Los diez mandamientos
Sinopsis de la película
Drama bíblico ambientado en el Antiguo Egipto que narra la historia de Moisés (Charlton Heston), favorito de la familia del faraón, que decide renunciar a su vida de privilegios para conducir a su pueblo, los hebreos esclavizados en Egipto, hacia la libertad.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Ten Commandments
- Año: 1956
- Duración: 219
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Opinión de la crítica
Película
7.3
52 valoraciones en total
El ultraconservador hiperrepublicano y proisraelí Cecil B. DeMille realizó durante más de dos años su propio remake de Los diez mandamientos con mucho más dinero, medios y equipos pero sin talento ya que eso no se puede comprar. Lo que fue su última película tanto dirigida como producida por él, se ha convertido en su obra más conocida, aunque no es la mejor.
DeMille, hijo de inmigrantes holandeses, se entretuvo mientras tanto a colaborar con el senador MCarthy en la caza de brujas que se realizó en Hollywood.
En lo más puramente cinematográfico la película tiene un perfecto acabado en todo lo referente a aspectos técnicos, especialmente efectos especiales, fotografía, vestuarios y unos magníficos decorados.
Los actores en general no pueden lucirse mucho debido a la solemnidad de las situaciones que provoca una cierta teatralidad que no va en favor de los diálogos, además la dirección de actores, algo pésimo en DeMille, no está a la altura.
Charlton Heston va de menos a más en la película, siendo más convincente por su caracterización que por su actuación. Resulta en general más sugerente Yul Brynner, sin olvidar a la bellísima Yvonne De Carlo. La música del entonces joven compositor judío Elmer Bernstein no es de la mejores de su carrera.
La película a pesar de que tiene momentos de cierto tedio recobra protagonismo en la última hora cuando los efectos especiales y todo la carga espectacular se va imponiendo.
El problema de esta película es que no se hace una exégesis o hermenéutica de la Biblia, y en vez de leerla en clave simbólica, tal y como hace la Iglesia desde el Concilio Vaticano II, se interpretan los hechos tal como viene, con el riesgo de caer en integrismos, en este caso sionistas, que justifican la ocupación ilegal de todo el territorio palestino en nombre de su Dios.
La Biblia no es un libro histórico sino un libro religioso que utiliza un lenguaje literario, valiéndose de narraciones, imágenes, metáforas y símbolos. El peligro es cuando eso se interpreta por parte de algunos de forma literal.
En definitiva una película para disfrutar y animar a leer la Biblia pero con espíritu crítico, única forma de poder avanzar por el hombre.
Esta película esta entre las privilegiadas a las cuales nunca las afectó el paso del tiempo. Estrenada hace la friolera de 56 años, pudo ser reestrenada en los cines como tres veces (la última vez creo cuando ya tenía más de veinte años) porque tiene todo los condimentos para pasar un gran momento de cine.
El reparto: ESPECTACULAR: Charlton Hesto interpretando un legendario Moisés como anillo al dedo. Yul Briner en uno de sus mejores caracterizaciones como Ramses II. Sir Cedrid Hardwike muy bien como el padre de Ramsés. Anne Baxter como la sobrina del faraón, monísima con un vestuario impecable. John Derek como Joshua. El genial Edward G. Robinson como el judío vendido a los egipcios. Y muchos más.
La producción y los efectos especiales: Todavía hoy causan asombro los efectos especiales logrados cuando se divide el Mar Rojo o cuando el Nilo se transforma en Sangre.
La Historia: Con licencias que no alteran para nada la esencia del mensaje: El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el mismo Dios de Judíos y Cristianos del Antiguo Testamento que salva a su pueblo elegido de la esclavitud en Egipto.
Para los amantes de esta película, hay esenas que permanecerán en nuestra retina para siempre. La ví a los 12, a los 20, a los 30 y a los 40 años. Simpre la disfruté.
La contracara: La vuelta al mundo en 80 días que obteniendo el Oscar a mejor película en ese año produjo una de las mayores injusticias de la historia. Desafío a cualquiera a que intente divertirse hoy con esta película y la compare con Los Diez Mandamientos.
No se puede evaluar Los diez mandamientos desde una lejanía, tomando distancia y viéndola desde la neutralidad. Para mí está película tiene una carga emotiva, me recuerda mi niñez, donde fin de semana tras fin de semana santo me sentaba a verla, desde los 7 años hasta como los 16. Pero mi experiencia no es única, porque sin duda se trata de un clásico.
Una película que ha envejecido bien, sin duda, porque al verla si bien parece vieja, es increíble que se trata de 1956, estamos hablando de los años 50, una época donde hacer un efecto especial debe haber sido todo un desafío sin precedente. ¿Por qué digo que ha envejecido bien? Porque es una película fácil de seguir, que se hace entretenida, pese a la época en que fue hecha –es difícil seguir una película de aventuras, si bien no se trata propiamente de aventuras, tiene mucho de eso, de aquellos años, dramas y películas que requieran menos rapidez en el relato perduran mejor en el tiempo-. Es cierto, los efectos claramente son de otra época, pero que importa eso frente al manejo del relato que jamás se hace lento, si que sin duda ha envejecido bien, un eficaz ritmo narrativo que no aburre pese a que han pasado más de 70 años.
