La última playa
Sinopsis de la película
En Trieste hay una playa muy querida por sus ciudadanos, Pedocino, nacida entre finales del siglo XIX y principios del XX, a lo largo del muelle de Santa Teresa. Durante la construcción se dividió en dos con una empalizada central de hormigón, de tres metros de altura, para separar hombres y mujeres y así evitar actos contrarios a la decencia. Una reflexión sobre las fronteras, las identidades y las generaciones.
Detalles de la película
- Titulo Original: Lultima spiaggia aka
- Año: 2016
- Duración: 119
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Me la vi por el simple hecho de haber estado el verano pasado en Trieste y tener un gran recuerdo y cariño a mi familia de esa zona, la gente que conocí y las cosas que vi, porque a priori, admitámoslo, no era de las atractivas del Atlántida Film Fest. El dato curioso de que siga siendo la única playa que separa hombres y mujeres (más por una construcción física de antigua construcción que por actos fragrantes y denunciables) da para no más de 5 minutos en un programa tipo Callejeros viajeros . Todo el mix cultural, los conflictos que hubieron en la zona y el encuentro de fronteras, da para mucho más, pero el film pasa de puntillas por ello y se centra más en charlas intrascendentes y aleatorias de los que acuden a la playa. Una pandilla de jubilados que juegan a las cartas, unas señoras que cantan y beben vino y cosas similares. Nada que sea realmente reseñable, nada que despierte interés y nada que no haga que evites el desear que acabe pronto. Algún intento muy tenue que le evita una nota o valoración más dura, pero poco más.
Por increíble que parezca, hoy en día, en el siglo XXI, existe una playa en la cual hay segregación sexual, con un muro de hormigón levantado en medio de la arena que separa a los bañistas en zona de hombres y zona de mujeres. Y no, no está en el mundo árabe, como podría pensarse al saber de algo tan absurdamente obsoleto y retrógrado, sino en plena Europa, en Trieste, en el norte de Italia. La cosa es que esta playa data de finales del siglo XIX, y las autoridades locales y los vecinos, por una mezcla quizá de tradición, conformismo y el hecho de que este detalle anacrónico le da una gran peculiaridad a la misma, han decidido que siga siendo una playa… no mixta.
Y una cosa tan peculiar e insólita en el mundo -civilizado- de hoy, tiene evidentemente una película dentro, de manera que los documentalistas Davide del Degan y Thanos Anastopoulos la vieron y se lanzaron a filmar a la entrañable fauna humana que se da cita habitualmente en esta playa, Il pedocino , como es conocida entre los vecinos y bañistas. Y el documento que han creado es tan observador como simpático, con el reflejo de las conversaciones, juegos, discusiones y cotidianidad de las gentes que allí se reúnen.
Una de las propuestas más refrescantes, nunca mejor dicho, del Atlántida Film Fest de este verano.