Making a Murderer (Serie de TV)
Sinopsis de la película
Serie de TV (2015-2018). 2 Temporadas. 20 episodios. El documental de dos temporadas (2015 y 2018) de Moira Demos y Laura Ricciardi narra el caso de Steven Avery, un hombre condenado por agresión sexual, que fue exonerado por las pruebas de ADN 18 años después. Unos años más tarde, es acusado del asesinato de otra mujer.
Detalles de la película
- Titulo Original: Making a Murderer (TV Series)
- Año: 2015
- Duración: 60
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Opinión de la crítica
Película
7.9
45 valoraciones en total
Excelente documental de diez capítulos, que muestra las carencias del sistema judicial estadounidense.
Proceso exhibicionista, descompensado y revanchista, que invierte a efectos prácticos, la carga de la prueba, prostituyendo la presunción de inocencia.
Los cuerpos y fuerzas de seguridad en principio neutrales, actúan como estrellas del rock, de forma amoral y mezquina, relegando la verdad a segundo plano.
La judicatura manifiesta opiniones subjetivas, asumiendo el papel de vengador, no de administrador de la justicia.
El jurado aparece como algo obsoleto, manipulable y desnaturalizado, en el que el ciudadano está dispuesto a sacrificar la vida de un igual, por no perderse un capítulo de su serie favorita.
A finales del año 2015 Netflix nos trajo un regalo anticipado de Reyes Magos, una magistral serie documental que, bajo mi punto de vista, pasará a los anales del género. Las cineastas Moira Demos y Laura Ricciardi a lo largo de 10 horas nos sumergen en la América profunda (Manitowoc, Wisconsin) para mostrarnos uno de esos extraños casos donde un inocente, Steven Avery, consume gran parte de su vida en la cárcel por un crimen que no ha cometido y es mandado a prisión pese no haber pruebas en su contra. Hasta este punto es una historia que el cine y la televisión nos ha mostrado con cierta frecuencia (os recomiendo el excelente documental de la ESPN ’26 years: The Dewey Bozella story’), pero el caso de una persona inocente que ha pasado toda su juventud en la cárcel se vea envuelta en otro horripilante crimen es algo insólito e increíble.
Para no destriparos (dejo más detalles en el spoiler) la serie sólo os digo que la indignación que vais a sentir os hará ver los diez episodios de una sola tocada. Ha sido un bombazo en Estados Unidos, donde cientos de miles de personas se han movilizado en internet.
‘Making a murderer’ (el título no puede ser más certero) es para mí lo mejor que ha dejado el 2015.
Mientras algunos creaban a un asesino otras personas creaban una obra maestra. Sí, me refiero a Moira Demos y Laura Ricciardi que a lo largo de estos años han recolectado todo este fantástico footage de no solo los juicios, sino también de entrevistas, visitas, grabaciones, llamadas telefónicas y hasta la vida personal de estas personas, lo que yo pienso que sirve y servirá como evidencia para el futuro, no solo para lograr liberar a Steven y Brendan, y asimismo para limpiar la reputación de estos.
No esperes algo imparcial. Esto claramente solo muestra un lado de la historia, pero a lo largo de esta serie-documental nos daremos cuenta las razones de ello, no solo porque las creadoras están del lado de los acusados, sino también porque notamos que todos están en contra de ellos: policía, juzgado, medios, investigadores, la comunidad y obviamente la familia de la víctima.
Estamos ante un producto muy completo, muy cuidado, perfectamente montado y hasta el final apasionante (los primeros siete son perfectos, luego baja nivel pero sigue siendo abrumador). Tras ver el primer episodio me había quedado un poco con esa sensación de: Joder, muy bueno pero ¿cómo lo van a alargar durante 10 episodios? los sucesos del segundo episodio me abrieron los ojos y aplaudí la decisión de crear este proyecto de esta forma.
161/19(30/08/16) MONUMENTAL serie realizada y guionizada por las novatas Laura Ricciardi y Moira Demos para el canal Netflix, 10 apasionantes episodios de alrededor de una hora, una historia en la honda de las Coenianas Sangre fácil y Fargo, o del libro de Truman Capote A sangre fría, el desgarrador relato la infeliz vida (real sí, real, aunque parezca ficción) de Steven Avery , un hombre del condado Manitowoc (Wisconsin), estuvo en prisión 18 años (1985-2003), entró en la cárcel con 23 años, por algo que las pruebas de ADN se demostró no hizo, al salir parecía que renacería, hasta aquí muchas historias de inocentes condenados ha habido, pero es lo que sigue nos hunde en algo aún peor (si! lo hay), el destino (ataque de ironía) le tenía guardado un contratiempo por el que entraría en una espiral ruindades, y… Moira y Laura, recién acabada su carrera de audiovisuales, leyeron un artículo en 2005 en el New York Times sobre el caso de Steven Avery titulado Freed by DNA, Now Charged in New Crime que les fascinó tanto que alquilaron un coche y con una sola cámara se dirigieron a Manitowoc para empezar a rodar lo que hoy se puede ver en la serie, 10 años de fenomenal montaje de lo grabado sobre este caso con entrevistas, imágenes de archivo, vídeos de interrogatorios, llamadas telefónicas pinchadas, los juicios, etc, para ofrecer al mundo una visión sobre el caso de Steven Avery al que se le unió su sobrino Brendan Dassey. Pariendo un devastador thriller documental que ha removido las conciencias de la sociedad estadounidense hasta niveles extraordinarios (spoiler). Pocas veces recuerdo que la tele me haya atrapado de esa manera, y es que es una serie adictiva, subyugante, fascinante, imprescindible para una total absorción abstenerse de acudir a la wikipedia en busca de información, os puede estropear las sorpresas con la cantidad de giros y contragiros que tiene, entrad vírgenes a esta serie de terror, en el transcurrir de los capítulos te sentirás más y más atrapado, anonadado, soliviantado, cabreado, indignado, te encontraras discutiendo con la televisión, imposible no entrar en modo ira con este relato sombrío sobre lo peor de la Condición Humana, su mezquindad, su poco respeto por la vida de los demás, donde se cumple el axioma de el hombre es un lobo para el hombre.
