Las aventuras de Simbad
Sinopsis de la película
El-Kerim, el malvado dictador de un lejano país, tiene secuestrada a la princesa Jana. Simbad deberá robar el corazón del caudillo, escondido en una torre de marfil, para derrocar a El-Kerim y devolver el país a la normalidad.
Detalles de la película
- Titulo Original: Captain Sindbad (Kapitän Sindbad)
- Año: 1963
- Duración: 85
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Opinión de la crítica
Película
5.4
57 valoraciones en total
Byron Haskin nunca fue una cineasta demasiado reconocido, pero sabía lo que hacía como demostró, por ejemplo, con su versión de La guerra de los mundos. Un protagonista prácticamente desconocido acompañado por una partenaire alemana encarnando a su amada podían hacer pensar a priori que Capitán Simbad – aquí titulada Las aventuras de Simbad – estaba directamente abocada al fracaso.
Sin embargo, sorprende que a Guy Williams le quede tan bien este papel con sólo una serie televisiva de El Zorro a sus espaldas. Por su parte la bellísima Heidi Brühl desprende una sensualidad propia de las princesas exóticas, pese a sus facciones tan germanas. Y si esta apuesta le salió bien a Haskin, los secundarios tampoco están mal: Abraham Sofaer como mago y, sobre todo, la rareza de ver al actor mexicano Pedro Armendáriz dando vida a un villano como El-Kerim.
Ciertamente Capitán Simbad contiene alguna licencia muy libre (ver spoiler), así como una historia que, aunque bien desarrollada y resuelta, no se centra en los legendarios viajes del marino. En otra película diría que son fallos gordísimos. Sin embargo, no sé si por el grato recuerdo que me dejó esta cinta en mi niñez o por sus muchas virtudes, quizá me cuesta criticarla con objetividad. Porque no es perfecta, pero cuenta con una duración acorde al entretenimiento, unos efectos especiales muy buenos para el año en que está rodada (y esta vez con más mérito, pues no son de Harryhausen), unos números artísticos impresionantes y una cuidada banda sonora inspirada por momentos, cómo no, en Scheherezade de Rimsky-Korsakov.
Mi nota: 8,6
Voy a hacer una crítica acorde con esta película, o sea, lo más sensata posible. Teniendo en cuenta además la gran aceptación con la que cuenta.
Simbad fue un tío que de la ficción pasó a ser historia gracias a Guy Williams (no confundir Simbad el marino con Popeye el marino).
La actuación de Guy Williams (Williams Sport) realmente es aceptable. Dota a su personaje de un espíritu aventurero de gran corazón, un empresario de bonita sonrisa y espíritu optimista. Es evidente que con sus dotes de mando reúne una serie de colegas de lo más dispuestos, incluyendo a un mudo por el tema de la desgravación fiscal en contratos a personas disminuidas. Todos le seguirán hasta el fin del mundo. Y allí que van.
Los parajes son, de verdad, los del fin del mundo. Volcanes, lava, aire irrespirable, ni un bar, etc. Van al rescate de la princesa que está atrapada en el Pirulí de la M30.
Todo esto está bien. La idea argumental en sí, por tradicional, no está mal. Los decorados de interiores son muy bonitos y el vestuario de mucha categoría. Es lógico además que el alfanje de Simbad no sea de fiel acero toledano y sea de plástico, todo queda solventado al poner un chirrido metálico cada vez que lo usa y arreglado.
Los cocodrilos son de verdad, de goma de verdad, y andan sin mover las patas. El efecto que dan puede aceptarse, aunque siempre digo que las cosas se pueden mejorar y en este caso podrían haberse disimulado un poco para que no se viera mucho que eran muñecos, pero bueno, no es cuestión de criticar por criticar. La sangre de la víctima que se han comido es cual gota de agua que cae en una balsa de aceite.
El director se regodea con esta secuencia porque se nota claramente, le ha parecido de un efecto terrorífico sumo y ordena a Simbad que se pare ante la charca y cambie su sonrisa por un gesto de asustado a tope.
El deslumbrante monstruo hydra que viene a continuación, (de la empresa japonesa que hace los godzillas), montado sobre un remolque, también se puede tolerar. Aunque aquí ya tenemos que denunciar la actuación penosa de los actores al hacer frente al monstruo. Pero digamos que la culpa no es suya, la culpa es de la dirección.
El tema está en que no se trata de los efectos especiales, que no es que sean rudimentarios, es que ni siquiera existen, se trata de que la dirección en sí no se preocupa en cumplir la necesaria motivación que requiere un avance como el de Simbad y su gente, dentro del género de la aventura. No obstante, esta película se puede votar con buena nota porque tiene sus formas de interpretar.