Los sobornados
Sinopsis de la película
Tras suicidarse, el policía Tom Duncan deja una carta en la que confiesa haberse dejado sobornar por una banda de gángsters, pero también denuncia la corrupción de altos funcionarios. Cuando el sargento Dave Bannion trata de esclarecer su muerte tropieza con toda clase de obstáculos.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Big Heat
- Año: 1953
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
8.1
27 valoraciones en total
Toda una obra maestra del cine azabache con algunos de los ingredientes de este elegante género modificado por la sabia reconducción de este espléndido cineasta austríaco, uno de los máximos exponentes del expresionismo alemán de comienzos del siglo XX, por ejemplo al invertir el tradicional papel de femme fatale ó en expresión castiza mujer fatal , por un hombre fatal (e incluso si se prefiere la expresión por un hombre gafe), pues todas las mujeres con las que entra en contacto el personaje central masculino de la obra, el sargento del departamento de homicidios de la policía de la irreal ciudad de Kenport (interpretado de manera magistral por Glenn Ford), Dave Bannion, caen en desgracia.
El excelente guión fue escrito por el reportero de sucesos, guionista y productor norteamericano Sydney Boehm por el que recibió el premio Edgar al mejor guión en 1954, y para ello se basó en un serial del Saturday Evening Post del novelista y guionista para tv norteamericano William P. McGivern, quien posteriormente, en 1952, se encargaría de refundarlo en una novela homónima en su titulación original en inglés ( The big Heat ) que en su tiempo causó bastante impacto y conmoción.
Al excelente guión, se une una maestría absoluta y un ritmo narrativo apoteósico, complementado por la extraordinaria ambigüedad moral de unos personajes que rallan por momentos la difícil línea de lo legal y lo ilegal, lo moral y lo inmoral.
Además en los aspectos técnicos la película no se queda atrás, pues a la intrigante banda sonora ensamblada por Daniele Amfitheatrof, se une una extraordinaria fotografía en blanco y negro a cargo de Charles Lang (que nada tiene que ver con Fritz) llena de sutiles y brillantes reminiscencias del famoso expresionismo del director austríaco.
Sin duda alguna esta es una magna obra paradigmática, influyente en la cinematografía posterior y de la que muchos cineastas se encargaron de encumbrar a la cima del olimpo del film noir.
Como dato anecdótico señalar la presencia de la hermana de Marlon Brando, Jocelyn Brando, interpretando el papel de amante esposa y dulce degustadora (compartiendo con su marido sorbos de cerveza, trozos de enormes bistecs, caladas de cigarros…etc) de los hábitos de su marido, el referido sargento de homicidios, Dave Bannion.
El mundo del crimen organizado forma un conglomerado donde hay mucho pez gordo implicado, hasta que alguien en un ataque de dignidad decide poner punto final al asunto.
Aunque como muy bien se encargó de señalar el personaje de la intrigante y maléfica Bertha Duncan (Jeanette Nolan) en una famosa frase que en EEUU se convirtió en el reclamo publicitario o tagline de la película, Alguien va a pagar por ésto…porque se olvidó de matarme… nos pone en antecedentes de lo que estamos a punto de ver
O B R A M A E S T R A
Impresionante obra maestra del gran Fritz Lang, a la que confiero la máxima puntuación por:
1) Lang es uno de los grandes entre los grandes, y en el cine negro encontró una quimera para dar rienda suelta a su imaginación y obsesiones. Muchas de sus películas que no pueden catalogarse dentro de este género guardan grandes similitudes con él (los diferentes Mabuse o Rancho Notorius, un western negro ).
2) Todos los personajes (excepto la ayudante coja del repuesto) buscan lo mejor para ellos durante gran parte de la película. Incluso el protagonista busca saciar su ansia de venganza aun a riesgo de comportarse como los asesinos.
3) Glenn Ford (al que no considero un gran actor) consigue una de sus mejores interpretaciones como el sargento Dave Bannion. Además, me encanta como cuando golpea se le desengomina el pelo y le cae un pequeño flequillo cuidadosamente ordenado (osadía de Lang, era un privilegio de Gable).
