Los asesinatos del Valhalla (Serie de TV)
Sinopsis de la película
Serie de TV (2019-). 8 episodios. Arnar (Björn Thors), un inspector de Oslo con un pasado doloroso, regresa a su Islandia natal para ayudar a una policía, Kata Eligsson (Nína Dögg Filippusdóttir), a intentar capturar a un asesino en serie relacionado con una misteriosa fotografía.
Detalles de la película
- Titulo Original: Brot (The Valhalla Murders)aka
- Año: 2019
- Duración: 48
Opciones de descarga disponibles
Si deseas puedes descargarte una copia de esta película en formato 4K y HD. Seguidamente te añadimos un listado de fuentes de descarga directa activas:
Opinión de la crítica
Película
6
62 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Aldís Amah Hamilton
- Ari Matthíasson
- Arnar Jónsson
- Arnbjörg Hlíf Valsdóttir
- Arndís Hrönn Egilsdóttir
- Bergur Ebbi Benediktsson
- Birgitta Sigursteinsdóttir
- Bjarki Thor
- Björn Thors
- Damon Younger
- Edda Björgvinsdóttir
- Elva Ósk Ólafsdóttir
- Gudmundur Thorvaldsson
- Guðlaug Ólafsdóttir
- Gunnar Bersi Björnsson
- Gunnar Hansson
- Gunnar Jónsson
- Hanna María Karlsdóttir
- Harald G. Haraldsson
- Kristín Þóra Haraldsdóttir
- Laufey Elíasdóttir
- Lilja Þórisdóttir
- Nína Dögg Filippusdóttir
- Ottó Gunnarsson
- Ragnheiður Steindórsdóttir
- Sigurður Karlsson
- Sigurður Sigurjónsson
- Sigurður Skúlason
- Stefán Hallur Stefánsson
- Theódór Júlíusson
- Tinna Hrafnsdóttir
- Vigdís Hrefna Pálsdóttir
- Víkingur Kristjánsson
- Þorsteinn Bachmann
- Þórunn Erna Clausen
- Þrúður Vilhjálmsdóttir
Floja producción islandesa amparada por Netflix. Los asesinatos del Valhalla —altisonante título para la nadería que relata— se enmarca en la burbuja del noir nórdico surgida a raíz del poco comprensible éxito de ese novelón tecno-sadomasoquista dado en llamar trilogía Millennium, hoy tetralogía o pentalogía, quizá haya todavía más entregas, hace tiempo que perdí la cuenta.
Dicha moda, erigida en subgénero por acumulación, se basaba en un par o tres de lugares comunes, explotados hasta la saciedad tanto en su vertiente literaria como en la audiovisual. Así, solemos encontrar asesinos en serie, pedofilia, temperaturas bajo cero y las inacabables noches del invierno boreal. También el extraño carácter de los habitantes de aquellos predios, de cuya escasa —nula— sociabilidad da fe el ilustrativo tropo hacerse el sueco.
De tales mimbres, y prácticamente nada más —he ahí su gran pecado—, se hace Los asesinatos del Valhalla, conque la primera sensación que asalta al espectador—y que ya no le va a abandonar— es la de un desalentador dejà vu. Tanto es así que, quien se mantenga medianamente atento, o despierto —éste constituye el mayor desafío tras diez minutos de cualquiera de sus ocho episodios, porque encima es mortalmente aburrida—, sabe de antemano qué va a suceder no ya al final, sino incluso en la escena siguiente, con qué trillada ocurrencia sus protagonistas de cartón-piedra harán avanzar una trama que todos menos ellos presumimos a dónde conduce.
En efecto, si hay un error en el que nunca puede incurrir una obra de suspense es el de la previsibilidad, precisamente porque en ese mismo instante el suspense se esfuma, quedando vacía de contenido y, por ende, de sentido. Pues bien, la previsibilidad es la nota definitoria de Los asesinatos del Valhalla, serie a todas luces —pese a su ardua y denodada voluntad de oscuridad, con perdón del tonto juego de palabras— innecesaria… igual que buena parte del catálogo de su ubicua distribuidora, vaya.