Partiendo de ambas premisas, la carga emocional y situar temporalmente en el tiempo, analicemos la película: sin duda se trata de una superproducción espectacular. Con gran fotografía, banda sonora, actores, montaje, etc, ¿Cómo no la vamos a considerar espectacular?. Efectos especiales que hoy son ridiculizados, pero que fueron totalmente revolucionarios y adelantados para su época (evaluar las cosas fuera de contexto muestra sólo ignorancia). A pesar de su larga duración, no se hace aburrida ni pesada en ningún momento.
Posee planos y escenas que perdurarán en la retina de los cinéfilos para siempre, quisiera resaltar dos: (1) miles de esclavos arrastrando una gigantesca estatua del Faraón con las pirámides y rojo paisaje del antiguo Egipto, simplemente notable, notable montaje, notable fotografía, miles de extras, ¿Cómo no valorar esta escena memorable? Y (2) los carros del Ramses II saliendo de la ciudad, flanqueda por una fila de gigantes estatuas de Leones a los lados.
La película se toma varias atribuciones sobre la historia bíblica de la misión libertadora de Moisés, incorpora romances y dramas completamente ficticios, pero ¿qué importa?, esto es ficción, y lo hace todo más entretenido. Nefretiri como amante entregada de Moisés y el trio amoroso entre Dathan, Josué y Lilia (ambos elementos no bíblicos), le entregan un condimento muy adecuado a la ficción. Cecil B. DeMille muestra porque es uno de los cineastas más minuciosos y exigentes en la historia del cine, un pionero.
La fotografía a cargo de Loyal Griggs, extraordinaria, la banda sonora a cargo de Elmer Bernstein inolvidable (quizás no extraordinaria en sí mismo, pero imposible de no ser recordable y que llena el espíritu de la película), simplemente una extraordinario montaje y puesta en y actuaciones excelentes: Heston adecuado, Anne Baxter extraordinaria como Nefretiri, Yul Brynner más que correcto como Ramsés II, un sublime Edward G. Robinson como Dathan e Yvonne De Carlo muy bien Sephora.
Por último quiero rescatar la voz en off, extraordinaria. Simplemente reglones más que notables, llenos de dramatismo y poesía.
Un clásico inolvidable, que aún resiste, más de 70 años después, con un cambio tecnológico abismal entre medio. El que no valora que aún resista, sólo se puede explicar por el odio que se le pueda tener a Cecil B. DeMille y sus posturas personales.
Dentro del género Histórico-épico, es la mejor pelicula de la historia. Es perfecta en todos sus aspectos. Fotografía, banda sonora, actores, montaje, etc… A destacar especialmente uan magistral interpretación de Charlton Heston, así como unos efectos especiales totalmente revolucionarios y adelantados para su época (teniendo en cuenta que no contaban con potentes ordenadores). A pesar de su largo metraje, no se hace aburrida ni pesada en ningún momento. Posee planos y escenas que perdurarán en la retina de los cinéfilos para siempre, por su espectacularidad y magistralidad.
Para todo amante del cine, es imperdonable no ver una película así. Es una pena que en su época de estreno, no se le valorara lo suficiente (dándole los Oscars). Pero al final el tiempo ha hecho justicia, y la ha puesto donde merece, entre las más grandes superproducciones de la historia del cine.
Estupenda epopeya bíblica sobre la historia del profeta judío Moisés y su misión libertadora para con el pueblo hebreo de las garras del yugo egipcio, llevada a cabo por Cecil B. DeMille, uno de los cineastas más minuciosos y exigentes en la historia del séptimo arte, y uno de los pioneros en hacer de sí mismo en sus obras, mucho antes de que otros cineastas como Erich von Stroheim ó Alfred Hitchcock también lo hicieran…
Una larga aventura de más de tres horas de metraje, en donde se nos da una pequeña vuelta por este breve capítulo histórico de raíces bíblicas, aunque el equipo de guionistas de la cinta, Aeneas MacKenzie, Jesse L. Lasky Jr., Jack Gariss, y Fredric M. Frank tomaron prestadas algunas de las ideas del historiador judío fariseo Flavio Josefo (así nos lo advierte también el propio cineasta norteamericano antes de que el telón inicial de la obra se abriera…).
Con una brillante fotografía en color a cargo de Loyal Griggs y una correcta banda sonora a cargo del reputado Elmer Bernstein, DeMille supo crear el misticismo y la leyenda justa y adecuada a las circunstancias, añadiendo un eficaz ritmo narrativo, una BRUTAL puesta en escena llena de faraónicos (nunca mejor dicho) decorados, y donde incluso los un tanto precarios y artificiosos efectos especiales, confirieron al conjunto de la grandeza y la mística adecuadas.
En cuanto a las actuaciones, y a pesar de que Heston nunca fue un actor de mi agrado, en esta ocasión al menos su actuación no resulta tan hierática sino más bien estentórea por su carácter mesiánico de Moisés…una sublime Anne Baxter como Nefretiri (que no Nefertiti), la ambiciosa esposa de Ramsés II El Grande, y amante entregada de Moisés (aunque ésto no sea bíblico), junto con la correcta interpretación de Yul Brynner como el propio Ramsés II, y un sublime Edward G. Robinson como Dathan, el pérfido felón judío gobernador egipcio de la colonia hebrea de Goshen,… junto a una deliciosa Yvonne De Carlo como Sephora, la guapa pastora,hija del pastor de ovejas beduino Jetro…completan un sólido reparto coral lleno de matices y contrastes que a buen seguro harán las delicias del espectador.
E S P E C T A C U L A R.