4) Hasta los grandes tipos y protagonistas muestran que también se equivocan. Yo me hubiera acostado con Debby Marsh (Gloria Grahame).
5) Gloria Grahame es una de las mujeres más bellas que han aparecido en pantalla, y aquí está más guapísima que nunca (opinión que mantendré, al menos, hasta que revisione cualquier otra película suya). Su paso de mera secundaria a actriz principal genial, como el paso de chica tonta a inteligente.
6) Es toda una delicia ver a Lee Marvin (Vince Stone) como un tipo sádico que viste elegante. Ojo a la camisa con cuello y puños a juego, rematados éstos con unos maravillosos gemelos.
7) Los diálogos son ingeniosos, especialidad del cine negro. ¡Cuántas veces en nuestra vida hemos intentado hablar así y nos han tomado por idiotas!
8) Todos hemos tenido alguna compañera maravillosa que bebía de nuestro whisky, fumaba de nuestros cigarros y comía parte de nuestros bistecs. (Y nos abandonaría quizá, ahora caigo, porque nos empeñábamos en hablar como si estuviéramos en pantalla. Con la rabia que siempre me dio que bebieran de mi vaso o comieran de mi plato).
9) El café puede perjudicar seriamente la salud. Incluso el descafeinado si se usa de la manera magistral de esta película. ¿Por qué no se ve a Marvin hacerlo y sí a la Grahame?
… continúa
Dirigida por Fritz Lang, se basa en un serial del Saturday Evening Post, de William P. McGivern, posteriormente editado (1952) como novela. Rodada en estudio, dispuso de un presupuesto modesto. Ganó el Edgar al mejor guión.
La acción tiene lugar en 1952 en una ciudad mediana de los EEUU, simbolizada por la inexistente Kenport, del imaginario condado de Parkway. Narra la historia del sargento de policía Dave Bannion (Glenn Ford), honesto, sencillo, casado con Katie (Jocelyn Brando) y padre de una niña de 2/3 años. Investiga el suicidio de un compañero de trabajo, Tom Duncan. Cuando se le ordena suspender la investigación, se ve enfrentado a una poderosa banda criminal.
La película denuncia la extensión a ciudades medianas y pequeñas del crimen organizado, que asienta su poder en el soborno y, donde éste no llega, en el crimen. La venalidad alcanza a personas de todos los estamentos públicos y privados. Tras máscaras invisibles, tejen una malla opresiva, que ahoga al ciudadano honesto. El sargento Bannion decide luchar contra el grupo mafioso de la localidad y sus conexiones. Su apuesta por la justicia, le costará un precio altísimo, que hará emerger en él una sed feroz de venganza. La película es extraordinariamente violenta. Los pesonajes se mueven en las aguas turbias de la ocultación, el silencio, el colaboracionismo, el miedo, el chantaje a la banda. La ambigüedad moral alcanza por unos momentos al propio Bannion, que se siente tentado por la belleza seductora de Debby Marsh (Gloria Graham), amante de un villano. Son escenas destacadas la secuencia emblemática de la obra (el sádico Vince Stone, en un arrebato de ira, echa café hirviente al rostro de su amante), el enfretamiento a tiros de Dave y Vince, la aproximación de Bertha al cuerpo sin vida del marido.
La música aporta una partitura orquestal, de viento y cuerdas, que incluye fragmentos románticos, festivos, dramáticos y de suspense, que confieren profundidad a la acción. La fotografía, de tono expresionista, recrea con la ayuda del claroscuro, la iluminación y las sombras, las atmósferas típicas del cine negro de los 30 y 40. La ambientación visual de los personajes refleja su mundo interior. La imagen de Lee Marvin le identifica como el villano de la obra. El guión desarrolla una narración habilmente condensada, unos diálogos acertados y brillantes, una correcta definición de personajes y una acción ágil. Define la honestidad, la bondad y la inocencia, que pone en contraste con la perversidad y la sed de venganza. La interpretación de los protagonistas y la de Lee Marvin es excelente. Katie (hermana de Marlon Brando) tiene una intervención convincente. La dirección deja en la obra su huella personal, su maestría en la recreación del mal y su sentido del drama.