*Sangre en la nieve
Aquí ya hay algún elemento clásico en algunos thrillers nórdicos, la de la pareja de investigadores que está condenada a llevarse bien y que al final acabará colaborando fielmente. Podemos fijarnos en la serie sueca Bron (2011), donde dos policías de dos países distintos han de colaborar en menesteres criminales. La premisa del asesino en serie, a priori, no parece particularmente original pero la historia se las va apañando para fluir por sus propios medios. De momento hay un patrón curioso, todos las víctimas presentan cortes en los ojos. Por añadidura todos trabajaron en un orfanato llamado Valhalla, de existencia efímera en la Islandia de los años 80.
*Nordic noir y nordic drama
En Los asesinatos del Valhalla, además de la trama principal, hay engastadas una serie de tramas paralelas que tienen que ver con los dos protagonistas, Kata y Arnar. Hasta aquí nada de particular, es algo frecuente en las series policiales. En esta ocasión, estas tramas tienen la suficiente sustancia y desarrollo como para ser relevantes y no un mero esbozo que apenas ocupa un hueco en la trama. La serie empieza con un mal día de Kata. No recibe el ascenso que esperaba, que recae en su compañera Helga (Tina Hrafnsdóttir), y se siente traicinionada por el comisario Magnús, su jefe. Además, Kata, está divorciada y su hijo se ha metido en un lío relacionado con un vídeo en que se recoge una violación en una fiesta.
Arnar por su parte, que aunque viva en Noruega es oriundo de Islandia, tiene gravísimos problemas con su familia. No se habla con su padre, ni prácticamente con nadie de su familia, por motivos que iremos descubriendo. Esta animadversión llegará a adquirir tintes casi trágicos. Así pues, estas tramas personales son lo suficientemente intensas como para captar nuestra atención de forma genuina y afectar directamente a la historia principal. Podemos decir incluso que Los asesinatos del Valhalla funciona como drama casi también como funciona de thriller.
*Senderos que se bifurcan
Los primeros cuatro episodos son los más rutinarios de Los asesinatos del Valhalla. Kata y Arnar, como buenos sabuesos, van atando cabos y rastreando pistas. Sus investigaciones se acaban dirigiendo al antiguo orfanato Valhalla en Borgarmesi, lejos de Reikiavik. Saldrán a la luz terribles historias de abusos y palizas a los niños, añadiendo cada vez un tinte más siniestro a la serie. En principio parece que los asesinatos tienen el móvil de la venganza para con antiguos trabajadores de Valhalla, pero comienzan a aparecer extrañas ramificaciones que apuntan bastante alto en el escalafón de la sociedad de Islandia.
Los últimos cuatro episodios abren el abanico de posibilidades de la serie, cuando parece que la investigación se asienta sobre certezas, la historia se hace más sinuosa y más interesante. El espectador difícilmente puede hacer pie porque van apareciendo nuevas incógnitas que obligan a replantear lo ya dado por sentado. De un misterio nacen varios. Como complemento, un simpático policía de Borgarmesi, Hákon (Vikingur Kristjásson), se unirá a Kata y Arnar en la investigación. La segunda parte de la serie es la más interesante y donde encuentra un pulso, que si bien no es particularmente innovador, sí que posee fuerza y entidad.
*Los dos investigadores
La interpretación de Björn Thors como Arnar puede que sea la más característica de la serie. Su personaje es torvo, lacónico, mal encarado. Se vislumbra que hay un trauma detrás de él, que a la larga descubriremos, y que es la causa de su talante asocial. Su glacial sagacidad se verá puesta a prueba por los acontecimientos de la investigación, mostrando una interesante dualidad y una sensible evolución.
Kata, por su parte, es una profesional esforzada, intuitiva e inteligente. No tiene el talante helado de Arnar y las circunstancias del caso, y las suyas propias personales, calarán en ella de una forma más notoria y evidente. Nína Dögg Filippusdóttir sabe captar ese matiz de normalidad que, en circunstancias extraordinarias, se muestra corajudo y perspicaz.
En Los asesinatos del Valhalla, como en casi todos los thrillers nórdicos, el emplazamiento donde se asientan los personajes es importante. Apenas vemos la luz del sol, y la claridad varía entre la noche cerrada y los cielos nublados. Las tinieblas perfectas para un crimen. Sin embargo Islandia aporta algo más específico. La naturaleza es más apabullante, abundan las enormes extensiones heladas y los planos de pintorescas formaciones montañosas. La sensación de aislamiento y soledad es mayor que en los entornos noruegos o daneses, más populosos y con urbes más grandes. Incluso la insularidad islandesa influye en esta sensación. De modo que en ambientación, sin grandes fastos, Los Asesinatos del Valhalla tiene un tanto a favor.
