Los muertos no perdonan
Sinopsis de la película
Un joven con poderes extrasensoriales sufre una visión de la muerte de su padre. Aunque nadie le cree, el piensa que que su padre fue asesinado. Decidirá llevar a cabo una investigación que le conducirá hasta un lugar lleno de misterio donde vivirá momentos de terror en el umbral de la vida y de la muerte hasta un final inesperado.
Detalles de la película
- Titulo Original: Los muertos no perdonan
- Año: 1963
- Duración: 84
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Opinión de la crítica
Película
5.7
99 valoraciones en total
Existe un grupo de excelentes directores españoles que, sobre todo en la década de los 50, cultivó el género negro con notable éxito. De este selecto grupo yo destacaría a Nieves Conde, Julio Coll, José María Forqué y Antonio Santillán y, en realidad no cito más porque estoy a la espera de conseguir películas de los otros miembros del mencionado colectivo. Gracias a Film Affinity puedo gritar en el papel, bueno, en la pantalla para ser más exactos, para tratar de reivindicar a estos pioneros de un género que, sin duda, dignificaron y, que en los tiempos que corren, ni saben, ni quieren, ni pueden realizar los modernos directores que cuentan con el doble de recursos pero con la mitad del talento de sus predecesores. En fin, yo no pinto nada. Porque si ocupara alguna tribuna mediática hablaría sin parar de ese cine oculto, desaparecido y de buena calidad, que nunca se debería negar a un buen aficionado al cine y menos aún a un aficionado a la historia cinematográfica de nuestro país.
Dicho lo anterior (panegírico que me veo obligado a hacer cuando hago crítica de las películas de estos grandes y olvidados directores) hablaré ya de Los muertos no perdonan . Julio Coll, como ya hiciera en Un vaso de whisky , es valiente y decidido a la hora de ahondar en temas llamémosles peligrosos para la época: parapsicología, adulterio, sensualidad demasiado explícita. Coll se arriesga con la temática y se arriesga además con escasos recursos (en especial de localizaciones) pero sale airoso del empeño manejando la cámara con soltura, aprovechando la fotografía en blanco y negro, sacando el máximo partido de su, digamos, único gran recurso en cuanto a localización: el castillo, y, en fin, imponiendo todo su talento y esfuerzo a la pobreza de medios. Cuenta además, el buen director catalán, con las magníficas interpretaciones de Javier Escrivá, Luis Prendes y Paco Morán. Grandes actores a los que se les entiende todo lo que dicen. Y no dicen poco por cierto.
En el contexto del cine español de 1963 la película cumple con las normas de elegancia y decoro que fueron la constante de buena parte de la producción española del momento. Pero sin embargo Julio Coll no llega a resolver el proyecto con demasiada habilidad al toparse con un guión que se caracteriza por tener unas incoherencias que dan pie a fragmentos fundamentales en la trama que no quedan debidamente explicados. La cinta sólo a ratos consigue entretener pues cuando parece que va a subir el interés luego resulta que en realidad va a bajar. No obstante la cinta está a tono con los resultados habituales del cine de Coll que se hacia cargo de proyectos interesantes que luego no cuajaban del todo pero que a pesar de ello resultaban sugestivos. Así ocurrió en Los cuervos y Ensayo general para la muerte que son obras imperfectas pero totalmente válidas. En la ingenua historieta de fantasmas y premoniciones que es Los muertos no perdonan hay algunos agradables fondos musicales y una acertada labor interpretativa por parte de Javier Escrivá que en la década siguiente brillaría igualmente a las órdenes de Lazaga. Junto a él estaban las habitualmente sugestivas May Heatherly e Irán Eory y puede destacarse también la simpática intervención de Conchita Goyanes. Aunque sea una obra con limitaciones y errores su reparto y algunos detalles aislados le dan un cierto valor.
Película atípica y poco convencional que J. Coll consigue llevar a buen puerto a pesar de que la historia posee recovecos y aristas que no facilitan su labor.
La narrativa resulta irregular pero muy eficaz y la historia siempre está arropada por una atmósfera de buen cine negro en el que no faltan detalles que acreditan el trabajo de dirección.
La trama se sigue con verdadero interés y mantiene un alto nivel de dramatismo durante toda la proyección.
Muy buena interpretación -y convincente- por parte de los protagonistas.