Lluvia de albóndigas
Sinopsis de la película
Adaptación del libro homónimo de Judi Barrett, una parodia animada de los films de catástrofes, como Armageddon, Twister o Independence Day. El protagonista es Flint, un joven científico que sueña con inventar algo que le mejore la vida a todos sus vecinos. Tras muchos intentos consigue crear algo que realmente funciona: una máquina que hace caer comida del cielo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Cloudy with a Chance of Meatballs
- Año: 2009
- Duración: 89
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Opinión de la crítica
Película
6.1
64 valoraciones en total
Dentro de una cartelera plagada de títulos de animación, y una inmensa mayoría apoyados en la tecnología 3D, es difícil decantarse entre uno y otro a la hora de pagar una entrada de cine. Entre tanto pixel, si hay algo que diferencia a Lluvia de Albóndigas es su alarde de originalidad (algo que adivinamos con sólo leer el fantasioso título de la cinta) y el espectáculo visual que consigue crear gracias a la fusión en pantalla de cientos de alimentos.
El científico Doc consiguió viajar en el tiempo, el profesor Szalinski agrandó y redujo objetos a su antojo, el millonario John Hammond resucitó a los dinosaurios…. todos ellos atesoraban un invento perfecto, pero que finalmente escapó de su control. Flint, el protagonista de Lluvia de albóndigas , no es más que otro científico incomprendido y de chifladas ideas, cuyo invento pudo ser la panacea hasta que llegó la catástrofe… y es que esto sí que son hamburguesas XXL y no las del Burguer King!!
Así, la cinta adquiere sus escenas más impactantes cuando Flint pone a funcionar su invento
y del cielo descienden toda clase de alimentos de lo más apetecibles (desde luego, no es nada recomendable verla con el estómago vacío), y, especialmente, cuando se convierte en una auténtica peli de catástrofes con cientos de personajes escapando con gran ingenio de comestibles tornados, meteoritos de carne o enormes avalanchas de comida.
El mensaje, para el que quiera leerlo, no es otro que el ascendente, innecesario y desproporcionado consumismo que bien podría acabar devorando el mundo. Apetitosa propuesta que incluso reserva calidad para sus créditos finales.
Lo mejor: logra sorprender.
Lo peor: no llega a ser una película animada de referencia.
Phil Lord y Chris Miller debutan en la dirección cinematográfica con Lluvia de albóndigas, adaptación para el cine de Cloudy With a Chance of Meatballs, un libro infantil creado por el matrimonio Judi y Ron Barret (escritora e ilustrador respectivamente).
Por alguna razón, me había creado ciertas expectativas ante esta película (quizá fue por lo bien que lo pasé en Planet 51). El caso es que Lluvia de albóndigas terminó por aburrirme. En un principio pensé que la culpa la tenían los Estudios Pixar, ya que resulta difícil ver una película de animación hoy en día sin compararla con sus producciones. Pero no, qué va. El gran culpable de que la película tuviera fases que me parecieron extremadamente tediosas fue el guión, mejor dicho, sus guionistas, los propios Lord y Miller.
Las fases a las que me refiero son aquellas que tratan sobre asuntos tan trillados como los siguientes: tipo incomprendido que termina por ser un gran héroe, el mito de Betty la fea, la moralina de turno sobre la perseverancia y el trabajo duro, una historia romántica muy del montón y un excesivo sentimentalismo en diversos momentos. Todo ello hace que Lluvia de albóndigas sea una película de difícil digestión.
La parte buena del film es el colorido. Estoy seguro de que los más peques de la casa disfrutarán con el sinfín de variada comida que cae desde el cielo. Seguramente también lo pasarán en grande con el ritmo frenético impreso a las secuencias de acción. Pero, probablemente, si vuelven a ver esta película cuando alcancen la mayoría de edad, pensarán: hay que ver con qué tonterías me divertía de niño .
Si no, habrían llovido pinchos, lomos, patatas bravas o asadas con alioli, tabernero, paella o migas, por ejemplo.
Pero, ¿merece la pena verla? Sí, sobre todo para los aficionados a la animación, aunque, los efectos en 3D son escasos, lo cual constituye una pequeña decepción, que no justifica el sobreprecio de la entrada. Es bastante menos espectacular en 3D que Los mundos de Coraline Ice Age 3 o Un cuento de Navidad. Recomiendo verla, pero no en 3D.
La película en sí no tiene desperdicio. Lo primero que llama la atención es lo rápida y directa que es: ya el logotipo de la Columbia es barrido por un plátano. Rápidamente, nos presenta a Flint como un pequeño inventor ( Todo el mundo cree que soy rarito), que cuenta con el total apoyo familiar sobre todo por parte de su madre (El mundo necesita tu originalidad). Ya de mayor, tras una elipsis, se obra el milagro y Flint inventa una máquina que hará que Aldaba de Mar se convierta en Tragaldaba. Una explosión de colores y comida invadirá la pantalla.