*Conclusión
Esta incursión de Netflix en el nordic noir no va a tener excesiva capacidad de sorpresa para el espectador avezado en el género. Lo que no significa que no esté bien hecha. De forma gradual, según se añaden incógnitas, va enganchando más, hasta convertirse en un razonable entretenimiento. A su favor, el acierto de que las tramas personales de los investigadores tengan la fuerza suficiente como para que no resulten postizas. Los aficionados al thriller nórdico tienen elementos suficientes para darse por satisfechos y disfrutar de una buena intriga.
Escrito por Mariano González
Las cinematografías de los países nórdicos nos han ofrecido en los últimos tiempos notables muestras del género del thriller de carácter criminal, con largometrajes como los de la trilogía sueca Millenium, o las estupendas entregas de la saga danesa Los casos del Departamento Q, y series como la excelente coproducción sueco-danesa El puente (Bron), o Forbrydelsen, producida en Dinamarca.
El caso que nos ocupa, Los asesinatos del Valhalla, proviene de la menos desarrollada industria audiovisual islandesa, la cual, gracias al apoyo de Netflix en la producción, ha creado este tan atractivo como entretenido thriller que va de menos a más, con gran sentido de la tensión -la cual va in crescendo-, con una trama no exenta de lugares comunes del género pero muy bien ideada, y que incluye además buenos giros y destacables soluciones de guion.
Como pega se le puede poner que en el tramo final, aun siendo este argumentalmente muy potente, peca de algunas situaciones un tanto inverosímiles y peliculeras. Pero esto no impide disfrutar de una de las mayores sorpresas de lo que llevamos de año en cuanto a series. Ideal para un maratón seriéfilo en estos días de forzoso arresto domiciliario.
Después de acabar el capitulo 1, con el inicio de una serie de asesinatos enmarcados en paisajes nevados y con referencias a hechos y secretos del pasado, es imposible no acordarse, para bien, de Millenium: los hombres que no amaban a las mujeres (Suecia) y, para mal, de El muñeco de nieve (Noruega). Por desgracia, quien haya visto estas dos películas, como yo, ya tiene bastante sabido como va ir la cosa en esta serie.
A pesar de ser capítulos cortos (aprox. todos 45 minutos) me cuesta terminar alguno y en los últimos (7 y 8) la trama va decayendo cuando debería ser al contrario. Las historias secundarias de los dos protagonistas me sobran totalmente porque creo que no aportan nada (sobre todo la del hombre). Así, la serie puede durar perfectamente 4, 5 o, como mucho, 6 capítulos.
En fin, para pasar el rato se acepta pero en unas semanas ya esta mas que olvidada.
De la mano de ‘Netflix Producciones’ nos llega otro thriller policíaco, en esta ocasión, bajo el prisma Islandés. ‘Brot’ o los Asesinatos del Valhalla (su nombre comercial) no es nada que no hayamos visto antes pero, para los habitantes de la isla más aislada de Europa, supone una sacudida a su impenetrable moral.
Como pasada por el filtro ‘Nórdico’ de Instagram, la serie luce apagada y descolorida, como una fotografía que ha sufrido en la intemperie los efectos de la lluvia y la humedad. Sumergidas en pálidos tonos verdes y azules se muestran, en cada episodio, bellas panorámicas del paisaje islandés con imponentes montañas heladas y carreteras infinitas como cicatrices en el blanco de la nieve.
Un desfile de personajes grises a juego con el paisaje, que parecen estar en continua depresión, arrastrando o lidiando con problemas personales y compitiendo por ser el más triste o atormentado, buscan enriquecer una trama que va perdiendo fuelle. A pesar del galimatías de nombres en islandés, el espectador puede ir atando cabos, sin embargo, tu tiempo y paciencia no serán recompensados hasta el término del episodio cinco, aunque a duras penas logrará mantener tu interés hasta el punto y final de una trama que se resuelve de forma torpe y predecible.
Su mensaje es lúcido, mostrar una Islandia que, con los años, ha visto como inevitablemente la pureza de su blanco se ha ido corrompiendo. A pesar de la correcta y aséptica ejecución no posee nada distintivo ni su argumento aporta nada nuevo al género. Desgraciadamente, no engancha y su huella desaparecerá en la nieve tan pronto como llegue la siguiente nevada.