Obra clásica del cine negro, cumbre del género. Imprescindible.
Va a lo que va. Los sobornados es cine negro y punto, supongo que porque Lang, viendo la cara que ponía Glenn Ford cada vez que se trataba de mostrar sentimientos, decidió pasar página y ir a lo principal, zanjando todas aquellas secuencias que pudiesen estar teñidas de algún tipo de dramatismo (quitando la última) de un certero zarpazo. Sino, no se explican esos momentos cortados tajantemente mediante diálogos o fundidos a toda prisa que deja el bávaro en su obra.
Eso sí, Ford no sabe que cara poner cuando tiene que mostrar su desconsuelo, pero el tío interpreta de modo genial al detective Bannion, a ese tipo duro y contundente que no se deja intimidar, es más, que intimida a quien se le ponga por delante y no deja títere con cabeza con tal de seguir adelante con sus pesquisas, y los tipos malos están bien definidos, aunque algunos no cobren intensidad hasta el último tramo, y aunque la chica sólo haga una oportunista aportación final, también le da cierto punto oscuro a la cinta.
Al principio, el film se sigue como cualquier otro, con el detective investigando un caso por sospechas más que infundadas, realizando su rutina diaria, etc, etc… pero es llegada su segunda parte, cuando la propuesta de Lang cobra mayor vigor, en especial gracias a esta pequeña tensión que se va palpando en el ambiente, con lentitud, con naturalidad, y que se avalanza sobre nosotros como una pequeña sombra entre toda la turbiedad y ese fatídico punto que posee inaudita potencia y se nos muestra durante el clímax de la obra, cuando todos sus protagonistas se ven desbordados y las situaciones son llevadas al límite, impúdicas, desmesuradas, espeluznantes… en definitiva, cuando se hallan al borde de unas circunstancias que les han llevado a actuar con cierta vehemencia e impulsividad.
Y quizá, ese tramo final haga de Los sobornados una notable película, con la atmósfera propia y un buen puñado de virtudes que la hacen ser merecedora de estar entre lo mejor del cine negro sin necesidad de tramas enmarañadas, vueltas por los fueros o personajes que, por contradicción, dan la campanada en último momento.
Lang ataca sin piedad los estamentos. El comisionado es un cargo político que anda por medio entre el gobierno y la policía.
El comisionado es un corrupto y un hijoputa. El mando policial es corrupto. Duncan, policía, es corrupto y se ha pegado un tiro, su mujer, una zorra (zorra de raposa, que no de puta) y también es corrupta, todo el mundo es corrupto…
El señor Lagana, magnate y mafioso, manipula a todos esos corruptos, menos a la zorra viuda de Duncan que se ha atrevido a hacerle chantaje. Lagana espera su momento para obsequiarla con un flotador de cemento y tirarla al río.
De nuevo Lang nos presenta al personaje malévolo llevando los hilos del poder: El señor Lagana. Un ilustre empresario que idolatra a su madre, como buen hijo y buen ciudadano.
El pueblo ignora todo absolutamente de los tejes y manejes que mueven la política y la economía de una ciudad, como pasa hoy día: igual. Alguno dirá que esto es mentira, pero porque es más tonto que nadie o es un sobornado.
Entonces Lang nos presenta a Bannion. El sargento de policía que luchará contra toda esta mierda.
Lang no se corta… Deja viudo a Bannion, se carga a los chivatos, quema la cara de la novia del lugarteniente de Lagana, al lugarteniente también le quema, con dos cojones… Todo con tal de conseguir una excelente película, que coño, todo por hacer un trabajo serio, de interés, dramático, de denuncia… Con coraje, sin aspavientos ni violencia exagerada, ni florituras espectaculares, sino con clase, con solidez y con dominio total del relato.
Excelente todos, y el primero: Glenn Ford.