Lo verde empieza en los Pirineos
Sinopsis de la película
Don Serafín es un anticuario soltero que tiene un grave problema: a todas las mujeres guapas las ve siempre con barba. Para intentar curarlo, sus amigos se lo llevan a Biarritz, aunque, en realidad, su intención es cruzar los Pirineos para zambullirse en la orgía de desnudos y películas verdes tan de moda en Francia.
Detalles de la película
- Titulo Original: Lo verde empieza en los Pirineos
- Año: 1973
- Duración: 82
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Opinión de la crítica
Película
3.7
83 valoraciones en total
Es una obra más entretenida y divertida de lo que me imaginaba, y con ella Vicente Escrivá ensaya algo así como una comedia erótica en la que la represión sexual y el deseo de sexo de los españoles protagonistas (para más inri, provincianos) era en cierto modo una sublimación de los deseos de cambio social y político de la época, así como un planteamiento idóneo para la sempiterna confrontación entre modernidad y tradición presente en el cine español de los últimos años del franquismo. Por supuesto, este film es un valioso testimonio de aquellos años en los que los españoles iban a Francia a ver películas prohibidas en España: de hecho, hay referencias muy directas a títulos emblemáticos (en cuanto a la polémica que generaron) como El último tango en París (Ultimo tango a Parigi, 1972), de Bernardo Bertolucci, La gran comilona (La grande bouffe, 1973), de Marco Ferreri, o La naranja mecánica (A Clockwork Orange, 1971), de Stanley Kubrick.
El problema de la película de Escrivá es que son dos películas. Por un lado, está el viaje de los tres amigos (José Luis López Vázquez, José Sacristán y Rafael Alonso), que quieren ver películas guarras, y correrse una juerga, y acostarse con francesas: ese vodevil erótico-costumbrista acaba con el correspondiente castigo, como en la previa No desearás al vecino del quinto (1970), de Ramón Fernández. Y luego está la historia del personaje de López Vázquez, que alberga en su interior una extraña mezcla de pasión y repulsión hacia las mujeres, y que, encontrando a Nadiuska, y enamorándose de ella, vence todos sus traumas y sus miedos. Parece como si los guionistas -Vicente Escrivá y Vicente Coello- no tuvieran claro el valor cinematográfico de una sola de las tramas, y mezclaron así las dos, por si acaso la taquilla no respondía a una sola. Para unos, esto es oportunismo, para otros, hacer cine comercial con destino a la taquilla…
Típica españolada donde tres machos hispánicos quieren disfrutar de las delicias eróticas de nuestros vecinos de Francia más adelantados, tiene su gracia, su nostalgia de tiempos pasados durante el franquismo y con poco material buena interpretación de sus tres protagonistas, con la característica vis cómica de Jose Luis López Vázquez y Pepe Sacristán. Para pasar un ratito simpático.
Vicente Escrivá se hizo un nombre reconocido en la España de primeros años noventa donde acababan de llegar los canales privados de televisión, sobre todo con series como Lleno por favor , ¿Quién da la vez? etc… Pero anteriormente ya se había prodigado en el cine español sobre todo en los 70. Aprovechando que la dictadura aflojaba su puño, hizo algunas comedietas que se servían del componente erótico tan carente y deseado en esa España para contarnos historias dentro del margen de narración que les brindaba la censura.
Mientras otros cineastas como Berlanga daban giros para rodear la censura de un modo muy inteligente y soltar una crítica afilada de la España de otros años, aquí Escrivá cuenta lo que en aquellos entonces posiblemente se rumoreara en los bares sobre lo adelantados que estaban nuestros vecinos franceses y saca una comedia con todos los tópicos que se pueden presumir de aquellos viajes a Francia para ver el cine erótico que allí si se estrenaba.
La idea es muy válida pero la ejecución falla, ni resulta todo lo divertida que podría haber resultado ni funciona como comedia, pues no pierde en ningún momento el mensaje de que los españolitos allí no hacen más que recibir una lección tras otra. Aun así, es interesante verla como un documento que cuenta con más o menos imaginación algo que perteneció a la España de la época.
No pocos fueron los españoles que en los últimos años de la acusadora censura que no permitía el estreno de películas de arte y ensayo o de alto contenido erótico, cruzaron la frontera con Francia para pasearse en ciudades como Perpignan o Biarritz para asistir a las sesiones contínuas que los cines franceses emitían con películas como El Último Tango en París (The Last Tango in Paris, 1972) de Bernardo Bertolucci o La Gran Comilona (Le Grand Bouffé, 1973) de Marco Ferreri como ejemplos más contrastados de un sinfín de largometrajes de inferior calidad y más entregados al exhibicionismo erótico como atractivo reclamo. Y si le añadimos que ambas ciudades eran costeras y, concretamente Biarritz, didsponían de sus casinos y hoteles, el negocio estaba servido.
Vicente Escrivá, (Aunque la hormona se vista de seda, la Lozana Andaluza) uno de los nombres más destacables de la rebajada comedia española de esos últimos años del franquismo, aprovechó esa boga de evasiones perpetradas por miles de curiosos que viajaban hasta Francia para disfrutar de lo indisfrutable aquí, para centrarse en los tres principales protagonistas, Serafín (José Luis López Vázquez), Manuel (José Sacristán) y Román (Rafael Alonso) en su odisea por las calles de Biarritz donde no todo van a ser juergas y sesiones de cine. Líos de cabaret, en el black jack o en las habitaciones de la pensión dónde se hospedan conforman el enredo de unos personajes enclavados y estereotipados en el idealismo de ciudadano ibérico, hecho, serio y derecho pero dispuesto por orgullo a soltarse una cana al aire. Por lo que se queda en comedia y no se analiza el fenómeno.
Bodrio del valenciano Vicente Escrivá, que refleja desde un punto de vista humorístico (?) los viajes de muchos españoles a Francia para ver películas eróticas, prohibidas por la dictadura de Franco. En este caso, son tres los amigos que (mintiendo a sus esposas Sacristán y Alonso, y a su tía solterona y beata Vázquez) se van a Biarritz a ver las susodichas películas. Aquí se encontrarán a una emigrante española (una Nadiuska como improbable paisana de Turégano, aunque muy recatada -que para eso es española-) y vivirán equívocos y desventuras en torno al tema sexual…
De un machismo escalofriante (Vázquez tiene un trauma infantil y ve a las mujeres con barba, para curarse necesita repetirse a sí mismo las palabras es un ser inferior y filomatic cuando ve a una chica), el film es pura crónica periodística de la represión sexual y el atraso de la España de la época. Especialmente insufrible Sacristán (como graciosillo vendedor de mazapán) y de vergüenza ajena algunas escenas, como la del Cabaret con Vázquez haciendo una coreografía ridícula disfrazado de conejo. Asombrosa la escena del bar, donde los clientes se pasan de mano en mano una postal francesa de una chica desnuda y babean (a la vez que ponen caras de extrañeza) ante tan preciado trofeo…
Como decía en el título, sólo apta para sociólogos. 40 años de dictadura, nacional-catolicismo, represión sexual y subdesarrollo condensados en hora y media de metraje…