Es una magistral labor mostrada con una tremenda capacidad de sugestión, un thriller de horror donde la realización magnífica hará que empaticemos irremediablemente con el protagonista y nos sintamos tan indefensos como él, nos sintamos una especie de Joseph K en un proceso en el que no sabemos cómo defendernos de la sinrazón, más de diez horas de metraje en la que nos sumergiremos en una América profunda, con gente de bajo estrato social, con escasa cultura. La serie analiza con bisturí ácido el poder devastador que pueden atesorar algunas personas e instituciones en su despotismo, un sistema corrupto moralmente en su tiranía, en su cerrazón, esto apoyado, se sugiere, en un corporativismo tóxico, en unos medios de comunicación necesitados de sensacionalismo, aunque ello arrastren inocentes, quedando claro que no hay sistema judicial perfecto, siempre habrá grietas por las que se cuelen casos tan sangrantes como este, quedando claro el desamparo de alguien ante una montaña de incomprensión ante lo que todos vemos, ejemplo como se puede dar veracidad al testimonio de un (claramente) chico con problemas mentales. Sostenido el metraje en un ritmo trepidante, formidablemente narrado, con una clarividencia expositiva y orgánica tremebunda, con una estructura propia del mejor de los thrillers, con personajes bien delineados, con polis corruptos (se apunta claramente), un fiscal nauseabundo (no lo digo yo, me remito al final que se expone), con pruebas falsificadas, con testigos que se contradicen, con interrogatorios manipulados, con cliffhangers, todo ello haciendo se te remuevan las tripas ante la frustración vital que impera. Se hace un análisis objetivo pero mordiente del trabajo de la policía, los investigadores, fiscales, abogados defensores, CSI, jueces, jurados, testigos, y de los medios de comunicación, poniéndolos contra el paredón audiovisual y no quedando muy bien parado el sistema.
Es el relato de cómo la gente necesita de chivos expiatorios, de cabezas de turco para volcar sus ansias de venganza, para sentirse superiores moralmente, en este caso son los Avery vistos como unos marginados sociales, como los hillbillys (paletos en el argot USA) del lugar, alos que se ve como endogámicos y cerriles. Las realizadoras sacan un partido portentoso a los paisajes del Medio Oeste de Manitowoc (Wisconsin), agrestes, gélidas praderas, el cementerio de autos, ello es interrelacionado en la filmación con turbadoras tomas aéreas, sea como muletas entre bloques, o como fondo para conversaciones telefónicas, adornado sugestivamente por melodías folk de guitarra (Gustavo Santaolaya), ello para reflejar un mundo frío, distante, cerrado, feista, disperso potenciado por la bella fotografía de Moira Demos, en colores tenues, crudos.
La serie ha sido criticada por estar claramente del lado de Steve Avery, de enfocarlo todo hacia un mismo punto, esgrimen estos que se han omitido pruebas fundamentales en su contra (spoiler). Primero es que la contraparte de familiares, fiscal o policía no han querido hablar para el documental para el que se les dio voz y lo rechazaron, y segundo es que la realidad es tozuda, los datos que se nos dan son reales, todos estaban en contra de él, la policía, el fiscal, los medios de comunicación, la comunidad, pero si hasta un abogado que oficialmente debía creer en la inocencia de su cliente era peor era de sus peores enemigos, si llegamos a escuchar tétricamente que un acusado (el sobrino de Avery) quiere rechazar a su abogado por creerlo culpable y el juez dice que eso no es motivo, INCREÍBLE, pero cierto.
Hay que tener mucho talento para convertir un documental de diez horas en una de las mejores series de los últimos tiempos. Hasta Obama ha tenido que pronunciarse sobre un caso que rezuma injusticia por los cuatro costados.
Making a Murderer es un experimento que ha salido rematadamente bien. Tiene ritmo, buen guion, música, fotografía y unos excelentes personajes.
Una obra maestra realizada durante más de 10 años por dos estudiantes de cine que se encontraron con una historia impactante casi por casualidad. Solo el primer episodio concentra 18 años de la historia en un arranque prodigioso que te mantiene pegado al sofá sin pestañear.
La historia está contada con trozos de programas de televisión, entrevistas en directo, interrogatorios grabados a los testigos, vídeos de los juicios, llamadas telefónicas desde la cárcel y un making off que ha durado más de diez años. Todo ello combinado en una historia trepidante con grandes cliffhangers al final de cada episodio.
Es increíble lo que han hecho estas dos chicas.
Me recuerda mucho a la película Senna, donde a base vídeos de carreras y entrevistas con los pilotos se hace una película trepidante.
Una serie imprescindible de mucha, mucha calidad.