La película es muy ingeniosa, y bastante entretenida, contando con un guión sencillo, pero atento a los detalles. Así, por ejemplo, aparte de la historia de lluvia, se sustentan en los pilares de la relación padre-hijo, soledad-reconocimiento (la dualidad Flint- Baby Frent), o la más típica chico-chica.
Respecto a los secundarios, sólo echo en falta un mayor protagonismo de la Steve, el mono, al que se le podría haber dado más juego. Por supuesto, el humor baña el film casi de principio a fin con divertidísimas ocurrencias, tanto culinarias como de otro tipo, con tiempo también para la tristeza como la sentida escena de la basura, muy lograda y conmovedora, y acertadamente corta.
A pesar de sus virtudes (humor, colorido, diversión, entusiasmo) hay un pequeño defecto: la lluvia constante de comida y el baño entre quesos, helados, dulces, etc pueden llegar a resultar indigestos, tras más de una hora viendo alimentos desde todos los ángulos posibles. En este sentido, puede resultar excesiva. Por lo demás ideal para pasar una tarde de cine (con o sin niños).
Hoy cenamos spaghettis a la ingeniosa . O si lo prefieren también entra en el menú unos sabrosos espárragos trigueros en salsa de cinéfilo y brocheta sazonada con humor aromático .
El caso es que Cloudy with a Chance of Meatballs tiene un menú rico en ideas y temas sugerentes, con un humor sano y una animación novedosa y cumplidora que contentará incluso a los paladares más exigentes.
Que el chef del plato decida humildemente poner hecha por mucha gente (A film by… a lot of people) al inicio de la película nos prepara para degustar el fresco espíritu y el amor al trabajo que se respira desde la butaca del cine.
Es reconfortante ver como un gran equipo disfruta y hace con mimo y esmero un trabajo y eso se palpa en cada fotograma, en su sabio humor, en sus múltiples temas tratatos con sutileza y en su surrealista propuesta que oculta pequeñas y alocadas genialidades.
Dentro de los inventos fracasados de Flint (el protagonista) está un televisor con pies que se acerca al usuario para que lo pueda encender o cambiar de canal a su gusto, sin falta de mandos a distancia. El invento fracasa cuando éste se escapa por la puerta y se va a ver mundo. Más adelante, cuando una albóndiga u otro alimento rompe una vitrina de un comercio, un avispado ciudadano aprovecha para robar un televisor de la tienda, y seguidamente aparece el televisor con patas y se lleva un cliente de la misma tienda.
En un momento dado, un niño sufre un coma alimenticio después de un empacho de golosinas, y el doctor/piloto/ayudante de cámara/miles de cosas más Manolo lo reanima con apio.
Éste es un ejemplo del tipo de humor que se gastan sus creadores, con el cual he conectado al instante y me ha hecho partícipe en todo momento. Como dato anecdótico, me hubiera gustado verla en V.O.S, con voces tan curiosas como las de Mr. T, Bruce Campbell o Neil Patrick Harris.
Aparte, tan cercana en el estreno al cine apocalíptico y catastrófico del señor Emmerich, Lluvia de Albóndigas hace una gala de una curiosa desvastación más lograda, más veraz (desde lo que se cuenta), más ingeniosa y con mucha más sustancia. Vamos, que le da mil patadas a 2012 sólo fijándonos en su mundo apocalíptico. Ya como película es incomparable…
Los personajes son cercanos y están muy logrados, algunos como el policía, el alcalde o Baby Brent se hacen enseguida con el público y crean grandes momentos.
(Continúa en el spoiler por falta de espacio, no desvelo ningún ingrediente secreto…)
Cuando parecía que casi todo en el cine de animación estaba dicho, y que el pastel estaba repartido entre las grandes obras de la venerada Pixar y los divertidísimos títulos de Dreamworks, aparece Sony Pictures reclamando su sitio.
Y es que Lluvia de albóndigas es una nueva muestra de que el cine de animación está muy en forma. Desde el inicio, queda claro que no han venido a ponerse profundos como en Up, y que esta historia es más sencilla que Wall-E. Pero en entretenimiento y buen humor compite a un altísimo nivel.
La idea es muy sencilla: llueve comida. Pero en la práctica, debe ser muy difícil trasladar ese menú aéreo a la pantalla, y lo resuelven con brillantez, con unos personajes y unos entornos perfectamente recreados. Y un uso de las 3-D como un servidor no ha visto hasta el momento. Si se le puede achacar algo, es que algunas referencias y algunos de los chistes nos suenan de películas muy recientes (el collar traductor de los perros de Up, por ejemplo)
Original, luminosa, divertida y con unas cuantas bromas muy buenas, merece la pena dejarse mojar por esta lluvia (de albóndigas, helados, frutas, tostadas, espaguetis, hamburguesas, gelatina…).