Los espigadores y la espigadora
Sinopsis de la película
Recorriendo Francia, Agnès Varda se ha encontrado con espigadores, recolectores, gente que busca entre la basura. Por necesidad, o por puro azar, estas gentes recogen los objetos desechados por otros. Su mundo es sorprendente. Y la directora, a su manera, es también una especie de espigadora que selecciona y recoge imágenes aquí y allá.
Detalles de la película
- Titulo Original: Les glaneurs et la glaneuse
- Año: 2000
- Duración: 82
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Opinión de la crítica
Película
7.6
27 valoraciones en total
Para todos aquellas personas que ignoren la cantidad de objetos útiles que desperdicia la sociedad, esta pelicula puede servir para concienciarles de que el consumismo reina en ella. Imprescindible visionado en escuelas y centros educativos.
Genial. Agnès Varda participa en su propio universo fílmico, y espiga el más mínimo resto de singularidad visual y narrativa. De hecho, el espíritu del documental bordea el modus vivendi de los espigadores, y rebusca lo útil y maravilloso en aquéllos pedacitos de realidad que pasan indiferentes para la mayoría. Además, como ella es capaz de atrapar y de hacer que el dramatismo parezca simpático, la película termina bebiéndose de un sorbo agradable y, por momentos, conmovedor.
1. m. y f. Persona que recoge las espigas que quedan o han caído en la siega.
Así comienza Agnès Varda este fresco y cercano documental. Los espigadores y la espigadora es más un video casero que un documental. Con su cámara digital, nos adentra a un mundo lleno de personas que bien en el campo o en la ciudad, buscan entre lo que otros dejan, su manera de sobrevivir o frenar esta ola consumista que nos atañe a todos.
Quizá en algunos momentos, Varda peca de jugar demasiado y alarga ciertas escenas como el baile del objetivo de la cámara o la forma de atrapar camiones, inocentes juegos de niños que no diré que sobran, pero sí que se alargan innecesariamente.
Sin pretender o buscar dañar la conciencia del espectador, Varda encuentra conmigo, la misma complicidad que tiene con sus entrevistados. Varda no juzga, Varda no opina. Deja que la cámara juzgue este mundo de incongruencias donde se desaprovecha más alimentos de los necesarios para paliar el hambre.
Sirve también este documental de diario. Agnès Varda, nos enseña sus añejas manos, su casa con humedades, su poco sentido de la vergüenza. Varda consigue encandilarme mientras espiga esta gran siega que es la vida.
Esto sí que es un documental de verdad y no las pseudohistorias capitalistas de Gore, es sin duda el mejor documental que he visto. Este auna todo, para dicha consideración.
Empezando por la parte creativa y visual, es un espectaculo la visión de espigadora que presenta Varda, como sus protagonistas, pues recolecta trocitos que mucha gente despreciaría y crea una obra de arte. Muy acertada la contraposición arte y recolección donde nos muestra que el arte (supervivencia) esta en la persona y no en lo material.
Aúnque lo más importante de este documental es el mensaje, que nos acerca al submundo desconocido para la mayoría, de los pocos recolectores, tanto rurales como urbanos, que poseen la vida más digna que queda en esta sociedad consumista. Es triste observar en lo que se ha convertido la vida actuál, donde para el disfrute del 20%, sufren las consecuencias el 80%, pues solo pensamos en nosotros mismos, consumir y lograr con ello la felicidad y olvidar los problemas, todo muy bien orquestado por los dueños del mundo (no deben llegar ni a 100) que realmente son los beneficiarios de este sistema y donde nosotros le ayudamos gentilmente para que así continue.
Aúnque este ritmo está claro que llegará a su fin, porque como se observa la evolución humana esta llena de avances y retrocesos y ahora mismo la inteligencia humana esta a punto de llegar a su cuota máxima de estupidez, por lo que en un futuro próximo, todo este sistema capitalista, aunque algunos traten de evitarlo, se vendra abajo, pues los recursos naturales no son infinitos y ahí los grandes supervivientes como nos muestra Varda serán los ESPIGADORES.
Es un documental. Es un diario. Es una mujer que filma con el corazón. Es una película que llega mucho más allá de lo lo que a priori podría suponerse.
Rodada con una camarita digital y tomando como excusa el tema de los espigadores, Vardá realiza un fresco maravilloso de la sociedad de hoy.
Espigan en el campo quienes aprovechan los frutos que no son recogidos, espigan en cierto modo en la ciudad quienes reciclan lo que la sociedad del bienestar va desechando, espigan también los artistas que revalorizan elementos a los que ya nadie quiere y finalmente, cerrando el círculo, espiga la realizadora que se inclina a recoger imágenes que la industria cinematográfica deja de lado.
Lúcida. Entretenida. Emocionante. Con pinceladas drámáticas y también con continuos toques de humor.
Muy recomendable ver también, quizá unos días mas tarde, la continuación Dos años después.