las implicadas,la investigación del mismo, las peculiaridades de la presidenta en la Diputación (con entrevistas a periodistas, familiares y políticos) y finalmente el juicio de las implicadas.
El resultado final es altamente recomendable. Se relatan casos con los 40 auxiliares administrativos, familiares de dirigentes del PP de León que aprobaron la oposición sabiendo de antemano las preguntas, como Isabel Carrasco era la misma definición de cacique, y como se desarrolló la investigación y el juicio, con el resultado que todos conocemos, generando muchas dudas sobre la implicación de Raquel Gago en el crimen, así como la capacidad e imparcialidad de los jurados populares, altamente influenciables por los medios y la opinión pública.
Pero donde da la sorpresa, es en el cuarto capítulo, cuando descubren que se ha obviado una línea de investigación, pese a tener en el sumario público todos los datos. La segunda persona con la que más hablaba por el móvil Triana (la 1ª era Gago) era un asesor del presidente de la Junta de Castilla y León, al que no investigaron, ni citaron en el juicio. Algo que resulta increíble, cuando hubo llamadas a esa persona tanto el día anterior al asesinato como el mismo día de ser cometido.
En resumen, uno de los mejores documentales sobre un asesinato reciente cometido en España. Y es que no hay que olvidar, que el único político asesinado en España después de ETA ha sido el de una presidenta de una Diputación, cometido por una ex enchufada en su institución y su madre, miembros de su mismo partido político… casi nada.